2020-pandemia

Foto: Colaje Imágenes Google

Vivimos en una economía de libre mercado que desea sepultar las barreras arancelarias y fronterizas con vistas a una libre circulación de personas y mercancías. Sin embargo,  se nos olvida que hablamos de enfermedades infecciosas, en buena parte ocultas en el interior de nuestros cuerpos. Sin fronteras ni prudencia, sin disciplina social y medios adecuados, era cuestión de tiempo que acaeciera una pandemia así. Y si no cambiamos……..

No, las predicciones económicas al uso siguen empeñadas en usar modelos basados en los sistemas lineales que son predictivos matemáticamente. Empero en realidad, vivimos en complejos sistemas no lineales que no permiten tales lisonjas.  Y así, por ejemplo, un nuevo virus surge, por un pequeño descuido/error/evento individual, y todo lo previsto por los sabios de la economía neoliberal se desmorona incluso a nivel mundial. No hay posibilidad de predecir con exactitud nada más que nuestra estupidez e ignorancia.  

Durante el 2 de febrero de 2020(antes de que nos azotara la pandemia, que tan solo mostraba sus garras), vaticine durante una conferencia en el Ateneo de Madrid, la insostenibilidad del modelo económico que nos aprisiona acarrearía graves consecuencias. Y allí comenté que, a lo largo de la historia, tan solo guerras y especialmente epidemias, corregían inmisericordemente tales desequilibrios. Seguramente alguno de los asistentes aun se acuerde de mi y no para bien.

Quien siga esta bitácora, constatará que por primera vez en dieciséis años, no habíamos dejado de felicitaros de algún modo durante el periodo navideño. Sin embargo, como decimos en España a los infantes que se han portado mal: Este año Los Reyes Magos (léase Papa Noel, Santa Claus, etc.,) tan solo os traerán carbón. Y ya chocamos con el calentamiento climático. Empero hoy voy a ser política y socialmente incorrecto,  dado que espetar lo que desagrada a la inmensa mayoría, no le gustaría a casi nadie, ni ser considerado de rigor y políticamente correcto…

Reitero que supongo que esta entrega no será del agrado de muchos. Empero la franqueza por delante, al menos en mi caso. En términos colectivos nadie: ni políticos, ni las industrias, ni ciudadanía, etc. ha cumplido sus obligaciones para impedir la fulgurante expansión de la pandemia causada por el Covid-19. Tan solo podemos salvar a los sanitarios que han cumplido con creces y a costa de sus propias vidas. Los estragos aún están por ver. Se me cae la cara de vergüenza leer tropecientos discursos y reseñas de prensa que hablan de cómo será futuro de la sociedad de la era post-covid, “la nueva normalidad”. No tenemos ni idea, por lo que es “hablar por hablar”,  sin conocimiento de causa. Estos listos son en realidad muy tontos. Todo dependerá de que por fin atajemos esta pesadilla y cuanto tardemos. También de si las fuerzas sociales y económicas consiguen enmendar sus descarriados cerebros. Y barrunto que como no será él caso, al menos a corto plazo. Cada uno de vosotros se encuentra viviendo esta pesadilla de una forma concreta, dependiendo del país, clase social, lugar de residencia (pueblos o ciudades, edad, etc.). Ahora bien, ni los Estados de mayor bienestar han sabido tomar las medidas oportunas y que, por pura necesidad, debían ser draconianas.

Yo vivo en el centro de una gran ciudad rodeado de comercios, restaurantes, bares, discotecas y tres afterhours al lado del portal del edificio en el que resido, etc. Os puedo asegurar que he visto actitudes ciudadanas inconcebibles, empezando por bastantes colectivos de jóvenes a los que no parece importarles para nada la vida de los demás incluidos sus propios familiares y amigos. Me han inalado su aliento en mi cara cuando aún no llegaban las mascarillas (no es una metáfora y se hizo intencionalmente). ¿Guardar la distancia de seguridad?. Para gran parte de nuestros conciudadanos, acostumbrados a vivir apretujados, tal delicatesen les parece inconcebible. Y podría continuar y no parar de redactar durante horas las malas conductas que percibo “diariamente”.  He visionado enfrente de mi casa gente que aplaudía a la labor de los sanitarios a las 20.00 horas, para hacerlo poco después en contra del confinamiento. ¡Bravo por los sanitarios!, pero nosotros queremos juergas, con o sin coronavirus.

España gozaba de uno de los sistemas de salud pública más completos y ejemplares del mundo. Empero con la crisis económica de 2008, vinieron las restricciones económicas, degradándose silenciosamente durante años en pro de la competitividad empresarial, lucha contra el paro etc. Hoy pagamos las consecuencias, como ha ocurrido con el drama de las residencias de ancianos, en donde nuestros entrañables mayores han caído como mocas, en una tragedia sin precedentes en los tiempos modernos.

Los empresarios bramaban contra las medidas de mayor o menor confinamiento, a la clase política por la ruina que les supondría, sin darse cuenta que un confinamiento muy estricto de menor duración que el actual, podría haber atajado tal crecimiento exponencial del COVID-19. Sin embargo, tampoco habría servido de mucho sin confinar fronteras. Cuando no se debe viajar, no se puede viajar y punto. Son ya tras amigos los que han caído (aunque afortunadamente no fallecido) presa del covid cuando sus hijos les dejaron a los nietos a su cargo. Mi antiguo director de tesis doctoral falleció en una de esas residencias, carentes de medios y con “parte” del personal poco cualificado, y lo que es aún peor, sin medios para solventar la situación. Pero en el norte de Europa, más de lo mismo, ya hablemos de Francia, UK; Alemania y Suecia.

¿Qué está sucediendo?. Simplemente nuestro modelo económico y los hábitos costumbres que conllevan: “consume o perece” no funciona, es totalmente insostenible. Hemos dado debida cuenta de tal hecho en innumerables post y desde los más disparatados puntos de vista.

Por su parte, el pueblo, convertido en populacho, exige culpables, lapidaciones, por lo acaecido cuando ellos también lo son una parte muy importante del problema.

Y aquí se produce una falsa dicotomía: ¿economía o salud pública. Tal cómo se entiende actualmente, bajo la  dictadura financiera, primero la economía para beneplácito de los ricos inversores, siendo el precio a pagar el que todos tenéis en mente. Y nosotros que somos tontos, a comprar “en manada” si hay rebajas. Si entendemos como sociópatas a todos aquellos a los que no les importa en absoluto el bien ajeno, lamentablemente debo pensar que vivimos en un mundo repleto de sociópatas.

Vivimos en una economía de libre mercado que desea sepultar las barreras arancelarias y fronterizas con vistas  a la libre circulación de personas y mercancías. Sin embargo, se nos olvida que hablamos de enfermedades infecciosas, en buena parte ocultas en el interior de nuestros cuerpos. Sin fronteras ni prudencia, sin disciplina social y medios adecuados, era cuestión de tiempo que acaeciera una pandemia así. A día de hoy aún podemos dar gracias de que no fuera peor (y esperemos que no se agrave), empero los virus mutan, emergen oros nuevos, etc. Las vacunas puedan fallar para ciertas mutaciones o simplemente surgir otra clase de organismo patógeno.

Como ha ocurrido con el cambio climático y la degradación ambiental, sabíamos y sabemos cómo atajarlo, empero aquí nadie pone de su parte, sino que echa más leña al fuego.  Eso sí, como podéis leer abajo, la esperanza de vida de los ciudadanos ha descendido considerablemente, en Madrid y en parte gracias al martirio de los ancianitos, sí, a esos que decimos querer tanto pero que….. obras son amores y no buenas razones.  Seguramente muchos economistas se froten las manos, por cuanto significa que el gobierno “dispendie menos esfuerzos económicos” en esos individuos escasamente productivos. ¡Sin comentarios!.

Juan José Ibáñez y muy encendido

Continúa………..

Esperanza de vida y COVID-19. Fuente El Diario.es.

En España la pandemia del coronavirus está teniendo un impacto en la mortalidad que no se observaba desde 1937, suponiendo un retroceso en la esperanza de vida superior a un año en la mayoría de las regiones….

la primera ola del COVID-19 tuvo un enorme impacto en España. Las estimaciones de pérdidas de esperanza de vida entre 2019 y el período anual desde julio de 2019 a julio 2020 sugieren para España una reducción de 1,5 años (Trias-Llimós et al. 2020). Los resultados a nivel nacional enmascaran importantes diferencias entre las Comunidades Autónomas. Madrid, la más afectada en la primera ola, pierde 2,8 años de vida en hombres y 2,1 en mujeres, mientras que Castilla y la Mancha, Castilla y León, Cataluña y Navarra pierden también más de 1 año de esperanza de vida tanto en hombres como en mujeres….

¿Feliz navidad? ¿Próspero año nuevo?. Quizás para algunos sí, pero en el mejor de los casos a costa de la salud o la vida de otros, ya que todo se encuentra casi completamente interconectado desde que aterrizaron economistas extraterrestres con aquello de la globalización y el libre comercio.

No este año no puede haber felicitaciones. Tan solo el deseo de que cambiemos de chip, incluidos los ciudadanos. Y mientras tanto sálvese al que pueda.

Juan José Ibáñez Martí.

Compartir:

Un comentario

  1. Es cierto que han sido unas navidades distintas y extrañas ya que tal vez se hayan tomado medidas tarde que hubieran supuesto una mejor respuesta al virus. Si analizas fríamente tal vez los estados y las democracias del primer mundo donde las ventajas son interminables no han sabido gestionar con eficacia debido a los diferentes tiempos necesarios para aplicar determinadas normas.

Deja un comentario