La noticia que os mostramos hoy no necesita muchas explicaciones, aunque debo de reconocer que desconocía tanto la metodología como el proceso. Ahora resulta que los árboles laten diariamente al vaivén del agua que absorben de los suelos. Más concretamente lo hacen sus troncos. La metáfora es hermosa, y además no resulta confundente. Y este ritmo ¿circadiano?, se asemeja al nuestro. Empero, como todo, se encuentran sometido a las veleidades del entorno. En este caso, los investigadores han estudiado los bosques de climas templados y mediterráneos sometidos al estrés de la sequía. Posiblemente en climas ecuatoriales húmedos, con abundantes lluvias convectivas, por ejemplo, no sufran tales limitaciones, ya que estas dependen del déficit hídrico al que se ve sometido el habitual almacenamiento del agua en el suelo, a causa del calor y falta de agua. En cualquier caso, se trata de seguir profundizando, lo cual no resulta ser el objetivo de este post. Personalmente jamás había escuchado estimar los “electrocardiogramas arbóreos mediantedendrómetros”. Obviamente, la noticia nos habla del cambio climático y del presumido incremento de la duración y frecuencia de las sequías, que presuntamente agravarán este serio problema para el desarrollo de los bosques. Como resultado el sistema ¿cardiovascular? sufrirá, como resultados de nuestros dispendios humanos, como también lo hace GAIA en su conjunto. Reitero que la noticia es de por si muy ilustrativa y bien explicada. Eso sí, he obtenido dos versiones en Internet. La primera del Blog del Propio Creaf, que ha participado en el estudio, y otra del sistema MI+D extraída de la Agencia EFE, aunque en cualquier caso se encuentra basada en la primera. Agradezcamos pues a Rafael Poyatos (investigador) y a Anna Ramon, por el estudio y la redacción de esta hermosa noticia que nos habla de un tema tan apasionante, como hermoso y práctico.

Tan solo reiterar la ventaja de repoblar con especies arbóreas planifolias que, a pesar de su crecimiento lento, son más resilientes a las sequías que las coníferas, que además resultan ser pirolíticas, es decir amantes del fuego. Las coníferas siguen empleándose en reforestáción, aunque no será por sus beneficios ecológicos, sino madereros ¿verdad?. Las notas de prensa lo explican bastante bien.

Juan José Ibáñez

Continúa……….

Las olas de calor apagan el latido de los árboles centroeuropeos

Fuente: CREAF: marzo 21, 2022

Arnaud Mesureur en Unsplash.

Cierra los ojos y piensa en el ser vivo más sólido que conoces. ¿Has pensado en un árbol? Sólido, inmóvil e impasible al paso del tiempo. Nada más lejos de la realidad y es que los troncos de los árboles laten, se contraen de día cuando se vacían de agua y se dilatan de noche al llenarse por las raíces. Ahora, un estudio recientemente publicado en Nature Communications ha comprobado que el latido de los bosques se desequilibra durante las olas de calor. En concreto, el estudio ha comprobado que durante el verano de 2018 los árboles centroeuropeos se contrajeron el doble que en condiciones normales porque perdían demasiada agua durante el día por la ola de calor que sufrió el continente y no eran capaces de rellenarse de nuevo durante la noche. 

 ste adelgazamiento refleja la deshidratación del árbol, que queda tocado durante años porque será menos resiliente y más vulnerable a los cambios ambientales que se puedan dar por la crisis climática, como las plagas o episodios de sequía”.

Rafael Poyatos, investigador del CREAF y autor del estudio

 Por otra parte, la investigación liderada por Roberto Salomón, de la Universidad de Ghent, Bélgica, y Richard Peters, también de la Universidad de Ghent y del Instituto Federal Suizo, Suiza, no ha visto diferencias en el crecimiento de los árboles durante la ola de calor y la sequía acaecidas entre mediados y finales de verano. ¿El motivo? Durante este período los árboles ya han completado gran parte del crecimiento y por eso la falta de agua en este período no ha sido crítica. “Sería mucho más difícil si esta situación se diera en primavera o principios de verano, que sí es el momento clave de crecimiento del diámetro del tronco”, comenta Poyatos .

Para llevar a cabo el estudio, un equipo de 59 instituciones, de 17 países diferentes, han recogido cómo variaba el diámetro del árbol cada media hora en 50 lugares distintos de toda Europa, aglutinando datos de más de 400 árboles distintos de 21 especies.

El latido del tronco al ritmo del agua  

El árbol bombea agua de las raíces hasta la atmósfera para reemplazar el agua que pierde por transpiración en las hojas.

El latido de los bosques va al ritmo del agua que tiene el tronco en su interior. Al igual que el corazón con la sangre, el árbol bombea agua de las raíces hasta la atmósfera para reemplazar el agua que pierde por transpiración en las hojas, cruzando el tronco de abajo hacia arriba. Al amanecer, el tronco está hinchado a su máximo y el agua comienza a moverse por dentro del árbol hacia arriba, hasta escapar por las hojas, evaporada por el calor y la fotosíntesis. Al mediodía, el tronco ha perdido mucha agua y se ha contraído, en ese momento tiene el mínimo diámetro del día. Durante la tarde y, sobre todo, cuando el sol se esconde y llega la noche, el árbol se llena absorbiendo agua a través de las raíces y el ciclo vuelve a empezar. Como un latido, expansión y contracción constantes. 

Los resultados del artículo demuestran que los árboles del centro de Europa, bajo condiciones de calor extremo, evaporan mucha más agua por las hojas durante el día que la que después son capaces de llenar por las raíces durante la noche. Así, durante el día se vacían mucho más de lo que se rellenan durante la noche y sufren esta deshidratación que se agrava si la sequía perdura.

La investigación ha comprobado que según las especies este efecto varía substancialmente. Por ejemplo, los robles son más capaces de llenar sus troncos durante la noche, sus raíces están más adaptadas a encontrar agua más adentro de la tierra. Por el contrario, las píceas (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris) no son tan eficientes, sobre todo las píceas, y sufren mucho más las olas de calor. Este estudio carece de datos de la península ibérica y explica una amenaza que afecta sobre todo a especies poco habituadas a la falta de agua. Debemos agradecer a uno de los autores

Electrocardiograma forestal

Para llevar a cabo esta investigación el equipo investigador ha utilizado una enorme base de datos que recoge el latir de más de 400 árboles de toda Europa cada media hora. Esto es posible gracias a una red europea de dendrómetros automáticos (unas pulseras metálicas que abarcan los troncos de los árboles) capaces de medir estos cambios invisibles a nuestros ojos. Cualquier cambio en el diámetro del tronco queda registrado cada media hora en un receptor de datos y el resultado muestra los latidos del tronco como un electrocardiograma forestal. Evidentemente, además del latido diario, los dendrómetros también registran cuándo y cuánto crecen los árboles.

Cualquier cambio en el diámetro del tronco queda registrado cada media hora y el resultado muestra los latidos del tronco.

 

Estudiar cómo cambia el grosor de los árboles es muy importante para conocer el funcionamiento de nuestros bosques y sus respuestas al cambio climático, por este motivo, muchos países de todo el mundo utilizan estos dendrómetros y siguen árboles de diferentes especies y en diferentes hábitats. Este trabajo es un primer paso de la red mundial DendroGlobal que quiere salir adelante para unir en una sola base de datos la información que recogen los centros de investigación de todo el mundo.

«Para hacerlo posible es necesario coordinar, ordenar y encontrar la manera de unificar los datos para que sean útiles y reutilizables por el máximo de gente posible, con este estudio hemos dado un primer paso en este proyecto más ambicioso» concluye Poyatos.

Artículo: Salomón, R. L., Peters, R. L., Zweifel, R., Sass-Klaassen, U. G., Stegehuis, A. I., Smiljanic, M., Poyatos, R…. & Steppe, K. (2022). The 2018 European heatwave led to stem dehydration but not to consistent growth reductions in forests. Nature communications13(1), 1-11.

Anna Ramon

Las olas de calor están apagando el latido de los árboles centroeuropeos

Bajo condiciones de calor extremo, los árboles evaporan mucha más agua por las hojas durante el día de la que después son capaces de llenar por las raíces durante la noche

Las olas de calor, cada vez más frecuentes y pronunciadas, están apagando el latido de los árboles centroeuropeos, según un estudio que ha medido este latido de los troncos en 400 árboles de 21 especies de toda Europa durante la gran sequía del centro de Europa de 2018.

El estudio, con participación del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) y que publica la revista ‘Nature Communications’, ha comprobado que durante el verano de 2018 los árboles centroeuropeos se contrajeron el doble que en condiciones normales porque perdían demasiada agua durante el día por la ola de calor que sufrió el continente y no eran capaces de rellenarse de nuevo durante la noche.

El latido de los troncos 

Aunque muchas personas lo desconocen, los troncos de los árboles laten: se contraen de día porque se vacían cuando el agua se evapora por las hojas y se expanden de noche cuando se llenan de agua a través de las raíces.

Según el estudio, publicado coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Bosques, esta deshidratación deja a los árboles en situación de vulnerabilidad a plagas o sequías continuadas.

El investigador del CREAF Rafael Poyatos ha explicado que «este adelgazamiento refleja la deshidratación del árbol, que queda tocado durante años porque será menos resiliente y más vulnerable a cambios ambientales por la crisis climática, como plagas o episodios de sequía».

La investigación ha sido liderada por la Universidad de Ghent (Bélgica) y el Instituto Federal Suizo (Suiza).

Para llevar a cabo el estudio, investigadores de 59 instituciones de 17 países recogieron cómo variaba el diámetro del árbol cada media hora en 50 lugares de toda Europa, aglutinando datos de más de 400 árboles de 21 especies.

Según los investigadores, el latido de los bosques va al ritmo del agua que tienen los troncos de los árboles en su interior.

Igual que el corazón con la sangre, el árbol bombea agua de las raíces hasta la atmósfera para reemplazar el agua que pierde por transpiración en las hojas, cruzando el tronco de abajo hacia arriba.

Al amanecer, el tronco está hinchado al máximo y el agua comienza a moverse por dentro del árbol hacia arriba, hasta escapar por las hojas, evaporada por el calor y la fotosíntesis.

Al mediodía, el tronco ha perdido mucha agua y se ha contraído, y en ese momento tiene el mínimo diámetro del día.

Durante la tarde y cuando el sol se esconde y llega la noche, el árbol se llena absorbiendo agua a través de las raíces, y el ciclo vuelve a empezar.

Olas de calor

El estudio ha demostrado que los árboles del centro de Europa, bajo condiciones de calor extremo, evaporan mucha más agua por las hojas durante el día de la que después son capaces de llenar por las raíces durante la noche y así sufren deshidratación, que se agrava si la sequía perdura.

La investigación también ha comprobado que el efecto varía según las especies.

Por ejemplo, los robles son más capaces de llenar sus troncos durante la noche, sus raíces están más adaptadas a encontrar agua más adentro de la tierra, mientras que las píceas (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris) no son tan eficientes y sufren mucho más las olas de calor.

Para recoger los datos, los investigadores han usado una red europea de dendrómetros automáticos (unas pulseras metálicas que abarcan los troncos de los árboles) capaces de medir estos cambios invisibles a los ojos.

Cualquier cambio en el diámetro del tronco queda registrado cada media hora en un receptor de datos y el resultado muestra los latidos del tronco como un electrocardiograma forestal

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