Ya os hemos ido relatando en nuestra Categoría “Etnoedafología y Conocimiento Campesino” numerosos post, con vistas a entender la utilización de los recursos naturales de nuestros antepasados. La mayor parte de ellos versan sobre clasificaciones y usos del suelo, vegetación, etc. Sin embargo, poco o nada hemos aportado acerca de sus modos de representación espacial. La razón es obvia. No habíamos encontrado material. Se trataba de un hecho que me intrigaba, por cuanto las representaciones simbólicas del mundo natural (animales, plantas, etc.) son una constante que reaparece por doquier en las culturas neolíticas dispersas por casi todo el planeta. Debía ser lógico que los pueblos trashumantes y/o cazadores-recolectores, realizaran algún tipo de cartografía que les ayudara a inventariar sus nuevos emplazamientos, o recordar los entornos cuando regresaran. Por fin hemos encontrado una noticia en España que da cuanta de ello, y que menciona de paso otra de Moravia. Veamos pues las noticias, así como algunas reflexiones al respecto.  

 

 

 

Foto del Mapa encontrado. Fuente: Térrea Antiqvae

 

Y ahora la lamentable, una vez más, la fastidiosa “coletilla final”. Ya sabéis que últimamente a este sistema de bitácoras, por aquello de los calores, parece ser que se niega a enlazar los post que escribimos, pero no ocurre lo mismo con cualquier otro material que circule por el ciberespacio. Si cuando lee este estamos en tal trance, debe copiar el título de nuestros post previos y añadirlo a su buscador favorito. Rápidamente encontrará el post, al teclear también “Universo Invisible”. Este tema ya comienza a parecer de ciencia ficción, por pensar bien.

 

Ya os narramos en 2006, que en una contribución al Congreso Mundial de la Ciencia del Suelo en Filadelfia, investigadores Nigerianos y de la FAO mostraron que no solo las clasificaciones de los recursos edáficos creadas por los aborígenes atesoraban casi tanta calidad como las actuales, sino que al hacer uso del suelo ambas con vistas a elaborar mapas de suelos, estos  demostraron ser tan semejantes que prácticamente era imposible distinguirlos. Fueron los propios aborígenes los que indicaron a los expertos la delineación de cada unidad en el campo. Estos últimos trasladaron posteriormente sus impresiones a formato papel.  Más concretamente hablamos de la contribución denominada: ”Integrating Indegenous Knowledge and Conventional Soil Science Approaches to Detailed Soil Survey in Kaduna State, Nigeria”. Ya en aquél momento, me sorprendió que nadie hablara de representaciones espaciales, es decir de algún tipo rudimentario de mapa. Posteriormente, inferí que por tratarse de culturas agrarias y sedentarias, posiblemente tal tipo de conocimiento les resultara espurio. Obviamente, no estoy nada convencido de tal conjetura. Sin embargo, la nota de prensa que os ofrecemos hoy, constata nuestras intuiciones. No hablamos ya de las culturas Neolíticas que domesticaron el ganado y cultivaron plantas, sino de sus antepasados cazadores recolectores. Lógicamente, esculpieron esas representaciones en piedra y hueso, siendo muy simbólicas (ver imágenes), pero en cualquier caso son, más o menos precisas, de acuerdo a las conclusiones de sus descubridores.

 

 

 

Mapa del Paleolítico descubierto por los

investigadores aragoneses. Fuente: ABC

 

Estoy convencido de que, al menos los pueblos trashumantes, y posiblemente muchos de los sedentarios (que en líneas generales) les sucedieron, debían disponer de este tipo de información espacial. Posiblemente, al el ser plasmados sobre materiales perecederos la mayor parte desaparecieran. Ahora bien, si se sabe buscar, seguro que se descubriran muchos más, pudiéndonos proporcionar un archivo histórico sobre la evolución y tipología de estos inventarios espaciales de los recursos naturales. Más aun, no me cabe duda de que, conforme se progrese en este campo, y vayamos mejorando en la comprensión de sus simbolismos, aportarán información, tanto sobre le evolución cultural de sus pintores-cinceladores, como de los paleopaisajes que les rodeaban. Es cuestión de tiempo. ¡Eso seguro! Y si antes lo digo antes ocurre. El borrador de este post fue escrito (como la mayoría) hace unas semanas. Pues bien, o ruego que leáis esta nota de prensa más reciente que, aunque no da cuenta de lo mismo, si informa de su “sapiencia” de las culturas ancestrales a la hora de llevar a cabo el trabajo aquí mentado: “Un mapa clarifica la historia de los pueblos mesoamericanos”.  

 


 

Mapa del Paleolítico descubierto por los

investigadores aragoneses. Fuente: Zaragoza Hoy

 

Juan José Ibáñez

 

Descubren el mapa más antiguo de Europa occidental

 

Investigadores aragoneses han descubierto grabado en una piedra un mapa de 13.660 años de antigüedad, el más antiguo que se conoce en Europa occidental, un croquis que representa el paisaje circundante, con ríos, montañas y charcas, de la cueva navarra de Abauntz.

FUENTE | Agencia EFE; 05/08/2009

 

Así lo ha señalado la catedrática de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, Pilar Utrilla, del Departamento de Ciencias de la Antigüedad, quien ha explicado que la piedra fue encontrada junto a otras en la cueva de Abauntz y que, tras quince años de investigaciones, han logrado descifrar que sus grabaciones corresponden a un mapa de la zona.


El hallazgo de este mapa paleolítico ha sido publicado, el pasado día 21 de julio, por la revista «Journal of Human Evolution«. Según ha relatado Utrillas, en 1993, encontraron en la cueva dos bloques de piedra, de entre kilo y kilo y medio de peso y veinte centímetros de largo, de material calizo, blando por fuera, lo que habría facilitado su grabación.


Posteriormente, en 1994, descubrieron otro bloque de similares dimensiones en el mismo nivel arqueológico, remontándose todos ellos, una vez calibrada la fecha y datada con la técnica del carbono catorce, a 13.660 años de antigüedad, ha precisado. Una de las piedras, que tiene grabada una cabeza de caballo, se exhibe en el Museo de Navarra, que ha cedido las otras dos de manera eventual al Departamento de Antigüedad de la Universidad de Zaragoza para su investigación.


De estos dos bloques, uno es una lámpara de iluminación con ríos y animales dibujados en su lateral y el otro es el que, según acaban de publicar los investigadores, representa con mucha fidelidad el paisaje circundante de la cueva de Abauntz, en la que Utrilla comenzó a excavar en 1976, animada por el fallecido antropólogo vasco José Miguel de Barandiarán, ha relatado. En la piedra, probablemente tallada con un buril, aparece grabada la montaña situada enfrente de la cueva, la de San Gregorio, así como el río, sus afluentes y el llano, en el que diversos círculos quizás representaban zonas con agua encharcada en invierno, además de los animales que vivían en ese lugar.


Según Utrilla, probablemente los habitantes de esa zona en la antigüedad dejaban los bloques grabados en cueva para acordarse de donde estaban situados los sitios, sería para ellos «como un plano del tesoro«, ha dicho. Para llegar a estas averiguaciones han utilizado medios audiovisuales, microscopios y escáner en tres dimensiones, entre otras técnicas, siempre sin entrar en contacto directo con las piedras para no dañarlas. Según la catedrática de Prehistoria, tan solo en Europa Central, en la antigua Checoslovaquia, en Moravia, se han encontrado dos grabados en hueso similares a los de la cueva navarra, pero más antiguos.


El artículo publicado en el «Journal of Human Evolution» está firmado, además de por Utrilla, por Carlos Mazo, Mari Cruz Sopena, Manuel Martínez-Bea y Rafael Domingo, del Grupo de Pobladores del Valle del Ebro, del Departamento de Ciencias de la Antigüedad. Ahora, ha explicado, su objetivo es publicar un libro sobre la cueva de Abauntz con los descubrimientos en estos tres bloques y los de otros dos con pinturas.

 

 

Ver también el texto escrito sobre el tema en: Foto Térrea Antiqvae.

Compartir:

Un comentario

Deja un comentario