Ética y Bioética: Los Riesgos de la Actividad Científica (“Allegro Ma Non troppo”)

Stephen Hauser ha sido propuesto por Obama para presidir el Comité de Bioética, que asesorará a su administración de aquí en adelante. La entrevista resulta de lo más interesante, desde muchos puntos de vista. Stephen demuestra, a demás tener un gran sentido común, tesoro que comienza a escasear en nuestros días. Tampoco parece tener “pelos en la lengua”, hablando con una inusitada franqueza y más aun en vista del cargo que va a ocupar.  Así al preguntársele por los riesgos de la biología moderna declara: Cualquiera hoy puede hacer experimentos biológicos en el garaje de su casa, con posibilidad de dañar el medio ambiente.  Muchos políticos, periodistas y colegas deberían tomar nota. Pero como ya hemos visto, y lo seguiremos haciendo, la nanotecnología comienza a ser también un serio problema, mientras también se nos advierte que disponiendo del material radioactivo pertinente, no resulta excesivamente complicado construir pequeñas bombas atómicas. Stephen va más lejos, lamentando la excesiva medicalización de la sociedad. En otras palabras, nos advierte de la cantidad de medicamentos que la farmaindustria nos sugiere con su bombardeo constante de publicidad, cuando renuncia a desarrollar nuevas vacunas  por el alto coste de tales iniciativas. Efectivamente, su objetivo parece ser el negocio, soslayando olímpicamente lo que la sociedad demanda, excepto cuando puede obtener suculentas ganancias de una mera incertidumbre (léase la gripe ocasionada por el virus H1/N1 que género tanta polémica, y con razón). En su lugar su receta resulta ser mucho más inocua y, en mi modesta opinión, efectiva: sonreír, ser positivos y no ver telediarios.  Tan solo añadiría aprender para entender lo que nos encontramos sufriendo. Este tipo comienza a caerme de lo más simpático. Ahora bien, resulta que parece ir contracorriente. Y en base a ello, os invito, una vez más a reflexionar, sobre los riesgos de la ciencia y la necesidad de que los científicos adoptemos con urgencia una rigurosa ética científica.  Cuanto más poder atesora una persona más ética debería exigídsele, porque si no (…).

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Sin ética: la tecnología puede revolverse contra el ciudadano. Fuente: BioEthicWorld

 Reitero que, justamente porque amo ciencia, me preocupa el uso que los humanos hagamos de ella. Y como señala Stephen, cualquiera que atesore unos conocimientos adecuados y una cocina o taller es susceptible de convertirse en un problema de seguridad o bioseguridad (nacional o internacional). Ser indiferente a tal desafío se me antoja de una irresponsabilidad sublime. Empero muchos científicos, especializados en una materia concreta, por muy premios Nóbel o famosos que sean, comienzan también a preocuparme seriamente. Algunos de ellos han propuesto ideas estrafalarias sobre ingeniería planetaria que, de llevarse a cabo, podrían poner en riesgo toda la biosfera. Otros, con tal de vender su último libro son capaces de generar conflictos religiosos, que a la postre nos aventuramos a que tornen en geopolíticos. En grupo aun más nutrido, defiende a capa y espada las bondades de sus investigaciones e innovaciones, a pesar de que muchas evidencias científicas comienzan a demostrar todo lo contrario (léase, por ejemplo, la nanotecnología). Otros, confabulados con la farmeindustria, generan tes excesivamente onerosos con vistas a   que nos “vacunemos sensu lato” de las mil y una enfermedades que podemos “potencialmente” sufrir a lo largo de la vida, aunque renuncian a investigar en las que causan serios estragos en la actualidad. Y así podríamos seguir ad nausean.

 Siempre discrepé de los ecologistas alarmistas en el pasado. Empero la bobalización económica y social comienza a causar estragos, por lo que muchos ven natural lo que hace tan solo pocos decenios consideraríamos espeluznante.

 Reitero que mi tesis es muy simple. La ciencia es una de las empresas más grandiosas que ha creado el ser humano. Pero también es cierto que, en base a esos conocimientos, se pueden realizar canalladas jamás concebidas con anterioridad. Del mismo modo, el científico, como todo ciudadano, tiende a adoptar los valores que atesora (o mejor dicho padece) la sociedad en un momento dado. Debido a la crisis de valores éticos que sufrimos actualmente, no debe extrañarnos que nuestro colectivo también los padezca. Y esto es un serio peligro.

 La política económica nos demanda innovación y desarrollo, aunque sería necesario recordar que no a cualquier precio. Seguimos emborrachados con nuestros poderosos descubrimientos, deseando alcanzar un desarrollo sostenible. Sin embargo, la realidad se torna en una rotunda bofetada. Comenzamos a vivir en un basurero, ese al que en aras del progreso, estamos convirtiendo a la biosfera, Por no hablar de la geosfera.  Tanto la naturaleza como la salud humana corren serios riesgos.

 En consecuencia, debiéramos fomentar el espíritu de Stephen. La ciencia es neutra, por supuesto, pero los individuos en las que puede recaer su destino no lo son. Y hablando sobre la estupidez humana, os recomiendo la lectura de un divertidísimo libro “Allegro Ma Non troppo” (pero traducir lo que su título significa) de Carlo Cipolla. De acuerdo, al autor se puede clasificar a los individuos en cuatro categorías: inteligentes, incautos, malvados y estúpidos, entre los cuales los últimos resultan ser lo más peligrosos. Sabemos que en la ciencia no hay muchos malvados, aunque los hay. Eso sí estúpidos (….). Debería ser una misión de los inteligentes cultivar a los incautos con vistas a controlar a los estúpidos, por cuanto son el verdadero problema que la propia bobalización estimula. En caso contrario necesitaremos algún “avatar” en el sentido hindú del término.

 Se me ha achacado que me dedico a “atacar a la ciencia”. Aseveración falsa y tendenciosa. Cuando amas a algo o a alguien, te preocupas de que sus acciones y consecuencias sean positivas, lo demás es dejadez, por no llamarlo connivencia. Leamos las opiniones de Stephen y reflexionemos.

 Juan José Ibáñez

  

Stephen Hauser: Estamos medicalizando la vida en exceso

 Entrevista a Stephen Hauser que está considerado la máxima autoridad mundial en la investigación sobre la esclerosis múltiple y neuroinmunología.

 FUENTE | La Vanguardia Digital; 28/12/2010

 Pregunta. Qué le ha pedido Obama?

Respuesta. Me ha hecho el honor de pedirme que presida el comité de bioética, que asesorará a su Administración en cuestiones de salud y ética científica.

P. ¿Han emitido ya informe?

R. Lo haremos en breve, acerca de las implicaciones de crear vida mediante biología sintética, sobre sus consecuencias medioambientales y sobre bioterrorismo y bioseguridad.

P. ¿Qué peligros ve en ese ámbito?

R. Cualquiera hoy puede hacer experimentos biológicos en el garaje de su casa, con posibilidad de dañar el medio ambiente.


P. ¿Regularán la investigación científica?

R. Sugeriremos acuerdos entre todos los agentes implicados, incluidos los europeos. (…)

 P. ¿Qué aconseja a quien haya sido recién diagnosticado?

R. Hacer ejercicio, comer saludablemente y tener una actitud animosa, alegre, optimista.

P. ¿Y eso cómo se mide?

R. Yo tengo mi propio termómetro: si lo que me cuentan mis pacientes me deprime, es que estoy depresivo; si llego a un sitio y todos se acercan a saludarme, es que estoy optimista, y estoy transmitiéndolo, lo notan.

P. ¿Y tan importante es estar optimista?

R. Sí, eso es algo ya demostrado: ese estado de ánimo genera endorfinas que tonifican el sistema inmune, rebajan tu percepción de dolor… y así mejora tu calidad de vida.

P. ¿Qué me receta para estar optimista?

R. Haga lo que le encaje y le alegre: hacer ejercicio, ir a misa, no ver telediarios… No obsesionarse con preocupaciones, vamos.

P. Autorregulándonos el ánimo, ¿podríamos un día prescindir de fármacos?

R. ¡Sí!

P. ¿Sí?

R. «Lo que diferencia al hombre de otros animales es el deseo de ingerir fármacos», decía Mark Twain… Y estamos excediéndonos: estamos medicalizando la vida. Los niños no han sido diseñados por la vida para estar horas y horas sentados en un aula, y en el momento en que alguno lo lleva n poco mal, ¡le diagnosticamos hiperactividad y le medicamos…! Y nos dedicamos a diseñar medicamentos innecesarios.

P. ¿Qué propone?

R. Que prioricemos qué cosas son importantes y cuáles menos, y que busquemos fármacos para las importantes. Y que nos adiestremos en explotar a fondo los mecanismos de la conducta y de nuestro sistema inmune.

Autor:   Víctor-m. Amela

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