Tras los dramáticos sucesos recientemente acaecidos por el seísmo y tsunami de Japón, no vendría de más informar a la ciudadanía que, tanto los seres humanos como sus antecesores, tienden a buscar sus asentamientos en estos aviesos lugares de la naturaleza. No se trata ni de azar y menos aun de ignorancia, sino más bien por pura necesidad. Vivir en la incertidumbre,  pero también en enclaves que proporcionan una diversidad de hábitats favorables para su supervivencia es la respuesta adecuada. Por paradójico que resulte, las áreas tectónicamente activas susceptibles de padecer seísmos y fuertes episodios de vulcanismo son al mismo tiempo favorables con vistas a cubrir sus necesidades, y tal hecho ya fue detectado por los Australopithecus africanus, como informó en una nota de prensa Sciencedaily el tres de marzo de 2011. Hoy podréis observar que las razones son obvias, a las que añadiré otras relacionadas con el vulcanismo, que no cita la noticia, pero que también son triviales. Adelantemos que, con harta frecuencia, estos enclaves son muy diversos en elementos paisajísticos y/o hábitats inducidos por los relieves y suelos heredados de estos puntos tectónicamente calientes. Un dilema difícilmente soslayable para la humanidad.

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Paisajes Heterogéneos. Ruta de los Volcanes en Chile: Fuente: Chile Information on Tourism and Culture

Tenía la noticia en la recámara y, lógicamente, ha llegado el momento de explicarla. Son varias las fuentes de información que constatan la veracidad de tales asertos, aunque también de sentido común, por contraintuitivo que nos pueda perecer en primera instancia.

Tradicionalmente los asentamientos humanos se han ubicado, como es lógico, en enclaves diversificados que satisficieran las demandas humanas en materia de recolección-producción de alimentos, suministro de agua y guarida contra depredadores y otros pueblos hostiles. Ya comentamos en otros post, relacionados con las sabanas africanas y las antiguas mediterráneas, como el hombre atesora intuitivamente una predilección por lo que los anglosajones denominan bosques-parque (park forest) como lo son las mencionadas formaciones o las dehesas mediterráneas. En ellos habitaban nutridas poblaciones de herbívoros (también demandan abrevaderos) que se alimentan de sus pastos. Sin embargo, los bosques también son propicios con vistas a la recolección de frutos y madera que calentara sus hogares. Del mismo modo, los asentamientos en escarpes o laderas elevados, y sin espesuras vegetales, permitían vigilar la presencia de depredadores o etnias hostiles. En consecuencia, una apropiada geodiversidad, induce una mayor diversidad de hábitats y como corolario de potenciales fuentes de suministros y guaridas. Hablamos pues de hábitats heterogéneos en mosaico. Del mismo modo, la existencia de zonas húmedas próximas (pantanos y marismas) fomenta el acceso permanente al agua, y atesoran otro tipo de comunidades animales y vegetales útiles (pesca, juncos y plantas varias con vistas a la elaboración de cestos, y otros accesorios). También son puntos estratégicos para la caza ya que el ganado pace allí durante tiempo, y/o puede moverse torpemente a causa del fango.

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Valle-Oasis en el desierto de Arequipa. Al fondo volcán con permafrost. Foto: Juan José Ibáñez

Del mismo modo, en los escarpes existen muchas posibilidades de extraer materiales rocosos para sus incipientes, o no, industrias líticas (elaboración de puntas de flechas, hachas y otros artefactos que requieren gran resistencia y dureza).

Habría que recordar que, por lo general, el radio de acción alrededor de la aldea oscilaba alrededor de los 10 km, según muchos antropólogos. Dicho de otro modo, en tal circunferencia virtual (deformada por la propia disposición de los recursos en cada lugar) debían encontrarse una buena parte de tales hábitats. Pues bien, como la noticia de hoy nos narra, tal patrón ha sido detectado tanto en homínidos predecesores de los humanos modernos como en estudios de la Grecia Antigua.  La propia nota de prensa señala que gran parte de esos lugares corresponden con ambientes tectónicamente activos susceptibles de sufrir terremotos y una fuerte actividad volcánica.

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Paisajes Heterogéneos. Ruta de los Volcanes en Chile: Fuente: Chile Information on Tourism and Culture

Resultaría difícil narrar todas las formas en que tales puntos tectónicamente calientes dan lugar a cada uno de los hábitats mencionados. En consecuencia mentaremos tan solo tres, uno de la noticia mentada y dos de mi propia cosecha, por cuanto “considero” que se trata de algo trivialmente contraintuitivo. Por término general, un  terremoto genera que ciertos bloques del terreno se eleven respecto a otros que se hunden (en términos absolutos o relativos), dando lugar a una fisiografía con escarpes o relieves. Si con anterioridad  al evento o catástrofe (según se mire), trascurría por la zona un curso fluvial, la creación de humedales puede surgir al quebrarse el gradiente natural por donde transcurría el cauce, más concretamente en la zona deprimida (hundida). Recordemos que las sabanas (o bosques-parque en general) se generan o mantienen en buena medida por la propia acción del ser humano, al provocar incendios que impiden que se cierre el bosque. Las cenizas así generadas artificialmente, incrementan la fertilidad del suelo. Empero existen otro tipo de cenizas: las naturales.

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Suelos enterrados por sucesivas capas de cenizas volcánicas. Ascendiendo al Nevado del Ruiz (Colombia). Foto: Juan José Ibáñez

La actividad volcánica da lugar a que las cenizas volcánicas, en sentido amplio, se dispersan a lo largo de muchos kilómetros desde el punto de la erupción. Tras la misma, sobre estos materiales se desarrollan y evoluciona uno de los tipos de suelos o edafotaxa más fértiles, productivos y fáciles de trabajar del mundo, los Andosoles. No debe pues extrañarnos que muchas de las civilizaciones Latinoamericanas más evolucionadas (Maya, Inca, etc.) se dispersaran a lo largo de los puntos tectónicamente calientes de Mesoamérica y los Andes, mientras que en las tierras bajas tropicales-húmedas y ecuatoriales, se asentaran, por lo general, culturas menos avanzadas y con densidades de población muy bajas.

En cierta medida, la evolución cultural ha sido condicionada por determinantes ambientales como estos.  Sabemos, y ya os hemos explicado en numerosos post incluidos en nuestra categoría “etnoedafología y conocimiento campesino” que tal progreso requiere excedentes alimentarios, etc., empero ya nuestros antecesores buscaban estos enclaves “eventualmente muy peligrosos”, pero ricos en recursos durante prolongados periodos de tiempo.

Juan José Ibáñez

Human Ancestors Lived on Shaky Ground

ScienceDaily (Mar. 3, 2011) Our earliest ancestors preferred to settle in locations that have something in common with cities such as San Francisco, Naples and Istanbul — they are often on active tectonic faults in areas that have an earthquake risk or volcanoes, or both.

An international team of scientists has established a link between the shape of the landscape and the habitats preferred by our earliest ancestors. The research, by scientists at the University of the Witwatersrand, South Africa, the University of York and the Institut de Physique du Globe Paris (IPGP), is published in the March 2011 issue of the Journal of Human Evolution.

The four-year study examines the geomorphology (literally the shape of the landscape) around ancient sites in southern Africa.

Lead author, South African Dr Sally Reynolds, a palaeoanthropologist at Witwatersrand who conducted the research during a postdoctoral fellowship at IPGP, says: «We were stunned when during a fieldwork trip in South Africa in 2007, Professor Geoffrey King and I discovered evidence that hominin sites such as Taung, Sterkfontein and Makapansgat, show landscape features in combinations that are not random, but result from tectonic motions, such as earthquakes.»

Several lines of scientific evidence suggest that Australopithecus africanus (like the ‘Mrs Ples’ fossil from Sterkfontein) was adapted to mixed, or mosaic habitats — landscapes with trees and open grassland, with some wetland marshy areas. The study suggests that it was the type of mosaic environment created by tectonic earth movements near rivers or lakes.

These features including cliffs, sedimented valleys, river gorges and drier plateau areas in close proximity of about 10 kilometres, are created when sections of Earth’s crust move in response to pressure, then blocks of land are lifted up, while others are forced downwards. When this happens next to a river, the result is the creation of wetland, marshy areas close to drier plateaus and areas of erosion.

Professor Geoff Bailey, from the University of York, who is the lead author on an accompanying paper, also published in the same issue of the Journal of Human Evolution, confirms: «This link between earthquakes and human habitation is one we’ve long suspected was there. Regions vulnerable to earthquake and volcanic activity often create landscapes with long-term benefits for human settlement. But the tragic events in Christchurch are a graphic illustration of the attendant risk of these locations.»

Professor King, a tectonic geomorphologist at the IPGP, adds: «The original idea was developed in Greece over a decade ago, with the surprising discovery that the sites there were clearly associated with ongoing tectonic activity.

«Even though South Africa appears to be tectonically stable, there are landscape features that indicate that modest levels of activity are preserved in the hard, southern African rocks. This means that the landscape model we developed in Greece is equally applicable to East Africa, and now also to the well-known fossil sites of the South Africa’s Cradle of Humankind World Heritage Site.»

Dr Reynolds, who is also an honorary research fellow at the School of Natural Sciences and Psychology at Liverpool John Moores University, explains «Our hominin ancestors would have been unaware of the tectonic influence on their habitats, but instead would have been attracted by the range of food and shelter offered

The combination of drinking water, steep cliffs that provided shelter from predators, together with a range of feeding sources constitute the key ingredients for an ideal habitat for our ancestors.

Story Source: The above story is reprinted (with editorial adaptations by ScienceDaily staff) from materials provided by University of York, via AlphaGalileo.

Journal References: Sally C. Reynolds, Geoff N. Bailey, Geoffrey C.P. King. Landscapes and their relation to hominin habitats: Case studies from Australopithecus sites in eastern and southern Africa. Journal of Human Evolution, 2011; 60 (3): 281 DOI: 10.1016/j.jhevol.2010.10.001

Geoffrey N. Bailey, Sally C. Reynolds, Geoffrey C.P. King. Landscapes of human evolution: models and methods of tectonic geomorphology and the reconstruction of hominin landscapes. Journal of Human Evolution, 2011; 60 (3): 257 DOI: 10.1016/j.jhevol.2010.01.004

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6 comentarios

  1. Después de leer un par de tus posts, empiezo a descubrir el insospechado encanto de la edafología y una vez que mi formación está muy lejos de ser científica, agradezco especialmente la claridad y sencillez de estos textos tan fácilmente accesibles para el lego en la materia.
    Quisiera, además, aprovechar la ocasión para desahogar una duda. Cuando dices que la especial fertilidad de los andosoles es la causa del asentamiento de distintas civilizaciones en puntos tectónicamente calientes mientras que grupos menos avanzados permanecerán en las tierras bajas, qué es lo que hace que, por el contrario, esas tierras tropicales-húmedas y ecuatoriales sean menos favorables para el desarrollo de la agricultura?
    Para alguien como yo, resulta sorprendente el caso boliviano, por ejemplo, donde la densidad poblacional y el desarrollo cultural del Altiplano han sido a lo largo de siglos significativamente mayores al de las regiones amazónicas a pesar de que las condiciones de vida son aparentemente mucho más adversas en el primero y de que las segundas dan cuenta de una naturaleza desbordada que uno suele asociar con una fertilidad incontrolable -y que, sin embargo, no dio lugar (ni allí ni en la Amazonia brasileña) a ninguna cultura agrícola-.
    Saludos.
    Abril.

  2. Pues sí, tanto el altiplano como la cadena andina atesoran una mayor densidad de población. La cuestión estriba en que los suelos de las tierras bajas de los trópicos en América del Sur se encuentran sobre crátones (zonas geológico-tectónicas muy viejas). Al no existir adición de nutrientes a los suelos estos son pobres, sus arcillas los retienen mal y son pòco aptos para la agricultura. La maravillosa selva ecuatorial da lugar a pensar lo contrario. Sin embargo cuando se tala se exporta con la madera gran parte de los pocos nutrientes del suelo. Es largo de explicar aquí, pero la fertilidad física y química de los suelos de la cuenca amazónica, por ejemplo, es muy deficiente. Por eso los expertos nos inclinamos (a parte de otras razones) por prohibir su tala para la producción agraria, ya que en pocos años ya no resulta rentable. En el Altiplano y la cadena andina los volcanes enriquecen con sus cenizas los suelos por lo que son muy fértiles. El problema de los altiplanos son más bien climáticos.

    Ya hablaremos de estos temas en otros post cuando describamos (Andosoles: (suelos volcánicos) y Oxisoles y Ultisoles (suelos de las tierras bajas ecuatoriales)

    Un saludo

    Juan José Ibáñez

  3. […] que también han sido una bendición para la evolución de las culturas neolíticas (“hombres, volcanes y terremotos ¿porqué los humanos se asientan en áreas tectónicamente activas?“). Con vistas a entender el vulcanismo resulta imprescindible comprender la tectónica de […]

  4. […] Suelos, islas y erupciones volcánicas Publicado por Juan José Ibáñez el 10 octubre, 2013 Comentarios (0) TweetLa noticia que ofrecemos hoy, nos sirve de pretexto con vistas a analizar la Geografía de suelos en los sistemas insulares, si bien ya hemos adelantado varias ideas en post precedentes. Se trata de un tema en el que si puedo alegar que soy experto, como también que casi nadie lo duda. Ya me preguntaron sobre la relación entre tipos de islas y paisajes edáficos insulares en mi conferencia inaugural del simposio sobre edafodiversidad (pedodiversity in suahili) realizado hace cuatro meses (julio de 2012) en el Congreso Eurosoil 2012. Sin embargo, la propuesta había sido lanzada en una Conferencia internacional precedente, hace tres años. No obstante, la teoría (más bien hipótesis, si hablamos en términos rigurosos, conforme a los cánones de la filosofía de le ciencia) se publico en 2009 en la Revista Geomorphology bajo el título: Pedogeography: Testing the driving forces for pedological assemblages in archipelagos of different origins. Y no os aburriré más sobre el tema, por cuanto reitero que mi blog  ha publicado varias entregas acerca de este apasionante tema, con anterioridad. Y si alguien duda de la paternidad de ese concepto llamado edafodiversidad (pedodiversity), las cosas quedan claras aquí, entre otros muchos sitios Web. Habrá que escribir más de un post por cuanto el tema da mucho de sí. Comencemos por adelantar que la geografía de los suelos en archipiélagos (sistemas insulares) depende de su origen o naturaleza, como ya describimos en la siguiente entrega “Tipos de Islas: Clasificación de Sistemas Insulares”, abundando a cerca de algunos aspectos concretos en los siguientes post: “Ecología y Suelos en Sistemas Insulares: Área y Relieve”, “Biogeografía y Edafogeografía de Islas: El Efecto de las Islas Pequeñas (Small Effect Islands)” “Biodiversidad, Edafodiversidad y Teoría de los Subconjuntos Anidados” y Los Suelos de Hawai y sus Cronosecuencias o Cronocatenas. No obstante hoy hablaremos sobre las relaciones entre vulcanismo y suelos. En consecuencia, las denominadas islas continentales quedan excluidas, es decir aquellas de origen no volcánico, y que por la general están próximas a las masas continentales. Pues bien, la geografía de suelos en las islas volcánicas atesora unas singularidades dignas de ser tenidas en cuenta, dado que las lecciones que pueden extraerse de ella también son de interés con vistas a progresar en la cuantificación rigurosa de la geografía de suelos en general. Del  mismo modo, y como en el caso de la biogeografía insular, ofrecen guías para a el diseño de reservas naturales en todo tipo de escenarios. Ahora bien, debemos entender que los archipiélagos no continentales poseen la peculiaridad de padecer una historia muy efímera o breve, en comparación con los continentes. Como corolario, podemos decir lo mismo de sus suelos ya que en muy pocos millones de años surgen del mar y vuelven a hundirse de nuevo. Empero no todos los archipiélagos volcánicos son iguales. Muy por el contrario, podemos discernir entre tipos francamente idiosincrásicos, como apuntamos en uno de los post previamente enlazados. Es  lógico, que a la sociedad le preocupen la violencia de los acontecimientos que pueden desencadenarse tras las erupciones volcánicas en los ambientes isleños. Y es aquí en donde entra en juego la nota de prensa que reproducimos más abajo y que lleva por título: El Teide la única zona en la que podría haber una erupción similar a Pompeya. Se trata de las erupciones plinianas, muy explosivas y cuyos impactos son enormes desde esta última perspectiva. En general, sus consecuencias son dramáticas en lo concerniente a las respectivas sociedades y comunidades ecológicas que atesoran. Eso sí, desde un punto ecológico, a largo plazo, se recuperan con bastante facilidad, mientras que partiendo de otro edafológico padecen cambios tremenfos que transforman parte o toda su cobertura de suelos. Cualquier mapa de estos recursos puede quedar automáticamente obsoleto tras una erupción pliniana. Sin embargo, a la larga, darán lugar a suelos más fértiles y producticos que los precedentes. En otro post precedente ya os narramos la curiosa relación (casi contra-intuitiva) entre las catástrofes naturales de esta guisa y los poblamientos humanos (Hombres, Volcanes y Terremotos ¿Porqué los Humanos se Asientan en Áreas Tectónicamente Activas?). […]

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