El Sistema mi+d de la Comunidad Autónoma de Madrid ha concedido este año tres premios a los mejores blogs de los más de 100 que conforman esta sección, atendiendo a los criterios establecidos por la propia institución y valorados por un tribunal ex profeso. Ya os comentamos en nuestros post precedentes, las razones por las que tres declinamos participar, y entre ellas las dos más visitadas. Más concretamente nuestra consideraciones sobre este asunto las podéis leer pinchando con vuestro ratón en sus respectivos títulos (i) Premios Blogs madri+d: Los Blogs Un Universo Invisible y Salud Pública y Algo Más Declinan Participar (Razones) y (ii) Premios a los Blogs mi+d Una Valoración de Universo Invisible. El fallo oficial de los galardonados se encuentra aquí: La Fundación madri+d falla sus Premios de Comunicación Científica: Blogs mi+d. En la convocatoria se mentaba que todas aquellas bitácoras que cumplieran los requisitos (al parecer unas catorce) serían candidatas a no ser que declinaran tal invitación, como hicimos nosotros. Del mismo modo, las que no alcanzaran la“gloria” recibirían un diploma. Hasta aquí nada que objetar.

Ahora bien, hoy sábado dieceiseis de junio de 2012, cuando iba a editar mi post de fin de semana observo atónito, que varios colegas, desde sus respectivos blogs, que perdieron, no lo olvidemos (tan solo se les concedieron un diploma a cada uno por participar), lanzan post alegando que han sido premiados, soslayando y socavando el valor que pudiera tener galardón para los genuinos ganadores. ¡Aquí vale todo! Y francamente, no acabo de entender tal falta de rigor por parte de los científicos, cuando la objetividad (o intentar acercarse a ella) y veracidad debía ser santo y seña de nuestra profesión. Tan solo en uno de los casos que he observado se habla de “accésit”, en los demás ni eso, Premio Rotundo.

Vivimos en un mundo cuya feroz competitividad genera este tipo de actitudes/reacciones, para mi, incomprensibles y reprochables. Nadie se juega la vida, en este asunto. Se trata de un premio, con todos mis respetos, menor respecto a otros mucho más importantes que concede la comunidad científica, el colectivo de divulgadores de la ciencia, así como también otras iniciativas similares en el seno de la blogosfera. Y menciono todo esto sin menoscabo alguno por la iniciativa de mi+d, ni la actividad de los que lograron el genuino galardón. Mi institución, al menos si no ha cambiado de opinión recientemente, no valora en absoluto la actividad de blogger como contribución a lo que denominan “cultura científica”,opinión que no comparto. Sin embargo, lo que desearía resaltar es que tampoco va a mejorar la calidad de nuestros Curriculum Vitae (CV) espetar post que faltan a la verdad, o como mínimo la distorsionan, confundiendo de paso a los lectores. Dentro de poco nos pelearemos por un caramelo.

Adendum. Al día siguiente de escribir este post algunos de los blogs que habían dicho ser premiados, sustituyeron tal palabro por el más adecuado de mención. ¡Gracias!

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La vanidad de los Científicos. Fuente: Lo Dice Cincinato

¿A que viene entonces esta falta de rigor? ¿Qué se gana con ello? Se me antoja vanidad en el peor sentido del vocablo. Vivimos en unos momentos en los que los ciudadanos nos encontramos más que indignados por todos los males que afectan a los poderes públicos, financiaros, etc.. ¿Es este el ejemplo que ofrecemos los científicos? Esperemos que ninguno de los acceda al poder, ya que de ser así nada cambiará en nuestra sociedad por decenios. Y seamos realistas, si añaden una línea en sus CV cabría discutir si se trata de fraude o mala praxis científica o simplemente de una chiquillada. Puedo entender que, quizás en el acto de entrega (obviamente no asistí), alguna autoridad comentara que en el fondo era un reconocimiento a la labor del sistema de bitácoras en su conjunto, al el esfuerzo (muy desigual) realizado por los bloggers durante varios años, sin recompensa alguna. Tampoco lo discuto.

En todo caso, cada uno finalmente queda retratado con es, mientras que la imagen de los científicos se deteriora, lo cual como miembro de esta comunidad me deja francamente indignado y afligido.

Seguro que muchos de vosotros pensaréis: Juanjo, una vez más, hundiendo sus pies en todos los charcos. Sin embargo, la razón es otra. Acabo de terminar mi primera experiencia como profesor en la Universidad Politécnica de Madrid. La signatura versaba sobre la metodología de la investigación científica. Francamente había hecho de casi todo excepto impartir docencia universitaria pura y dura. La experiencia ha sido maravillosa y enriquecedora, y al parecer también para la mayor parte de los alumnos (que también me examinaron a mí, anónimamente). A lo largo de esta asignatura he hablado del método científico y sus diversas interpretaciones por diferentes escuelas de filosofía de la ciencia, de sociología de la ciencia, de la relación entre los poderes y el mundo de la investigación, del fraude y mala praxis científica, etc. Varios asistentes me comentaban si la realidad era tan cruda como yo la pintaba. Mi único deseo era prepararlos, desde otros puntos de vista que los convencionales, con vistas a que se enfrenten mejor armados ante un futuro muy incierto. Que la ciencia no es un camino de rosas, que las malas hierbas también abundan en el colectivo de investigadores, etc. Y a penas acabo de terminar de corregir los exámenes leo esto (….). Uno intenta inculcar humildad, tesón, formación continua, aprender a trabajar en equipo, dignificar la labor científica (….). ¡Lamentable!. ¿Qué ejemplo ofrecemos? Y pido perdón a quien se sienta molesto tras la lectura de este post, pero a las evidencias me remito. O inculcamos y exigimos conductas éticas en nuestra profesión o todo ira ineludiblemente a peor. Se trata de un mero episodio, aunque cuando la vanidad reluce también aquí (…)

Juan José Ibáñez

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Un comentario

  1. Estimado Juanjo, creo que tu comentario tiene particular importancia en países subdesenrrollados como México. La inercia que atribuimos sobre todo a los seres que un tanto antropocentricamente llamamos inanimados , pero que también la obedecemos ciegamente. El raciocinio de que tanto presumimos y hasta nos autodenominas homos sapiens. Yo prefiero el calificativo menos glamoroso de Carl Rogers de animal humano. Por acá hay dos profesiones donde tengo amigos, pero cuyos “maestros” les han hecho creer que con deglutir algunos retazos de libros y actualmente vía fotocopias ipso facto son científicos. Por ende a cada rato ante fenómenos que no entienden espetan “no es científico”, que me recuerda al “vade rertro satanas”. Además presumen de ser “objetivos”, como si la subjetividad fuese una especie de lepra. Negar que nuestra subjetividad alimenta nuestra pregonada objetividad significa falta de creatividad. Pobre del investigador, término que como sabes prefiero al de científico, que no se involucre sentimentalmente con sus trabajos. Esos serán más áridos que el núcleo de la tierra. Ejemplos de “cachapuntos” como los llama un colega, abundan en la literatura, que no trascienden y solo ocupen unas páginas y como referencia obligada de sus “amigos de los amigos” Si esta conducta es reprobable en la civlizada europa, es criminal en nuestros paises subdesenrrollados. Pero los popes de la “ciencia” siguen impolutos, quemando incienso y sacrificando nuestro futuro en los altares con sus dioses “nature” y similares. Por otra parte y afortunadamente la terca vida, cada vez la encontramos donde nos dijeron que no podría existir.¡ Algún dia lograremos armonizar nuestras necesidades y la tolerancias de nuestro entorno terrestre!

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