(….) El problema estriba en definir que entendemos por prehistórico. La noticia de la que vamos a hablar hoy nos informa de este proceso en tiempos paleolíticos. Ahora bien, con independencia del valor del estudio arqueológico,  el tratamiento que le ha dado la prensa resulta hilarante. Como yo ya soy un troglodita, permitirme que retroceda unas décadas hasta mi infancia y adolescencia. Supongo que estas «feas costumbres» aun se encuentran vigentes en muchos países menos “desarrollados”. Con harta frecuencia, al regresar desde el colegio al hogar, mi madre me ponía en la mano una bolsa de tela llena de botellas, con vistas a que las llevara a los enclaves apropiados para su debido y obligado reciclaje (actualmente estas actividades son mucho más tediosas y menos eficaces). Las botellas de leche a la lechería, las de cerveza y vino a la bodega en donde se habían adquirido, etc., etc… Francamente me fastidiaba, por lo cual no paraba de protestar. Por aquellos tiempos, en los albores de la humanidad (1960/1970), la ropa de los hermanos mayores pasaba a ser heredada por los más pequeños cuando crecían. Lo mismo ocurría con las bicicletas, juguetes e incluso libros de texto (ya que no se modificaban anualmente con el fin de incrementar el consumo timorato de bienes todos los años). Podría continuar con una lista interminable de lo que hoy se denomina pomposamente “reciclaje”. Sin embargo, el progreso industrial, así como la mal entendida sociedad del bienestar lo cambió todo. Los envases de vidrio se hicieron desechables, las empresas inventaron el tetra brick, las maquinillas de afeitar desechables, etc., etc… En otras palabras, nos obligaron a aumentar el consumo para que las industrias incrementaran sus producciones, independientemente de su necesidad social. Resumiendo se trataba en la soterrada práctica de hacer fungible (efímero) lo inventariable (larga duración). Luego los infantes pasaron a ser una importante masa sobre las que incentivar el consumo de bienes, cuanto más mejor. A partir de esta estrategia “global” se extendió la execrable práctica de la obsolescencia programada (comprar y tirar, comprar y tirar, ad nauseam). Las nuevas tecnologías y su zafio marketing nos inducen ahora a cambiar de teléfono móvil cada año, de ordenadores cada dos o tres (…) ¿para que seguir verdad? Y así, todo el medio ambiente comenzó a colmatarse de nuestra propia y espuria basura, buena parte de la cual resulta ser hoy difícilmente reciclable. Finalmente generamos un problema ambiental de envergadura tan global como colosal. Como en los países ricos no desean vivir rodeados de escombros y vertederos, comenzaron a enviar los peores o más tóxicos a los que se encuentran en vías de desarrollo, envenenando tanto a sus territorios, como a sus ciudadanos.

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Herramienas Paleolíticas. Fuente Tools from the stone age domsmap.com

Pues bien, la noticia que os mostraremos hoy pregona a bombo y platillo que en el Paleolítico ya se había inventado el reciclaje. Sin embargo, plateémonos la cuestión a la inversa. Elaborar utensilios líticos no debió ser una actividad fácil, y más aun cuando las materias primas apropiadas escaseaban. Como corolario, no me imagino a un cazador recolector pensando “este utensilio ya está pasado de moda, mejor lo tiro y hago  otro nuevo, no sea que se rían de mi las hembras fértiles y luego (…)”Resulta más que lógico pensar que nuestros antepasados reciclaran todo lo reciclable, al límite que permitían sus modestas tecnologíasEra lo más eficaz y razonable en su lucha por la supervivencia. Tal actividad ha sido la regla, que no la excepción, hasta hace muy pocas décadas, en donde el sentido común comenzó a escasear ante el bombardeo del marketing y un desarrollo sostenible a base de ir a la moda, usar y tirar, usar y tirar, usar y tirar (…) (aunque funcione).  Que ahora, en nombre de la ciencia, la prensa se ante lo normal no deja de ser esperpéntico. Lo siento, todo esto no puede generarme más que hilaridad, ya que si lo pienso seriamente terminaría colérico ante tanta estupidez. Eso si, estamos en la era del desarrollo “sostenible” que no deja de ser más que un eufemismo para encubrir su antónimo “insustentable, insostenible (suicida, estúpido, despilfarrador…)”. De niño vivía feliz en una sociedad que reciclaba muchas cosas que ahora tiramos sin son ton ni son. Dudo mucho que actualmente tal estado de ánimo sea mejor, ya que si el “nene o la nena” no tienes el último smartphone, el último reproductor de música, la última moda en el vestido (…), se pone a berrear como un bellaco. Por favor, lean atentamente la narración de este “gran descubrimiento”. Reitero que los investigadores han hecho su trabajo. Sin embargo, la manera en que la prensa lo ha publicitado se me antoja execrable. Todo ello me recuerda a mis indagaciones sobre el enigmático caso de los huevos de avestruz, que ya os narre en un post hace unos pocos meses y que ¡tantas horas de sueño me quitó durante años!. La sociedad moderna tan solo hace dos o tres decenios, ha inventado el castramiento de reciclaje, o lo ha transformado n una actividad muy deficiente, y sus repercusiones ahí están.  Eso si, ya les advierto que reciclar los preservativos tiene sus riesgos,  que conozco un caso (…). Veamos pues como reciclaban nuestros antepasados (…)

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Herramienas Paleolíticas. Fuente Tools from the stone age domsmap.com

Juan José Ibáñez    

El reciclaje en la Edad de Piedra

Es evidente que durante el Paleolítico Superior -hace entre 50.000 y 10.000 años- el mundo no era como hoy se conoce. El continente americano era colonizado por humanos que cruzaban el puente terrestre de Bering, donde se encuentra en la actualidad el Estrecho de Bering, de 53 kilómetros de ancho, que separa Rusia de Estados Unidos.

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 12/10/2012

Y aunque las sociedades existentes entonces estaban formadas por cazadores-recolectores, empezaron a surgir identidades regionales a medida que los distintos tipos de utensilios pétreos empezaron a variar para ajustarse a los distintos entornos naturales. Al parecer, en esta época el ser humano empezó también a reciclar.

Equipos de investigación de la Universitat Rovira i Virgili y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) han hallado indicios de que el ser humano del Paleolítico Superior reciclaba sus artefactos de piedra para darles nuevos usos. Su conclusión se basa en el análisis de artefactos quemados encontrados en el yacimiento de Molí del Salt, en Tarragona.

El reciclaje de herramientas de piedra durante la Prehistoria es un tema escasamente tratado debido a las dificultades para verificar esta práctica en el registro arqueológico. Sin embargo, es posible encontrar pruebas de ello, como lo demuestra el estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Science. «Para identificar el reciclaje es necesario diferenciar dos momentos en la secuencia de manipulación de un objeto -el momento anterior a la alteración y el posterior-, separados por un intervalo durante el cual el artefacto ha experimentado algún tipo de alteración. Es la primera vez que se hace un estudio sistemático de este tipo», explica Manuel Vaquero, investigador en la Universitat Rovira i Virgili.

Los arqueólogos encontraron un alto porcentaje de restos quemados en el yacimiento de Molí del Salt (Tarragona), que corresponden al Paleolítico Superior final, con unos 13.000 años de antigüedad. «Escogimos estos artefactos quemados porque pueden demostrar de forma sencilla si se ha producido una modificación posterior a la exposición al fuego», añade Vaquero.

Los resultados indican que el reciclaje de utensilios fue un fenómeno habitual durante el Paleolítico Superior. Sin embargo, esta práctica no se documenta de la misma manera en todas las clases de artefactos. El uso de herramientas recicladas era más común en el caso de las actividades domésticas y parece asociado a necesidades inmediatas.

Las herramientas especializadas, como las utilizadas en la caza, por ejemplo las puntas de proyectil, no fueron casi nunca fabricadas a partir de artefactos reciclados. En cambio, los artefactos dobles -los que combinan dos herramientas en una misma pieza- se reciclaron más.

«Esto indica que una parte importante de estos utensilios no se concibieron desde el principio como artefactos dobles, sino que primero se fabricó una herramienta y la segunda fue añadida posteriormente, cuando el artefacto fue reciclado», apunta el investigador. La historia de los artefactos -la secuencia de modificaciones que han experimentado a lo largo del tiempo- es fundamental para entender su morfología final. Según Vaquero, «esto es importante sobre todo desde el punto de vista del valor cultural de los objetos, especialmente en periodos como el Paleolítico Superior, en los que se tiende a asumir que la forma es siempre el reflejo de una imagen mental bien definida».

La reutilización de recursos evitó a estos humanos tener que desplazarse a los lugares donde se encontraba la materia prima para fabricar las herramientas, que podían encontrase alejados del campamento. «Simplemente cogían un artefacto abandonado por los grupos que ocuparon anteriormente el yacimiento«.

«Tiene importancia económica, ya que incrementa la disponibilidad de los recursos líticos, especialmente en contextos de escasez. Además, es un factor relevante en la interpretación de los yacimientos porque se convierten no solamente en territorios donde se puede vivir, sino también en lugares de aprovisionamiento de recursos», subraya el investigador. Vaquero y su equipo creen que esta práctica ha de tenerse en cuenta a la hora de analizar los yacimientos. «Los pobladores de estas zonas pudieron desplazar objetos desde el lugar donde se depositaron originalmente, o incluso excavar o extraer sedimentos para buscar las herramientas», destaca el investigador.

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