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Lower Tisza Valley. Mosaico Google imágenes

La microtopografía del terreno es un rasgo de la superficie terrestre que influye en numerosos procesos ecosistémicos, hidrológicos y topográficos.  En los espacios geográficos que comenzaron a laborearse ya desde inicios del del neolítico, la labranza borró cualquier rasgo de los mismos banalizándolos por superficies planas homogéneas. ¿Cierto o falso?: ¡todo depende del punto de vista!, como comenzaremos a describir en este post.  Pero adelantemos que el laboreo crea sus propios microrelieves con el arado, drenajes etc., y que estos a veces, cambian con el tiempo dando lugar a sorpresas, a menudo desagradables.

Generalmente, no me lleva mucho tiempo escribir un post. Sin embargo, de vez en cuando, te encuentras con un tema que se te atraganta por la razón que sea. Si la información es muy relevante insistes, en caso contrario suelo tirar la toalla. Hace unos meses me encontré con un artículo (que no nota de prensa) sugestivo sobre los efectos de la labranza en la microtopografía de zonas prácticamente planas, y como la evolución de estos pequeños patrones superficiales podían dar lugar a problemas agronómicos muy serios, hasta el punto de poner en riesgo la producción agraria en un país. Y al intentar describiros de forma sencilla este interesante tema, mi pluma se encasquilló. He tardado tres días en aclararme. Finalmente he redactado dos entregas con sangre, sudor y lágrimas. A veces se te atraviesa la redacción en suajili de un artículo, y si por desgracia el tema te es ajeno (no atesoras un adecuado bagaje sobre el mismo), la tortura estaba servida.     

El artículo de marras lleva el título de “Micro-topographical surface alteration caused by tillage and irrigation canal maintenance and its consequences on excess water development. El estudio en cuestión nos informa de lo que acaece en las amplias extensiones cultivadas de la gran llanura húngara, que en parte tuve el placer de visitar en 2002, pero no con el tiempo e información suficiente como para extraer conclusiones desde un punto de vista científico. Tampoco los colegas húngaros me explicaron el serio problema que sufría la producción agraria de su nación.  Esta región comenzó a cultivarse en los inicios del neolítico, por lo que su suelo ha sido arado de diversas formas.

 La cuestión clave que se planteaba en el artículo, al menos en mi opinión, estriba en que estos microrelieves evolucionan en función de su manejo, dando lugar a la génesis de micro-formas y procesos que con el transcurrir del tiempo pueden derivar en una alteración de la dinámica del agua superficial, hasta el punto de poner en riesgo la producción agraria. En el área de estudio, el problema surgido fue el estancamiento/anegación del agua sobre el suelo, dando lugar a la pérdida de cosechas en grandes superficies. Como señalan los autores tan solo recientemente se han percatado del problema, ya que averiguar lo que allí acaecía demandaba inventarios y cartografías sumamente detallados, las cuales han sido inusuales hasta tan solo hace unos pocos años. Como resultado, deberán llevar a cabo en el futuro investigaciones minuciosas con vistas a corregir las veleidades de tal dinámica micro-topográfica. Reiteramos que al área es muy plana, aunque con una ligera pendiente. La superficie agraria, al margen de los surcos y crestas de la labranza, también alberga canales de riego y drenaje, y todo este sistema ha evolucionado muy sutilmente hasta dan lugar al problema agrario que padecen.

Ya os hablé que el laboreo de laderas contrapendiente fue recomendado durante muchas décadas por la FAO, así como en numerosos manuales de agronomía. Todos ellos hicieron caso omiso de las enseñanzas de numerosas prácticas tradicionales campesinas, algunas de las cuales utilizaban el laboreo a favor de la pendiente, es decir fomentando la escorrentía superficial. Y todo tiene su razón de ser. El uso milenario del territorio de nuestros ancestros no podía perpetuarse si atentaba contra sus intereses, como finalmente se demostró. Hace ya 10 años, publicamos un post sobre esta “filia” de considerar que en todos los ambientes y superficies, la misma estrategia da lugar a resultados similares.  Tal inferencia es rotundamente falsa. En aquella entrada titulada “Haciendo Oídos Sordos del Conocimiento Campesino: El Problema de cómo Labrar en Laderas”, constatamos que no en todas las pendientes inclinadas es recomendable hacer caso de lo propuesto en los manuales, ya que en lugar de mejorar los predios, empeorábamos sus problemas, deteriorando el suelo, en aquel caso por erosión.

Sin embargo, hoy hablaremos de una situación fisiográfica diametralmente opuesta, las grandes llanuras. El método tradicional de labranza, fue justamente arar en sentido perpendicular a la pendiente, pero con el auxilio de los ya mentados canales de riego y drenaje (según la estación).  Y repetimos que lo que durante tiempo pareció funcionar correctamente, comenzó a empeorar en función de la dinámica de estas obras agrarias, conforme fueron “ligera” pero paulatinamente dando lugar a encharcamientos más extensos y prolongados.

En el presente post ya tan solo os ofreceremos algunos de los pasajes generales que se me antojan más ilustrativos, dejando para otro el problema aludido. También añadimos una breve introducción (traducida) del material que publicaremos en otro post. 

Pero resumamos e insistamos en el meollo de la cuestión: (i) toda superficie terrestre atesora micro-relieves por la dinámica natural del terreno y ecosistemas, incluyendo la acción dilatada del agua y el viento; (ii) tales patrones superficiales son arrasados por la labranza, cuando tenían su razón de ser, banalizándose y homogeneizando grandes extensiones, en espacios geográficos casi-planos a los que llamamos llanuras; (iii) incluso estas modestas prácticas agronómicas, y las consiguientes microestructuras a que dan lugar, evolucionan con el devenir del tiempo pudiendo ocurrir que surjan súbitamente problemas inesperados como consecuencia de alteraciones de “pequeños detalles”, aunque de conspicuas repercusiones; y (iv) como corolario de los ítems aludidos, debemos comprender muy bien la estructura de cada paisaje agrario antes de intervenir. Finalmente, añadiremos un poco de historia que también incumbe a la labranza ancestral de algunos territorios de América del Norte, algunos de cuyos detalles hemos recogido del artículo. Ya os describiremos, en un post posterior a este, el proceso con mayor detalle. 

Juan José Ibáñez

Pues bien, comencemos………..

Highlights

The low relief agricultural plains are dominated by ridge and furrow pattern and canal berms.

Tillage ridges and canal berms influence the surface run-off conditions of a plot.

Agricultural micro-forms could be considered as buffers and barriers from the point of view of overland flow.

In case of blocked overland flow excess water could develop on the agricultural lands.

Las llanuras agrícolas sin o con escasa pendiente, poseen una geometría caracterizada por crestas, surcos y las micro-pendientes que enlazan unos y otros, así como su conexión con los canales de irrigación y drenaje. Las crestas creadas por la labranza y orillas de los canales influyen en las condiciones de escorrentía superficial de una parcela.

Tal micro-tipografía, creada por el arado podría ser considerada como una estructura que tampona el rápido escurrimiento del agua, y como corolario torna en barreras desde el punto de vista del flujo superficial del agua. De este modo,  cuando las lluvias son intensas y el agua precipitacional no tiene tiempo para infiltrarse en el suelo, surge un impedimento para la escorrentía superficial, y como corolario el estancamiento del agua que puede arruinar o mermar la producción de las cosechas si el laboreo es perpendicular a la pendiente del terreno.

Abstract (parte del mismo)

The most common forms of low relief plains created by agriculture are ridges and furrows that develop parallel to ploughing and irrigation or drainage canals. These micro-forms influence the surface run-off conditions of a field, as they act as overland flow paths or barriers depending on their orientation, resulting in the development of excess water.

La actividad agrícola puede alterar significativamente las características geomorfológicas de grandes superficies del terreno, debido a sus miles de años de historia y diversos métodos de labranza utilizados durante largo tiempo. La actividad agrícola acelera ciertos procesos naturales en susuperficie, como por ejemplo aumentar la erosión causada por la escorrentía superficial del agua, aumentar la actividad eólica (erosión/deposición de sedimentos), o alterar la descarga del agua y sedimentos hacia los desagües naturales o antrópicos. En Hungría, estos problemas son especialmente pronunciados, como en la gran llanura húngara, en donde el porcentaje de tierras cultivables es muy alto, alcanzando el 75% de su superficie. La historia de la agricultura y sus consecuencias morfológicas se remontan hasta los principios del Neolítico (8.000-8.500 años).

A gran escala, el impacto más importante de la labranza es geomorfológico, debido al allanamiento directo o indirecto del relieve primigenio. Sin embargo, a pequeña escala pueden desarrollarse microrelieves dependiendo del método y la dirección de la labranza. Las formas más comunes son crestas y surcos que se desarrollan en paralelo a la dirección del laboreo, pero también la  morfología de las zanjas o arcenes de drenaje, y  las estructuras que delimitan las parcelas.

El laboreo a largo plazo de las parcelas agrícolas podría resultar en el desarrollo de depresiones en forma de platillo. Los patrones de crestas y surcos ya eran comunes no solo por la labranza medieval o moderna, sino desde tiempos  Neolíticos.

Los patrones de cresta y surcos pueden diferir, dependiendo de la dirección y el método de labranza. Por ejemplo, en el medievo británico, las tierras de cultivo poseían configuraciones o patrones superficiales en forma de S, mientras que en Canadá se ha descrito un patrón de caja o cuadrado. No obstante el más común resulta ser paralelo con el eje de la parcela.

Como resultado del laboreo las cristas alcanzan más de 20 cm de altura, si bien pueden llegar a superar el 1, 8 metros. Pero retornando al microrelieve más común, cuando la dirección de la labranza no es alterada durante décadas, la altura de las crestas puede duplicarse (hasta 0,3-0,4 m), y su anchura aumentar 15-20 m en 50 años.

Un patrón de cresta y surco proporciona condiciones favorables para el desarrollo de las platas de cultivo ya que aumenta la retención de agua en el suelo, siendo también una estructura que protege del efecto de las heladas y las crestas perpendiculares a la pendiente impiden la erosión del suelo.

Sin embargo, la labranza tiene también consecuencias geomorfológicas negativas……

Continuara……….

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