La Historia Contemporánea en la era digital

Vanessa Núñez

(Grupo deInvestigación en Historia de las Relaciones Internacionales)

 

La Universidad de Luxemburgo y el Centre Virtuel de la Connaisance sur l’Europe (CVCE) organizaronlos días 14, 15 y 16 de octubre un simposium internacional (L’Histoire Contemporaine à l’ère digitale)en el que especialistas de diferentes campos y países plantearon las nuevasposibilidades y retos con que los historiadores se enfrentan en esta era deordenadores, Internet y multimedia, y que ni investigadores ni docentes podemosignorar.

Los caminos que abren las nuevastecnologías son múltiples, algunos más farragosos que otros y siemprecomplejos, pero ello no debe llevarnos a dar media vuelta y no atrevernos aentrar en ellos. Las oportunidades que ofrecen la digitalización y el «infinitoarchivo» que es Internet pueden ser muy atractivas, tanto pedagógica comoacadémicamente, siempre y cuando se sepan manejar correctamente. Al fin y alcabo, el bagaje crítico que se requiere para analizar las posibilidades que nosofrece una página Web no dista mucho del que debe acompañar la utilización deuna fotografía, un documento oficial o cualquier otra fuente. Identificar elautor, analizar el contenido y la estructura, conocer el contexto y su procesode producción, y en definitiva, realizar un completo juicio crítico, soncriterios de los que nunca nos debemos desprender, sea de la característica quesea nuestra fuente.

 

La información es útil sólo sihay alguien que la demande y utilice, y desde este punto de vista, hoy hay más usuarios que lectores. Dos terceras partes del mundo, y cerca del 95 por cientode la población entre 17 y 30 años, forman parte de una red social en Internet.Y si nuestro objetivo es crear e intercambiar conocimiento, ¿cómo negar lautilidad de todas estas herramientas? Lo que hace falta es encontrar y definirqué papel deber jugar en los planes de la Historia Contemporánea del siglo XXI.

 

En el caso concreto de la Historiade las Relaciones Internacionales, un investigador que quiera estudiar, porejemplo, las últimas negociaciones de adhesión a la Unión Europa, no puedeobviar el papel que han jugado en ella los correos electrónicos. El principalproblema reside en que poco se ha dicho hasta el momento de su conservación osu posible manipulación. Por otro lado, desde la óptica pedagógica,reconstrucciones tridimensionales con imágenes, música, movimientos virtuales,y por qué no, incluso olores, pueden ayudar a captar la atención de unasgeneraciones cada vez más acostumbradas a desenvolverse con  nuevas tecnologías.

 

A lo largo de las ponencias quese presentaron y los posteriores debates que se abrieron en Luxemburgo, semostraron algunos de los proyectos que en esta línea se están realizando desdelos últimos años, y a los que se puede acceder desde la Web del simposium en Digital Humanities (ver aquí). Lasventajas que ofrecen son infinitas. Los retos, como decíamos un poco másarriba, son importantes. Aún queda mucho camino por recorrer, y por supuesto noserá fácil, pero el debate se ha abierto y no se puede ignorar. Cada vez haymás facilidades para desarrollar nuevas formas de escribir y de leer historia másvisuales, experienciales y abiertas, nuevas oportunidades para nuevos tiempos ynuevas generaciones, que no pueden ser eclipsadas por los miedos ni tiene porqué estar reñidas con la cientificidad de la historia.

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