La UNEP publicó en 1992 el  World Atlas of Desertification 2ED. Los autores encargados de editar el atlas fueron N. J. Middleton y D. G. S. Thomas. En este atlas, a todo el color, se exponía la grave amenaza de desertificación en grandes extensiones del planeta. Se dio por sentado que era una de las grandes amenazas ambientales del Siglo XX y XXI. Sin embargo, los mismos autores, revirtiendo el orden de sus nombres (Thomas and Middleton)  escribieron dos años después un libro en donde se analizaba el tema en toda su crudeza: Desertification: Exploding the Myth. Los autores del Atlas, asombrosamente arremetían contra el mismo, así como con todo lo relacionado al Convenio de las Naciones Unidas. Mentaban la mala calidad de los datos y el mapa, el politiqueo y camarillas que rodeaba todo el tema, como se habían inflado las cifras, etc. etc. De poco parece haber valido, ya que la UNEP en 1997 lanzó una segunda edición.

Por su parte, algunos de los antiguos participantes en los macroproyectos Medalus (Mediterranean Desertification and Land Use 1991-1999) hacían lo mismo. Así, por ejemplo, A. T. Grove y O. Rackhman en el año 2001 publicaron la monografía «The Nature of Mediterranean Europe: An Ecological History«. Se trata de otro terrible alegato contra el mito de la desertificación«.

 

También cabe señalar que las medidas agroambientales, tomadas por la UE en las zonas de Europa afectadas por la desertificación, en lugar de frenarla (de existir) parecen haber fracasado, al fomentarla. Vamos que la cosa no estaba nada clara a ningún nivel.

 

Desertificación: Mito o realidad. Un colega francés me comentaba que, tras hablar con un político de la misma nacionalidad con vistas a sensibilizarlo sobre las amenazas ambientales contra los suelos de Europa, este le interrogó sobre el tema de la desertificación. El mencionado colega le hizo ver las dudas que comenzaban a surgir sobre el concepto y la magnitud del problema. Por su parte el político, indignado (alguna vez que otra hasta llevan toda la razón) le espetó: Ósea que os pasasteis mucho tiempo intentando convencernos sobre tal amenaza, el gobierno invirtió una cuantiosa financiación para su estudio y ahora pretendéis convencernos de todo lo contrario? ¿Que credibilidad tenéis?

 

Tanto en España como en la UE, la investigación sobre desertificación ha pasado de ser un tema muy vigente a un segundo plano. Sigue apareciendo el vocablo en alguna que otra agenda, pero la mayor parte de financiación de la investigación va por otros derroteros. No podemos decir lo mismo a nivel mundial, por cuento las convenciones de la ONU pretenden en gran medida, «de facto» ser mecanismos de ayuda al tercer mundo. Dos escalas: dos actitudes.  Eso sí cada tras sequía u olas de calor, asociados al ahora más que popular cambio climático, surge el tema de la desertificación en medios de comunicación, y algunos científicos nos vuelven a «deleitar» con la misma «cantinela»: la grave magnitud del problema.

 

Y sin embargo, sigue siendo políticamente incorrecto ser crítico contra el fenómeno de la desertificación. A veces la coherencia científica acarrea graves problemas a sus defensores. Que hipocresía.

 

Continuará (..)

 

Juan José Ibáñez

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3 comentarios

  1. Estimado Juan José:

    Soy alumno de la licenciatura de Geografía en la universidad de Sevilla. Ya tengo una edad, 26 años, pero como la geografía siempre fue mi pasión, me anime a reducir jornada laboral y disfrutar con su estudio. Pero perdone mis desvaríos, voy al tema de mi consulta. Este segundo cuatrimestre tengo una asignatura, Hidrología, en la que he de presentar un trabajo sobre indicios o rasgos de desertificación en Andalucía. Tras realizar la mastodóntica tarea de recopilar información, datos, y artículos al respecto, ya casi finiquitado y planteado el trabajo con una visión de versiones muy oficialistas, tal como predomina en mi fuente esencial, la conserjería de medio ambiente de la junta de Andalucía y su página web: http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/site/web, me encuentro de sopetón con su blog y planteamientos críticos sobre desertificación que me dejan totalmente alelado…y convencido. Convencido de que la desertificación es un concepto ambiguo y falso, poco o nada defendible. Lo que he querido entender de las diferentes opiniones vertidas por usted sobre la desertificación es que los procesos responsables son tan amplios que abarcan un sinnúmero de posibilidades en el desarrollo del problema…es decir, que podríamos imaginarnos un paisaje desertificado con tipologías y formas diferentes, lo que debilita la existencia real del proceso desertificador”. Claro está que he tenido la oportunidad valorar asimismo, las diferencias entre desertificación (factores antrópicos) y desertización (avance de los desiertos por causas naturales), pero llegados a este punto lo que de verdad se me antoja difícil es con qué prisma plantear el trabajo y la presentación del mismo. ¿Podría usted concretarme en pocas palabras cómo definiría el concepto ‘desertificación’ y qué importancia y veracidad le daría? ¿Existe dicho proceso, o no es más que la extensión de la antropización exacerbada en los usos del suelo?

    De antemano muchas gracias por su atención y mis excusas por hacerle perder un tiempo que supongo valioso.

    Atentamente

    José Manuel López Torres

    (Buscando un oasis)

  2. Hola José Munel,

    Si has leído los post incluidos en la carpeta "suelos de zonas áridas, semiáridas y desertificación" debías poder definirlo tu. Personalmente yo entiendo que deseritificación es la degradación de los suelos generados por usos inadecuados que inducen una mayor aridez y déficit de agua en el ambiente. El paisaje se vuelve más arido. Yo prefiro el vocablo aridificación. Excluyo por tanto cuestiones como el sellado o la contaminación que sí caben en la definición actual de desertificación, por cuanto no escluye un ningún proceso de degradación. Se excuyen por tanto también las zonas naturalmente áridas y desiertos. Ahora bien se que el concepto actual es nefasto, pero tampoco está en mi mente proponer ninguno en concreto. No serviría de nada ya que es "oficial" para la comunidad científica (por desgracia)

    Saludos cordiales

    Juanjo Ibáñez

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