La Inaceptable Inercia de las Revistas Indexadas frente a la Información de Internet a la Hora de Cubrir las Demandas Sociales de I + D + i
Todo comenzó hace unos tres años, cuando rastreaba en Internet, porqué varias series de datos de distribuciones espaciales de suelos se ajustaban simultáneamente a una ley potencial y a una distribución Weibull. Tras consultar en la ISI Data Base, no encontré más que citas espurias. No conocía Wikipedia, que me habría sacado del atolladero. Indagué pues con mi motor de búsqueda y alucinado me encontré cientos de referencias sobre el hecho mentado en los campos más variopintos. ¿Por qué se ocultaba este tipo de problemas en las revistas de reconocido prestigio?, podría ser una pregunta. Pero esa es otra historia y ya hablé del tema en un workshop internacional sobre fractales. Seguidamente, realicé una búsqueda en Google, acerca de si el auge de los fractales había arrastrado al análisis (y como corolario, citación) de otros modelos de regresión lineal (leyes de potencia, lognormales, etc.). De nuevo me quedé atónito. Efectivamente así había sido, pero el crecimiento de las citaciones en Google en este tema comenzó casi diez años antes que en las revistas indexadas. Un crecimiento potencial en ambos, pero un retraso de ¡10 años! En las revistas internacionales de prestigio. 10 años, fueron necesarios para que el establishment se percatara de la importancia de esta nueva herramienta matemática. Hace año y medio, aproximadamente, fui invitado a dar una conferencia sobre la pérdida de suelos por el sellado urbano y las infraestructuras, y de nuevo encontré el mismo retraso. Veamos de qué hablo.
En 1996, el Centro Temático Europeo de Suelos (ETC/S), perteneciente a la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), me encomendó que liderara un informe sobre el estado de degradación de los suelos en Europa. Por este motivo, así como por otros relacionados con el ETC/S me desplacé a la sede de la EEA (Copenhague). Mientras esperaba una breve cita con su exdirector, Domingo Jiménez Beltrán, en un salón de la planta baja, observé ciertos mapas realizados mediante imaginería satelital. En unos se observaba la distribución de lagunas y embalses, en otros la de vegetación natural, etc. De pronto me quedé paralizado ante el mapa que daba cuenta de la dimensión ocupada por las áreas urbanas. Sabía que las imágenes eran groseras (tamaño grande de píxel) y que la distribución por tamaños de núcleos urbanos (incluidos chalets, etc.) se ajustaba a una ley potencial y/o a una lognormal. El problema podía ser enorme. Nadie se había puesto a analizar el problema.
Solicite unos datos a la EEA y me enviaron los de EUROSTAT. Inmediatamente entendí que cada país utilizaba una metodología diferente (no eran posibles), por lo que debía buscar fuentes más fidedignas y homogeneizadas. Las solicité al Centro Temático de Cobertura terrestre (ETC/LC). Al cabo de unas semanas tuve los resultados. Efectivamente había detectado un grave problema pasado por alto por la comunidad científica.
Desgraciadamente, tras incluir el tema en el informe solicitado, me comentaron que lo políticamente correcto era utilizar los datos de EUROSTAT. Como siempre lo políticamente correcto, aunque sea infame, tiene primacía sobre la información científicamente correcta (dentro de lo que cabe y lo que yo sabía del tema, claro está). Aquel informe fue amputado en todo lo concerniente al desarrollo urbano y de infraestructuras. Yo ya sabía quien valoraba los documentos del ETC/S en las altas instancias de la EEA, y como boicoteaba al ETC/S, asentado en España (quería sacarlo de aquí y llevarlo a su país). No tenía financiación para seguir con esta línea de investigación, por lo que abandoné el tema.
Años después (2001), el mismo “científico de excelencia” que desaprobó publicar lo que había escrito sobre el sellado, lo lanzaba a bombo y platillo en los documentos elaborados por los Grupos de Trabajo responsables de diseñar la Directiva Europea de Protección de Suelos. Daba a entender que era un gran descubrimiento de su cabeza de chorlito. Ya he comentado como se las gastan los Científicos de Excelencia. Pero volvamos al tema.
En 2005, es decir 10 años después de mis devaneos con la EEA, era lógico pensar que deberían haberse publicado ya varios trabajos sobre un tema que había comenzado a ser de candente actualidad en los medios de prensa. Consulté de nuevo en la Base de Datos ISI. Había un problema que dificultaba la búsqueda. “Soil sealing” (así se había bautizado el problema ambiental tras abandonar mis inquietudes) abarcaba dos temas distintos: la formación de “sellos” en el suelo por la destrucción de sus agregados tras sufrir el impacto de las gotas de lluvia, y el ya mentado del sellado urbano. Tuve que purgar una por una las publicaciones de tan dispar naturaleza, al ver que el sistema de búsqueda avanzada no era de gran ayuda. Cuando terminé, otra sorpresa. Cientos de publicaciones sobre los “sellos” y tres espurias (no decían nada sabroso) sobre las dimensiones espaciales del sellado urbano. Insisto en que ya por aquel entonces era un tema de gran cobertura mediática. ¿Qué pasaba? ¿Porqué tanta dilación?
Retorné a la estrategia de la búsqueda con Google y encontré decenas de miles de documentos. Bajé mapas enteros de suelos de ciudades (Berlín, Nueva Cork, etc.), rescaté datos de varios países (en España no nos hemos enterado aún de esta línea de investigación), etc.
Resumiendo, una vez más tope con ¡otro retraso de 10 años! ¿Será una regla? ¿Cómo es posible que las revistas indexadas dilaten tanto la publicación de temas que socialmente son importantes? Pudiera entenderse (a duras penas) lo mentado sobre las leyes potenciales versus distribuciones Weibull, aunque resulta extraño que un problema de esa naturaleza, detectado por cientos de personas, no fuera comentado en la abundante bibliografía que ya existía sobre leyes potenciales y fractales en revistas indexadas. Sin embargo, harto difícil es comprender como a penas se han publicado “papers” ISI que analicen la magnitud espacial del problema. Lo que hay es generalmente mera retórica
He realizado alguna que otra búsqueda de la misma guisa y parece ser que los retardos rozan, al menos en temas ambientales, la cifra de los 8 a 10 años. Hablo de temas no tratados, o considerados importantes con anterioridad, no de novedades relevantes de campos en los que se viene trabajando desde hace décadas. Una de dos, o los científicos y los responsables de las políticas no respondemos con la celeridad necesaria, o el establishment de las revistas indexadas está muy entretenido en sus “business” y no prestan atención a las demandas sociales hasta que no hay pasta y cobertura mediática a “tuti plen”. Visto que en Google encontré material abundante (en su mayoría inventarios regionales y gubernamentales), la segunda alternativa parece ser la más verosímil.
En otras palabras: las revistas indexadas se comportan como koalas en un mundo que cada vez cabalga a mayor velocidad. Afortunadamente la información en Internet fue suficiente para elaborar la charla. Ahora bien, es de esperar que el movimiento Open Accsess solucione el tema en un futuro no muy lejano. No puedo generalizar mis conclusiones a otras ramas del conocimiento, en donde sé que esto no parece ocurrir. Ahora bien, insisto que hablo de novedades de gran calado para un sector determinado de la comunidad científica, a la par que de un problema ambiental que requeriría una rápida respuesta de expertos, políticos e instituciones. Ahora, 10 años después sabemos que nos estamos quedando sin suelo, mientras apenas existe información científica indexada. Otra vez más topamos con la irracionalidad de la práctica científica.
Juan José Ibáñez