El otro 15M: de los Indignados y la SpanishRevolution a la Lucha Contra el Crimen Organizado y la Preservación de sus Bosques “MexicanSurvival”

Francamente me siento muy orgulloso del Movimiento 15 M lanzado por los jóvenes españoles en un país en donde la corrupción comienza a impregnar demasiadas cosas. Muchos de nuestros jóvenes ciudadanos se han hartado como resultado de la falta de expectativas para conseguir un futuro digno. Se les denominaba la “generación perdida”. Posiblemente debamos denominarlos ahora la “generación largamente esperada”. Ellos solos, a los que nos hemos unido otros ciudadanos desencantados para darles apoyo, se encuentran dando un revolcón a la clase política, que comienza a cambiar de discurso con vistas a capotar sus votos. ¡Pero no cuela!. ¡Ya les conocemos! ¿Y que decir de esos cibernautas que de ser acusados de piratería informática han terminado logrando sentar a sus acusadores en el banquillo de la justicia? El acusador acusado (el indignante caso de la SGAE, muchos de cuyos dirigentes alardeaban de ser de izquierdas). El verdadero ladrón cazado. Y todo gracias a las redes sociales de Internet. Ya habrá tiempo de hablar de todo este asunto. Ahora bien, lo que padece el pueblo Mexicano (entre otros muchos latinoamericanos) no tiene nombre. Los calificativos sobran. El alzamiento de un pueblo concreto, con vistas a defender tanto sus bosques como su propia vida, ha terminado por cerrar las escuelas y abandonar los campos. Aquí el movimiento es por la más pura y dura supervivencia, como mostraremos hoy, mediante la reproducción de un reportaje del rotativo LaJornada (enlazado con o por la Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM)-. La prensa española nos ofrece una visión edulcorada, en donde los buenos y los malos aparecen falsamente identificados, cuando la realidad resulta ser mucho más confusa, compleja e increíble. Lo que allí vivimos hace muy pocos años, así como los testimonios que escuchamos de los colegas científicos que me acompañaron, lamentablemente no pueden ser reproducidos ni en este blog, al que muchos consideran irreverente. Tan solo os mostraré seguidamente dos espeluznantes y dolosos botones de muestra. Nada es lo que parece, o como se nos cuenta. La realidad es mucho más asombrosa e injuriante. En verdad que hacer uso de apelativos como “los buenos y malos” distorsiona los padecimientos de una sociedad en la que todo se difumina al trasluz de una neblina teñida de rojo, como resultado del horror y la  sangre.

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Vigilancia en las Calles de Cherán Foto: Víctor Camacho para LaJornada

Reitero que de intentar reproducir lo que allí me narraron y posteriormente constate, “en una ínfima parte”, resultaría tan escandaloso e increíble que mejor desistir de tal empeño. ¡Me cierran esta bitácora, estar seguros!

¿Quién impone orden de la Justicia en muchos países? ¿Quién defiende a los ciudadanos de las tropelías más increíbles que uno pueda imaginar? ¿Nadie? ¡Posiblemente!. La vida de un ser humano en ciertos lugares del Planeta no vale nada. Y como veréis, la defensa de sus vidas y futuros, en algunos casos, ha llegado a los límites de dejar las escuelas desiertas y abandonar los campos antaño arados. La autoorganización ciudadana les exige demasiado tiempo como para instruirse culturalmente. La pobreza no da lugar a juguetear con las redes sociales. Allí uno si puede detectar que “parte” de la Iglesia se encuentra comprometida con el pueblo y la otra (…). Pero  terminemos estas líneas, antes de dar paso a la noticia que os mostramos hoy, con dos breves crónicas de lo que allí constatamos algunos de los españoles que asistimos a aquél congreso, pero recorriendo de norte a sur del país.

Tráficando con órganos: Sentados a medio día en una terracita cercana a la orillita del mar, se nos acercó un hombre mal encarado. Tras él un grupo de unos seis u ocho pequeños mal ataviados esperaban en silencio. El paisano intentando ser  “entablar conversación”  procurando ofrecer su lado más afable aunque “se le veía venir”. Al poco tiempo preguntó solícito si algún pequeño familiar padecía de dolencias que necesitaran un transplante de órganos, volviendo su faz hacia los pequeños que se encontraban tras el como diciendo (…). Y aquí termino la historia (…)- ¿para que seguir verdad?.

Infantes esclavizados y con hambre: Días después, tras una jornada agotadora, nos encontrábamos en la mesa de otra cafetería, al aire libre bebiendo unas margaritas. Unos pequeños ataviados con andrajos (pijamas sucios y rotos, mocos al aire) comenzaron, tal moscas, a merodear y sobar, solicitando unas monedas. Cuando algunos íbamos a sacar “nuestra chatarra de los bolsillos” un colega mexicano nos advirtió que aquellas monedas no irían a parar a sus familias, ni tampoco las usarían para la compra de alimentos que saciaran su hambre y precaria dieta. Aquél, ya entrañable amigo, nos comentó que, en la mayoría de los casos, eran “sicarios” de adultos que les obligaban a recaudar ese precario motín, bajo amenazas.  Con vistas a comprobarlo, nos negamos a soltar “la pasta” ofrciéndoles a  cambio los cacahuetes que yacían indolentes encima de la mesa, junto a la bebida. Y efectivamente, en lugar de seguir insistiendo comenzaron a ingerirlos con gran avidez. Les rogamos que se pusieran en fila. Uno de nosotros fue a comprar a un establecimiento más material de aquella guisa mientras otros solicitábamos al camarero una nueva ronda de margaritas, volviéndoles a ofrecerles tales exquisitos manjares. En orden los recogían, se sentaban con su botín en la acera, expresando con ternura su agradecimiento. Ninguna actitud de reproche, sino todo lo contrario.  Finalmente, cuando ya habíamos ingerido cuatro rondas de margaritas y comprado varios paquetes de productos similares, nos levantamos tambaleantes con una soberana borrachera y disponiéndonos a ir a cenar, si es que acertábamos a encontrar algún establecimiento sin derrumbarnos por el camino. ¡Pobres criaturas! ¡Nadie merece vivir hambriento y amenazado!

¿Para que contar más historias verdad?. Esa es la realidad de México y de otros muchos países que atesoran una gran cantidad de recursos naturales como para que tales desmanes sociales no sucedieran jamás. ¿Quién les defiende?  ¿Quién vela por estas criaturas? Existen desigualdades sociales en todas partes. Ahora bien, las de aquí “aun” no son como las de allí y esperamos que jamás sea así. Pero del mismo modo, debemos luchar por paliar e intentar erradicar estas situaciones en todo el planeta, es decir invertir el dicho de “la vida allí no vale nada”. Os dejo pues la narración de otro alzamiento popular pacífico, esperando que tal iniciativa sirva para hacer frente a las pistolas y fusiles. Tan solo demandan conservar sus bosques para poder sobrevivir y que no terminen en las manos de especuladores.

Y a los de aquí recordarles que nosotros, indirectamente, también somos culpables,  por no exigir a muchos gobiernos democráticos ”legítimizados por las urnas que (…)

Juan José Ibáñez

Cherán, ejemplo de organización, y eso a los gobiernos les preocupa, se sienten rebasados. LaJornada.

No vemos al bosque como mercancía, por eso ya no queremos más saqueos, dicen habitantes. Las labores de vigilancia comunitaria han obligado a los jóvenes a abandonar la escuela.

Periódico La Jornada Fuente Página Web de la UNAM; Martes 28 de junio de 2011, p. 14

Cherán, Mich., 27 de junio. Cae la noche en este pueblo purépecha y los jóvenes comienzan a tomar las calles, como todos los días desde hace más de dos meses. Representan la seguridad del pueblo. Apostados en cada fogata, velarán toda la noche hasta el amanecer, amparados en los leños que disuadan al crimen organizado de ingresar al pueblo.

En una de las más de 200 fogatas, a la distancia, Sergio luce temerario detrás de su paliacate que le cubre parte del rostro, no lo suficiente para no darse cuenta, al acercarse, que apenas ha dejado la niñez. Quince años dice tener y, como todos los menores de Cherán, no va a la escuela desde que está dedicado a velar todas las noches las calles de su barrio, el segundo, llamado San Marcos.

Los hombres de Cherán han conformado una peculiar e improvisada policía de autoprotección. Desde las alturas del campanario de la iglesia de San Francisco se vigila la operación de todos quienes integran la ronda comunitaria que recorre todo el tiempo las calles para salvaguardar la seguridad y el orden del pueblo. No es el único aporte de la iglesia en esta lucha, en la que ha estado activa ante la depredación de los bosques de este pueblo purépecha, pues también ha incidido en disuadir las diferencias partidistas, en aras de la defensa de los bosques.

La ronda comunitaria representa la estructura de base, regulada por una comisión de honor y justicia, integrada por representantes de los cuatro barrios. En la construcción de este provisional gobierno popular, dicha comisión funge como procuradora de justicia.

En las calles, un hombre alto, ataviado con un impermeable, parece ser el coordinador de la ronda comunitaria en la seguridad de su barrio. No da su nombre por motivos de seguridad: las desapariciones y asesinatos de comuneros son motivo suficiente para ser prudente. Yo nunca he andado en estos borlotes, pero la pelotera me llevó a incorporarme, resume para justificar las razones de su participación en los empeños del pueblo para detener al crimen organizado que los acecha.

Es claro en precisar qué quieren los indígenas del pueblo de la autoridad: protección de sus bosques, porque aquí dentro el Ejército no puede entrar. Las funciones de la ronda no se circunscriben sólo a la defensa del exterior, sino igualmente a garantizar el orden en estos tiempos extraordinarios que vive la comunidad.

Mal endémico del pueblo, el alcoholismo representa un fenómeno que, como están las cosas, no puede permitirse. Desde el púlpito, con el cura del pueblo y la comisión de honor y justicia, se le busca erradicar, para no alterar más el orden, de por sí incierto en Cherán.

No son tiempos para que los hombres deambulen por el pueblo embriagados, por ello se ha restringido drásticamente la venta del alcohol. A quien se le sorprende en estado de ebriedad se le exhorta a ir casa en una primera instancia, se le impone trabajo comunitario o, si el caso es más extremo, se le condena a pagar con un bote de pintura.

Con el apremio de la lucha ambientalista como eje de toda la vida en Cherán, muchas actividades están paralizadas: las escuelas se encuentran cerradas desde hace dos meses; las parcelas no se trabajan, porque el miedo recorre la comunidad.

El recuerdo de los muertos y los desaparecidos –considerados ya héroes populares– está presente en todos los comuneros, que no se arriesgan y han optado por abandonar sus tierras, sólo con la incertidumbre de que los gobiernos les resuelvan su elemental demanda: la protección del bosque y la comunidad.

¿Les interesa a los gobiernos resolver?

No les conviene, porque ahora ya somos un ejemplo de organización y se sienten rebasados. No pueden reconocer que sí se puede, que el pueblo puso el ejemplo, responde Alicia Lemus, purépecha con estudios de maestría en la Complutense de Madrid y ex becaria de la Fundación Ford.

No hemos encontrado otra forma de manifestarnos, de hacerle justicia al bosque, a nuestra tierra. No permitiremos ya que continúen destruyéndola. Es la tierra de los ancestros y de los herederos, por eso es que esta invasión (de los talamontes y del crimen organizado, que opera en contubernio) es lo que hace que se levante la gente.

Los purépechas de Cherán tienen una visión radicalemente distinta, asegura. Si destruimos el ecosistema, destruimos parte de nuestra propia vida; el pueblo vive del bosque, de sus árboles, de los frutos que les da, alimenticios y medicinales. No vemos el bosque como mercancía, sino parte de nuestra vida; por eso no queremos ya más saqueos de nuestras tierras.

A pesar de todo, asegura, los indígenas de Cheran no han optado por formar una guerrilla o algo parecido: es un levantamiento en el que nuestras armas son las palabras; nuestras ideas, la organización. Es lo único que tenemos, porque bien sabemos que con la violencia no llegamos a ningún lado, pues lo que queremos es preservar el bosque.

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3 comentarios

  1. […] Francamente me siento muy orgulloso del Movimiento 15 M lanzado por los jóvenes españoles en un país en donde la corrupción comienza a impregnar demasiadas cosas. Muchos de nuestros jóvenes ciudadanos se han hartado como resultado de la falta de expectativas para conseguir un futuro digno. Se les denominaba la “generación perdida”. Posiblemente debamos denominarlos ahora la “generación largamente esperada”. Ellos solos, a los que nos hemos unido otros ciudadanos desencantados para darles apoyo, se encuentran dando un revolcón a la clase política, que comienza a cambiar de discurso con vistas a capotar sus votos. ¡Pero no cuela!. ¡Ya les conocemos! ¿Y que decir de esos cibernautas que de ser acusados de piratería informática han terminado logrando sentar a sus acusadores en el banquillo de la justicia? El acusador acusado (el indignante caso de la SGAE, muchos de cuyos dirigentes alardeaban de ser de izquierdas). El verdadero ladrón … [Seguir leyendo…] Compromiso social por la ciencia Master Site Feed Posts […]

  2. Dr. Ibañez he seguido su blog, primero por sus escritos sobre compostaje, microorganismos, suelos etc. encontrando información muy interesante, ahora me encuentro esta información sobre la situación de la comunidad de cheran, y no me queda más que expresarle mi agradecimiento, por la difusión de la nota de la Jornada.
    A veces los cientificos se olvidan que en los ecosistemas tambien cuentan las poblaciones humanas, en el caso de los bosques de cheran, su viabilidad o su destrucción, dependeran para bien o para mal de la acción humana

  3. Muchas Gracias Mario.

    Considero que la ciencia debe entenderse en un contexto social. Del mismo modo, a demás de científico soy ciudadano. Como ciudadano no me gusta la ciencia orientada al beneficio de las multinacionales, ni las noticias científicas que encubiertamente hacen propaganda de productos que subsumen al medio ambiente en un estercolero. Como ciudadano +científico aborrezco la injusticia social y la ciencia que fomenta un consumo exagerado en beneficio de unos pocos. Como ciudadano +científico aborrezco que los que dicen que vienen a servirnos, simplemente se sirvan de nosotros hasta límites más que dramáticos. Sin embargo son temas delicados y solo los abordo de vez en cuando para intentar recordar a mis colegas que primero somos ciudadanos y luego científicos. Más aun los que trabajamos para el Estado, debemos entender que quien realmente nos pagan los salarios son los ciudadanos y no los gobiernos (meros intermediarios). ¿A quien debemos servir principalmente en primera instancia?

    Saludos cordiales

    Juan José Ibáñez

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