Serendipia e Indagación Científica
La serendipia según Wikipedia sería: “un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. También puede referirse a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca. En términos más generales se puede denominar así también a la casualidad, coincidencia o accidente”. “En la historia de la ciencia son frecuentes las serendipias”. Ningún filósofo de la ciencia lo duda. Ahora bien, como apuntala Wikipedia, recogiendo la famosa frase de Louis Pasteur (por no viajar a otras páginas Web): “la importancia de la observación acompañada de ingenio en la ciencia: Dans le champ de l’observation, le hasard ne favorise que les esprits préparés (En el campo de la investigación el azar no favorece más que a los espíritus preparados)”. Tan solo algunos practicantes, que no sus estudiosos (filósofos y sociólogos) defienden que la serendipia es un mecanismo poderoso del progreso científico. Pues bien, aunque desconozco la razón, en los últimos tiempos, mis colegas (de todas las disciplinas), a la hora de mostrar al público sus descubrimientos apelan a ella. Y cual moda se ha extendido como una epidemia, por no decir plaga de la peor calaña, por cuanto la investigación, afortunadamente no funciona así.
(…) “No nos lo podíamos creer”, “Nos quedamos asombrados”, “me frotaba los ojos”, “me quedé estupefacto”, “no nos lo esperábamos de ninguna de las maneras” y bla, bla, bla. Una de dos, o en la actualidad tan solo la diosa fortuna interviene en los nuevos descubrimientos, o se trata de una moda que, por alguna razón que personalmente desconozco, se ha propagado como la pólvora. Y al hacerlo, al margen de ser hipócritas, se ofrece al público una imagen distorsionada de la ciencia. Más aun tampoco da lugar a que admiremos a sus “famosos y antológicos cerebros” que dicen ser el motor del progreso humano, pues si todo fuera cuestión de suerte (…) el avance de la indagación científica sería una mera concatenación de golpes de fortuna, que no de talento. Más aun, desde el punto de vista de la política de innovación y desarrollo, ¿para que priorizar unas líneas de investigación sobre otras?, ya al fin y al cabo todo progreso (o una buena parte de él) vendría acompañado de enormes dosis de suerte”. Sin embargo reitero que en las notas de prensa de los últimos años, proliferan exponencialmente exclamaciones como las que arriba os mostramos.
Seguramente, existe algún estudio que muestre que se trata de una buena estrategia de marketing con vistas a llamar la atención de los lectores. Sin embargo, y en cualquier caso, se me antoja de lo más estúpida. Si buscamos una cosa y encontramos otra, lo mejor es trabajar en cualquiera y esperar sentado a que un día nos sorprenda un golpe de suerte, esos que suelen conocerse por Eureka. Y para mostraros como funciona esto, os expondré más abajo un ejemplo de mi propia cosecha, cargado de una buena dosis de humor.
También debéis tener en cuenta que, obviamente, tales exclamaciones de asombro no son incluidas en las publicaciones científicas, sino en las notas de prensa, ya que en las primeras el hilo conductor debe seguir ineludiblemente el camino opuesto. En otras palabras no se aceptaría una narración en la que los autores comentaran razonadamente un experimento o estudio y de pronto comentaran: “sin embargo, nos dimos cuenta que ocurría algo muy extraño y sorprendente, por lo que abandonamos todo lo que habíamos hecho y comenzamos a analizar este otro proceso (…)”. Los revisores o referees les tirarían el trabajo a la basura.
Hace décadas comencé a sospechar que muchas de las propiedades que los colegas decían atesorar los ecosistemas y sistemas biológicos en general, también acaecían en el mundo inorgánico, lo cual refutaba sus premisas. Y así, poco a poco, artículo tras artículo, logré demostrar que este era el caso. Personalmente sostengo que se trata de las propiedades de los sistemas complejos y sistemas no-lineales en general, pero ese es otro asunto. Pues bien, por escoger un tema concreto, digamos que hace poco tiempo publicamos un par de artículos en los que mostramos que todos los países (a nivel estadístico, ya que se trataba de “leyes probabilísticas”) ricos en anfibios también lo eran en tipos de suelos, mamíferos, aves, etc. Veamos ahora que ocurriría si yo hubiera enviado una nota al gabinete de prensa de mi institución o a algún boletín de noticias (añadiendo algo de histrionismo) bajo la estrategia de la falsa serendipia.
Periodista: ¿Cómo se le ocurrió llevar a cabo este estudio?.
Investigador: ¿Yo?. ¡A mí no se me ocurre ninguna idea, faltaría más!. Simplemente un fin de semana me encontraba aburrido analizando la base de datos de suelos del mundo, cuando harto del tema, me puse a navegar por Internet. Observé que se encontraban disponibles otras similares de biodiversidad por países y me puse a jugar con ellas para matar el tiempo, antes de ir a tomarme unas cervezas con los amigos. Y como mi trabajo es un tostón, y no tenía ganas de calentarme los sesos, apliqué las mismas herramientas a los bancos de datos de suelos y de biodiversidad. Y de pronto (…) “me quedé obnubilado” “era asombroso”, “no podía ser verdad”. Excitado se lo conté a mi vecina que en ese momento estaba tendiendo la ropa. Luego, aun presa de la emoción exprese también mi sorpresa a los amigos con los que me iba a emborrachar. Ellos comentaros que no se lo creerían ni borrachos, por lo que no debía anticiparme a los acontecimientos. El camarero se partía de risa y exclamó, “tú ya vienes bebido Tío, no te sirvo ni una birra más”. Al día siguiente, con una resaca inmunda, volví a repetir los análisis. ¡Era verdad! ¿Se lo puede creer?. Yo aún estoy conmocionado.
Periodista: ¿Y qué aplicaciones podrán tener sus hallazgos?.
Investigador: ¡Ni se lo imaginaaaaa!. ¡muchísimaaaaas! Desde la física cuántica, pasando por la biotecnología y nanotecnología hasta el origen del Universo. Sería tremendo. Si todas las leyes que rigen en nuestro universo son idénticas, bastaría con centrarnos en un ámbito exclusivamente y extrapolar sus resultados a todos los demás. ¡Es increíble! ¿Verdad?. Sobrarían investigadores, ahorraríamos ingentes cantidades de dinero.
Periodista: ¿Y en otros Universos?
Investigador: ¿Se refiere a los multiversos? ¡Ah pues no lo sé!, ¿pero porque iban a ser diferentes?.
Periodista: ¿Está usted seguro, que sus ¡sesudos estudios! Cambiarán el mundo?.
Investigador: ¡Bueno, bueno, tampoco hay que anticiparse a los acontecimientos!. Obviamente aún nos encontramos en una fase experimental. Debemos seguir analizando datos y más datos. Seguramente tardaremos décadas en llegar a mostrar si esto es así o de otra manera, porque ¡todo es posible!
Periodista: ¡Bueno pues en hora buena y le dejo tomando cubalibres con su vecina!. Ha escogido un sitio poco usual para realizar esta entrevista.
Investigador: Muchas gracias, ¡mañana me pondré a currar de nuevo sobre este u otro tema («que más da»), mientras me recupero de la resaca que me espera hoy!. Realmente me inspiran esos momentos. ¡Hoy me quedo trabajando a la vecina! (guiñó pícaramente el ojo derecho al periodista).
Juan José Ibáñez y vecina……