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Fuente de la Imagen: Stichting International Association Agricultural Cooperation & Youth Development (SIAACYDconflicto-en-en-mundo

Colaje de zonas bélicas afectadas en el Mundo. Fuente Yahoo imágenes

En estos momentos me encuentro formando parte de un grupo de trabajo de la FAO (Alianza Global por el Suelo: Global Soil Partnership) con vistas a presentar lo más rápidamente posible un primer documento que analice las prioridades de investigación en ciencias del suelo para las próximas décadas. Tal información deberá ser remitida, como la de los otros IV pilares (ver relación abajo), al Grupo Técnico Intergubernamental de Suelos. Si bien, este manuscrito necesita identificar las principales prioridades, también es cierto que la ciencia destinada a los países eufemísticamente denominadas en vías de desarrollo, es decir los más necesitados, será materia de especial atención, por cuanto la FAO tiene la obligación de paliar el hambre, la salud y el desarrollo en el mundo. Por todo ello, posiblemente, en las próximas semanas, lance varios post más en donde os narre mis dudas y tribulaciones. Pues bien comencemos por una de ellas.

A la hora de sectorializar las prioridades surgen diversas alternativas solapantes (es decir no excluyentes entre sí, aunque tampoco se puede desarrollar un esquema excesivamente complejo o farragoso).

Por un lado debe atenderse a una regionalización geográfica por escalas, del tipo: global, regional, local, ya que aunque pensemos de manera global, las actuaciones prioritarias, como para cualquier otro recurso natural, demandan que se lleven a cabo a escalas regionales y preferentemente locales, dependiendo del objetivo. Con tal propósito podemos comenzar dividiendo el planeta en biomas, regiones agroclimáticas u otros tipos de unidades ambientales, para seguir a la postre conforme a un escalamiento descendente (scaling down) de mayor finura, es decir elaborando una taxonomía basada en clasificaciones anidadas de resolución creciente. Por ejemplo una gran región se divide en subregiones, y estas a su vez en territorios ambiental/agrariamente homogéneos de menores dimensiones (…), etc.       

Otro enfoque no excluyente, pero difícil de ensamblar con la regionalización anterior estriba en contemplar “lo que debería priorizarse” conforme a los agentes implicados”. Por un lado se encuentran las agencias intergubernamentales de cooperación para el desarrollo (¿incluyendo a las ONG?), por otra las compañías internacionales que negocian o usan el recurso suelo (como ya sabéis el asco que me dan estas últimas, no me extenderé sobre ellas), organismos nacionales, regionales, servicios locales de extensión agraria, etc.

Hasta aquí lo que se ha debatido, más o menos, así como lo que se infiere de los primeros esbozos de borrador aun, lamentablemente en fase embrionaria.

Ahora bien, al llegar a este punto me surge una duda. Por mucho que intentemos esbozar esquemas acerca de las prioridades en materia de investigación siguiendo alguno o todos de los criterios, e incluso a la hora de implementar los programas y proyectos que debieran llevarse a la práctica topamos con un muro formidable. Una cuestión es identificar lo  deseable y otra bien distinta, lo viable a día de hoy. Nos olvidamos que en muchos espacios geográficos de mundo son azotados por conflictos bélicos en el sentido más amplio del término (guerras entre países, conflictos étnicos, etc.). El problema se complica aún más si tenemos presente que no solo son afectadas las zonas en conflicto. En efecto, cuando un a país sufre de una de estas tragedias, suelen producirse migraciones masivas (desplazamientos forzados) de sus desafortunados habitantes a otras regiones, ya sean del mismo u de otro país fronterizo, dando lugar a la extensión de la misma. Resulta evidente que en este tipo de regiones/países/territorios/ poco se puede hacer con anterioridad a la pacificación del conflicto. Y así, me asalta la idea de que un primer mapa debiera mostrar los espacios geográficos afectados por tales desastres humanos que devienen finalmente en ambientales. Por continentes/regiones, en función del grado creciente de tal sangriento problema podríamos esbozar esta clasificación comparativa: África > Asía > Oriente Medio> Europa> América.   

De hecho la propia FAO ya ha hecho uso de este tipo de segmentación. Por ejemplo, cuando sus técnicos me ofrecieron gentilmente una base de datos de los suelos de los países del mundo, observe que diversas zonas habían sido segregadas de sus respectivos Estados cuando surgían conflictos diplomáticos o bélicos sobre su soberanía (recuerdo por ejemplo los casos de Cachemira, los Altos del Golán, Gaza, etc.). Buscando en Internet pueden encontrarse una multitud de mapas e información sobre este asunto.  Obviamente los habrá mejores o peores, pero no soy experto en la materia. Os muestro un simple colaje de algunos de ellos. Como podréis observar, el panorama es desolador, especialmente en África. Obviamente la pregunta del millón estribaría en preguntarse: ¿Qué se puede hacer en aquellos territorios en donde la implementación de mejoras para la agricultura se ve impedida por estas razones?. Es palmario que se puede investigar lo que necesitan en otras partes de mundo, con climas y suelos similares pero que disfrutan de una mayor paz y estabilidad. Sin embargo la investigación aplicada, así como los programas de implementación de capacitación agraria no son nada fáciles de implementar justamente en muchas de aquellas zonas que más lo necesitarían.

Ruego que no se entiendan estas reflexiones como una llamada a la “inacción”. Lo que busco son respuestas heurísticas con vistas a sortear el dilema, que no estupideces burguesas. Abajo os muestro algunos textos sacados del Portal de la FAO sobre la mencionada alianza, Panel Intergubernamental y los denominados cinco pilares (…) 

Juan José Ibáñez

Los cinco Pilares de Acción

La Alianza Mundial por el Suelo apoyará el proceso que conducirá a la adopción de las metas de desarrollo sostenible de los suelos.

La Alianza contribuirá al bienestar medioambiental a través de la prevención de la erosión y la degradación del suelo, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante su función de sumidero de carbono y la promoción del uso adecuado de los insumos agrícolas sin impacto para la salud del suelo y por último el manejo de los ecosistemas.

Igualmente, la Alianza contribuirá al bienestar humano y a la equidad social a través de un mejor uso y gobernanza del recurso suelo, la búsqueda de alternativas a las prácticas degradantes del suelo mediante  procesos participativos basados en experiencias locales con enfoque de género y de defensa de los derechos de los pueblos indígenas.

Con el fin de alcanzar estos objetivos, la  Alianza se ocupará de cinco pilares de acción fundamentales:

1- Promoción del manejo sostenible del recurso suelo para promover su protección, conservación y  productividad sostenible;

2- Fomento de la inversión, la cooperación técnica, las políticas, la concientización, educación, capacitación y la extensión sobre los suelos;

3- Promoción de la investigación y el desarrollo edafológico focalizado y centrado en las brechas y prioridades que se hayan identificado y las sinergias con acciones relacionadas con la producción, desarrollo ambiental y social;

4- Mejoramiento de la cantidad y la calidad de los datos e información edafológica: recolección de datos (generación), análisis, validación, presentación de informes, monitoreo y su integración con otras disciplinas;

5- Armonización de los métodos, medidas y los indicadores para el manejo sostenible y la protección del recurso suelo.

En Inglés

1- Promote sustainable management of soil resources for soil protection, conservation and sustainable productivity

2- Encourage investment, technical cooperation, policy, education awareness and extension in soil

3- Promote targeted soil research and development focusing on identified gaps and priorities and synergies with related productive, environmental and social development actions

4- Enhance the quantity and quality of soil data and information: data collection (generation), analysis, validation, reporting, monitoring and integration with other disciplines

5- Harmonization of methods, measurements and indicators for the sustainable management and protection of soil resources   

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