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Sustancias húmicas y secuestro de Carbono. Fuente: intl. Humic consortium for carbon sequestration

Francamente debo confesar que este tipo de noticias científicas me desconcierta. Me refiero por ejemplo a esta: “Científicos del ARS ayudan a mejorar los cálculos sobre el carbono en el suelo” A falta de leer el artículo original, la novedad del estudio parece residir en un absoluto desconocimiento de los estudios realizados sobre las sustancias húmicas de los últimos 30-40 años. Vamos que los antecedentes bibliográficos deben haberse reducido a algunos libros de educación infantil. Y os puedo asegurar que no me gusta estar arremetiendo constantemente con la labor de otros colegas, pero no hay más cera de la que arde. Durante más de un quinquenio trabajé sobre el tema, pero de eso hace ya unos 35 años. ¿Qué ocurre? Simplemente que por aquél entonces ya sabíamos sobradamente lo que ahora se presenta como novedad. Os citaré tan solo un ejemplo. Las sustancias húmicas del suelo pueden ser extraídas, separadas,  clasificadas y cuantificadas en tipos distintos. En un universo tan complejo como el de la descomposición de todos los residuos orgánicos que van a parar al suelo, existen multitud compuestos que son categorizados en una de esas tipologías, siendo su determinación y clasificación una subdisciplina que evoluciona a lo largo de los años. Pues bien, «repito» una vez más que desde al menos hace 30 años, algunos investigadores estimaron la edad media de diferentes tipos o fracciones húmicas (mediante radioisótopos de carbono). Y al hacerlo observaron que mientras en unos tipos las estimaciones de residencia ofrecieron valores que oscilaban entre pocos meses o años, en otros, ascendían a siglos. Las denominaciones de estas tipologías, así como las metodologías para su extracción han cambiado, y supongo que mejorado. No obstante por aquellos tiempos remotos se sabía que la asociación de ciertos tipos de materia orgánica con la fracción mineral inhibían o frenaban considerablemente su descomposición, acumulándose en el medio edáfico durante largo tiempo, mientas que en otros por la ausencia de tales ligaduras se descomponían y emitiendo CO2 a la atmósfera rápidamente. Incluso existía un tipo al que se denominaba “humina de insolubilización residual”,  en el que la unión con la arcilla y algunos minerales resultaba ser tan recalcitrante que era prácticamente imposible separarlas por unos métodos de extracción convencionales que ya de por si eran muy agresivos. Debemos también tener en cuenta que en cada suelo la proporción entre las distintas fracciones lábiles/recalcitrantes resulta ser muy variable, por lo que no se puede generalizar antes de llevar a cabo algún procedimiento de fraccionamiento y estimaciones ulteriores en cada muestra. Si más de treinta años después se vuelve a descubrir lo mismo, ¿Qué podemos pensar? (i) que la noticia científica no responde a los contenidos del paper; (ii) que algunos colegas no tienen un adecuado conocimiento de los antecedentes, lo cual en ciencia no deja de ser, al menos en la práctica, un tipo de pavoroso Alzheimer o (iii) lo que ya hemos denominado en otro post el “El Olvido de la Ciencia: El Efecto Internet”.

Lo que resulta palmario y al parecer algunos denominados científicos desconocen, estriba en que parte de la materia orgánica que recibe el suelo (SOM) se descompone con facilidad y es devuelta rápidamente a la atmósfera mientras que otra pasa a formar parte de una reserva que permanece en el medio edáfico durante mucho tiempo. Obviamente, con vistas al secuestro carbono de la atmósfera nos interesa fomentar la segunda vía, ya que la primera resulta ser engañosa y totalmente ineficaz. De no ser así, si toda la MOS quedara secuestrada, se acumularía en tales cantidades, con el devenir del tiempo, como para hacer descender las concentraciones de CO2 atmosférico en tal medida que la Tierra posiblemente sufriera una permanente glaciación. ¿Nos aclaramos?. Ahora lean pues lean el  notición del decenio y reflexionen.

Juan José Ibáñez

Científicos del ARS ayudan a mejorar los cálculos sobre el carbono en el suelo

Por Ann Perry: 3 de julio de 2014

Una fuente potencial de error en los cálculos sobre el carbono en el suelo ha sido identificada por científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS).

Científica del suelo Hero Gollany ha usado estos hallazgos para mejorar los métodos usados para evaluar las prácticas de agricultura que ayudan a retener el carbono en el suelo y por consiguiente mitigar las emisiones de carbono que contribuyen al cambio climático global. ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés), y estos hallazgos apoyan la prioridad del USDA de responder al cambio climático.

Las tasas de retención del carbono en el suelo—conocida como el secuestro de carbono—a menudo se miden y calculan basadas en cambios en la cantidad total de carbono en el suelo con el tiempo. El carbono producido por los residuos de cultivos y la descomposición de otras materias vegetales es presente en las muestras de suelo coleccionadas para los estudios del secuestro. Pero en realidad, este carbono acumulado no es secuestrado en el suelo hasta que el carbono se sujete a las partículas de minerales en el suelo, y ese proceso puede tomar varias décadas.

Antes de que esta acción ocurra, el carbono acumulado debido a la descomposición de las materias vegetales puede ser perdido del suelo, porque no está atado o asociado con las partículas de suelo. La inclusión de este carbono acumulado en los cálculos del secuestro de carbono puede llevar a sobreestimaciones del efecto de las prácticas agronómicas en los niveles del secuestro.

Gollany y microbióloga Ann-Marie Fortuna de la Universidad Estatal de Washington usaron datos derivados de otro estudio de campo sobre el carbono en el suelo para evaluar el efecto de niveles de un tipo específico de carbono llamado «carbono de fracción de luz». Utilizando este método, las científicas determinaron que los niveles del secuestro de carbono medidos en el estudio incluyeron carbono que vino de partículas finas de residuos de cultivos que pasaron por tamices durante el procesamiento de las muestras del suelo—es decir, carbono que acumuló en el suelo, pero ya no fue secuestrado por medio de la descomposición.

Este carbono acumulado representó del 13 por ciento al 19 por ciento del total de carbono en el suelo en las muestras. Esto afectó los esfuerzos de utilizar datos derivados de las muestras del suelo para modelar los niveles del secuestro de carbono en el suelo.

Gollany, quien trabaja en la Unidad de Investigación de la Conservación del Suelo mantenida por el ARS en Pendleton, Oregon, publicó sus hallazgos en la revista ‘Soil Science Society of America Journal‘ (Revista de la Sociedad Americana de la Ciencia del Suelo) en el 2013.

Lea más sobre esta investigación en la revista ‘Agricultural Research’ de julio del 2014.

Servicio Noticiero, Oficina de Información, Servicio de Investigación Agrícola Noticias@ars.usda.gov | www.ars.usda.gov/noticias Teléfono (301) 504-1636 | Fax (301) 504-1486

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