Degradación y Erosión de Suelos en México: la sombra trasatlántica de la Alfonsina Mesta (Régulo León Arteta)
Don Quijote embistiendo a un » escuadrón» de ovejas. Pintura antigua de Cerro de la silla.Ladera de cerro con terracillas causadas por sobre pastoreo en la llanura Huasteca. El sobre pastoreo del suelo de lo que antes fue selva, ha dejado vastas áreas yermas, incapaces de recuperarse sin ayuda humana (http://sierra-madre-oriental.blogspot.mx/2013/03)
La desertización y especialmente a la erosión de los suelos, que afectan al menos el 77% del territorio mexicano, son provocados por laboreo excesivo y sobrepastoreo. Aunque durante mucho tiempo la erosión fue atribuida a la tala inmoderada. En todo caso, en la época precolombina la desertización y erosión de los suelos, fueron prácticamente inexistentes. Ahora quizá por razones históricas dicho laboreo excesivo y sobrepastoreo, afecten a la mayor parte del ContinenteAmericano.
Porque en el caso del sobrepastoreo sobresale desde 1273 en España, con la integración de los pastores de León y Castilla, en el «Honrado Concejo de la Mesta de Pastores«, porAlfonso X el Sabio. Este monarca les otorgó privilegios tales como: como eximirlos del servicio militar, testificar en los juicios, derecho de paso, pastoreo y posteriormente, una fiscalización especial para protegerla de los agricultores.
A la postre, Carlos V la moldeó para controlarlos mejor, mediante los grandes propietarios nobles y eclesiásticos, cuyos administradores cometían abusos. A causa de estos últimos se provocaron largos e incontables pleitos entre pastores y agricultores, que se vieron incrementados, debido a la ya tradicional lejanía de los propietarios respecto a sus rebaños, hasta que en el año de 1836 en que fue abolida.
El acostumbrado sobrepastoreo trashumante practicado por la influyente «Mesta de Pastores» sobre todo en La Mancha y Extremadura del reino de Castilla, provocó la formación de grandes extensiones de hierba y maleza de baja calidad, según Brailovsky. Esta tradición fue el motivo de una de las aventuras alegóricas del «Caballero de la triste figura» y el que después añorara tiempos pasados:
«Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían…»
En la colonial Nueva España, esta práctica se repitió en el Nuevo Valle de la Extremadura, ahora Monterrey, Nuevo León, México y cuyo emblemático «Cerro de la Silla» exhibía nieve hasta el mes de mayo mientras los valles «siempre eran verdes «, por la interacción de la alta humedad entre ellos y las montañas.
Sin embargo, el estado actual del paisaje es producto del pastoreo de las ovejas, que en 1635 trajo Antonio Leal y que en 1715 superaban ya un número de cabezas de 1,100,000 al procrearse 300,000 al año, además del ganado mayor, asnal y caballar. Tales hechos fueron compilados por Como Rubio Cano en 1985 («Desequilibrios ecológicos en el Valle de la Extremadura, asiento y cobijo de la ciudad de Monterrey)», en la primera reunión del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Monterrey, N.L.
Todos estos acontecimientos provocaron el desequilibrio ecológico en ese valle, como indudablemente sucedió también en muchas regiones del resto del continente americano. Contribuyeron también los perennes conflictos de los posesionarios de la gestiones ganaderas o potreros, aledaños con los terrenos de indígenas desde la época colonial y a partir de la Revolución mexicana también con los usufructuarios de los ejidos mexicanos.
En el estado de Veracruz, existen como nombres relictos: las comunidades de Paso de Ovejas y Boca de Ovejas, sin que haya referentes actuales del motivo de tales denominaciones.
Así mismo, en la época colonial se promulgaron » previsiones» en las Leyes de Indias, para el control del pastoreo y de protección forestal, además de las ordenanzas específicas de 1496 y 1518.
Actualmente las gestiones ganaderas o potreros, son terrenos cubiertos por de vegetación secundaria, gramas o pastos nativos y ocasionalmente con pastos introducidos; todos ellos cercados con alambre de púas formando los aludidos potreros. Una nieta mexicana de la Mesta Alfonsina resulta ser la poderosa Confederación Nacional Ganadera, sospechosa de la presencia del clenbuterol en la carne que consumimos en México. Anteriormente, dicho ganado deambuló por todo el terreno, buscando algunos brotes más o menos tiernos y de los cuales aprovecha sólo un 5%, mientras defecaba y pisoteaba el resto del terreno.
Es en las laderas de los cerros, es donde la compactación del suelo por el pisoteo es más obvia, pero con más cuidado se puede apreciar en los terrenos planos y en ambos casos limita tanto el desarrollo de las raíces, como la velocidad de infiltración de la lluvia facilitando los escurrimientos y por ende la erosión hídrica.
También ha sido otra alternativa de aprovechamiento, de los terrenos agrícolas degradados por erosión. Si bien, este cambio de uso del suelo de hecho fue frenado en México desde los 50 del siglo XX, entre 1972 y 1983 se desmontaron grandes superficies, para transformarlos en potreros. Apoyada dicha alternativa por el Banco de Crédito Rural y el Banco Mundial, se alteró el uso del suelo del 65% de la superficie nacional ( en su mayoría selva, que los expertos consideraban económicamente no rentable), hasta que se vio frenada por la crisis económica de 1982.
Entre los programas gubernamentales aliados de esta degradación ambiental, sobresale desde 1992 el de “Certificación de Derechos Ejidales» (Procede) impuesto por un dueño de la hipoteca nacional o sea el Banco Mundial. Quien estipuló la figura Jurídica del “Dominio Pleno» en otras palabras, la privatización del ejido, sobreviviente de la propiedad comunal, protegida en época colonial hasta por los reyes de España. Y así se ha favorecido el mercadeo de parcelas, el individualismo, la desintegración de los núcleos agrarios, el incremento de la pobreza y el cambio del uso del suelo. Como resultado, sólo una tercera parte se siguió dedicando a actividades agropecuarias y algunos terrenos agrícolas pasaron a ser pasto de la ganadería extensiva, acelerando más la deforestación, degradación de los suelos y consecuentemente la pérdida de la biodiversidad.