china-y-la-nueva-civilizacion-ecologica

Fuente: “Colaje imágenes google”

El día que escribo este post, leí dos noticias relativamente contradictorias que me han dejado estupefacto. Y digo “relativamente contradictorias”, por ser prudente, quizás demasiado. A lo largo de los trece últimos años y leído miles de noticias sobre la depredación del hombre contra el medio ambiente en el que habita. Tanto es sí, que añadí una carpeta a mi PC sobre “delitos ecológicos relevantes”. Con el tiempo he compilando “selectivamente” unos pocos miles de notas de prensa que debieran sacudir nuestras conciencias. Ahora bien, casi la mitad provienen de la mano de los intereses del dragón asiático por antonomasia, es decir China.   En consecuencia, en el momento de escribir este post estoy espeluznado al analizar el contenido de la siguiente nota de prensa: “La nueva civilización ecológica nacerá en China” (James Thornton, cabeza del famoso bufete ClientEarth, asegura que la estrategia china es la mejor respuesta a la crisis ambiental del planeta). Media hora después caía en mis manos otra buena nueva: «Las aguas internacionales son el Salvaje Oeste» (Entrevista a Enric Sala, director de Mares Prístinos de National Geographic. El ecólogo marino denuncia la expansión «depredadora» de China por los océanos del mundo). ¿Entienden ustedes algo?. ¿Será verdad?, o hablamos de ese concepto un tanto tenebroso al que se le denomina postverdad. Generalmente, entre los noticieros que suelo hojear casi a diario, se encuentras ScienceDaily y TerraDaily. Es lógico que los estadounidenses observen atentamente y con recelo todo lo que sucede en el gigante asiático, por lo que mi perspectiva pudiera estar sesgada. Ahora bien, si utilizamos, por ejemplo el buscador Google, y escribimos los siguientes  palabros, ustedes ya podrán hacerse su propia opinión. En el mundo anglosajón el número de ítems es desorbitadamente mayor. (i) China pesca piratería; (ii) medicina china y caza ilegal; (iii) China acaparamiento de tierras; (iv) China comercio ilegal; (v)  China contaminación; (vi) China tierras raras contaminación; y (vii) China alimentos contaminados exportados. Así pues, vuelvo a preguntarme ¿La nueva civilización ecológica nacerá en China ¿? ¿?. La noticia nos habla también de un libro en la que dos autores analizan y defienden esta ¿posthecho?. ¿No será mera propaganda?. Con tal título (el de la noticia y la marca del gabinete de abogados de los autores), a muchas personas e instituciones les ocurrirá lo que a mí, por lo que podría tratarse de una propaganda de ventas superlativa, más que magnífica.

Empero en lugar de objetar nada, les ruego que vuelvan a releer los siete ítems que he mentado de las búsquedas en Internet y háganse la siguiente pregunta. De ser verdad, ¿no será ya demasiado tarde, si lo lograsen?. ¿Con que mimbres se creará una civilización ecológica, si últimamente han ido devastando el Planeta?, que parece que podría superar la ya dramática que realizan del resto de los países conjuntamente. ¿Noticia científica? o, ¿marketing?, ¿ciencia ficción: redactada en un mundo paralelo del multiverso en el que algunos dicen que vivimos?. Gracias a Francisco de Zarate por la excelente traducción de la notica.

Os dejo ya con la nota de marras, así como la de las opiniones del “Lejano Este?, el oriental, por supuesto.

Juan José Ibáñez

Continúa………

La nueva civilización ecológica nacerá en China, según el mejor abogado ambientalista

James Thornton, cabeza del famoso bufete ClientEarth, asegura que la estrategia china es la mejor respuesta a la crisis ambiental del planeta

“Construimos una civilización agrícola, luego una industrial y ahora debemos construir una civilización ecológica”

Jane Gleeson-White;  23/09/2017 – 18:40h

La contaminación mata a miles de personas en China cada año. How Hwee Young / EFE

ETIQUETAS: The Guardian, medioambiente, China, contaminación

La especialidad de James Thornton es demandar a gobiernos y corporaciones en nombre de su único cliente: el planeta Tierra. Y Thornton es muy bueno en su trabajo. En cuatro décadas de práctica legal en tres continentes, nunca ha perdido un caso.

En reconocimiento, la revista  New Statesman lo nombró en 2009 como una de las diez personas con posibilidades de cambiar el mundo. ClientEarth, el bufete de abogados ambientalistas de interés público que Thornton fundó en Londres en 2007, tiene ya 106 empleados.

Thornton visitó Australia para hablar de su trabajo y su nuevo libro, Client Earth, escrito junto a su socio Martin Goodman. Cuando me reuní con ellos en Sidney, Thornton estaba dispuesto a hablar de su insólita aventura en China. Goodman, por lo general un británico reservado, estaba entusiasmado con el inesperado rayo de esperanza que encontró mientras escribía Client Earth.

A Thornton lo invitaron por primera vez a Pekín en 2014 para ayudar a implementar en China una nueva ley que, por primera vez, permitía a las ONG demandar a las empresas contaminantes. Allí pudo ver la seriedad con que el país más contaminante del mundo trata sus problemas ambientales. Según Thornton, el concepto chino de “civilización ecológica” es la mejor formulación hasta ahora del nuevo relato medioambiental que debemos contar.

El abogado ambientalista James Thornton Facebook / Waterstones Brussels

Viendo el daño hecho a su medioambiente, los chinos estudiaron detenidamente su constitución y la modificaron. Este importante documento ahora pide la construcción de una civilización ecológica”, dice Thornton. “Construimos una civilización agrícola, luego una industrial y ahora debemos construir una civilización ecológica”.

No soy cínico acerca de si los chinos tienen la intención de hacerlo o no. Mi trabajo consiste en intentar limpiar el medioambiente para las futuras generaciones. Y  en China realmente lo quieren hacer”. Una tarea aparentemente imposible para Occidente es posible en China gracias a un gobierno centralizado con 2500 años de tradición.

Dijeron que tenían una visión a largo plazo, que querían permanecer en la Tierra otros 2000 años y que eso solo ocurriría si limpiaban el medioambiente. Así que decidieron resolver sus problemas ambientales y hacerlo de una manera muy minuciosa”.

Según Thornton, también ayuda que la mayoría de los miembros del politburó (el máximo organismo de toma de decisiones del Partido Comunista chino) sean ingenieros, en lugar de científicos, políticos, abogados o economistas, como ocurre en Occidente. “Cuando en verdad determinan que hay un problema, y se necesitan pruebas reales para que lleguen a esa conclusión, los chinos definen el problema y lo próximo que se preguntan es: ¿Cuál es la solución? ¿Cómo podemos pagarla? ¿Cuán rápido podemos hacerlo? ¿Y cómo podemos dirigir a todas las fuerzas de la sociedad para cumplir nuestro objetivo?”

Al principio, Thornton pensó que solo eran preguntas retóricas. “Luego me di cuenta de que no era así. Así que para cuando ya teníamos las negociaciones muy avanzadas y escuché por primera vez el concepto de civilización ecológica, pregunté a varios funcionarios importantes: ‘¿Esto es en serio?’. ‘Sí, absolutamente en serio’, fue la respuesta. Hace varios años que es una de sus principales políticas”.

Con un grupo de expertos chinos y cinco colaboradores occidentales, Thornton pasó 18 meses analizando cómo crear las estructuras legales para desarrollar una civilización ecológica. Luego todos dieron sus recomendaciones para armar un Estado de Derecho capaz de lograr esa meta. “Es una muestra perfecta de lo que están haciendo. Han puesto a cientos de sus mejores pensadores para diseñar el cuerpo teórico en cada pieza de la arquitectura de la civilización ecológica”. Eso incluye políticas económicas, industriales y agrícolas para una civilización ecológica.

Thornton dice que antes de su primer viaje a China solo sabía del país lo que decían los medios occidentales. Especialmente en temas como democracia y derechos humanos, tenía las mismas ideas con que ahora lo enfrentan a él cuando habla de China. “Comprendo de dónde vienen esas preocupaciones. Pero también sé que las democracias occidentales que tanto alabamos no están haciendo las cosas bien con respecto al medioambiente. En Estados Unidos, votamos a alguien que parece realmente dedicado a la idea de menospreciar al medioambiente”.

En Occidente, las campañas para abordar los problemas ambientales están incompletas o les falta financiación. “Mientras que en China”, dice Thornton, “de repente mandan una directiva desde la cúpula hacia los niveles más bajos preguntando a toda esa gente importante sobre las próximas décadas: ¿Qué cambios hay que hacer para lograr nuestro objetivo?”.

China está haciendo grandes inversiones en energía solar.

Thornton además es un sacerdote budista zen. Eso le ayuda a ver los intrincados problemas ambientales con una imponente claridad y precisión, así como a abordarlos con un pragmatismo, paciencia, tenacidad y estrategia de largo plazo admirables. “Las leyes se convierten en algo para salvar a la civilización”, dice. “Las leyes son la respuesta a la pregunta que me hacen a menudo: ¿Qué puedo hacer con los problemas mundiales?”.

La historia de los increíbles obstáculos que superó Thornton para llevar el litigio ambiental a Europa es una de los muchos relatos inspiradores escritos por Goodman en el libro Client Earth. “Las primeras acciones de James fueron drásticas”, dice Goodman. “En el Reino Unido se propuso cambiar los costes judiciales. En Alemania y en el ámbito de la UE, el asunto era de base: conceder derechos a los ciudadanos para que lleven importantes problemas medioambientales ante los tribunales”.

Thornton cambió el sistema legal y ClientEarth prosperó. En 2016, el diario The Financial Times incluyó a este pequeño bufete sin fines de lucro entre los 50 despachos de abogados más importantes del mundo. Además, ClientEarth ha ganado el premio al bufete de abogados más innovador y Thornton ha ganado un premio por sus logros particulares.

Fue entonces cuando Goodman entendió que la de ClientEarth era la historia del Patito Feo: “Un grupo benéfico de derecho ambiental con pocas relaciones que de repente se ve en medio de los cisnes de los bufetes de abogados internacionales más importantes”.

El libro Client Earth es una combinación rara: una historia esperanzadora acerca del medio ambiente por un lado y un apasionante libro sobre abogados por el otro. Goodman es profesor de escritura creativa en la Universidad de Hull y un vivaz narrador. Sus capítulos relatan la vida y el trabajo de Thornton. Los de Thornton son reflexiones sobre la dimensión moral de la ley.

Thornton y Goodman trabajan juntos desde hace 25 años. Su conversación oscila entre las historias urgentes de Thornton sobre un cambio de sistema y los relatos esperanzadores de Goodman. A pesar de haber vivido con ClientEarth durante toda una década, no fue hasta que Goodman escribió la historia del bufete que empezó a comprender lo poderoso que era su trabajo legal.

“Creo que es lo más importante que se está haciendo”, dice Goodman. “El medioambiente ya no parece un problema imposible de resolver. Necesitamos abogados, ellos nos dan esperanza, ellos pueden ayudar”.

Traducido por Francisco de Zarate

«Las aguas internacionales son el Salvaje Oeste»

Entrevista a Enric Sala, director de Mares Prístinos de National Geographic. El ecólogo marino denuncia la expansión «depredadora» de China por los océanos del mundo.

Hace unas semanas, un buque carguero chino, con 300.000 kilogramos de atunes y tiburones a bordo, fue capturado por las autoridades ecuatorianas en la reserva marina de Galápagos, uno de los tesoros naturales del planeta. El barco asiático había recibido su carga ilegalmente en aguas internacionales, procedente de otros cuatro pesqueros chinos. Un año antes, un barco guardacostas argentino disparó y hundió a otro buque chino que se daba a la fuga tras esquilmar ilegalmente las poblaciones de calamares en aguas del país sudamericano. «Es el Salvaje Oeste», resume el ecólogo marino Enric Sala, director ejecutivo de Mares Prístinos, un proyecto de National Geographic para proteger los lugares todavía inmaculados de los océanos.

Sala, nacido en Girona en 1968, alerta de la expansión «depredadora» de China, de la que ha sido testigo por todo el mundo. El investigador y su equipo han estudiado 23 paraísos marinos desde 2008 y han hecho presión política para protegerlos. Sala tan pronto se zambulle entre tiburones como se pone la corbata para encerrarse en despachos con presidentes de gobierno. «En total, 15 de los lugares que hemos investigado ya están protegidos. Son cinco millones de kilómetros cuadrados, 10 veces el tamaño de España», explica en una entrevista durante el Congreso Internacional de Áreas Marinas Protegidas IMPAC4, clausurado en Viña del Mar (Chile).

1.- ¿Es habitual cazar a buques pesqueros piratas dentro de reservas marinas?

Cada vez es más habitual. Todavía es raro, pero es cada vez más habitual, porque la tecnología satelital es relativamente barata y te permite hacer vigilancia remota. Luego tienes que ir a capturarlos, claro. En aguas internacionales es otra historia. Allí es el Salvaje Oeste. Naciones Unidas ha iniciado un proceso para crear un instrumento legal con el que poder crear áreas protegidas y manejar un poco más esto. Ahora mismo, en aguas internacionales la única regulación que hay, el único control, son las organizaciones regionales de ordenación pesquera, como las comisiones del atún. Pero estas comisiones son altamente corruptas. Las decisiones de cuánto se pesca, a pesar de las recomendaciones de los científicos, son totalmente políticas.

2.- Cuando dice que son corruptas, ¿es una opinión o ha habido alguna condena?

¿La definición de corrupto implica que tenga que haber sido condenado? Sí, hay mucha corrupción en la pesca del atún y hay un mercado negro. Pocos son condenados y van a la cárcel, pero es muy corrupto.

3.- ¿Incluida la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, con sede en España?

Las siglas en inglés son ICCAT, por International Commission for the Conservation of Atlantic Tunas. La broma es que es la International Conspiracy to Catch All Tuna [Conspiración Internacional para Capturar Todos los Atunes]. Japón compra el 80% del atún rojo. Japón y China son conocidos por dar regalos a países -como un puente, un estadio de fútbol o un puerto- a cambio de acceso a recursos naturales, incluyendo la pesca.

4.- Menos del 1% de las aguas internacionales están protegidas actualmente. ¿Quién impide que se protejan?

No hay un instrumento legal para la creación de áreas protegidas en aguas internacionales. Ahora mismo, si quisiéramos proteger las aguas internacionales aquí, frente a las costas de Chile, ¿quién lo decide? ¿Cuántos países son necesarios? No está claro. Las comisiones atuneras pueden acordar que en una zona no se pesque atún, pero no pueden acordar nada sobre la pesca de calamar o sobre la pesca de arrastre o sobre la minería del fondo. Hay muchas competencias, con diferentes organizaciones, y ahora mismo no existe claridad en quién protege.

5.- Las negociaciones para un tratado mundial sobre el cambio climático, por ejemplo, empezaron en 1990. ¿Por qué Naciones Unidas no se ha preocupado antes de las aguas internacionales? ¿Quién se opone?

Cinco países capturan tres cuartas partes de todo el pescado que se saca en aguas internacionales: China, Taiwán, Corea del Sur, Japón y España. Diez países sacan el 90%. También tenemos a otros países, como Rusia, que hacen pesca de palangre y de arrastre en aguas internacionales. Francia también hace arrastre. Es muy posible que estos países se hayan opuesto a hacer algo hasta ahora. Esos cinco o diez países tienen el monopolio de la pesca en aguas internacionales y no quieren perderlo. Publicamos un estudio hace un par de años en el que demostramos que si todas las aguas internacionales se cerraran a la pesca, todos los peces que se producirían de más y que migrarían a las zonas económicas exclusivas de los países beneficiarían a muchos más países. Solo unos pocos países tienen flotas de larga distancia. Y esas flotas pescan peces que ya no entrarán en las aguas de países pobres.

6.- Usted vincula el agotamiento de los caladeros en África con las migraciones de africanos a Europa.

Ahora hay muchos más factores, como el cambio climático, que crea sequías. La migración es una combinación de sobreexplotación de recursos y situación política. Y encima de eso tienes el cambio climático, que amplifica todo.

7.- Periódicamente aparecen noticias sobre pescadores españoles frente a las costas de Somalia. ¿Qué hacen allí?

En principio, yo siempre sospecho que hay algo turbio en la flota española a larga distancia. Sobre todo en países africanos, donde se explotan los recursos. Las pérdidas que sufren los países del oeste de África por la sobreexplotación por parte de países asiáticos y de la UE son enormes. Son recursos que no se quedan allí, sino que van a países ricos. Además, los acuerdos de pesca son un robo. Por unas cantidades pírricas, los países ricos están sobreexplotando los recursos de los países pobres.

8.- Hay especies marinas que usted no come. ¿Cuáles son?

Yo no como atún. Ni gambas. En el caso del atún, porque la mayor parte de las especies están sobreexplotadas y además contienen mucho mercurio, porque están arriba en la cadena trófica. Antes había especies de granja fantásticas, como los mejillones: filtran el agua del mar, la limpian, capturan CO2 en sus conchas. Pero ahora hay otro problema: los mejillones filtran los microplásticos que hay en el agua. Un tercio de los peces pescados en el sur de Inglaterra han comido plástico. El mar es una sopa de plástico. La gente habla de islas de plástico, pero las islas no existen. Hay zonas con mucho plástico, pero no hay islas. Lo que hay es microplásticos en todo el mar. Nosotros hemos recolectado muestras de agua desde el Ártico ruso y Canadá hasta islas en medio del Pacífico, a miles de kilómetros de la civilización. Y en el 75% de las muestras hemos encontrado microplásticos.

9.- ¿Por qué no come gambas?

Por el alto costo ecológico que tienen. Las gambas son producto de la pesca de arrastre, que destroza el fondo marino con toda la vida que existe allí. Es como cortar un bosque viejo para comerse los pajaritos que hay en el bosque. O son de granja, pero normalmente las gambas de granja que se comen en los países ricos vienen del sudeste asiático. Allí lo que hacen es cortar bosques de manglar para crear unas pozas donde se ponen las gambas. Cortar un bosque de manglar supone cortar uno de los sumideros de CO2 más importantes. Además, protegen las costas contra el efecto de las tormentas y tsunamis. En el tsunami del sudeste asiático, murió más gente donde había menos manglares. Esos manglares son criaderos de peces pequeños que luego se pueden pescar en otros sitios. En las pozas, ponen las crías de gamba y, para evitar que las larvas de mosquito se coman las crías de gamba, ponen una capa de diésel para que los mosquitos no pongan los huevos en el agua. Luego echan pesticidas para que no crezcan algas. Cuando las gambas están grandes, vacían la poza y las gambas quedan impregnadas por toda esa mierda.

10.- ¿Esto dónde ocurre?

En Tailandia, en Vietnam…

11.- ¿Esas gambas pueden pasar un control sanitario?

Eso ya no lo sé. En algunos casos se añade colorante para que tengan un color más naranjita. Y después, a los cinco años, las pozas se vuelven tan salinas que los productores se van a cortar bosques en otro sitio. Por eso no como gambas.

12.- Usted habla de neocolonialismo en los océanos. ¿Dónde pesca cada potencia?

Barcos europeos, incluyendo españoles, están pescando en África, en unas condiciones muy desfavorables para la población local. China es el gran ejemplo. Su flota de larga distancia es grandísima y está pescando en todo el mundo. El barco que se pilló en Galápagos es un ejemplo, pero se han pillado barcos chinos en Gabón, en el oeste de África, arrastrando ilegalmente, incluso en zonas protegidas. China está intentando capturar la mayor parte de los recursos naturales en cualquier sitio del mundo, no solo peces, sino también madera, petróleo… En todos lados. China está expandiéndose de manera diplomática, públicamente, pero de manera depredadora en realidad. Tiene una gran sed de recursos.

13.- Solo un tercio de las áreas marinas protegidas gestionadas por el Gobierno español poseen un plan de gestión, así que dos tercios no tienen protección efectiva frente a la pesca o el turismo. Sin embargo, el Gobierno presume de que el 8% de las aguas españolas está protegido.

Eso es mentira. España tiene menos del 1% de las aguas en zonas de verdad protegidas, como las islas Columbretes o las islas Medas, que son reservas integrales. España ha creado grandes zonas dentro de la Red Natura 2000 para proteger especies o ecosistemas. ¿Pero dónde están las regulaciones que hacen que esos lugares sean diferentes del día antes de que los declararan protegidos? Hay una zona enorme en el delta del Ebro para proteger a la gaviota de Audouin. ¿Qué no se permite hacer? ¿Qué se ha cambiado allí para proteger la gaviota? Las zonas de Natura 2000 no protegen necesariamente. Son una etiqueta para decir que son zonas de alto interés para determinadas especies, pero no son áreas protegidas. Las reservas de las Medas, Tabarca, Columbretes, Cabrera… eso son zonas protegidas. El Gobierno español miente cuando dice que tiene el 8% de las aguas protegidas. Llamar área protegida a un área donde se permite la pesca es como llamar bosque protegido a una concesión maderera.

14.- El año pasado, una jueza de la Audiencia Nacional envió a prisión a seis miembros de la familia coruñesa de armadores Vidal Pego, por la presunta pesca ilegal de merluza negra durante años en aguas antárticas. Habían recibido millones en subvenciones a la pesca. ¿Cómo de común es esto?

Es muy común. Hay un proyecto en Internet, Fish Subsidy [Subsidios a la Pesca], en el que figuran barcos españoles. La última vez que lo miré España se llevaba la mitad de los subsidios a la pesca de la UE. Recuerdo el caso de un barco al que le dieron cientos de miles de euros para desguazarlo. A las semanas, le dieron otra subvención para subirle la potencia a los motores. Al mismo barco. También hay mucha corrupción en la obtención de subsidios. En los departamentos de Pesca de muchos países la corrupción está institucionalizada. Hay pocos países donde los departamentos de Pesca estén limpios y no estén casados con la industria. Muy pocos.

15.- ¿Qué países son un modelo en el tema de las áreas marinas protegidas?

Chile es uno de los líderes mundiales. Antes de que se vaya la presidenta, Michelle Bachelet, van a tener más de un millón de kilómetros cuadrados totalmente protegidos, sin incluir la reserva de Rapa Nui, que es parcialmente protegida. Esto es el 30% de la zona económica exclusiva de Chile. El 30%. Y Chile es un país pesquero. Sus líderes han entendido que el futuro de la pesca pasa por proteger para que haya más. Estados Unidos tiene una gestión de la pesca, basada en la ciencia, de las mejores. Ha conseguido en la última década recuperar muchas especies que estaban colapsadas o sobrepescadas.

16.- ¿Estos avances se pueden revertir bajo el mandato de Donald Trump?

En el Gobierno de Trump son todos sobreexplotadores. Perforarían en cualquier sitio. Trump ordenó una revisión de los monumentos nacionales que crearon Clinton y Obama. El secretario del Interior querría que se abriera la explotación petrolífera en muchas zonas protegidas. Las compañías petroleras y de gas en Estados Unidos no están explotando todas las concesiones que tienen, porque no les sale a cuenta. El gas y el petróleo están baratos. Pero el Gobierno de Trump quiere abrir los monumentos nacionales y los santuarios marinos, para vender las concesiones y que luego, cuando el precio del petróleo suba, los especuladores se llenen los bolsillos a costa de estos ecosistemas increíbles. A costa del resto de ciudadanos. Es corrupción a nivel de Estado. Todo el mundo cree que van a abrir varios de los monumentos nacionales a la explotación petrolera, pero se van a encontrar con unas demandas judiciales en el momento en el que declaren la primera desregulación.

17.- Hace una década, usted acudió al Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) para denunciar «el absurdo planteamiento económico actual». Diez años después, ¿cómo lo ve?

Seguimos con el mismo problema: no pagamos el verdadero coste de las cosas, el coste ambiental. Los señores que están pagando gasolina a precio barato en EE.UU. no están pagando el costo de esa gasolina. El costo lo paga el niño que se morirá de asma debido a la contaminación en la ciudad en la que vive. Lo que hacemos es externalizar el coste. Si todo el mundo, incluyendo las grandes empresas petroleras, tuviera que pagar por el costo del uso de los recursos naturales, el mercado habría solucionado los problemas. Habríamos innovado rapidísimamente para reducir las emisiones.

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