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Fuente: Colaje imágenes Google

¿Se acuerdan ustedes del mito de las mujeres guerreras amazónicas?. Pues quizás, no sea un tema mitológico como pensábamos, y que quizás realmente existieron, al menos en lo que concierne a la caza de grandes mamíferos en el Paleolítico-Neolítico. Existían supuestas evidencias precedentes, aunque la nota de prensa “principal” que os ofrecemos hoy dice confirmar la existencia de pruebas claras en el Perú. Sin embargo, como veréis, también se ha defendido esta idea con anterioridad en el caso del continente asiático (ver abajo. Como no recuerdan en la siguiente  página Web: En 1541, el explorador español Francisco Orellana, descubridor del río Amazonas, batalló contra una tribu de indios que, según aseguraba, estaba formada por temibles mujeres guerreras. Orellana no explicó cómo se reproducían sus ocasionales enemigas. El caso es que, por ese encuentro, le dio el nombre de Amazonas al río más caudaloso del mundo, denominación que más tarde se extendería a toda la selvática cuenca fluvial que lo alimenta, a un estado de Brasil, a un distrito de Colombia y a un departamento del Perú. Quizás Orellana desvariaba, aunque cabe recordar que tampoco le creyeron cuanto mentó, al regresar a España, de unos suelos antropogénicos enormemente fértiles que hoy conocemos como Terra Preta do indio, y que han dado lugar a la búsqueda de un biochar tan productivo como el de los aborígenes amazónicos(as), pero con mucho menos éxito en materia de productividad vegetal que el de los indígenas.

En texto que os reproducimos hoy, traducido por el boletín de noticias  SINC el 5/11/2020, al que adjuntamos la versión original en Suajili señala en base a recientes descubrimientos arqueológicos que: “Entre el 30 % y el 50 % de estos cazadores durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano en América pudieron haber sido mujeres”. Albergo más dudas sobre esta otra nota de prensa, sobre la que no me pronuncio: “Amazonas»: el hallazgo que confirma que existió un pueblo de mujeres guerreras”, al menos en Asia.

Vimos en post precedentes el papel primordial, sino seminal, desempeñado por las mujeres en el nacimiento de la agricultura. Ahora, la ciencia defiende que para la también en la caza. Ellas pueden hacerlo todo, igual que los hombres. En un párrafo precedente referente a Orellana, se señala que “Orellana no explicó cómo se reproducían sus ocasionales enemigas”. ¡Que estupidez! ¿Y si hubieran avistado varones que pensarían?. De ser corroborado por más estudios arqueológicos, la respuesta sería fácil: “ellos” las tareas domésticas, mientras que “ellas” todo lo demás. Nos guste o no, tanta evidencia reciente no hace más que corroborar el acusado sesgo machista de una historia escrita por hombres. Toman cuerpo las descripciones de Orellana en su viaje por el río Amazonas, les guste a muchos varones, o no. Toman cuerpo los desdenes por la mujer de una ciencia machista, hecha por hombres para regocijo de “sus iguales”, es decir hombres, que no mujeres.  Comienzo a pensar que los XY tenemos temor de las XX desde tiempos ancestrales y por ello los XY tratamos de subyugarlas. Materia para la reflexión, aunque habrá que esperar mayores evidencias, si bien ……..

Juan José Ibáñez

Continúa………

Early big-game hunters of the Americas were female, researchers suggest Challenges age-old ‘man-the-hunter’ hypothesis

Date: November 5, 2020; Source: University of California – Davis

Summary:For centuries, historians and scientists mostly agreed that when early human groups sought food, men hunted and women gathered. Not so, say researchers.

For centuries, historians and scientists mostly agreed that when early human groups sought food, men hunted and women gathered. However, a 9,000-year-old female hunter burial in the Andes Mountains of South America reveals a different story, according to new research conducted at the University of California, Davis.

«An archaeological discovery and analysis of early burial practices overturns the long-held ‘man-the-hunter’ hypothesis,» said Randy Haas, assistant professor of anthropology and the lead author of the study, «Female Hunters of the Early Americas.» It was published today (Nov. 4) in Science Advances.

«We believe that these findings are particularly timely in light of contemporary conversations surrounding gendered labor practices and inequality,» he added. «Labor practices among recent hunter-gatherer societies are highly gendered, which might lead some to believe that sexist inequalities in things like pay or rank are somehow ‘natural.’ But it’s now clear that sexual division of labor was fundamentally different — likely more equitable — in our species’ deep hunter-gatherer past.»

In 2018, during archaeological excavations at a high-altitude site called Wilamaya Patjxa in what is now Peru, researchers found an early burial that contained a hunting toolkit with projectile points and animal-processing tools. The objects accompanying people in death tend to be those that accompanied them in life, researchers said. It was determined that the hunter was likely female based on findings by the team’s osteologist, James Watson of The University of Arizona. Watson’s sex estimate was later confirmed by dental protein analysis conducted by UC Davis postdoctoral researcher Tammy Buonasera and Glendon Parker, an adjunct associate professor.

Revealing a broader pattern

The surprising discovery of an early female hunter burial led the team to ask whether she was part of a broader pattern of female hunters or merely a one-off. Looking at published records of late Pleistocene and early Holocene burials throughout North and South America, the researchers identified 429 individuals from 107 sites. Of those, 27 individuals were associated with big-game hunting tools — 11 were female and 15 were male. The sample was sufficient to «warrant the conclusion that female participation in early big-game hunting was likely nontrivial,» researchers said. Moreover, the analysis identified the Wilamaya Patjxa female hunter as the earliest hunter burial in the Americas.

Statistical analysis shows that somewhere between 30 to 50 percent of hunters in these populations were female, the study said. This level of participation stands in stark contrast to recent hunter-gatherers, and even farming and capitalist societies, where hunting is a decidedly male activity with low levels of female participation, certainly under 30 percent, Haas explained.

The study was conducted in collaboration with multiple UC Davis labs. Parker, a forensic expert in the Department of Environmental Toxicology, helped determine sex through a proteomic technique he recently developed. In Professor Jelmer Eerkens’ lab, Jenny Chen, an undergraduate researcher at the time of the study, discovered the distinct isotopic signature of meat consumption in the bones, further supporting the conclusion that the Wilamaya Patjxa female was a hunter.

While the research answers an old question about sexual division of labor in human societies, it also raises some new ones. The team now wishes to understand how sexual division of labor and its consequences in different times and places changed among hunter-gatherer populations in the Americas.

Co-authors of the paper include Watson, Arizona State Museum and School of Anthropology, University of Arizona; Chen, now a graduate student in the Department of Anthropology, Penn State University; Sarah Noe, UC Santa Barbara Department of Anthropology; John Southon, W.M. Keck Carbon Cycle Accelerator Mass Spectrometer Facility, UC Irvine; Carlos Viviano Llave, Peruvian co-director of the field work and Collasuyo Archaeological Research Institute affiliate; and from UC Davis: Buonasera, Department of Environmental Toxicology and anthropology; Kevin Smith and Eerkens of the Department of Anthropology; and Parker, Department of Environmental Toxicology. Haas is also associated with the Collasuyo Archaeological Research Institute in Peru.

A National Science Foundation grant contributed to this study.

Story Source:; Materials provided by University of California – Davis. Original written by Karen Nikos-Rose. Note: Content may be edited for style and length.

Journal Reference:

Randall Haas, James Watson, Tammy Buonasera, John Southon, Jennifer C. Chen, Sarah Noe, Kevin Smith, Carlos Viviano Llave, Jelmer Eerkens, Glendon Parker. Female hunters of the early AmericasScience Advances, 2020; 6 (45): eabd0310 DOI: 10.1126/sciadv.abd0310

Las mujeres prehistóricas eran cazadoras habituales de grandes presas

Los restos de una joven de 9.000 años de antigüedad, enterrada con herramientas de caza mayor en Perú, contradice la hipótesis de que la caza prehistórica era dominio exclusivo de los hombres.

 SINC ; 5/11/2020 11:15 CEST

Un equipo de investigadores, liderados por la Universidad de California en Davis (EE UU) y el Instituto de Investigaciones Arqueológicas Collasuyo (Perú), en colaboración con la población local, descubrió los restos de dos cazadores prehistóricos en un yacimiento del Holoceno temprano en las tierras altas de Perú.

Los análisis de la estructura ósea y los péptidos dentales identificaron que se trataba de una cazadora de entre 17 y 19 años y un hombre de entre 25 y 30 años. Los restos de la joven se dataron en unos 9.000 años de antigüedad y aparecía enterrada con un juego de herramientas de caza mayor en el yacimiento Wilamaya Patjxa en Perú.

Entre el 30 % y el 50 % de estos cazadores durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano en América pudieron haber sido mujeres.

Según el análisis de 27 individuos en diferentes yacimientos asociados con herramientas de caza mayor, los científicos concluyeron que entre el 30 % y el 50 % de estos cazadores durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano en América pudieron haber sido mujeres. Este estudio sugiere, por tanto, que el esfuerzo fue más neutral en cuanto al género de lo que se suponía anteriormente.

Entre los cazadores recolectores históricos y contemporáneos, casi siempre ocurre que los hombres son los cazadores y las mujeres las recolectoras. Debido a esto, y probablemente a suposiciones sexistas sobre la división del trabajo en la sociedad occidental, los hallazgos arqueológicos de mujeres con herramientas de caza simplemente no se ajustaban a las cosmovisiones predominantes. Se necesitó un caso sólido para ayudarnos a reconocer que el patrón arqueológico indicaba un comportamiento real de caza de mujeres”, apunta Randall Haas, autor principal del trabajo.

La sepultura de la joven consta de una amplia gama de herramientas de caza y procesamiento de animales, que dan un apoyo robusto a su condición de cazadora. Estos restos incluyen puntas de proyectil de piedra para animales grandes, un cuchillo, material para extraer órganos internos y herramientas para raspar.

Revisión de 107 yacimientos más

Para determinar si esta cazadora era una anomalía o una de muchas en su epoca,  los investigadores llevaron a cabo una revisión de 429 individuos del Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano enterrados en 107 yacimientos. Los científicos hallaron que 16 de los individuos enterrados con caza mayor eran hombres y 11 mujeres.

 “Nuestros hallazgos me han hecho reflexionar sobre la estructura organizativa más básica de los antiguos grupos de cazadores recolectores y, en general, sobre grupos humanos”, dice Haas

Los investigadores contrastaron estos datos con modelos de división sexual del trabajo, que oscilaban entre el 0 % y el 100 % de participación femenina en la caza. Así, pudieron determinar que es muy improbable que las mujeres estén en una proporción tan grande en los entierros de los cazadores si no es porque las primeras mujeres participaron ampliamente en la caza.

“Nuestros hallazgos me han hecho reflexionar sobre la estructura organizativa más básica de los antiguos grupos de cazadores recolectores y, en general, sobre grupos humanos”, concluye Haas.

«Amazonas»: el hallazgo que confirma que existió un pueblo de mujeres guerreras

El Mito de las Amazonas según Wikipedia

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