Agricultura-climaticamente-inteligente

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El día que redacto este post recibí una nota de prensa que me ha dejado boquiabierto. Existen tres razones para ello. La primera deviene de que tras leer su contenido, el entrevistado parecía acuñar un nuevo vocablo con vistas a defender un tipo de agricultura que ya existe “Agricultura Climáticamente Inteligente”.  Eso sí, recibe tropecientas sinónimos, ya que, al parecer el viejo vino en nuevas botellas ni envejece ni envejecerá jamás. Tal cantidad de términos de nuevo cuño ha terminado por generarme una gran confusión mental. Un producto, mil denominaciones de origen, al estilo del “arroz mil delicias”. Comienza a resultar cansino que cientos de investigadores descubran la dinamita millares de veces. ¡La imaginación al poder!, especialmente en el ámbito de la Tecnociencia en donde parece significar inequívocamente ¡más de lo mismo!. El narrador no exhibe ningún argumento nuevo respecto a otro tipo de denominaciones. La segunda noticia me genera también pesadillas. Llevo más de 15 años siguiendo todos los asuntos relacionados con el biochar, habiendo redactado unos 45 post acerca del tema, sin contar los dedicados a las Terras Pretas do indio”. La última es que su narración da pie a pensar que, efectivamente, al menos extrajo de la chistera tales palabros. Pero como veremos no es cierto. Por ello, revise más a fondo la literatura, percatándome que tal solo había analizado en sus estudios el biochar. Empero lo que en la noticia defiende como la salvación de la agricultura, en el artículo de investigación original rebaja ostensiblemente tales expectativas.  Y aquí se suman las lisonjas de la Tecnociencia con la del “arroz mil delicias”.

Un día voy a tener que escribir un post con vistas a exponer mis ideas, en absoluto racistas, pero que me han hecho entender que las mentalidades asiáticas interpreten los cánones de la ciencia con bastante displicencia. Acerca del tema por el que soy más conocido en la literatura científica (pedodiversity = edafodiversidad), han sido varios los editores que me han remitido manuscritos con vistas a actuar de revisor. Hace unos años, ya hastiado, comencé a rechazarlos si sus autores eran asiáticos.  Y lo lamento de veras, ya que reitero que considero que todos los seres humanos merecemos el mismo respeto y consideración. No se porqué ocurre esto, pero a las pruebas empíricas me remito y debería ser motivo de alerta para que se lleve a cabo un estudio profundo, sin ofender a nadie, pero sí analizar la cuestión.  

El biochar salió a la luz del mundo occidental a principios del siglo XX, defendiéndose que cambiaría la agricultura mundial, haciéndola sostenible. Fiasco tras fiasco, han ido pasando los años, a la par que publicado centeneres de artículos científicos, naciendo varias empresas comerciales, así como financiandoae centenares de proyectos sobre tal producto ¿y ¿qué? ¡Nada de nada! Se trataba de un intento de emular las enigmáticas propiedades de las Terras Pretas do indio” La combustión de la materia orgánica mwdiwntw pirósilis les pareció que daban lugar a un biocarbón semejante al que habían aplicado los indígenas amazónicos exitosamente desde tiempos inmemoriales, pero no alcanzaron ni de lejos emular sus propiedades.  El primer post, ya en 2008, lo titulé: Francisco de Orellana y la Cultura Perdida del Amazonía: Del Origen de las Terras Pretas a los Fertilizantes del Futuro. Si tecleáis en el motor de búsqueda de esta bitácora biochar os aparecerán, al menos casi todos, es decir unos 45 post o más.  Con el tiempo esta moda pasó al limbo de los justos con algunos tímidos intentos Institucionales que tampoco prosperaron dada su inviabilidad. Y ahora vuelven al ataque y sacan a la luz todo este asunto apelando a una nueva, «que no es tan nueva», “agricultura climáticamente inteligente” ¡Guau!. Al perecer en el ámbito de la tecnociencia, se trata de agotar al enemigo a base de repetir la misma cantinela una y otra vez y colarte alguna variante sin que no percatemos.

Por supuesto que el biochar secuestra carbono de forma “bastante permanente”. Empero otra cuestión, ha sido comprobar su eficacia como fertilizante, e incluso proponer planes para sembrar de biochar toda la edafosfera.  Finalmente, su gozo en un pozo. Reitero que el problema estriba en desentrañar los secretos de la tecnología indígena para dar lugar a las Terras Pretas do indio, y con tanto avance tecnológico no lo hemos descubierto. ¡debemos reflexionar! El tema necesitaba mucha más investigación en el ámbito de la etnoagricultura y etnoedafología que innumerables iniciativas escasamente testadas. Hablamos de la esencia de la tecnociencia .  Por cierto, ¿inventaron los pueblos indígenas amazónicos la pirolisis?. Porque si fuera el caso, ¿porque nosotros no obtenemos el mismo resultado?. Sencillamente el tamaño de los poros del biochar resulta ser mucho más apropiado que el obtenido por esta técnica “pirolítica”. Hay mucho “pirao” por ahí suelto.

De haber propuesto la ¿nueva denominación de origen?, mi discurso sería el siguiente: Seguramente detrás del autor, se esconderán intereses comerciales, o simplemente abandonó sus indagaciones, se fue a un monasterio a meditar (que no leer) y al salir, de allí, sin haber conseguido sus propósitos místicos, retomó su trabajo sobre el biochar y aquí sí le vino una iluminación ¿Cuál? “La Agricultura Climáticamente Inteligente“ (que ya bien descrita en una página Web de la FAO) que nada significa, ni significará. ¡Aunque la mona se vista de seda mona se queda!. Pero como simplemente se apropió del término sin mentar su procedencia ¿Qué puedo pensar? Efectivamente el biochar puede colaborar un poco en alcanzar una agricultura genuinamente sostenible, pero ¿quién lo paga o subvenciona?. Obviamente las empresas solo desean beneficios ¿Realmente la relación ambiental costos beneficios justifica tanta insistencia para su aceptación global?

Os dejo suficiente material como para que extraigáis vuestras propias conclusiones.

Juan José Ibáñez

Continúa……..

 Biochar ofrece una nueva promesa para la agricultura climáticamente inteligente 

El biochar es como una inversión de carbono a largo plazo, porque tarda mucho tiempo en descomponerse y, por lo tanto, aumenta el contenido de carbono del suelo. Si esos mismos materiales ricos en carbono se incorporaran al suelo en lugar de convertirse en biochar, se descompondrían rápidamente, liberando gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono a medida que se descomponen. Lo mismo es cierto si los materiales simplemente se quemaron; Sin embargo, al convertirlos en biochar, el carbono es secuestrado y permanece atado a la Tierra.Ppor Staff Writers; Storrs CT (SPX) 14 de marzo de 2023


El investigador de UConn Wei Ren ve las interconexiones entre los sistemas en la naturaleza y cómo cada componente afecta a los demás. En Connecticut, rico en bosques y tierras de cultivo, Ren ve el potencial que podría posicionar al estado a la vanguardia de un enfoque de agricultura climáticamente inteligente (CSA) utilizando una práctica sostenible emergente llamada biochar.

Aunque suena como el nombre de una banda de nu-metal, los científicos teorizan que el biochar, una sustancia similar al carbón hecha de la quema de material orgánico como desechos agrícolas y forestales, ha sido una práctica agrícola tradicional utilizada por los humanos durante siglos.

El grupo de Ren publicó recientemente un artículo en Renewable and Sustainable Energy Reviews, donde sintetizaron datos globales de casi 600 estudios sobre biochar para analizar su potencial como una práctica agrícola climáticamente inteligente.

CSA es un enfoque integrador que va más allá de los métodos agrícolas sostenibles. Su objetivo es garantizar de manera sostenible el rendimiento de los cultivos para alimentar a una población en crecimiento, al tiempo que tiene un impacto positivo en los medios de vida de las personas que viven y trabajan en el área. La CSA mejora la salud del suelo y crea resiliencia climática, al tiempo que apunta a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ejemplos de prácticas de manejo de ASAC incluyen cultivos de cobertura, práctica de labranza cero o reducida, y estrategias integradas de manejo de nutrientes.

El grupo de Ren recopiló una gran cantidad de datos sobre la investigación del biochar para obtener una comprensión integral de la práctica, sus méritos, desafíos y limitaciones.

«Queríamos evaluar el biochar como prácticas climáticamente inteligentes a través de observaciones / mediciones de campo, análisis de big data y modelos numéricos«, dice Ren. «Evaluamos si esta práctica agrícola sostenible puede servir como una práctica agrícola climáticamente inteligente en términos de producción de alimentos, salud del suelo y sostenibilidad ambiental. Esperamos cuantificar las huellas de agua y nutrientes relacionadas y el potencial para promover la resiliencia climática«.

¿Qué es el biochar?
El biochar se puede hacer de cualquier material orgánico
(que contenga carbono), como desechos de madera o residuos de cultivos. Luego, el material se calienta a altas temperaturas en ausencia de oxígeno en un proceso llamado pirólisis. El resultado es un material similar al carbón llamado biochar. Como enmienda del suelo, el biochar tiene el potencial de ayudar a desarrollar resiliencia.

El biochar es como una inversión de carbono a largo plazo, porque tarda mucho tiempo en descomponerse y, por lo tanto, aumenta el contenido de carbono del suelo. Si esos mismos materiales ricos en carbono se incorporaran al suelo en lugar de convertirse en biochar, se descompondrían rápidamente, liberando gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono a medida que se descomponen. Lo mismo es cierto si los materiales simplemente se quemaron; Sin embargo, al convertirlos en biochar, el carbono es secuestrado y permanece atado a la Tierra.

Además, el biochar actúa casi como una esponja y puede mejorar la capacidad del suelo para retener agua y nutrientes, haciendo que el suelo sea más denso en nutrientes y resistente a las sequías, al tiempo que mantiene los rendimientos de los cultivos. En Connecticut, el biochar también podría ayudar a convertir una forma de desecho en forma de podas de árboles y otros desechos de madera en este valioso material de construcción de resiliencia.

A través del análisis, Ren y sus coautores encontraron que, al igual que otras prácticas de CSA, la aplicación de biochar depende del contexto, pero generalmente ayuda a mejorar la calidad del suelo. Como resultado, están proponiendo su uso más ampliamente, incluso en Connecticut.

«A través de la síntesis de datos globales, se puede ver que en diferentes condiciones de suelo y clima, el biochar, junto con otras prácticas, puede ayudar a los agricultores a mantener la producción de alimentos. También puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, reducir la lixiviación de nitrógeno y ahorrar agua del suelo«, dice Yawen Huang, autor principal del estudio y becario postdoctoral supervisado por Ren.

Aunque el análisis mostró que algunos de los experimentos de laboratorio pueden haber exagerado las capacidades del biochar, los investigadores planean explorar lo que puede hacer realizando más experimentos de campo para comprender cuándo y dónde usar biochar.

«Todavía tenemos que considerar el biochar junto con otras prácticas sostenibles tradicionales para el manejo de nutrientes y los tratamientos de riego en diferentes lugares considerando diferentes condiciones climáticas», dice Ren. «Podemos lograr el objetivo de la agricultura climáticamente inteligente, y en el caso del biochar, Connecticut es un lugar ideal para explorar y aplicar el biochar como un enfoque CSA. Tenemos tantos árboles y recursos naturales aquí. Los estudios demuestran que el biochar hecho de árboles puede reducir en gran medida las emisiones de óxido nitroso, que es casi 300 veces más potente que el CO2 en su potencial de calentamiento global».

Ren señala un aspecto vital de las prácticas sostenibles y climáticamente inteligentes: que los residuos a menudo se pueden reutilizar. La visión de Ren es utilizar los desechos de árboles de la gestión forestal para hacer biochar utilizado por los agricultores aquí en Connecticut.

«Solo usaríamos materiales de desecho; es el ciclo de sostenibilidad», dice Ren. «Los propietarios de bosques tienen el potencial de hacer el biochar de sus propios recursos para beneficiar las tierras de cultivo o tierras de cultivo. Puede utilizar los residuos de cultivos u otros desechos orgánicos no agrícolas y devolverlos al suelo también. Quiero ampliar el concepto de agricultura y silvicultura climáticamente inteligentes para crear un paisaje climáticamente inteligente. Pensemos si podemos manejar los recursos naturales, las tierras de cultivo, los humedales y otros sistemas naturales juntos. ¿Podemos utilizar estas prácticas climáticamente inteligentes para vincular los bosques y la agricultura? Nuestro estado tiene el potencial de desempeñar un papel de liderazgo a nivel nacional en la aplicación del biochar».

Ren tiene experiencia en ecología de ecosistemas y adaptación al cambio climático, y aborda la agricultura como un componente interdependiente del sistema terrestre, por ejemplo, la forma en que la agricultura interactúa con los sistemas atmosféricos, del suelo y acuáticos. Cuando se ven a través de esta lente, los estudios sostenibles requieren esfuerzos de colaboración y ella dice que UConn, como universidad de concesión de tierras, es un lugar especialmente bueno para este tipo de esfuerzos, ya que la información se entrega a los agricultores a través de UConn Extension.

«Como mencioné, las prácticas de CSA deben ocurrir en el momento y lugar adecuados y deben considerar la combinación de otros factores naturales y humanos», dice Ren. «Requiere un esfuerzo integrado e interdisciplinario que no se puede hacer simplemente sentado frente a una computadora o en el laboratorio. Podemos entregar los nuevos hallazgos a nuestros investigadores de extensión, quienes luego los entregan a los agricultores. Los comentarios de los agricultores pueden guiarnos en nuestro esfuerzo adicional para avanzar en la ciencia en este campo. Una vez más, ese es un bucle sostenible».

El equipo de Ren está en el proceso de solicitar fondos adicionales para impulsar el proyecto. El equipo se está conectando con productores locales de biochar y planea mantener la producción local, considerando la necesidad de ahorrar energía para el transporte.

«Con la pandemia, los clientes tendían a cambiar sus hábitos alimenticios hacia productos más cultivados localmente. Esta transición exige sistemas alimentarios más resilientes y sostenibles. La agricultura climáticamente inteligente es un concepto importante que nos guía hacia el logro de una agricultura sostenible. También sirve como una solución climática natural para construir un futuro resistente al clima».

Informe de investigación: Una síntesis global de la sostenibilidad del biochar en la agricultura climáticamente inteligente – Evidencia de experimentos

La agricultura climáticamente inteligente

La agricultura climáticamente inteligente (CSA, siglas en inglés) constituye un enfoque que ayuda a orientar las acciones necesarias para transformar y reorientar los sistemas agrícolas a fin de apoyar de forma eficaz el desarrollo y garantizar la seguridad alimentaria en el contexto de un clima cambiante. La agricultura climáticamente inteligente (CSA) persigue tres objetivos principales: el aumento sostenible de la productividad y los ingresos agrícolas, la adaptación y la creación de resiliencia ante el cambio climático y la reducción y/o absorción de gases de efecto invernadero, en la medida de lo posible.

La CSA constituye un enfoque para desarrollar estrategias agrícolas encaminadas a garantizar la seguridad alimentaria sostenible en el marco del cambio climático. La CSA provee los medios para ayudar a las partes interesadas a identificar, en los niveles local, nacional e internacional, estrategias agrícolas acordes con las condiciones de cada lugar. a CSA es una de las 11 esferas institucionales para la movilización de recursos en el marco de los cinco objetivos estratégicos de la FAO. Está alineada con la visión de la organización de una alimentación y una agricultura sostenibles y ha sido desarrollada contribuyendo al objetivo estratégico nº2: “hacer que la agricultura, la actividad forestal y la pesca sean más productivas y sostenibles”.

Climate-smart agriculture case studies 2021 

Enlace para bajar el Libro

Climate-smart agriculture case studies 2021 (fao.org)

This publication describes climate-smart agriculture (CSA) case studies from around the world, showing how the approach is implemented to address challenges related to climate change and agriculture.Acciones de la FAO sobre CSA

Artículo Original

Una síntesis global de la sostenibilidad del biochar en la agricultura climáticamente inteligente – Evidencia de experimentos de campo y de laboratorio

Panel de superposición abierto de vínculos de autores: Yawen Huang un b, Bo Tao un b, Ratán Lal c, Klaus Lorenz c, Pierre-André Jacinthe d, Raj K. Shrestha e, Xiongxiong Bai b f, Maninder P. Singh g, Laura E. Lindsey e, Wei Ren un b

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Resúmenes

El biochar es una estrategia eficaz para la agricultura climáticamente inteligente.

Biochar añadido al campo (∼20 Mg ha−1) puede aumentar el stock bruto de SOC en ∼27%.

El biochar puede disminuir el potencial de calentamiento global y la intensidad de los gases de efecto invernadero.

Las tasas de biochar irrealmente altas en el laboratorio sobreestimaron el secuestro de carbono del suelo.

Abstracto

La enmienda al biochar se ha propuesto como una solución prometedora para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la agricultura y mejorar de manera sostenible el rendimiento de los cultivos. Sin embargo, el potencial neto de mitigación de GEI del biochar sigue siendo incierto, especialmente los controvertidos resultados de los experimentos de campo y de laboratorio. Utilizando 9970 datos observacionales publicados derivados de 592 artículos revisados por pares, este estudio destacó los efectos del biochar en experimentos de campo sobre el rendimiento de los cultivos, las reservas de carbono orgánico (SOC) del suelo, el dióxido de carbono (CO).2) y metano (CH4) flujos y dinámica del nitrógeno (N) del suelo (es decir, reservas de N inorgánico del suelo, óxido nitroso [N2O] emisiones, amoníaco [NH3] volatilización y lixiviación inorgánica de N). En general, los datos de campo indicaron que el biochar aumentó significativamente las existencias brutas de SOC (26,6%) y el rendimiento de los cultivos (15,7%), redujo el CH del suelo4 (−14,8%) y N2O (−23,1%) emisiones, y amonio (−24,9%) y lixiviación total de N inorgánico (−23,2%), pero no tuvieron ningún efecto sobre el CO del suelo2 Emisiones. Mientras que los datos de laboratorio generalmente mostraron mayores tamaños de efecto de biochar en estos indicadores. El potencial de calentamiento global se redujo solo en experimentos de campo, pero ambos experimentos mostraron reducciones similares en la intensidad de GEI. Ambos experimentos sugirieron que la capacidad de intercambio catiónico del suelo y el biochar, el pH, la tasa de aplicación de biochar y la fertilización con nitrógeno regulaban interactivamente los efectos del biochar sobre el rendimiento de los cultivos y las emisiones de GEI. Las tasas poco realistas de biochar en experimentos de laboratorio pueden sobreestimar su beneficio en el secuestro de C del suelo y / o subestimar su potencial de mitigación. Estos hallazgos proporcionan una visión integral de que la enmienda de biochar puede servir como una práctica agrícola viable climáticamente inteligente que puede ayudar en el logro parcial de múltiples objetivos de desarrollo sostenible.

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Un comentario

  1. Hola Juanjo! Como bien dices es un tema que cada vez resulta más cansino. Agricultura sintrópica, regenerativa, biológica, ecológica, permacultura, climáticamente inteligente, suelos saludables… y muchos más términos que obligan a gastar energías para rebatirlos… Soluciones rápidas, fáciles y sin responsabilidad social, que al final solo sirven para incrementar el índice h de algunos autores, y lo que es peor, sin conocer el tema que tratan (los suelos). En la línea de la extrema derecha: todo está fatal y he aquí la solución. En la GSP (Alianza Mundial por el Suelo) intentamos evitarlo, y dirigirlo a manejo sostenible de suelos, que es específico del sitio, y ligado al manejo y uso que tiene cada uno. Un dolor de cabeza puede arreglarse con una aspirina o con una trepanación! Un saludo!

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