Tecnociencia: Definición y Propósito
Análisis Crítico de la Tecnociencia. Fuente: Colaje imágenes Google
Desconozco porqué Google ha eliminado este post de sus búsquedas. Me gustaría saber la razón y estoy abierta a que me comenten la razón, por lo que vuelvo a editarla.
Tras nuestros dos post previos del Curso Básico de Filosofía de la Tecnociencia, ha llegado ya la hora de entrar en materia. Por lo tanto, en esta entrada he escogido algún material del que ya os hable en el post anterior al objeto de explicaros que entienden diversos expertos sobre el concepto y la esencia de les tecnociencias. Comenzaremos con el fragmento de texto de Javier Echeverría, siguiendo después con la proporcionada por la Wikipedia española. Debido a que esta última resulta ser extremadamente parca, hemos traducido también algunos párrafos de la inglesa, mucho más prolífica en su descripción. Finalmente también capturamos algunos párrafos de otros autores. Cabe recordaros que toda la bibliografía que abajo leeréis fue puesta a vuestra disposición en la entrega precedente).
Seamos claros, siempre se había defendido, y la filosofía de la ciencia también lo avala, que la actividad tecnocientífica resultaba ser la búsqueda del hombre por acercarse a comprender mejor el mundo. Ahora resulta que la tecnociencia “da la vuelta a la tortilla” ofreciendo una imagen estrictamente utilitarista del saber científico. Empero el panorama se enturbia más, al soterrar bajo el suelo la actividad investigadora, tal “pilares invisibles”, sobre los que sustenta la tecnociencia. Somos peones al servicio del poder económico, empresarial, militar y político, entre otros muchos. La ciencia ya no es un fin, sino un medio de dominación por la dictadura financiera, las multinacionales y los poderes fácticos en general que, como todos sabéis, son esencial y apasionadamente altruistas. ¿¿??.
Déjenos de mentiras y monsergas. El propósito de una empresa es vender sus productos (cuanto más mejor), mientras que el financiero deviene en amasar dinero (Cuanto más mejor). Por último los políticos, también comienzan a asemejarse a torpes marionetas en las manos de los dos precedentes. Queda por añadir a la ecuación la investigación militar, pero no entraré en detalles, por el momento, acerca de este asunto.
Tan solo finalizar con un ejemplo. Una empresa farmacéutica busca vender sus fármacos y obtener pingues beneficios. Si uno de estos últimos curara al 100%, es decir nos hiciera sanar definitivamente, ellos dejarían de obtener tantas ganancias económicas. Empero ese no es su fin, sino devendría en su final, o al menos en enormes pérdidas de dividendos, afectando gravemente a su rentabilidad.
¿En dónde queda la ciencia como exponente de ese idolatrado conocimiento humano cuyo propósito básico resulta ser la búsqueda de la «verdad» para ponerla al servicio de todos los humanos, que no de los poderes que los oprimen, la mayoría de las veces?. Iremos intentando arrancar la máscara de la tecnociencia en post sucesivos ese imagen beatificadora que nos intentan vender: la solución a todos nuestros problemas.
Abajo podréis leer versiones menos críticas y otras más furibundas sobre el advenimiento de las tecnociencias que, no deja de ser anteponer la carreta antes que el animal de tiro, y cuyos objetivos finales culminar en una oligarquía propia de los ansiados deseos de la dictadura financiera de someter nuestros cuerpos y mentes a sus mezquinos intereses. Omitiré más comentarios. Tiempo habrá para ello. Por favor leer detenidamente y desmitifiquemos al delincuente (la tecnociencia) del acusado por incompetentemente ineficaz (la ciencia). Por lo tanto comenzaremos con Javier Echeverría, aunque luego el documento llega a ser bastante extenso. Eso sí, termino recordándoos que, por ejemplo, “El Papa Francisco criticó duramente los efectos de la «tecnociencia» y la «idolatría del dinero«.
Post Previos de Nuestro Curso Básico de la Tecnociencia hasta marzo de 2019
Bibliografía de libre Acceso en la Red Para el Curso Básico de Tecnociencias
De la Filosofía de la Ciencia a la Filosofía de la Tecnociencia (Nuevo Curso Básico y Sus Razones)
Juan José Ibáñez
Continúa…… ¿Qué es la tecnociencia)…….
Según Javier Echeverría en su “La revolución tecnocientífica”: El término “tecnociencia” lo usó Bruno Latour en 1983 tan sólo para abreviar la interminable frase de “ciencia y tecnología”. Otros muchos autores han usado ese mismo término de manera omnicomprensiva. En resumen, hoy en día, para todos,la convergencia entre ciencia y tecnología es tan profunda que todo es tecnociencia. (…) Mi propuesta es diferente, mi propuesta es que hay tecnociencia y es una modalidad de actividad científica y tecnológica que es necesario analizar. Mi planteamiento es evolutivo y radica en el hecho de que sigue habiendo ciencia y sigue habiendo tecnología. En cuanto a tradición cultural, la ciencia y la ingeniería siguen en desarrollo, aunque se ha producido una mutación, una hibridación entre ciencia y tecnología y ha surgido una nueva rama evolutiva: la tecnociencia. (…)En el caso de la tecnociencia, desde este ángulo, los objetivos de la ciencia y de la ingeniería siguen existiendo, aunque subordinados a otros, es decir, el propio conocimiento científico pasa a ser un instrumento, un medio para el logro de otros objetivos; por ejemplo, objetivos militares, empresariales, económicos, políticos o sociales. La tecnociencia no la hace una sola persona, sino un equipo, una empresa, en el sentido fuerte de la palabra; se requiere una fuerte inversión para que se desarrolle la actividad tecnocientífica. Por lo tanto, la economía de la ciencia adquiere una relevancia enorme y tiene un futuro impresionante. (Uno de los rasgos distintivos de la tecnociencia es que llega la inversión privada a la investigación científica, algo sin precedentes en la historia de la ciencia.) (….) pero esta idea de que las empresas tecnocientíficas coticen en la bolsa y que llegue la inversión a la bolsa, es algo que no sucedía. (….) Este cambio rompe con la cuestión de que el científico o el ingeniero tiene que vivir del padre Estado, ahora se asume que tienen que ser extremadamente competitivos en el mercado, o sea, convertirse en empresa y ser capaces de atraer inversión, capital. Claro que quien invierte pide rentabilidad o dividendos o, por lo menos, capitalización en la bolsa, lo que se traduce en que la búsqueda de conocimiento y el desarrollo tecnológico están subordinados a la capitalización en bolsa o al aumento de los beneficios, al crecimiento del volumen de la empresa, en fin, a los objetivos típicos de la racionalidad empresarial. (….)
TecnoCiencia en Wikipedia Española
La tecnociencia es un proceso de producción de conocimiento científico que se caracteriza por ser hiper-tecnologizado, delegado fundamentalmente en instrumentos tecnológicos, permitiendo una mayor aceleración y mayor escala de producción de conocimientos con aplicación inmediata para solucionar problemáticas específicas.
(Teniendo en cuenta la importancia de la tecnociencia hoy en día, no se puede trabajar en la sociedad contemporánea si no discutimos su papel y la consiguiente repercusión de las nuevas tecnologías en la sociedad).
Technoscience Wikipedia en inglés (traducido al español). Si se comparan literalmente las extensiones de las narraciones que pueden leerse en ambas Wikipedia, resulta palmario, como casi siempre que la anglosajona es mucho más completa, con independencia de la calidad de sus contenidos.
De uso común, la tecnociencia se refiere a toda la actividad humana global a lo largo de la historia que combina la tecnología con el método científico. Su comienzo fue en Europa y debe rastrearse hasta los siglos XVII y XVIII, que fue cuando comenzó a estudiarse el método científico y la filosofía de la ciencia. La tecnociencia comprende así la historia de la aplicación humana de la tecnología y los métodos científicos modernos, que van desde el desarrollo temprano de tecnologías básicas para la caza, la agricultura o la cría (por ejemplo, el pozo, el arco, el arado, el arnés) y todo el camino a través de la atómica. Aplicaciones, biotecnología, robótica y ciencias de la computación. Este uso más común y completo del término tecnociencia se puede encontrar en libros de texto generales y conferencias sobre la historia de la ciencia.
Un uso alternativo y más acotado del término tecnociencia se muestra en algunos estudios de ciencia y tecnología de naturaleza filosófica. En este uso, la tecnociencia se refiere específicamente al contexto tecnológico y social de la ciencia. La tecnociencia reconoce que el conocimiento científico no solo se encuentra socialmente codificado, así como ubicado históricamente, sino que también es duradero debido al surgimiento de las redes materiales (no humanas). La tecnociencia afirma que los campos de la ciencia y la tecnología están vinculados y crecen juntos, y el conocimiento científico requiere una infraestructura de tecnología con vistas a permanecer estacionario o avanzar. Este último uso filosófico del término tecnociencia fue popularizado por el filósofo francés Gaston Bachelard en 1953. [1] [2] [3], popularizándose en el mundo francófono por el filósofo belga Gilbert Hottois a finales de los 70 y principios de los 80, y entró en el uso académico inglés en 1987 con la «Ciencia en Acción» de Bruno Latour. [4].
Al traducir el concepto al inglés, Bruno Latour también combinó varios argumentos sobre «Tecnociencia» que habían circulado por separado dentro de los denominados Estudios de la Ciencia, Estudios Sociales de la Ciencia o Estudios de Ciencia y Tecnología (STS) antes la consolidación de un marco integral:
1. el entrelazamiento del desarrollo científico y tecnológico como, por ejemplo, demostrado por los estudios de laboratorio;
2. el poder de los laboratorios (y talleres de ingeniería) para cambiar el mundo como lo conocemos y experimentamos;
3. las redes sin fisuras que conectan a los científicos, ingenieros y actores sociales en la práctica real (véase el concepto de ingeniería heterogénea de Law);
4. La propensión del mundo tecnocientífico a crear nuevos híbridos naturaleza-cultura y, por lo tanto, a complicar las fronteras entre naturaleza y cultura. [5].
Analizaremos el concepto de tecnociencia considerando tres niveles: un nivel descriptivo-analítico, un nivel deconstructivista y un nivel visionario. [6]
En un nivel analítico-descriptivo, los estudios tecnocientíficos examinan el papel decisivo de la ciencia y la tecnología en la forma en que se desarrolla el conocimiento. ¿Cuál es el papel desempeñado por los grandes laboratorios de investigación en los que se realizan experimentos con organismos, cuando se trata de una cierta manera de ver las cosas que nos rodean? ¿En qué medida estas investigaciones, experimentos y percepciones dan forma a la visión sobre «la naturaleza» y sobre «nuestros propios» cuerpos? ¿Cómo se vinculan estas ideas con el concepto de organismos vivos como biofactos (biohechos)? ¿En qué medida estas ideas informan la innovación tecnológica? ¿Puede entenderse el laboratorio como una metáfora de las estructuras sociales en su totalidad?,
En un nivel deconstructivo, se está llevando a cabo un trabajo teórico en tecnociencia para abordar críticamente las prácticas científicas, por ejemplo. por Bruno Latour (sociología), por Donna Haraway (historia de la ciencia) y por Karen Barad (física teórica). Se señala que las descripciones científicas pueden ser tan solo aparentemente objetivas; que las descripciones son de un carácter performativo, por lo que podemos/debemos desmitificarlas. Asimismo, se buscan nuevas formas de representar a todos los implicados en la investigación, ya sean propiamente humanos o no.
A nivel visionario, el concepto de tecnociencia comprende una serie de tecnologías sociales, literarias, artísticas y materiales de las culturas occidentales en el tercer milenio. Tal hecho se traduce en centrarse sobre la interacción de áreas hasta ahora separadas y así cuestionar el trazado de límites tradicionales entre lo científico y lo técnico: hablamos de los límites tradicionalmente trazados entre las disciplinas científicas y los que comúnmente se mantienen, por ejemplo, entre la investigación, la tecnología, las artes y la política. Uno de los objetivos es ampliar el término ‘tecnología’ (que, por la etimología griega de ‘techné’, connota todo lo siguiente: artes, artesanía y habilidades) para negociar las posibilidades de participación en la producción de conocimiento y reflexionar sobre aspectos alianzas estratégicas. La tecnociencia se puede yuxtaponer con una serie de otras áreas innovadoras interdisciplinarias de estudios académicos que han surgido en estos últimos años, tales como la tecnoética, la tecnoética y la tecnocrítica.
Daniel Lee Kleinman (2005) sostiene que la tecnociencia está tan profundamente integrada en nuestra vida cotidiana que sus desarrollos existen al margen de un espacio para el pensamiento crítico y la evaluación. Aquellos que intentan cuestionar la percepción del progreso como una cuestión de avanzar hacia sociedad inmersa en u mundo de mayor y más sofisticadas tecnologías, a menudo son percibidas como «defensores del estancamiento tecnológico» (nota del bloguero: ¿negacionistas?). La excepción a esta mentalidad surge cuando un desarrollo es visto como una amenaza para el bienestar humano o ambiental. Tal hecho suele aplicarse a la reciente oposición popular ante los cultivos OGM, donde el cuestionamiento de la validez de la agricultura monopolizada y la genética patentada simplemente no fue suficiente para despertar la conciencia (nota del bloguero: como han afirmado desde 2015 la FAO, entre otros organismos internacionales; ¿Y el cambio Climático? ¿No ha sido generado por nuestras prácticas tecnocientíficas?.
La ciencia y la tecnología son herramientas que cambian continuamente las estructuras y comportamientos sociales. La tecnociencia puede verse como una forma de gobierno o tener el poder del gobierno debido a su impacto en la sociedad. El impacto se extiende a la salud pública, la seguridad, el medio ambiente y más allá. [9] Las innovaciones crean cambios fundamentales y cambian drásticamente la forma en que viven las personas. Por ejemplo, C-SPAN y las redes sociales brindan a los votantes estadounidenses una visión casi en tiempo real del Congreso. Esto ha permitido a los periodistas y al pueblo responsabilizar a sus funcionarios electos de nuevas maneras.
Otras Opiniones sobre la Tecnociencia
Martha Hortensia Arana Ercilla en su publicación: La Tecnociencia como “unidad del conocimiento” nos ofrece una visión amigable y aséptica de la tecnociencia, tal como la suelen hacer algunos expertos, los políticos y los medios de comunicación de masas. Veámosla: “La ciencia contemporánea se orienta cada vez más a fomentar el desarrollo tecnológico y la innovación, es también notable el soporte tecnológico de la investigación científica, de ahí su denominación de tecnociencia. Así los términos de investigación y desarrollo (I+D), son expresión de la relación estrecha y la mutua dependencia de la ciencia y la tecnología, donde está última, sienta pautas en la orientación, y cada vez es más dependiente de los nuevos conocimientos científicos. “Unidad del Conocimiento” y comprensión de la ciencia y la tecnología en la actualidad. (…) El término tecnociencia es una realidad de la práctica científico-tecnológica actual, y una expresión que identifica y conforma una nueva imagen de la ciencia y la tecnología como procesos sociales, que borran las fronteras de las imágenes de la ciencia básica y aplicada y de la tecnología como aplicación de conocimientos (S. Aronowitz, B. Martinsosns y M. Menser; 1998). Por tanto, es necesaria una nueva comprensión del conocimiento en su “Unidad”, para lograr la educación científica e investigativa en los futuros profesionales, fundamentada en paradigmas y enfoques epistemológicos integradores, que permitan establecer la relación dialéctica entre la investigación teórica y práctica; cualitativa y cuantitativa; social y científico-tecnológica, que se condicionan por el objeto de estudio y el problema de investigación. En este sentido, la investigación experimenta cambios en dos aspectos: en lo estructural-epistemológico, un retorno hacia la “Unidad del conocimiento”; y en lo organizativo, consolidando nuevos sistemas y formas de colaboración en el trabajo. Siendo éstos algunos de los cambios que deben pensarse para desarrollar la investigación en las instituciones de educación y en el país. (…) Como consecuencia se deben producir cambios en las Instituciones de educación superior, entre ellas: su conversión en centros de producción de conocimientos científicos y tecnológicos, a través de proyectos de investigación; articulación con el mundo empresarial y de servicios; participación activa en los procesos de innovación y desarrollo social; cambios en los programas de formación acordes a las necesidades de los nuevos avances del conocimiento inter y transdisciplinario; cambios en las funciones académicas, con predominancia en la investigación; cambios en las estructuras organizativas flexibles por proyectos de investigación y desarrollo; cambios en las culturas institucionales; y en la formación de profesionales creativos, autónomos e investigadores”.
Los expertos en química del cloro y su conocimiento científico ayudaron a establecer la agenda para muchos problemas ambientales: los PCB en el río Hudson son bifenoles policlorados; [10] DDT, dieldrin y aldrin son pesticidas clorados; Los CFC que agotan la capa de ozono son clorofluorocarbonos. La industria realmente fabricó los productos químicos y los consumidores los compraron. Por lo tanto, uno puede determinar que los químicos no son la única causa de estos problemas, pero no están libres de culpa. [11]
Javier Medina en su publicación: Tecnociencia: “El término tecnociencia que designa el complejo entramado de la ciencia y la tecnología contemporáneas tiene una carga conceptual especial. No sólo indica que con el paso de la ciencia académica a la ciencia gubernamental e industrial, sobre todo en el siglo XX, ciencia y tecnología han llegado a ser prácticamente inseparables en la realidad. También señala una nueva imagen de la ciencia y la tecnología que los actuales estudios de ciencia y tecnología han ido destacando frente a las concepciones tradicionales. Una de las ideas características es que la ciencia no se puede reducir a los científicos ni la tecnología a los tecnólogos, sino que ambas forman parten de complejas redes junto con otros agentes y entornos simbólicos, materiales, sociales, económicos, políticos y ambientales.”
Javier Medina en su publicación Tecnografia de la ciencia también nos dice que: “El término «tecnociencia» para designar el complejo de la ciencia y la tecnología contemporáneas tiene una carga conceptual especial (Riera, 1994). No sólo indica que con el paso de la ciencia académica a la ciencia gubernamental e industrial, sobre todo en el siglo XX, ciencia y tecnología han llegado a ser prácticamente inseparables en la realidad. También señala una Nueva Imagen de la ciencia y la tecnología que los actuales Estudios de Ciencia y Tecnología han ido elaborando frente a las concepciones tradicionales (Medina, 1994). Una de las ideas características es que la ciencia no se puede reducir a los científicos ni la tecnología a los tecnó-logos, sino que ambas forman parten de un complejo entramado junto con otros dominios sociales, económicos, políticos y culturales. Es lo que se conoce como Ciencia, Tecnología y Sociedad.
Las complejas interacciones conocidas como Ciencia, Tecnología y Sociedad (comentario de Juan José Ibáñez: en este post y los que le sigan hablaremos de CTS) forman una unidad de hecho inseparable y un complejo entramado que sólo pueden abordarse en el marco de estudios interdisciplinares. (….) Se podría pensar que el actual entramado de ciencia y tecnología, que constituye el núcleo de lo que se llama tecnociencia, es exclusivo de nuestra época, pero lo cierto es que ha existido con diferentesformas a lo largo de toda la tradición científica. Su configuración actual es el resultado de una evolución que hay que reconstruir históricamente si se quiere comprender y evaluar efectivamente la tecnociencia característica de nuestro tiempo. (…) A la mistificación legalista de la tecnociencia subyace, entre otras cosas, la concepción estándar tradicional, que la concibe fundamentalmente como teorías. En los actuales Estudios de Ciencia y Tecnología la ciencia se muestra, por el contrario, como una práctica, la práctica del entramado de la producción tecnológica y teórica. Pues, mientras que la ciencia antigua es predominantemente teórica y se centra en la teorización de desarrollos técnicos precientíficos de tipo artesanal, la ciencia moderna desarrolla una producción propia de tecnologías, que, junto con los resultados de la técnica paracientífica de los ingenieros, será el objeto de la teorización científica. La ciencia se constituye, así pues, en el modo teórico del desarrollo del saber tecnológico. La interacción entre teorización y producción tecnológica en el seno de la investigación tecnocientífica, da lugar a las nuevas tecnologías, es decir, tecnologías desarrolladas o perfeccionadas con la ayuda de procedimientos teóricos. La relevancia operativa de la ciencia no reside en sus productos teóricos, sino en su producción tecnológica. De la ciencia no se aplican sus teorías, como quieren hacer creer algunos filósofos de la ciencia, sino directamente sus tecnologías o sea, el saber operativo, las capacidades y los artefactos tecnológicos desarrollados y teorizados en la investigación científica. La clave del éxito tecnológico de la ciencia reside en que las teorías científicas teorizan, precisamente, técnicas exitosas. La verdad de la representación teórica corresponde a la efectividad operativa.
Según Lorenzo Espinosa Gómez en su artículo “Tecnociencias y desarrollo sustentable, consideraciones filosóficas”: (…) las tecnociencias, que son un híbrido entre ciencia, tecnología, administración de empresas tecnológicas, trámites legales de patentes, derechos de autor y estudios de mercado, traten también acerca de los fines y valores de la actividad científica y tecnológica, así como de cuáles son las tecnologías que más convienen a nuestro país.
Reseña de Ambrosio Velasco Gómez acerca del libro de Pablo González Casanova. “Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política. (Barcelona: Anthropos, 2004) Ambrosio Velasco Gómez: “Pablo González Casanova atinadamente señala que ha sido sobre todo en tiempos de guerra cuando las tecnociencias y las ciencias de la complejidad se han desarrollado bajo los auspicios de los centros de poder económico, militar y político, a fin de que se puedan ganar las guerras, conquistar mercados y someter al mundo entero. (…) Hasta ahora, ha predominado el uso inhumano de las ciencias de la complejidad y de las tecnociencias; gracias a ellas se ha alcanzado el triunfo global del capitalismo bajo la forma de un imperio mundial basado en el neoliberalismo, la globalización y el neocolonialismo. En este sentido, “los conocimientos de las nuevas ciencias se difundirán cada vez más como cultura universal dominante. (…). El uso privado de la razón mantiene y reproduce el status quo del dominio del establishment que no produce progreso cultural, ético o político. Por el contrario, el uso público de la razón es el que realizan los académicos, los grandes maestros, quiénes no responden a intereses de sectas, gobiernos o imperios, y que produce una ilustración amplia, defiende los derechos de los ciudadanos y contribuye al progreso de la humanidad.
Wenceslao J. González nos ofrece una visión más crítica aunque clásica, aunque quizás ingenua, sobre la idoneidad de usar el vocablo Tecnociencia como podéis observar en su artículo: Progreso científico e innovación tecnológica: La «Tecnociencia» y el problema de las relaciones entre Filosofía de la Ciencia y Filosofía de la Tecnología.
“Ahora bien, aceptar una interdependencia práctica entre Ciencia y Tecnología no supone ea ipso difuminar la diferencia conceptual entre ellas. La distinción teorética se diluye cuando se adopta una concepción instrumentalista del método científico que lleve a subordinar los cometidos científicos a los fines tecnológicos”.
Conforme a González, M. I. Casanova, P., Echeverría, J. 2004.en su publicación: La teoría del actor-red y la tesis de la tecnociencia, la tecnociencia se caracterizaría por:
– la estrecha vinculación entre científicos, ingenieros y técnicos, que colaboran en proyectos y programas conjuntos;
– la creación de agencias o empresas tecnocientíficas para desarrollar dichos programas; pueden ser públicas, privadas o mixtas; en ocasiones adoptan la forma de consorcios y alianzas entre organizaciones;
– la importancia de la financiación de dichos proyectos, que sólo pueden ser desarrollados si se cuenta con recursos humanos, materiales y técnicos adecuados;
– la planificación de los objetivos propuestos y de las tareas a realizar para alcanzarlos;
– la subordinación de los objetivos clásicos de la ciencia a metas prefijadas por quienes establecen y financian las líneas prioritarias de investigación, lo que trae como consecuencia que, en términos generales, el objetivo último de la actividad tecnocientífica sea la innovación;
– la relevancia de la gestión de los proyectos, actividades y resultados;
– la evaluación ex ante y ex post de los resultados propuestos y obtenidos, así como el seguimiento de los mismos;
– la utilización de equipamientos tecnológicos complejos, tanto para la investigación como para la evaluación y la gestión. Conforme a la teoría del actor-red, dichos equipamientos estarían dotados de agencia y en muchos casos son determinantes para la obtención de resultados.
La tecnociencia está basada en los lenguajes informáticos, que sólo son practicables si se dispone de los equipamientos TIC correspondientes y se saben usar adecuadamente. La actual e-science ilustra bien ese profundo cambio en la práctica científica generado por las TIC: Web 2.0 y ya 3.0, laboratorios en red, redes de excelencia, recursos compartidos, etc. Además, la actividad tecnocientífica ha de generar innovaciones, y puesto que el éxito de una innovación se comprueba en los mercados, las empresas y agencias conforman una componente relevante de la actividad tecnocientífica. (….)
La convergencia progresiva entre ciencia y tecnología se vio agudizada en los años ochenta por la emergencia, desarrollo y progresiva expansión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). El sistema tecnológico TIC fue mediatizando cada vez más la investigación científica, y no sólo en el ámbito de la física o la matemática, sino también en biología, medicina y ciencias sociales. Particular importancia tuvo la convergencia entre biología e informática, porque supuso un profundo cambio de paradigma en las ciencias de la vida, que dio lugar a la aparición de la tecnobiología, o biotecnología, como habitualmente suele denominarse.
Desde el punto de vista de la financiación, la tecnociencia se caracteriza por la primacía del sector privado sobre el público. De hecho, la Bolsa comenzó a interesarse por invertir en ciencia y tecnología, algo que no tiene precedentes en la historia de la ciencia. Con este paso, los sistemas de I+D evolucionaron hacia sistemas de I+D+i, siendo la innovación el objetivo último de la investigación científica. Proliferaron pequeñas empresas de I+D, sobre todo en el ámbito de las nuevas tecnologías. Algunas de ellas (Apple, Microsoft, Intel, etc.) mostraron mucha mayor capacidad innovadora que las grandes corporaciones industriales de la posguerra. En conjunto, esta nueva política científico-financiera consiguió que los porcentajes de financiación pública y privada de la investigación se invirtieran. (….) En suma, durante las décadas de los ochenta y los noventa emergió la tecnociencia propiamente dicha, cuyas características básicas son las siguientes:
Según el análisis crítico llevado a cabo por Germán Martín y Ligia Elizabeth Capdevila en su artículo “la capacidad de aplicación como criterio de validez de la ciencia: deriva epistemológica y tecnociencias”
La alineación de las ciencias con las tecnologías como una continuidad y la alineación indiscriminada de sus objetivos, explicación y aplicación han engendrado lo que se conoce como tecnociencia. La tecnociencia se ha transformado en el mayor exponente del quehacer científico de acuerdo con el modelo social actual. La ciencia que tenga mayor posibilidad de resolución de problemas prácticos y mayor grado de aplicación real es considerada una mejor ciencia. Esto implica que aquellas ciencias que no se ajustan al modelo de aplicación y utilidad quedan marginadas dentro del ámbito científico, es decir que las ciencias que no responden a modelos de operatividad y productividad son postergadas en beneficio de las que sí responden a estos parámetros. (…)Esto significa que el desarrollo científico y el conocimiento, entonces, solo quedan ligados a la mejora de los procesos de producción y la utilidad práctica; pero además no implica que las tecnociencias se abocarán a la resolución de todos los problemas prácticos, sino que servirán a la racionalidad que los ha engendrado, al poder operante. O sea que su aplicación será más acotada, respondiendo solo a los deseos del poder y a su expansión como tal. El tratamiento de algunos problemas será abandonado en beneficio de otros bajo el criterio de su funcionalidad en servicio de ese poder. Así, la investigación se organiza y el conocimiento se gestiona de manera instrumental, como una cadena productiva orientada a la eficiencia y la rentabilidad. Los subsidios y los presupuestos que se otorgan se hacen en función del proyecto que resulte más redituable o mejor aplicable a problemas prácticos o que responda con mayor eficacia a la realidad, en detrimento de otros conocimientos en los que este aporte económico es casi nulo o más lento. No se trata de responder a los fenómenos de la naturaleza ni buscar explicaciones a fenómenos sociales, se trata de la productividad. Como resultado, la ciencia se repliega en su “instrumentalidad per se” (Marcuse, 1954: 181), relegando su capacidad reflexiva y explicativa (…)pero además no implica que las tecnociencias se abocarán a la resolución de todos los problemas prácticos, sino que servirán a la racionalidad que los ha engendrado, al poder operante. O sea que su aplicación será más acotada, respondiendo solo a los deseos del poder y a su expansión como tal. (…)Entonces, las tecnociencias se presentan en el ámbito científico como las únicas válidas o, mejor dicho, alcanzan su legitimad bajo la premisa instrumental hegemónica de que las ciencias son una herramienta para la dominación del medio para una adecuada adaptación humana.
Para Violeta M. Núñez Pérez (Entre la tecnociencia y el Tecnopoder): “Entenderemos por tales a las modalidades emergentes que, a partir de la Segunda Guerra Mundial, han ido configurando y consolidando una nueva praxis científica caracterizada por considerar el conocimiento como un medio para otros fines. No se trata ya de definir, explicar, predecir el mundo, sino de operar transformaciones en él (aun desconociendo los efectos o haciendo caso omiso de los mismos)”.
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[…] en la misma dirección. El derribo de la ciencia con letras mayúsculas por la espeluznante tecnociencia” se ha traducido en este otro volteo planetario. Los vaticinios de la tecnociencia fallan como […]
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La crítica a la tecnociencia aquí me parece muy acertada, especialmente en cómo resalta el secuestro de los esfuerzos científicos para el beneficio corporativo y político. Es frustrante ver cómo la innovación, que debería estar al servicio de la humanidad, se transforma en una herramienta para el lucro y el control. El desafío ahora es cómo recuperar la ciencia como un medio de verdad y progreso, y no como un peón de las agendas económicas.
La imaginación al poder
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