Ya sabemos que las empresas suelen distorsionar, en su propio beneficio, las bondades de los productos que comercializan con vistas a incrementar sus ventas. Nadie se sorprende de ello, ¿verdad?. Actualmente, la bobalización económica induce a que muchos científicos creen empresas cuando creen haber descubierto “algo” de lo que se puede extraer algún beneficio pecuniario. Por tanto, estos científicos devienen también en empresarios. ¿Qué pasa entonces con sus declaraciones, incluso en la prensa científica especializada? ¿Debemos creer que argumentan sus intereses como investigadores, que a menudo trabajan para organismos públicos, o como empresarios? De actuar como científicos podrían dañar su negocio. Empero si lo hacen como la mayor parte de los empresarios pierden cualquier credibilidad científica, pudiendo incurrir en actos de mala praxis. Sin embargo, al amparo de su estatus académico suelen vertirse verdaderos embustes en las revistas especializadas. Y, reitero, tal modo de proceder podría acarrear, en el mejor de los casos, mala praxis científica, cuando no deviene en fraude puro y duro. El problema para un lector medianamente informado estriba pues en saber a que atenerse. Más aun, algunos temas que tienen que ver con tales “science-businessgeneran controversias científicas muy publicitadas en la prensa científica, acerca de las bondades y debilidades de tal o cual producto. De nuevo, quien lea este tipo de debates se enfrenta una vez más a la disyuntiva de si creer a sus adversarios o no, por cuanto estos pueden esconder intereses “empresariales” opuestos. Y así, en las revistas científicas aparecen artículos y debates en los que se adoptan los peores defectos del mundillo económico, degradando, el código deontológico del que alardean. Este es el caso del biocarbón (Biochar) descubierto como una técnica por los etnoedafólogos. Como ya comentamos en otros post, se trata de una tecnología desarrollada por las culturas ancestrales de los pueblos indígenas de la región amazónica. Hablamos de las Terras pretas.       

 

 

 

Biocarbón versus carbono de los horizontes

superficiales del suelo. Fuente: Permaculture Research Institute

Alex Fernández Muerza (del que otros muchos periodistas científicos deberían aprender), que coordina magistralmente la revista electrónica gratuita Consumer Eroski, publicó el 6 de abril de 2009 el artículo titulado:”Biocarbón, ¿la solución para el cambio climático?. Una vez más tal noticia la he visto plagiado, entera o parcialmente, en varios blogs. “Once again” nos encontramos que la blogosfera también padece de los plagios y mala praxis con harta frecuencia.  Pero vayamos al tema que hoy nos preocupa, haciendo un poco de historia.

 

No hace mucho tiempo, se descubrieron que las Terras pretas elaboradas por los ciertas culturas indígenas muy desarrolladas, (aunque desaparecidas sin dejar rastro, sin que los colonizadores pudieran dar cuenta de ellas) de la cuenca amazónica, a partir de los suelos naturales representativos de la región (“Ultisoles y Oxisoles”). En contraposición a los últimos, las primeras atesoraban una fertilidad formidable, generada por unas adiciones de materia orgánica de características especiales. Más aun, se trataba de productos muy resistentes a la degradación, por lo que sus peculiaridades han permanecido, más o menos inalteradas, durante miles de años. Estas últimas parece ser que se elaboraban a partir de residuos mediante un determinado proceso de pirolisis. De poderse reproducir tal proceso se obtendría un producto estructurador del suelo, más que un abono o enmienda en si mismo. Añadiendo a este último escasas cantidades de fertilizantes inorgánicos, de vez en cuando, se otorgaría al horizonte organo-mineral del medio edáfico de unas propiedades formidables y duraderas para la producción de cosechas con altos rendimientos. De ser cierto, nos encontraríamos frente a una verdadera revolución agronómica, por cuanto podría generar suelos muy aptos para la agricultura a partir de otros que hoy por hoy no lo son (tierras marginales), paliando el hambre en muchas regiones del mundo. Tal “descubrimiento” generó un gran revuelo entre la comunidad científica. Ya explicamos todo este asunto. Lo describimos con cierto detalle en las seis entregas que a continuación recordamos, pero especialmente en las cuatro últimas:

 

Biodiversidad, Culturas Prehispánicas y Suelos (¿Mito de los Bosques Primigenios en la Amazonía?)

 

Cultivos de Tala y Quema en el Amazonía (Chamiceras) y la Calidad del Suelo

 

Francisco de Orellana y la Cultura Perdida del Amazonía: Del Origen de las Terras Pretas a los Fertilizantes del Futuro

 

Terras Pretas del Amazonas: Distribución y Características Generales

 

Terras Pretas: Propiedades y Fertilidad (Biochar o Agrichar)

 

Ni siquiera existía un vocablo en castellano para el por entonces denominado biochar, actualmente ya traducido como biocarbón. Diversos investigadores se aliaron con la industria y/o crearon compañías para comercializar este “producto prodigioso”. Pero he te aquí, que los procedimientos pirolíticos desarrollados por la tecnología moderna, no han logrado emular las bondades del elaborado por “aquellos salvajes” ¿?. De cualquier modo, un suculento negocio se encontraba en ciernes. En consecuencia, utilizaron la oportunidad de comercializar diversos biocarbones, aprovechando la propaganda e información que concernía al compuesto aborigen que todavía no se ha podido emular. Pasados unos meses, y a tenor de los resultados, comenzó e extenderse un cierto desinterés por la iniciativa. Sin embargo, una vez el capital se ha puesto en marcha, era lógico que (aunque no razonable) sus defensores perseveraran.

 

 

 

Beneficios del Biochar. Fuente: Nature

 

Meses después, aquellos investigadores, ya en contacto con la industria, lanzaron otra campaña alegando que además de ser buenos fertilizantes podían ayudar a secuestrar ingentes cantidades de carbono atmosférico, lo que ayudaría a paliar el calentamiento climático. De hecho, clamaban que era una solución de gran envergadura  para mitigar este último problema. Pero tampoco esta segunda campaña convenció a muchos.

 

Meses más tarde, una compañía generó un método para la obtención de biocombustibles de segunda generación, cuyo producto residual resultaba ser el biocarbón. Así nos lo explican, por ejemplo, en este enlace, Por tanto, mediante tal tecnología se “mataban tres pájaros de un tiro (no uno como en el primer intento, ni dos como en el segundo): fertilizante fenomenal, biocombustible políticamente correcto y secuestro de carbono a lo bestia. Y es aquí, en donde Alex, de una manera neutra y objetiva, ofrece la noticia en Consumer Eroski, como podréis leer más abajo. Un resumen breve sobre el biocarbón, puede también consultarse en este enlace. Un estudio más extenso se ha escrito en Wikipedia (en la que se cita a esta bitácora por los post mencionados).

 

Resumiendo, el descubrimiento inicial de la “enmienda elaborada por los aborígenes” parece ser genuino. Científicos y empresas deberían haber perseverado con toda la paciencia del mundo para poder reproducir tal enmienda con sus propiedades originales, lo que habría generado una verdadera revolución ambiental y humanitaria. Sin embargo, la economía bobalizada no funciona así. Las prisas son malas consejeras. Por tanto comenzó a comercializarse “algo” mucho peor, bajo la etiqueta “abone, y secuestre carbono”. Empero a la vista de que tal marketing tampoco dio los resultados apetecibles, apareció la tercera carga de caballería con los biocombustibles a cuestas.   ¿Y que buscan?. Por favor examinen detenidamente esta frase extraída de la noticia de abajo:

 

En tal caso, sostiene Ernsting, si estas industrias, entre las que cita a empresas como Best Energies, Eprida, Dynamotive y Biomass Energy and Carbon, pudieran ganar dinero mediante fertilizantes patentados y la obtención de créditos de carbono, «despegarían muy rápidamente».

 

¡Vaya, Vaya!. Resulta  palmario que lo que se pretenden ahora tales empresas no era, ni más ni menos, que instituciones internacionales y gobiernos avalen la bondad de este producto comercial e introducir en la ecuación los créditos de carbono. De conseguirlo, no cabe duda de que las ganancias para las compañías implicadas serían enormes. Sinceramente, todo esto huele un poco mal. Si en verdad el biocarbón que emulara al descubierto en las Terras pretas (que atesora las fantásticas propiedades que claman), la comunidad científica debería estar intentando obtenerlo a toda costa. La huida “pa lante” se antoja más que sospechosa. Con ello no quiero decir que este “tres en uno” no atesore valor alguno. Subrayo que, cuando los científicos abrazan la estrategia empresarial pasa lo que pasa. Hoy por hoy, de gran descubrimiento se ha pasado a un marketing demagógico con los créditos de carbono por medio. Reitero que la política globalizante y bobalizante de I + D + i, adolece de ciertas perversiones que nuestros gobernantes y muchos colegas no quieren ver. Se entra pues en un mudillo en el que resulta harto difícil discernir entre ciencia de calidad y marrullería del capital. Y este tema se me antoja muy preocupante para el progreso e imagen de la ciencia. Este “dos por uno”, es decir, la generación de los científicos-empresarios debería ser materia de una seria reflexión.

 

Juan José Ibáñez

 

Biocarbón, ¿la solución para el cambio climático?

Consumer Eroski. Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA

Fecha de publicación: 6 de abril de 2009

 

 

Sus defensores afirman que absorbería el CO2 extra de la atmósfera, produciría bioenergía y frenaría la deforestación.

 

El biocarbón podría utilizarse para enterrar durante miles de años el dióxido de carbono (CO2), causante del efecto invernadero, producir energía, aumentar las cosechas gracias a su poder fertilizante y frenar la deforestación. Así lo presentan sus impulsores, que pretenden por ello que se invierta en su producción y uso a gran escala. Sin embargo, diversos expertos destacan la falta de pruebas concluyentes y señalan intereses económicos al respecto.

 

El biocarbón es una especie de grano fino de carbón producido a partir de la quema de biomasa o de residuos orgánicos, como virutas de madera, restos de cosechas o estiércol. Según sus defensores, sus aplicaciones podrían ser muy valiosas para combatir algunos de los mayores problemas medioambientales actuales, como el cambio climático, la energía, la producción de alimentos o la deforestación.

 

En este sentido, aseguran que su proceso de producción contribuye a una doble reducción de emisiones de CO2. Por un lado, permite la producción de bioenergía que puede transformarse en electricidad, así como en etanol y metanol, unos alcoholes con múltiples aplicaciones, entre ellos su conversión en combustible. Por ello, con su utilización se evitaría la emisión de CO2 de los combustibles fósiles, además de aprovechar los residuos de los que se nutre y que de otra forma acabarían descomponiéndose y devolviendo el CO2 a la atmósfera.

 

Johannes Lehmann, de la Universidad de Cornell, estima que sería posible fijar con el biocarbón 9.500 millones de toneladas de CO2 al año. Por otro lado, su estructura porosa es ideal para atrapar nutrientes y microorganismos beneficiosos que pueden ayudar a las plantas a crecer. Gracias a su uso como fertilizante también se estaría «secuestrando» bajo tierra el CO2 y otros gases de efecto invernadero, como óxido nitroso o metano: los árboles utilizados como materia prima absorben este gas de efecto invernadero, de manera que al transformarlos en abono se enterraría también todo ese gas.

 

Por ello, cada vez son más las iniciativas que proponen aprovechar las cualidades de este producto. Recientemente, Chris Turney, profesor de geografía de la Universidad británica de Exeter, daba a conocer un sistema que utilizaría hornos microondas gigantes para transformar la madera en biocarbón. Según este experto, al enterrar todo el material producido a gran escala se podría evitar la emisión a la atmósfera de miles de millones de toneladas de CO2. Para ello, se tendrían que replantar grandes zonas con árboles para cubrir su producción, lo que de paso supondría una medida importante de reforestación. Por el momento, Turney ha construido un prototipo de cinco metros de largo que salva una tonelada de CO2 por 65 dólares. Asimismo, ha puesto en marcha una empresa, Carbonscape, con la que planea la siguiente generación de su máquina.

 

Por su parte, científicos conocidos internacionalmente como James Lovelock, autor de la teoría Gaia, y James Hansen, responsable del Instituto Goddard de la NASA y uno de los primeros expertos en señalar el calentamiento global, han resaltado las posibilidades del biocarbón. Asimismo, Tim Lenton, climatólogo de la Universidad británica de East Anglia, ha calculado que para 2100 una cuarta parte de las emisiones de CO2 producidas por el ser humano podrían ser secuestradas con la producción de biocarbón a partir de residuos orgánicos. Johannes Lehmann, de la Universidad estadounidense de Cornell, estima que sería posible fijar con el biocarbón 9.500 millones de toneladas de CO2 al año (la producción global de CO2 a partir de combustibles fósiles es de 8.500 millones de toneladas anuales).

 

Críticas al biocarbón

 

Almuth Ernsting, experta de Biofuelwatch, una iniciativa británica crítica con los biocombustibles, destaca la creciente influencia de la Iniciativa Internacional Biochar (IBI en sus siglas en inglés) a nivel internacional. El año pasado, esta organización reunía a las principales empresas y expertos que defienden su uso, como el científico Tim Flannery, nombrado en 2007 australiano del año. Ernsting considera que la IBI podría conseguir que la próxima Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, prevista para diciembre de 2009 en Copenhague, aprobase formalmente el biocarbón como un Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) para el período posterior a 2012.

 

Si las empresas de biocarbón pudieran ganar dinero mediante fertilizantes patentados y la obtención de créditos de carbono despegarían rápidamente. En tal caso, sostiene Ernsting, si estas industrias, entre las que cita a empresas como Best Energies, Eprida, Dynamotive y Biomass Energy and Carbon, pudieran ganar dinero mediante fertilizantes patentados y la obtención de créditos de carbono, «despegarían muy rápidamente». No obstante, en la actualidad, los apoyos internacionales a estas empresas son más bien puntuales: tan sólo hay un programa de investigación en Estados Unidos que ofrece subvenciones para iniciativas con biocarbón, y en Australia y Nueva Zelanda se han introducido proyectos de biocarbón en sus planes de acción contra el cambio climático.

 

En cualquier caso, la experta de Biofuelwatch asegura que la generalización del biocarbón no sería una buena idea, dado que no se ha demostrado que sea capaz de secuestrar CO2 o de aumentar por sí mismo la fertilidad de los suelos.

 

Otros expertos, si bien se muestran a favor del biocarbón, consideran que sus impulsores son demasiado optimistas sobre sus posibilidades. El propio James Hansen, junto a su compañero del Instituto Goddard, Pushker Kharecha, publicaban recientemente un artículo para aclarar que sus estudios se han malinterpretado, y por lo tanto, su apoyo al biocarbón se ha exagerado. Los dos investigadores explican que si bien el biocarbón es una opción para mitigar las emisiones de CO2, «no se trata de una panacea» y todavía presenta «incertidumbres fundamentales«.

 

En concreto, Hansen y Kharecha consideran que el biocarbón proporcionaría sólo una pequeña parte del uso de la tierra relacionado con la reducción de CO2, mientras que la reforestación y la reducción de la deforestación serían mucho más determinantes, lo que no implicaría que las plantaciones debieran destinarse específicamente al biocarbón. Por su parte, Chris Goodall, autor del libro «Cómo vivir con menos CO2», propone al biocarbón como una solución contra el cambio climático, aunque matiza que el gran problema consistiría en organizarlo a gran escala.

 

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INFOGRAFÍA: Efecto invernadero

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12 comentarios

  1. me gustaria saber mas sobre biocarbon donde lo puedo adquirir numero de direcciones y telefonos yo vivo en moniquira-Boyaca

    Agradezco su amable colaboración mi cel. es 3115839310

  2. Lo que observo es que quienes critican las investigaciones y trabajos sobre el biochar no aportan más que la critica misma. Parecen ser flojos para el trabajo y no presentan ni un solo trazo de esfuerzo para demostrar la validez de sus argumentos en contrario. En definitiva, parecen ser críticos de oficio; lo que no descarta que defiendan también intereses económicos grupales, amenazados por los nuevos avances en tecnologías para la mitigación y adaptación al cambio climático.

  3. Me parece muy interesante tus comentarios sobre este tema no se si me podrías proporcionar un poco mas de información o fuentes en donde pueda investigar estoy en planes de hacer biocarbon muchas gracias

  4. Hola Soren,

    Hay varios post sobre este tema en el blog. mira el buscador interno del blog, arriba a la derecha y busca por plabras «biochar» o «terra preta» o «Francisco de Orellana» y encontrarás mucha más información.

    Saludos cordiales
    Juan José Ibáñez

  5. Interesante enfoque….me interesa aprender mas sobre el Tema…dónde puedo obtener Asesoría o con Quién…?
    Saludos,

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