Del Estado de las Autonomía y la Democracia al Pensamiento Único y la Intolerancia: El Caso de Albert Boadella y los Premios “Estel y Boira”

¡Tremendo!. En el Estado Español políticos, y ciudadanos hemos perdido el rumbo y vamos a la deriva. ¡O conmigo o contra mi! Ese parece ser el lema. ¿Sabemos lo que significa el “palabro” democracia? Sinceramente creo que no. Vaya por delante de que detrás de las barricadas contra los “grises” (policía franquista) aprendí a respetar la opinión de los demás, fuera cual fuera, en tanto en cuando no defendieran ni la violencia ni la intolerancia. En consecuencia, respeto a los independentistas de cualquier nacionalidad, siempre que no caigan en los radicalismos que denuncio. Y vaya también por delante que tal convicción vuelve a ser válida para los “ultra-nacionalistas españoles” que padecen el mismo síndrome fascista que afecta a otros ciudadanos, en algunos de los países o nacionalidades que conforman actualmente el Estado Español. Que manera de formar a nuestros jóvenes en la estulticia y el pensamiento único, es decir la intolerancia: principal enemiga de la democracia y las libertades.

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Albert Boadella “Extraordinario dramaturgo Catalán”. Fuente: “El País”

Hoy he recibido el siguiente mail que me ha dejado totalmente consternado. Albert Boadella es, para mi, uno de los grandes artistas catalanes de finales del siglo XX. Pero reitero que quizás no entendamos bien el significado del vocablo democracia. Y sin ella no hay libertades, ni lugar para los libre pensadores, defiendan lo que defiendan, partiendo inexcusablemente del diálogo en lugar de la confrontación. Creo que el relato que podéis leer más abajo es lo suficientemente ilustrativo como para que cada uno extraiga sus propias conclusiones. “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Y para aquellos que me malinterpreten, tan solo recordarles el dicho: “se ve antes la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”. Veremos muy pronto como también la actividad científica se encuentra afectada por tal pandemia.

Juan José Ibáñez Martí

Carta de los premios *Estel y Boira* y……….RESPUESTA de Albert  Boadella. Fuente: jorgogi.blogspot.com

Todos los años el Ayto. de Bellpuig da los premios Estel y Boira (Estrella y Niebla) a distintas personas en función de su apoyo o crítica al Catalanismo. Este año el Ayto. de Bellpuig «premió» (castigó públicamente) a Albert Boadella por sus ataques al catalanismo dándole el «premio» Boira (niebla  en catalán). Aquí va primero la carta de notificación del «premio» y detrás la respuesta de Albert Boadella.

AJUNTAMENT DE BELLPUIG

Sr. ALBERT BOADELLA
Països Catalans, 5
08500 VIC

«Señor Albert Boadella: Desde el año 1991, el Ayuntamiento de Bellpuig otorga, coincidiendo con los actos programados para celebrar la fiesta del 11 de septiembre, los premios Estel -cometa- y Boira -niebla-. El premio Estel se instituyó para destacar un comportamiento, tarea o acción concreta y relevante en la defensa de la identidad catalana. El premio Boira se otorga en referencia a las acciones o actitudes de omisión que afecten negativamente y de manera continuada a la identidad catalana. Estos premios los votan anualmente las entidades y asociaciones del pueblo y son ratificados y concedidos por el Ayuntamiento de Bellpuig. Este año, las entidades sociales, culturales y deportivas lo eligieron a usted como Premio Boira 2006 por su posicionamiento político de unos años hacia aquí y por continuas declaraciones como las que hizo el pasado 18 de julio, en las que destacaba que el nacionalismo catalán es incompatible con la democracia. Por este motivo, nos place invitarle a recibir este premio el próximo día 10 de septiembre, durante los actos que se realizarán con motivo de la celebración de la Fiesta Nacional de Cataluña. El galardón se entregará en un acto institucional que se realizará delante del monumento al Milenario de Cataluña situado en Bellpuig.

La recepción de autoridades se realizará delante del Ayuntamiento de Bellpuig a las 12:30 horas y la entrega de los Premios Estel y Boira, así como la lectura de Manifiesto del Once de Septiembre, se realizará a partir de las 13 horas.

Atentamente, Josep Pont y Sans.
“Alcalde”.

NOTA: Se adjunta una breve reseña sobre la historia de los Premis Estel i Boira Fijaros quien está entre los premiados durante estos años, los galardones han sido otorgados a:

PREMIO ESTEL: Sr. Eliseu Climent (1991), Rvdm.Sr.Antoni Deig (1992), Sr.Marx Cahner (1993), Josep M.Pujals (1994), Sr. Miquel Calzada «Mikimoto» (1995), Sr. Jean Pau Alduy (1996), grupo musical Els Pets (1997), Institut d’Estudis Baix Cinca (1998), *Exc. Marcelino Iglesias (1999), *Rvdm. Sr. Cassià Maria Just (2000), Sr. Lluis Arola i Ferrer -URV- (2001) y Universitat Catalana d’estiu de Prada de Conflent (2002), Ecxm.Sr. Juan José Ibarretxe i Markuartu, presidente del Gobierno Vasco (2003), Sr. Joan Laporta, presidente del F.C. Barcelona i Molt Honorable Sr. Jordi Pujol i Soley (2005).

PREMIO BOIRA: Sr.Joan Antoni Samaranch (1991-1992), Sr. Rodríguez Ibarra (1993), Diario ABC (1994), Sr. José María Aznar (1995), Sr. Vidal Cuadras (1996), Cadena Cope (1997), Sra. Esperanza Aguirre (1998), Nunciatura del Vaticano (1999), Director de la Real Academia de la Historia (2000), Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I (2001), Patronato del Archivo de Salamanca (2002), Exc..Sr. Don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, presidente del Tribunal Constitucional (2003), Exc. Sr. Miguel Angel Acebes (2004) y el Consejo Superior de Deportes (2005).

Finalmente cabe destacar que la elaboración y la lectura del Manifiesto del Once de Septiembre en Bellpuig la realizan los ganadores del Premio Estel del año anterior.

CARTA DE RESPUESTA DE ALBERT BOADELLA

 
Josep Pont i Sans
Alcalde de Bellpuig
Homenatge a la Vellesa, 6
25250 Bellpuig

Vic, 4 de
septiembre de 2006

Señor alcalde de Bellpuig

 
Contesto a su carta en la que me comunica que se me otorga el premio Boira (Niebla) debido a mi posicionamiento político y a mi crítica del nacionalismo catalán. La forma y el contenido de la carta es el testimonio perfecto de la obscena impunidad política que asola este territorio y la confirmación visible de los motivos por los que el Ayuntamiento de Bellpuig me lanza la infamia en forma de premio. Tal y como declaré, queda aún más patente que nacionalismo y democracia se muestran incompatibles.

Debido a la información que me había llegado del periódico Segre, deduje que los premios Estel i Boira (Estrella y Niebla) eran responsabilidad de las entidades privadas de Bellpuig. En este sentido, tenía la disposición de contestar el menosprecio con un texto humorístico. Pero su carta me revela que el auténtico inductor y creador de tales salivazos al adversario es usted como alcalde de Bellpuig, ex presidente de la Diputación de Lleida y diputado del Parlament de Catalunya. Por tanto, dejo de lado el humor porque es una forma de expresión que, en última instancia, demuestra una consideración sobre el grado mental y moral del otro.
Usted no merece esta consideración. Ostentando cargos de gobierno y de representación parlamentaria, utiliza el cobijo de unos premios para denigrar públicamente a cualquier disidente de sus manías. En este caso, un consistorio municipal promueve la degradación democrática, dedicándose a organizar un acto para desacreditar la libre opinión de un ciudadano. En vez de participar al fomento de la tolerancia y la pluralidad de criterios, como es su obligación por los cargos que tiene asignados, se sirve de ellos para incitar a la censura cívica de un artista del país.

 

Con su eclesiástico invento de l’estel i la boira, compruebo que utiliza el tiempo y también mis impuestos) para dividir a los catalanes entre  buenos y malos, o señalar enemigos externos. Usted se erige impúdicamente en juez moral de Catalunya, y a través de sus veredictos, induce el odio a instituciones o personas no afines al régimen. Sigue una tradición muy cultivada por los totalitarismos, entre ellos, el que sufrimos los españoles hace 30 años, un régimen nacionalista obsesionado también en este tipo de infecciones sociales. Hoy, afortunadamente, exceptuando su caso, no hallaríamos en España un nivel semejante de vileza institucionalizada y promovida por dirigentes públicos.

Resulta curioso que este tipo de vocacionales de la inquisición siempre conviven con un trasfondo personal bastante menos escrupuloso que sus filantrópicas exhibiciones. Compruebo que usted tampoco es una excepción sobre la regla.

No muestra la misma sensibilidad patriótica a la hora de cargar una cuantiosa deuda a sus conciudadanos españoles a través de la Seguridad Social. Deuda provocada por la empresa Aigües Rocafort de la cual era administrador y accionista. Ni tampoco le tiembla el pulso cuando deja de pagar a sus empleados -que se ven obligados a reclamar por el juzgado social- o a la Caixa de Catalunya, la cual también tiene que proceder judicialmente para reclamarle 33.656.256 pesetas. No se inquiete, su comportamiento tampoco trasluce anomalía alguna en el clima actual de Catalunya, incluso es natural. Forma parte de la impostura patriótico-sentimental que en los últimos tiempos impera entre los gobernantes de este territorio. Sin embargo, ¿quién le ha dado a usted las atribuciones para infamar en público a un ciudadano que cumple escrupulosamente con sus deberes?

Desde hace 45 años, dirijo una empresa de 25 trabajadores dedicados al arte. Nunca he dejado de pagar puntualmente a la hacienda pública ni a ningún colaborador. Esta es la principal contribución que en cualquier país puede hacer un ciudadano, sea catalán o sueco. Las otras contribuciones, las del libre pensamiento o las creencias, sólo son materias de escarnio, censura, y persecución institucional en las dictaduras. En este sentido, la única boira incívica que constato es la que pone usted por delante, a fin de disimular su falta de decencia… eso sí, ¡catalana!

Por tanto, como despedida, quiero decirle sin hostilidad ni ironía, pero con serenidad y también con una íntima satisfacción: váyase concretamente a la mierda, usted, sus premios y la Catalunya que nos pretende imponer. PS. Esta carta es mi respuesta a su Premio y espero que sea leída (entera) en el acto de entrega.

Albert Boadella es actor y director de escena, además de fundador de la plataforma Ciutadans de Catalunya. Y además de ESPAÑOL, CATALÁN

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2 comentarios

  1. Manifiesto de un traidor a la patria, por Albert Boadella

    Confieso que mientras no los conocí, yo fui unos de ellos. Aboné su terreno con mi propia ignorancia. Llegué a creer fanáticamente en la versión victimista de la historia que habían elaborado otros ignorantes como yo, aunque ellos con mayores atenuantes, ya que trabajaban con intereses a plazo fijo.

    En ciertos momentos, estuve también deseoso de pasar cuentas con el enemigo natural de Cataluña. Incluso aproveché alguna oportunidad para ello. Un día, puse sobre el escenario un puñado de miembros de la Benemérita metamorfoseados en gallinas y descansando en las barras de su morada avícola.

    Obviamente, la juerga invadió la sala. Así, exhibiéndolos para mofa y befa del respetable me sentía compensado de tantos supuestos agravios ¿A ver quien nos devolvía la vida del president fusilado? ¿Y la tortura y la cárcel de Pujol? ¿Y la persecución de nuestra lengua? ¿Y el maldito Felipe V? ¿Y la prohibición de participar en el botín de las Américas? ¿Y el contubernio de Caspe?

    Si todo resultaba tan claro y la razón estaba de nuestro lado ¿Quién me mandaba desertar del lugar que me pertenecía por historia, por territorio, por sentimiento e incluso por raza? ¿Cómo pude abandonar aquel calor incestuoso de la tribu? ¡Y pensar que ahora podría estar de ministro de cultura en el tripartito…!

    Con el tiempo he llegado a la conclusión de que sólo una auténtica nimiedad fue la causa que arruinó mi brillante futuro tribal. Francamente, se me hacía difícil soportar de mis conciudadanos esta mueca que hacen con los labios y que pretende dibujar una sonrisa cómplice entre la elite patriótica.

    Las sonrisas, en esta latitud del Mediterráneo norte no han sido nunca sonrisas relajadas y espontáneas; analizándolas con cierto detalle, da la sensación que mientras se mueve la boca se aprieta el culo. Pero aquellas sonrisitas condescendientes (máxima expresión del hecho diferencial) aquellos guiños de etnia superior, ciertamente, tuvieron la virtud de exasperarme. Son muecas crípticas, reservadas solo a los que ostentan el privilegio de pertenecer al meollo del asunto. Se trata, de una contraseña indicativa de los preconcebidos nacionales y que también, obviamente, compromete al mantenimiento de la omertá general.

    Estas sonrisitas, ahora triunfantes, pueden encontrarse hoy al por mayor, y muy bien remuneradas, en las tertulias de la tele Autonómica. Aunque tampoco hay que mitificar sus contenidos. Acceder al código está al alcance de todos, es algo así como:

    «Je, je, queda claro que no tenemos nada que ver con ellos, je, je, nosotros somos dialogantes, pacifistas, y naturalmente, más cultos, je, je, je, más sensatos, más honrados, más higiénicos, más modernos, je, je, si no hemos llegado mas lejos, je, je, ya sabemos quienes son los culpables, je, je, je».

    También parece lógico que ganándome la vida sobre la escena, fuera precisamente un detalle expresivo el detonante capaz de conducirme hacia otra óptica del tema ¡Pero que sensación de ridículo cuando uno descubre que sin enterarse había estado trabajando gratuitamente para la Cosa Nostra!

    Un día, a finales de los años 60, tuve que ir precisamente al templo económico de la Cosa Nostra camuflado entonces bajo el reclamo de Banca Catalana. Intentaba aplazar una obsesiva letra que gravitaba sobre el precario presupuesto de Els Joglars. Miseria naturalmente. Allí, me rebotaban de un despacho a otro, hasta que quizá convencidos de que también nos movíamos en el meollo de la cosa se dignaron acompañarme a la tercera planta donde estaba la madriguera del Padrone Signore Jordi.

    Apareció entonces un milhombres bajito y cabezudo, cuyas maneras taimadas culminaban en la más genuina sonrisita diferencial. Parecía todo un profesional de la condescendencia y la mueca críptica. Sin mayores preámbulos, acercó su enorme testa al dictáfono, y pasando de todo recato, ordenó a su secretaria que le trajera el «dossier Joglars». ¡Me quedé petrificado! Media docena de titiriteros dedicados entonces a la pantomima, cuyo único capital consistía en nuestros pantys negros, merecíamos todo un dossier.El asunto se ponía emocionante. ¡Nos tenían bajo control!

    Lamentablemente, no tuve tiempo de imaginarme demasiadas fantasías sobre el sofisticado espionaje, porque mientras aquel cofrade catalán del doctor No simulaba examinar atentamente el dossier, uno de sus incontrolados tics hizo resbalar sobre la mesa la totalidad del contenido. Eran dos recortes de prensa sobre nuestras actuaciones mímicas en un barrio de Barcelona. Nada más. Ya jugaban a ser nación con servicio secreto incluido.

    Automáticamente, comprendí la magnitud de la tragedia, y algún tiempo más tarde, acabé constatándola cuando aquel notable bonsai del dossier, fue elegido hechicero de la tribu después de atracar el Banco, y endosar el marrón a los enemigos naturales de la patria.

    ¡Esta era la contraseña esperada por el país! La ejemplar hazaña cundió por todos los rincones, y bajo el lema: «Ara es l’hora catalans», que en cristiano viene a ser: «Maricón el último», los elegidos se lanzaron sin piedad al asalto del erario publico, con un éxito sin precedentes.

    Ciertamente, es poco agradable pernoctar cada día en un territorio en el que te sientes cada vez más autoexcluido. Cuando no se tienen recursos suficientes para ser emigrante en la Toscana, quizá lo más sensato, sería pedirle asilo a Rodríguez Ibarra o Esperanza Aguirre. Porque de seguir aquí, al margen de la cosa uno debe imponerse terapias de distanciamiento, de oxigenación, de sarcasmo, de mucho vino, de gritos desaforados en la ducha…en fin, es necesario crear una estrategia de choque para no preguntarse constantemente si vale la pena interpretar el ridículo papel de Pepito Grillo.

    En cierta manera los envidio. Debe ser formidable, escuchar diariamente el vocablo «Cataluña» 10, 20, 30.000 veces en los medios provinciales, y en vez de ponerse histérico blasfemando sobre la puta endogamia nacionalista, uno pueda seguir pensando que esta Cataluña a la que se refieren, es la tierra prometida.

    Es admirable ser un poder fáctico con el prestigio de los perseguidos. Ser gobierno y oposición a la vez. Es fantástico, ostentar el título de Honorable por ser el más hábil encubriendo expolios. Ser nacionalista y además de izquierdas. Ser… tan… tan humanista-progresista-pacifista que cuando te asesinan a tu padre, como el pobre Lluch, al día siguiente, pides diálogo con los criminales ¡Eso ya es la leche de la exquisitez!

    No digamos ya ser del Barça, ser de Esquerra Republicana, ser Cruz de Sant Jordi y reclamar el Archivo de Salamanca… Bueno, y oficializar manchas catalanas y ser Tapies ¡Eso ya es el sumum!

    O sea, que vivir en este país y pertenecer a la cosa nostra es lo más cercano a la virtualidad del Nirvana. No tiene riesgo alguno y además, es tan fácil, que hasta los recién llegados en patera se enteran rápidamente de qué va el asunto aquí. Por eso, en mis momentos bajos, sigo preguntándome: ¿Cómo pude ser tan insensato de autoexcluirme del festín? ¡Y todo por una puñetera sonrisa étnica!

    Albert Boadella

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