Bajo un título muy desafortunado, el Rotativo el Mundo publicó el 21 de Marzo de 2011 un interesante artículo, en el que se comienza a reconocer, por fin, la grave politización que sufre la ciencia y, como corolario, tanto de sus resultados, conclusiones y acuerdos de consenso, esos alcanzados por denominados grupos de expertos (cuando no usan el aun más pedante calificación de “consejo de sabios”) creados por las instituciones internacionales. Aunque la noticia nos informa sobre este gravísimo problema en materia de cambio climático, no cabe duda que afecta a otros muchos ámbitos de la ciencia y la tecnología, como recientemente hemos denunciado para el caso del reabierto debate sobre la energía nuclear.  Sin embargo, no olvidemos que la “comercialización de la ciencia” y ese insalubre énfasis de nuestros gobernantes en lo que ahora denominan Investigación translacional (aderezado por los intereses de las multinacionales que financian muchos estudios en su propio provecho, que no en pro del cuidadano), deviene en otro cáncer que altera el normal funcionamiento de la actividad científica. La iniciativa puesta en marcha no vienen más que a corroborar las tesis  defendidas desde nuestro blog sobre tan delicada materia. No os expondremos más que un ejemplo que versa, precisamente, sobre el contenido de la noticia que os mostramos abajo: Ciencia, Credos y Religiones (sobre el Climagate y el Creacionismo). En cualquier caso, se trata de un gran paso hacia delante, que contribuirá a clarificar la percepción social de la ciencia. No obstante, debemos reiterar que se trata de un mero ejemplo, entre otros muchos que deberían ser igualmente denunciados con similar contundencia. Eso sí, las respuestas del entrevistado arrojan sospechosos claro-oscuros a cerca de los intereses propios de un grupo de expertos en concreto, tema que me ha dejado preocupado.

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 Una reunión cualquiera del IPCC Fuente: Educate-Yourself

El investigador es un ciudadano normal, por lo que en principio, resulta lógico que adopte posturas frente a ciertos problemas. ¡No somos máquinas lógicas!, ya que de serlo, a una buena parte de las preguntas de políticos o ciudadanos deberíamos responder: ¡no computable”, es decir no hay respuesta, al menos sentadas sobre sólidas bases científicas. Se trata de un tema en el que nos hemos repetido “ad nausean” al objeto que el ciudadano entienda que la ciencia no es más que un constructo social, y lo que denominamos hoy verdades científicas mañana bien pudieran ser mentiras espantosas (ver por ejemplo post “Los Límites de la Ciencia y Sus Posibles Futuros”, entre otros). Ahora bien, que las opiniones y creencias obnubilen a los investigadores, hasta el límite que las defiendan apasionadamente bajo el escudo de “aparentes argumentos científicos» si resulta ser una actitud sumamente reprochable. Y esto es lo que esta ocurriendo con la  “politización y la comercialización de la ciencia”. Más aun, la arrogancia de muchos “sacerdotes de la ciencia”, a la hora de defender sus “dogmas” se ha traducido en echar más leña al fuego. Ni los científicos somos curas, ni la indagación investigadora debe dar lugar a dogmas, ni lo permite la propia filosofía de la ciencia. Por definición, los dogmas no se discuten sino que son abrazados como actos de fe. Por tanto, lamentablemente, nos hemos convertido en parte del problema. De ahí la irrazonable racionalidad científica de la que hemos venido lamentándonos en numerosos post.

Dentro del cutre paisaje que la ciencia suele ofrecer en los últimos años, noticias como las de hoy serían bien venidas, de no ser por la ambigüedad que, en la pluma del periodista o el verbo del Señor Muller, se desprende de la nota de prensa que abajo os ofrecemos. Este investigador ha conseguido financiación para llevar a cabo una iniciativa que de lugar a un “estudio definitivo” sobre el cambio climático. Ya sea culpa del “plumillas” o del “sacerdote”, tal aseveración no puede ser entendida más que como una genuina majadería. En materia científica, por su naturaleza, no hay estudio definitivo alguno, sino un progreso (a veces gradual, de vez en cuando abrupto) que nos acerca paulatinamente a “conocer” mejor el mundo natural y nuestra propia naturaleza.  Por tanto, cuando el Sr. Muller alega que desea sentar las bases de un nuevo consenso, para luego defender que cada ciudadano debe interpretar tal información “objetiva” (la que “ellos” proporcionan) “libremente”, deviene en una contradicción lógica. Si un “documento” (o mejor dicho el “big one”) atesora la verdad, “apaga y vámonos”: con la Biblia nos hemos topado.  No hace falta leer entre líneas, lo deja bien claro. El equipo comandado por este científico, tras descalificar a todos los demás grupos de trabajo precedentes, por estar politizados (incluido el laureado IPCC), alega que nos va a deleitar con una “información objetiva y definitiva” a cerca del calentamiento climático. Acto de arrogancia fuera de lugar. Más aun, al hacer énfasis en un nuevo consenso, en base a sus sesudos estudios, también es lógico preguntarse: ¿pretenden convertirse en un nuevo lobby de referencia que desplace al IPCC? ¿Porqué y para quien?. Algo me da mala espina, me deja bastante inquieto. Pero hablemos brevemente el ansiado consenso que menciona reiteradamente el Dr. Muller.

Ya comentamos que cualquier tipo de consenso acarrea decisiones que contenten, en la medida de lo posible, a los agentes implicados, por lo que el punto medio no siempre (por no escribir raramente) resulta ser la decisión más afortunada, coaccionando a demás un sano pluralismo epistemológico. Más aun, con harta frecuencia, la buena ciencia es generada por científicos transgresivos, es decir muy alejados de los consensos de los establishment de sus épocas. Como corolario, permítanme que dude que un consenso sea, por naturaleza, totalmente objetivo. Otra cuestión bien distinta, deriva de que en muchos aspectos de la vida, sean herramientas necesarias, que no es lo mismo.

Resumiendo: reconocer que la politización y comercialización de la ciencia son cánceres que acucian a la indagación investigadora contemporánea es una cosa, mientras alegar que con la información proporcionada por un solo equipo de investigadores se va a ofrecer el estudio definitivo, nos retorna a la irresponsable arrogancia de que hacen gala muchos colegas. Por tanto, en este punto no hemos cambiado nada. Francamente no se si pensar que me encuentro ante un circulo vicioso o una espiral virtuosa. ¿Nos estarán vendiendo gato por liebre?. El tiempo dictará sentencia.

Juan José Ibáñez

El estudio “definitivo” sobre el cambio climático

«El debate del cambio climático ha sido usurpado por los ‘exageradores’ y por los ‘negacionistas'», asegura el físico de la Universidad de Berkeley Richard A. Muller. «Va siendo hora de que los científicos volvamos a poner las cosas en su sitio: menos distorsiones, más ciencia«.

FUENTE | El Mundo Digital; 21/03/2011

En plena guerra ideológica sobre el calentamiento global, el profesor Muller -autor de ‘Física para futuros presidentes’- ha decidido situarse en el término medio e intentar el más difícil todavía: elaborar el estudio más completo, independiente y ‘definitivo’ sobre el climático.

El estudio ha sido bautizado como ‘The Berkeley Earth Project’ y aspira a ser «un nuevo punto de partida para dejar las cosas claras y tratar de construir un consenso». Muller, en conversación telefónica con EL MUNDO, adelanta que los resultados estarán listos en el próximo mes de abril o en mayo.

«La labor del científico es investigar, analizar los resultados y en todo caso facilitar la información al público para que saque sus conclusiones«, advierte Muller. «Gran parte del problema ha surgido en el momento en que los científicos han querido ser también activistas y han perdido su credibilidad como investigadores«.

‘EXAGERADORES’ VS. ‘NEGACIONISTAS’

En el pelotón de los ‘exageradores’, Muller habla sobre todo de Al Gore, aunque tiene bastantes más reservas a la hora de criticar al climatólogo de la NASA James Hansen («su labor como científico ha sido muy válida»). En el otro extremo de la balanza sitúa a los ‘negacionistas’, a los que conviene no confundir con los ‘escépticos’ («una dosis apropiada de escepticismo es siempre deseable en un científico»).

Según Muller, la tendencia a «distorsionar la ciencia del clima para incitar a la acción» ha comprometido muy seriamente la labor del Panel Intergubernamental de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés). «Les va ser muy difícil recuperar la credibilidad«, advierte, «mientras siga al frente Rajendra Pachauri».

El físico de Berkeley pretende ir aún más allá de la labor realizada hasta la fecha por IPCC de la ONU, por el Instituto Goddard de la NASA o por la Met Office del Reino Unido, las tres grandes referencias mundiales, atrapadas de una manera u otra en la «politización» de la ciencia del clima, sobre todo tras la publicación de los emails de la Universidad de West Anglia.

«Nosotros no vamos a manipular las conclusiones, encontremos lo que encontremos», advierte Muller, que asegura estar alineado junto con muchos otros científicos en un punto intermedio del debate. «Somos un grupo independiente y no partidista. Reuniremos los datos, haremos el análisis y presentaremos los resultados. Dejaremos que la gente saque sus conclusiones».

‘THE BERKELEY EARTH PROJECT’

Muller se ha propuesto no sólo realizar el mayor estudio hasta la fecha sobre la evolución de la temperatura en la Tierra desde el siglo XVIII, sino efectuar también las mediciones «más rigurosas sobre el clima en nuestros días», con datos provenientes de 39.340 estaciones en todo el planeta.

Con el respaldo de la Universidad de Berkeley (el ‘laboratorio’ del secretario de Energía Steven Chu), el estudio está siendo financiado por grupos de muy diversa índole: desde la Fundación para la Innovación del Clima y la Investigación Energética (creada por Bill Gates) a la Fundación Charles Koch (vinculada al magnate del petróleo).

Richard Muller defiende en cualquier caso la «autonomía» del Proyecto de la Tierra alegando que han recibido fondos «tanto de la izquierda como de la derecha» e intentando arrimar el ascua a investigadores que no han tomado partido político. En su equipo figuran el profesor de Estadística David Brillinger, la climatóloga del Instituto de Tecnología de Georgia Judith Curry, y los físicos Saul Perlmutter, Art Rosenfeld y Robert Jacobsen de la Universidad de Berkeley.

Según Muller, la evaluación «independiente» sobre el calentamiento global podrá ser utilizada como referencia en Estados Unidos y en todo el mundo, «aunque damos por hecho que una minoría nunca cambiará de opinión por más que la evidencia esté o no de su lado«.

«Puede que lleguemos a las mismas conclusiones que otros grupos, pero lo haremos de una manera nueva y distinta», asegura el impulsor del Berkeley Earth Project. «Si lo único que conseguimos es permitir un consenso sobre el calentamiento global -un auténtico consenso, y no uno basado en posiciones políticas-, ya será un logro importante«.

Autor: Carlos Fresneda

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Un comentario

  1. […] ¡Vaya, vaya! ¿El dilema es tan serio?, ¿o se trata de presionar a las autoridades para que “suelten más pasta gansa” en un momento de crisis económica en el que la financiación escasea? o ¿Ambas cosas a la vez?. Aquí surge un hilo argumental muy interesante. Quede bien claro que esto ocurre con harta frecuencia y que no pretendo juzgar a tan afamado científico. Nos enfrentamos a una noticia que podría dar lugar a un interesante periodismo de investigación: ¿Exageran los investigadores en tiempos de crisis, o cuando desean financiación urgentemente. En esos casos, ¿hasta que punto sus declaraciones resultan fiables? En este sentido os recomiendo de la lectura de este post: La NASA y Sus Noticias (¿Histeria y/o Necesidad?): Guerras Mediáticas, aunque también este puede resultar de vuestro interés este otro: La Politización de la Ciencia Comienza a ser Reconocida. […]

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