Cuando era niño, a mi madre no le gustaba nada que me pusiera a jugar con el barro, el suelo, pisar charcos, molestar a las hormigas, etc. Obviamente tales actividades lúdicas ensuciaban mucho la ropa. Pero cuando se descuidaba (…). Sin embargo hoy en día, y contra la opinión de los médicos, muchos padres urbanitas parecen desear que crezcan en una “urna  aséptica” (física y psicológicamente). Y en lugar de proteger la salud de sus retoños, tal exceso de celo resulta ser contraproducente, por lo que las criaturas crecen más enfermizas que los robustos infantes campesinos. También en algunos países como España, los padres tienden a que sus hijos se duchen o bañen todos los días, en la creencia que se trata de una actividad saludable. Empero resulta todo lo contrario. De hecho en Holanda e Inglaterra sigue siendo habitual ducharse una vez a la semana. ¿No ha visto un cuarto de aseo tradicional holandés? Francamente me quedé atónito. Empero sin llegar a dilatar tanto el aseo, si convendría espaciarlo algo. De hecho, personalmente, he tenido que hacer grandes esfuerzos para evitar ducharme al menos un día a la semana. Incluso mi ¡peluquero! me insta  a que jamás me lave la cabeza con jabón (el agua si está permitida) más de una vez cada siete días “aunque me pique el cuero cabelludo”. Un el exceso de higiene, tanto como su defecto, resulta ser insalubre. Que los niños jueguen con el suelo es una actividad muy saludable, aunque ingieran algo del mismo.

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Jugar con el suelo es beneficioso para la salud infantil. Fuente: Phrogmom’s Weblog

Cuando me encuentro con la criatura de mi pareja, le empujo a jugar con el suelo, ya sea en el jardín o en el campo, a husmear que bichitos contiene, explicándole su importancia, etc. Y en verdad que los niños, reaccionan con más interés que los mayores ante este tipo de actividades, aprendiendo de paso que el suelo no es algo que está ahí para pisarse, sino que resulta ser un recurso natural muy importante. Por ejemplo, yo le explico la importancia de las lombrices en la alimentación de muchos pájaros, o como la biomasa de esos gusanos supera a la del ganado en buena parte de los prados. ¡Su cara de sorpresa es mi recompensa! Empero vamos reemplazando este tipo de entretenimientos, “divertidos y bastante económicos” por videoconsolas, cine los fines de semana, cumpleaños en los McDonalds (como tenga más de tres hijos de distintas edades, la moda de celebrar los cumpleaños de todos los amigos en estos faustos locales puede terminar resultando una sangría para muchas economías familiares).

 Como veremos en la nota de prensa que ofrecemos hoy, jugar con el suelo resulta saludable para la salud de infantil, por cuanto prepara el sistema inmune de los infantes, a la par que se entretienen con sus bichitos. Y si se trata de barro (…) pues a ensuciarse con él. Eso sí, en lugar de tanta ropa y calzado de diseño, mejor otra de faena que se lave sin dificultad. Y si los padres  entendieran un poco de suelos, los niños aprenderían divirtiéndose. Y si el enano se lleva un poco de suelo a la boca, tampoco se espante. La geofagia ha demostrado ser saludable. Eso sí, no le lleve a enclaves contaminados o a un vertedero ¿nos entendemos?. Quizás tal actividad se encuentre justificada. ¡Al tiempo!

 Sería pues recomendable que en las escuelas se ensañaran estas cosas, en lugar de las onerosas y discriminatorias semanas blancas y otras estupideces contemporáneas a las que nos impelen para consumir a diestro y siniestro. Quizás los edafólogos y/o expertos en ciencia del suelo, debiéramos atrevernos a proponer programas de esta índole a nuestras autoridades, desplazándonos de vez en cuando a los colegios y guarderías para enseñar a los niños a jugar sin gastarse un euro.

 No hace falta estar mareando las boñigas de vaca, como parece desprenderse de la noticia de hoy. Se virtualmente lo que muchos de ustedes (principalmente los urbanitas) piensan en estos momentos: ¿Por qué no inscribimos al pequeño algún fin de semana en una de esas actividades que se llevan a cabo en las granjas-escuela? Parece ser que no pensamos otra cosa que en ir “tirando la pasta sin sentido” Dudo mucho que unos pocos días  al año resuelvan los problemas alérgicos, respiratorios y otros que aquejan a los pequeños infantes urbanitas. Antaño, cuando yo era un crío, al menos aquí e España, en los veranos la mayor parte de los ciudadanos (excepto los ricos que pasaban tales días en playas y balnearios) nos íbamos al pueblo de nuestros padres y abuelos. Allí vivíamos las vacaciones en medio de la naturaleza. Ahora no saben que una gallina es eso que “lleva plumas”. Los padres deberían sacrificarse y buscar estos lugares para que sus infantes conozcan el mundo natural, a la par que crezcan más vigorosos y sanos, alternando tal actividad con la actual obsesión por las onerosas videoconsolas y sus juegos. Antaño se decía que los niños nacían con un pan debajo del brazo Hoy, deberíamos cambiar tal refrán y exclamar dolosamente que ¡las criaturas nacen con una hipoteca en la mano!

 Pero a lo que íbamos,  como ya os mostré en otro post precedente, la docencia de los suelos se inicia en muchos países de Latinoamérica a los siete años (más o menos). Allí, aunque no tanto como sería «deseable” los edafólogos se preocupan en la docencia infantil. Personalmente, no conozco a un colega español que atesore el más mínimo entusiasmo. De hecho, raramente cuando tratamos temas docentes nos acordamos de esos canijos que tanto decimos adorar. ¿Porque no meditamos seriamente sobre este tema? En una sociedad en la que nuestros gestores no tienen intención gastarse euro alguno en materia de edafología, bien debiéramos pensar que si comenzamos a mostrar la importancia del suelo a los niños (…). Como ya os indiqué en otro post, los animales podemos vivir tan solo gracias a esos pequeños bichitos que habitan y pululan por todo nuestro cuerpo. Al alterar-dañar nuestros ecosistemas bacterianos lo hacemos al conjunto del individuo-ecosistema que realmente somos.

 Y esto sin contar con un simple binocular. No hacen falta microscopios. Los animalitos pueden extraerse en la cocina mediante instrumentos comunes. Al caer en una placa petri y mirar por el mentado binocular, en el agua, aparentemente transparente, se aprecian una miríada de bichitos de las más variadas especies vivas: nemátodos, enquitréidos, colémbolos, rotíferos, tardígrados, etc. etc.:  un verdadero universo invisible, repleto de criaturas idiosincrásicas por su manera de desplazarse, nadar o andar. ¡Una verdadera gozada! que podría disfrutar junto a sus hijos, ya que los hay la mar e graciosos. Pruébelo.

 Resumiendo: (1) jugar con el suelo es divertido y saludable, a pesar de que tiene sus pequeños riesgos ¿Y que no? (2) esperemos espabilarnos (me refiero a los expertos de la ciencia del suelo) ya que lo que se enseña a amar a los niños, raramente se olvida en la madurez. Lean este artículo sobre la geofagia del famoso CDC (que no es una enfermedad) y lo que los anglosajones denominan “eating pica

 Juan José Ibáñez    

Crecer en una granja protege de las alergias

 Jugar en los establos y crecer rodeados de animales de granja. Esta parece ser una buena fórmula, rica en hongos y bacterias, que protege a los niños de sufrir asma y alergias. Así lo confirma una revisión que acaba de publicar la revista científica ‘The New England Journal of Medicine’. FUENTE | El Mundo Digital; 28/02/2011

 ¿Cómo se explica esto? El sistema inmune tiene dos grandes funciones: reconocer sustancias extrañas que pueden desencadenar infecciones, como la otitis, y luchar contra ellas. «Para desarrollar esta respuesta inmune correctamente es necesaria la presencia de microorganismos. Si no los hay, el mecanismo del sistema defensivo se altera y empieza a responder ante sustancias parecidas, pero no patológicas, como los ácaros o el polen, lo que da lugar al desarrollo de alergias», afirma Julio Delgado Romero, coordinador del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). La incidencia de esta afección ha incrementado en los últimos años: «Ha pasado del 12% de la población infantil en 1980 a más del 20% en la actualidad«. Dado que «la mayoría de los casos de asma tienen un origen alérgeno», la alteración del sistema inmune también repercute en el incremento de casos de esta afección respiratoria. Desde el año 2000, esta enfermedad infantil ha aumentado entre un 2% y un 3% en España.

 Es lo que ocurre en las ciudades, donde abundan los alérgenos (en las moquetas, en el aire acondicionado…) y la presencia y la variedad de microorganismos es más reducida que en una granja. «La carga bacteriana del estiércol, las vacas y los establos es tremenda y el contacto con este tipo de microorganimos reduce el riesgo de asma«, apostilla José Ramón Villa Asensi, jefe de sección de Neumología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid).

 Ya lo apuntaban estudios anteriores, uno de los cuales concluía que el riesgo de alergias y asma era dos tercios mayor en los niños que no tienen contacto con granjas que en aquellos que sí viven en este ambiente. Lo interesante del trabajo del ‘The New England Journal of Medicine’ es que los autores confirman esta teoría después de evaluar dos amplios estudios: uno analizó más de 9.000 menores entre los seis y los 12 años y otro casi 7.000. «Los niños que crecían en las granjas estaban expuestos a una mayor variedad de hongos y bacterias que aquellos cuyo entorno era más urbano«, concluyen los autores. Y aquí está la clave. Como explica el doctor Villa Asensi, «los pequeños que viven en entornos más rurales tienen una flora bacteriana intestinal más rica y esto se relaciona con la prevención del desarrollo de alergias y asma«.

¿Qué pueden hacer, entonces, los padres de niños que viven en ciudades para evitar que sus hijos padezcan estas afecciones? Delgado Romero ofrece algunas recomendaciones: «Aplicar medidas de higiene sin obsesionarse; evitar en la medida de lo posible la exposición a sustancias alérgenas desde pequeños; que el niño salga a la calle y seguir los consejos del médico a la hora de introducir los alimentos en la dieta de los pequeños». Teniendo en cuenta que hay un componente genético que predispone al desarrollo de la enfermedad alérgica, estos consejos se indican especialmente cuando alguno de los padres padece alergia. En este caso, el riesgo de los menores aumenta un 25% y si los dos progenitores estuvieran afectados, las probabilidades aumentan un 50%.

Autor:   Laura Tardón

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3 comentarios

  1. Estoy muy de acuerdo con tu artículo, yo también disfrutaba de niña jugar con el suelo, mojar la arena hasta hacerla masita y con chapitas hacer pequeños pastelillos. Y soy una persona completamente sana y que no sufre de alergías que hoy en día es muy común en los niños y hasta en adultos. También como afirmas los padres de hoy se dedican más a ganar dinero para solventar los caprichos de sus hijos, mientras que la mejor manera de relacionarse con ellos es a través del juego. Hoy en día ya no se ven niños jugando en el parque, saltando soga, pateando pelota, correteando unos tras otros, ahora todo es video juegos, niños sentados horas tras horas frente a una pantalla. No digo que el internet y la computadora sean malos pero los padres deberían restringir las horas de esos niños frente a un monitor o pantalla, variar sus actividades, incluir deportes que los hagan más saludables en fin. Y pues no sempre el juguete más caro es el mejor…

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