¿Smart cities o ciudades inteligentes? Mientras científicos muy eruditos intentan deslumbrarnos con las mega-urbes del futuro, otros “menos brillantes” pero más razonables nos informan sobre la in-sustentabilidad de las mismas, desde los puntos de vista, económico, ambiental o sociológico. Al margen de aquellos casos en los que la inseguridad ciudadana resulta palmaria, ante guerrillas y otras menudencias (…) cabría pensar que los gobiernos no prestan la misma atención a las ciudades que a sus territorios agrarios. También es posible que la visión que ofrecen televisiones, filmes y medios de comunicación propicie a que el campesino piense que es más factible alcanzar un futuro mejor en los espacios regados de asfalto y cemento.  Ahora bien, la litoralización, es decir la tendencia a que la población se concentre paulatinamente cerca del mar, resulta ser otra regularidad que acompaña a la primera. Y como el nivel de las aguas marnas siga subiendo, tal como vaticinan los modelos climáticos (…). Empero la creciente demanda de alimentos no entra en la ecuación fácilmente en tales escenarios “super-inteligentes”. Enormes extensiones continentales vacías, aglomeraciones galopantes en puntos concretos frente  e infinitos paisajes suburbanos que dominan el horizonte (…). ¿Os parece razonable? ¿Es sostenible?. ¡Ni lo uno ni lo otro!. Nos enfrentamos a tantos problemas al mismo tiempo que resulta imposible analizar detenidamente cada uno de ellos. ¿Quién cultivará los alimentos, fibras, etc.? No resulta factible pensar que las bravatas de los biotecnológos terminen convirtiéndose en realidad, a no ser que los campesinos sean remplazados por robots incluso en los países más pobres del mundo. Del mismo modo, se encuentra el dilema del dispendio de energía que tales estructuras urbanísticas demandan. Hay que abastecer tanta «inteligentia» (…). Sin embargo, todo el mundo subestima que las industrias y ciudades tienden a ubicarse en los suelos más fértiles y que atesoran mayores disponibilidades de recursos hídricos. Hablamos pues de las regiones y suelos con un mayor  valor desde el punto de vista de la producción alimentaria. Buena parte de ellos ya se encuentran debidamente asfaltados, es decir perdidos. Se trata de un círculo vicioso que queda relegado ante la obnubilación que generan las consabidas Smart cities. Inteligentia sublime”. Pero queda por contemplar simultáneamente esa entrañable compañera que resulta ser la litoralización. ¡Más Madera! (….)

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El Crecimiento Cancerígeno de las Ciudades (Madrid). Fuente GemobioTomado de http://86400.es/2008/01/22/madrid-tiene-corazon

No entraremos en detalles para defender que la contaminación de los océanos será tanto mayor cuanto más se litoralice la población. Ya se ha advertido hasta la saciedad que muchos de los desastres naturales que azotan las costas (terremotos y sus consabidos tsunamis, huracanes, tifones, etc.) serían menores de no haber destrozado sus ecosistemas naturales a consecuencia del incesante incremento de actividades turísticas, expansión industrial, etc. Hablamos de crecimiento incontrolado, por cuanto de no ser así, los centros urbanos no se encontrarían cercados por inmensos cinturones de pobreza.

La cuestión estriba en que resulta difícil y oneroso abastecer, incluso soslayando el problema energético, de muchas materias primas a una población aglomerada en puntos muy concretos, distantes de las fuentes de producción, y por un porcentaje de la población minoritario. Si los procesos generan las estructuras, no cabe duda que la dinámica social actual ha dado lugar a un tipo de poblamiento bastante “idiosincrásico”, por emplear un término amigable. En consecuencia los primeros se encuentran fuera de control.

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Ciudades Inteligentes. Fuente: Junta de Andalucía

Cuando el campesino huye del campo, no suele ser por capricho, excepto en el caso de cierto segmento juvenil. Nuestras estructuras sociales han dado la espalda a la mejora de la calidad de vida de agricultores, ganaderos, madereros, etc., lo cual a menudo reiteremos que va acompañado de una gran inseguridad social en muchos países. Y sin estos agentes en los enclaves apropiados resulta harto difícil imaginarse consabidas Smart cities viables. Inteligentia sublime”.

El escenario que vislumbro resulta mucho más inquietante. Pequeños núcleos urbanos a lo Smart cities (para una reducida clase dirigente) rodeados por inmensos paisajes de chabolas o favelas en donde el hambre, la pobreza, la miseria y el terror imperen a sus anchas. O se revierte la situación mejorando las condiciones de los campesinos, para hacer más atractiva la vida rural o esta“Inteligentia sublime” acabará con casi todos nosotros. Y eso que estamos advertidos. La esperanza de vida, a igualdad de otras condiciones, es superior en el mundo rural que en las contaminadas ciudades, por ejemplo. Eso si moriremos mas cancerigenamente morenitos.

Acaba de llegarme la última noticia al respecto. Segun estudios publicados en otoño de 2012: el incremento del desarrollo urbanístico y sus islas de calor asociadas  se encuentra ya  generando serios problemas en los espacios litorales (turismo, mantenimiento de infraestructuras, destrucción de ecosistemas terrestres y marinos, pesquerías, etc.). Ejemplos citados en esta última noticia son la laguna de Venecia y la desembocadura del Rio Támesis.

Juan José Ibáñez

Un informe de la ONU anticipa una inmensa expansión urbana hasta 2050

Todos hemos oído hablar o leído acerca de la huella de carbono humana, pero ¿qué sabemos sobre nuestra huella urbana? Según un nuevo informe de las Naciones Unidas (NU), la huella urbana se extenderá 1,2 millones de kilómetros cuadrados más si no se logra cambiar los patrones de desarrollo de las ciudades.

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 30/03/2012

Este aumento equivale al tamaño de Francia, Alemania y España juntas. Los aspectos más destacados del informe se presentaron en el reciente encuentro científico internacional «Planet Under Pressure»celebrado en Londres (Reino Unido).

Los expertos afirman que las decisiones de urbanización que realizamos influyen de forma clave en la sostenibilidad y el medio ambiente. Las previsiones de las Naciones Unidas apuntan a que la población humana aumentará entre 2.000 y 9.000 millones de personas en los próximos 38 años, siendo los centros urbanos los que absorberán el grueso de este aumento. Básicamente se prevé que entre ahora y 2050 la población aumente en torno a un millón de personas más cada semana. Es probable que las ciudades soporten más presiones, ya que los habitantes rurales(según las previsiones, otros mil millones de personas) se marcharán a vivir a las ciudades. Los datos indican que las población urbana crecerá hasta los 6 300 millones en 2050, 2 800 millones más de habitantes que las estimaciones de hoy en día.

El Dr. Michail Fragkias de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) destaca la importancia de determinar cómo urbanizar, no si hay que hacerlo. Lo cierto es, según el investigador, que el modelo actual de expansión urbana pone a la humanidad en un riesgo serio debido a los problemas medioambientales que plantea.

Por su parte, el Dr. Shobhakar Dhakal, del proyecto Global Carbon (Japón), señala que se pueden obtener beneficios para el medio ambiente si se llevan a cabo reformas en las ciudades actuales y realizamos una mejor planificación de las nuevas. «Es urgente replantearse las ciudades en aras de la sostenibilidad mundial», afirma el Dr. Dhakal, quien añade que las áreas urbanas de nueva construcción «cuentan con la ventaja del «recién llegado» en cuanto a conocimiento, mentalidad sostenible y tecnología para gestionar mejor aspectos fundamentales como la basura o el transporte

Más de dos tercios de las emisiones de dióxido de carbono del planeta (CO2) tienen que ver con las necesidades de las ciudades. Se ha calculado que las emisiones de CO2 de las áreas urbanas serían de en torno a los 15.000 millones de toneladas métricas en 1990 y de 25.000 millones de toneladas métricas en 2010. Si no se aplican cambios, la cifra se espera que ascienda a 36 500 millones de toneladas métricas en 2030. El Dr. Dhakal añade que hay que centrarse en «mejorar la calidad de la urbanización, desde el espacio urbano, infraestructuras, forma y función al estilo de vida, la eficiencia y las elecciones energéticas.»

A su vez, la profesora Karen Seto de la Universidad de Yale afirma que «el modo de crecimiento de las ciudades de la II Guerra Mundial no es sostenible en términos sociales ni medioambientales, y el coste para el medio ambiente de la expansión urbana actual es demasiado grande como para continuar».

Por su parte, el profesor Sybil Seitzinger, director ejecutivo del Programa Internacional Geosfera-Biosfera de la Real Academia de las Ciencias de Suecia, concluye que «un planeta verdaderamente sostenible exigirá a las ciudades un planteamiento que no se circunscriba a su término municipal. Todo lo que se trae a la ciudad desde el exterior, como alimentos, agua, productos o energía, debe ser sostenible. Debemos plantearnos de nuevo el flujo de recursos hacia las ciudades.»

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