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Diversidad de Suelos: “Diversity of Soils” Fuente: Oxford Bibliographies

Y cuando finalmente Oxford University Press publicó mi artículo comprobé horrorizado que mi artículo no lo había escrito yo ¿?.

El otro día en el siguiente post “ “Bibliografías Oxford “Oxford Bibliographies”: Un Nuevo Tipo de Revisiones Bibliográficas (Entre el diccionario y la enciclopedia en línea)   os narraba en que consiste esta iniciativa, que podría cambiar el concepto de revisiones bibliográficas científicas clásicas en la era de Iternet. Hoy deseaba ampliar el tema basándome en la experiencia adquirida al redactar el artículoDiversidad de Suelos” (Diversity of Soils) incluido en la división de geografía (Geography). Por tanto, recomiendo leer el primer post aludido antes de iniciar este, aunque no sea estrictamente necesario. El esfuerzo de realizar una revisión bibliográfica objetiva bajo los cánones que demanda las 0xford Bibliographies, no resulta ser una tarea nada fácil. No obstante, en buena parte depende de la magnitud del tema, es decir del número de estudios publicados incluidos en la línea de investigación a revisar. En este sentido tuve bastante fortuna, ya que los estudios sobre edafodiversidad (pedodiversity) aún no son muy abundantes, al mismo tiempo que acababa de editar un libro de  introducción sobre el tema (edafodiversidad = pedodiversity). Así pues, parte del trabajo ya había sido realizado: la identificación y archivo de todas las publicaciones llevadas a cabo hasta la fecha. Sin embargo, pronto apareció el primer obstáculo.  Oxford University Press, no permitía incluir más de tres citas o referencias personales. En consecuencia, a los dos días de aceptar el reto y revisar la documentación, incluido el contrato que me remitieron, les envié un correo electrónico anunciándoles mi renuncia. ¿Comenzamos bien verdad?. No os perdáis algunos detalles de las peripecias, por cuanto algunas son muy curiosas y corresponden a la redacción en inglés, mientas que otras sorprendentemente jocosas. (…)

Ya os narré en el post anterior que  0xford Bibliographies, impone serios controles con vistas a que en sus artículos el autor no haga propaganda de sus publicaciones e intente ser lo más objetivo posible. También os comuniqué que en mi modesta opinión, la objetividad pura no existe y menos aún entre en los científicos, por mucho que alardeen de ella. El criterio de no incluir un máximo de tres publicaciones por autor, que afectaba también al redactor, se me antoja lógico en “términos generales”. Ahora bien vislumbro varias razones por las que,  en muchas ocasiones, si se pretende ser objetivo, no puede ni debe cumplirse. Este resultaba también ser mi caso. El problema estribaba en que se trata de una línea de investigación incipiente que, aunque ha alcanzado cierto éxito en la literatura internacional, dista de gozar una enorme popularidad e interés mediático. Hasta el momento no se habrán publicado más de 75 papers indexados: (PI) y menos de 300 incluyendo libros, capítulos de libros y actas de congresos (CLP) (todo depende de cómo se acote el concepto). Como científico al que se le reconoce la paternidad de estos estudios (con la excepción de una minoría descerebrada) he publicado más de 20 PI y otros tantos CLP. No veía pues la manera de recortar mis publicaciones (y las de otros dos científicos) hasta un máximo de tres. Y así se lo hice saber a los responsables de que  0xford Bibliographies. Eso sí, les expliqué el dilema más o menos como sigue:

Entendidas las razones a las que su editorial apela para acotar el número de citas, no puedo más que renunciar y retar a que otro investigador  a que presente un artículo objetivo, con tales demandas. En mi opinión nunca podrá ofrecerles un documento de calidad. Desearía que comprendieran que personalmente sería muy feliz de poder reducir el número de mis publicaciones personales a tres, ya que tal hecho significaría que se han editado muchos centenares de artículos, es decir que los estudios sobre edafodiversidad han alcanzado un gran éxito. Sin embargo, este no es el caso. Personalmente calculo que no más de 15 equipos de investigación en el mundo han profundizado en esta línea de investigación, siendo las demás contribuciones ocasionales. Más aun, no se trata tan solo del caso del autor sino que existen otros dos investigadores cuyas contribuciones relevantes a citar deben superar el número mágico de tres. De no ser así, no puedo intentar ser “objetivo”. Reitero que ojalá pudiera acatar su demanda, ya que tal hecho significaría un gran éxito en este campo y como corolario también en mi carrera profesional.  Posiblemente ustedes no hallan reparado en que los estudios de edafodiversidad son una línea de investigación modesta, es decir que la sobrevaloraran. Punto y final.

Di carpetazo al tema y seguí con mi actividad cotidiana, encontrándome seguro que buscarían a algún cantamañanas que acatara sus órdenes sin rechistar. Sin embargo no fue lo que ocurrió. Generalmente trabajar con editoriales de prestigio y entablar discusiones con sus editores y referees genera muchos quebraderos de cabeza y disgustos. No obstante, de vez en cuando, uso se lleva agradables sorpresas, como en este y otros casos. La editorial fue muy comprensiva y se pronunció: “adelante pero por favor sea prudente”. Era lógico que  en 0xford Bibliographies, pensaran que les intentaba engatusar, aunque no era el caso. Tuve que pensar y repensar para añadir el mínimo de contribuciones posibles, pero también fue el caso de mi amigo Jonathan Phillips y (….)

(..) haciendo un doloroso ejercicio de objetividad  también debería incluir tres o cuatro del colega que más impedimentos ha puesto a mi trayectoria personal, a nivel internacional. Se trata del afamado (omito ampliar los calificativos ya que no serían tan afables) Alex MacBratney, que hoy por hoy ostenta el premio que ofrece la IUSS equivalente al premio Nobel (los lectores asiduos ya conocen mi opinión sobre el maniqueo entre bambalinas que se generan en este tipo de galardones, y no me refiero exclusivamente a Alex, sino en general). De este investigador Australiano incluí cuatro y de Jonathan seis. Sin embargo, por otra serie de razones, la editorial me solicitó recortar la bibliografía en algunos apartados (al objeto de que estos fueran más compactos y homogéneos en su extensión), viéndome obligado a quitar uno del primero, dos del segundo y cuatro de mi propia cosecha (si recuerdo bien). ¡Esto es objetividad y lo demás zarandajas!”, ya que el mentado Alex tan solo ha escrito cuatro publicaciones indexadas hasta la fecha, aunque obviamente la editorial no comprendería este acto sublime altruismo (perdonen por la guasa o cachondeo). La razón de incluir a Alex eran palmarias, aunque no esté de acuerdo con sus tesis, los trabajos eran relevantes en el contexto de la bibliografía Oxford. Ni más ni menos.

Pero como todo en la vida, parafraseando otro refrán, diré que las trampas se encuentran en los más minúsculos detalles, como veremos a continuación. La forma de referenciar en  0xford Bibliographies, resulta ser muy idiosincrásica. Una de las exigencias es especificar los nombres completos de los autores en las referencias bibliográficas. En los artículos de las últimas décadas no resulta ser una tarea demasiado difícil. Ahora bien, en algunos casos, los artículos se retrotraían a 1920, y por listo, me pillé los dedos. En el caso de dos ítems, tras numerosas e  infructuosas horas de búsqueda tuve que desistir.

Uno de los mayores quebraderos de cabeza era la norma de describir cada paper en una sola línea de texto. Lamentablemente sufro de una pluma (no penséis mal) desenfrenada. Cuando intento redactar un resumen me extiendo hasta el tamaño de un paper; si me demandan un paper escribo un libro, y si me invitan a ser autor de una monografía, vomito una enciclopedia.  Dicho de otro modo, mi capacidad de síntesis es nefasta, defecto tremendo en un mundillo en el que el dicho más extendido resulta ser “si quieres que le lean se breve” ¿¿??.

Tras estas peripecias, el documento presentado paso por una revisión por pares (anónimos). Pues bien 0xford Bibliographies, parece que encomendó tal proceso a mis ya fallecidos abuelos. Ni una pega, exceptuando alguna coma de más o un cambio de palabro por palabro. Más aun, para mi sorpresa, recomendaron  que incluyera alguna cita mía adicional que había omitido, al considerarla relevante, lo cual avalaba que no me autoreferenciaba por mera vanidad. Sin embargo, el proceso no había finalizado y aquí me surgió otra gran sorpresa aunque no tenía nada que ver con la presunta calidad del paper.

El Inglés de Oxford

Cuando redacto con cuidado mi inglés, este es útil para escribir informes, y con algunas enmiendas para actas de congresos, etc. Sin embargo siempre exige una revisión de mayor calado a la hora de redactar papers, libros y capítulos de libros. Como todas estas tareas habían sido llevadas a buen puerto, consideré que el largo proceso de revisión había finalizado. ¡Craso error!.

En español castellano redactamos con muchas “comas”, “puntos y coma”, etc. Suele ser usual conocer si un investigador que redacta en inglés es latino por la cantidad de “comas” contabilizadas por página. En general los revisores de mis textos se hartan de quitar las desdichadas comas, hasta el punto de pensar si en esa lengua, tan solo son detalles ornamentales (en vías de extinción). Mi capítulo había sufrido ya tales amputaciones.  

Oxford University Press, es reconocida en el mundo anglosajón por la “exquisitez y rigor de su lenguaje. En consecuencia las 0xford Bibliographies, deben mantener alto tales estándares lingüísticos.  Por lo tanto, la editorial envió el artículo a uno de sus revisores profesionales (sin que yo tuviera conocimiento). Semanas después recibí, “once again”, el texto repleto de correcciones y sustituciones de las palabras comunes por otras que me eran extrañas y escasamente utilizadas en la literatura científica. Sin embargo la sorpresa mayúscula devino cuando observé que en el nuevo y ortodoxo texto (yo debía aprobarlo, o sugerir cambios si algunos párrafos perdían su significado original) se habían añadido “comas” por doquier. Dicho de otro modo, “al parecer” en el exquisito inglés de Oxford University Press existe lugar para un universo de las “comas”, casi tanto como en las lenguas latinas, lo cual me dejó desconcertado. Como no voy a ser yo el que ponga en solfa a estos profesionales, debo reconocer que me dije a mi mismo (“Juanjo, sabes aún  mucho menos inglés del que pensabas, aunque al parecer tus colegas también pecan).  

La Gran Sorpresa Final: Yo no era el Autor: Había currado para otro Juan José Ibáñez

El 4 de julio de 2014 fue publicado por fin mi artículo denominado Diversidad de Suelos (Diversity of Soils) en la división destinada a geografía (Geography). Pero de nuevo quede patidifuso. El título rezaba como muestro abajo. Pues bien ahora pinchen en mi nombre y apellidos para y observen que ocurre. Me refiero a día seis de Julio de 2014, ya que espero que el error se subsane a la mayor brevedad posible.

Diversity of Soils

by

J.J. Ibáñez

 Resulta que ese Juan José Ibáñez no soy yo, sino otro Juan José Ibáñez Estévez, investigador del CSIC (mi institución), pero experto en arqueología. También en Researchgate se montan unos líos tremendos entre los papers que el sistema identifica y no sabe a quién de los dos asignar.  Buen tipo Juan José Ibáñez. Me refiero al arqueólogo, no a mí. Ya nos conocemos por e-mail y nos reímos bastante por cuanto a él le piden papers que escribo yo y viceversa. Pues bueno tocayo, a día de hoy ya tienes un nuevo artículo. Como podéis observar, tras tal cantidad de filtros para mantener esa denominada excelencia, al final todo se va al traste por un mero error de la propia editorial, que no sabe distinguir un arqueólogo de un humilde edafólogo. ¡Tanto trabajo para naaaaaa!. Supongo que el error será corregido en breve, aunque debo reconocer que el chasco fue tremendo.

Juan José Ibáñez (él otro)

Jajajajaja  Juan José Ibáñez: Gracias Juanjo siempre resultas ser “un valor intangible añadido a mi CV”

Juan José Ibáñez: Pues nada, siempre a tu servicio. Ahora bien, podíamos mantener nuestra propia identidad, aunque sumando en ambos los artículos que hemos hecho cada a nuestros respectivos CV. ¡Me encanta la arqueología!.

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