Escuelas y Talleres para la formación de agricultores en países pobres: Pros y Contras

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Colaje Imágenes Google

Por favor antes de entender esta entradilla, leer la nota de prensa original que os expongo debajo. No albero la menor duda de que formar a los jóvenes sin esperanzas ni futuro, para adiestrarlos en el desarrollo sostenible y las prácticas de agricultura ecológica es una actividad loable, digna de encomio y necesaria. Pero no es esa la cuestión que desearía tratar aquí. Como veréis en la noticia que os ofrecemos hoy, se están implementando escuelas de agricultura tradicional en varios continentes del mundo, si bien en este caso se menta tan solo a África Occidental. Tras leer la noticia, observo con satisfacción la aplicación de técnicas genuinas de agricultura ecologica, cuidado y mejora de la calidad de los suelos, incluidos, policultivos con piscifactorías caseras, setos, uso de abonos orgánicos, exclusión de agroquímicos, etc. etc. ¿todo perfecto?.  Si, al menos  de cara a la galería, es decir marketing, propaganda, etc. Otra cuestión bien distinta es saber si tales iniciativas darán frutos a la larga. Los alumnos que cita la noticia desembolsan una cantidad der dinero considerable. En primer lugar 40 Euros a la semana para paisanos que viven en la precariedad se me antoja un precio excesivo. He intentado averiguar el salario mínimo interprofesional de Benin y no existe, pero si frases como estas: “(…) por lo que al tener una economía basada solo en la agricultura y el trueque es complicado poder mantener un salario mínimo actualizado para cada uno de los trabajadores del país. Ya que no es posible pagar por un trabajo que en ocasiones se basa solo en el intercambio de mercancía entre familias de Benín para poder mantener una buena alimentación. No obstante las siguientes cifras os darán una idea: “Un análisis comparativo de los salarios mínimos en los distintos países africanos de habla francesa muestra que Marruecos es el que ofrece el salario mínimo más alto: 137.095 francos CFA (209 €). Seguido por Guinea Ecuatorial y Argelia con salarios mínimos de 128.000 FCFA (195 €) y 112 000 francos CFA (171 €) respectivamente. El salario mínimo promedio en el África francófona es de 62.358 francos CFA (95 €). Es decir 40 euros semanales equivalen a 120 al mes. Extraer vuestras propias conclusiones. Por lo tanto, debo entender que se trata de intentar abastecer de alimentos a la población con vistas a paliar, en la medida de lo posible, la soberanía alimentaria de los que se animen a realizar este tipo de agricultura, si tienen capital suficiente para permitirse el lujo de ir a tal taller.  ¿? Al seguir leyendo, y dada que la ubicación del  susodicho taller, infiero que buena parte de los estudiantes deben ser jóvenes urbanitas/peri-urbanitas sin futuro. Y en tal caso bien venido sea. Pero reiteraremos, ahora bien, ¿de dónde sacarían unos euros que seguramente allí equivalen a un dineral?  También se menta ese vocablo tan de moda en el mundo actual como el de “emprendedores”, “negocios”, redes sociales que demandan el uso de computadoras y abastecimiento de electricidad y el texto añade, este comentario que me resulta un tanto desconcertante: “aprenden técnicas agrícolas, siguen cursos de mercadeo y pueden establecer contactos con agro-empresarios exitosos”. Ciertamente, la noticia nos informa que en el agro tradicional de Benin (el centro de la noticia) la vida campesina es comunal, por lo que sí pudiera ser que, siguiendo la tradición, se conviertan en comunidades-empresas o quizás algo así como lo que en España se denomina cooperativas agrarias. Al parecer, el comandante en jefe es un tal Oluwafèmi Kochoni que, en principio merece todo mi respeto. Sin embargo, veamos un precedente que debe hacernos reflexionar.

Durante varios años, he leído innumerables notas de prensa, y algún que otro documento más extenso, sobre los microcréditos para mujeres (que no a hombres, argumentando razones lógicas para tal discriminación de género) y el éxito que se estaba obteniendo tal iniciativa. Sin embargo, a la hora de escribir este post, iba a utilizar tal ejemplo, cuando al teclear en mi motor de búsqueda vocablos sobre el tema, todas las primeras noticias, para mi sorpresa resultaron ser bastante negativas, como la del siguiente enlaceMujeres africanas unidas contra los microcréditos, la estafa a las más pobres. Ser mujer, pobre y africana. Son los tres requisitos preferidos por los buitres de los microcréditos que, con la excusa de combatir la pobreza y con el beneplácito de organismos como Naciones Unidas (PNUD), USAID o el Banco Europeo de Inversiones (BEI), las estafan, las endeudan y las arruinan. No se trata de una opinión aislada, sino que repasé varias de la misma guisa.

¿Subsistencia o crear empresas agrarias y contactos con agro-empresarios-exitosos?. Si el patrocinio, proviene en parte de la UNESCO, ver la página Web del Gurú mentado, ¿no sería más lógico que estos talleres fueran gratuitos y destinados preferentemente a los más necesitados, es decir sin un miserable Euro?.

En esta sociedad de la posverdad y la tecnociencia, “Y es que en este mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira”, la denominada Ley de Campoamor. ¿Qué será esta vez?. ¡A saber!. Leo cientos, por no decir algunos miles, de noticias al año, notas de prensa como estas cargadas “aparentemente” de buenas intenciones, pero que la realidad termina desmintiendo. ¿Publicidad?;  ¿proyectos bien intencionados aunque destinados al fracaso? Lamentablemente suelen terminar así, y desde la distancia uno no sabe las razones. Es hermoso leer noticias de tal guisa. Sin embargo también me veo obligado a que comprobéis por vosotros mismos, los resultados de las que queráis seguir, según preferencias, tras unos años. En mi opinión, tan solo ofrecen una imagen de que también hay “chicos buenos” en esta película de terror que nos está tocando vivir. He reiterado hasta la extenuación que antes de impartir clases deberíamos llevar a cabo a escala mundial el Libro rojo de las prácticas tradicionales sustentables, para a la postre implementar fuertes programas comandados por entidades internacionales que guíen a las comunidades locales a implantar sistemas agroecológicamente sustentables, tras consultar el comentado inventario libro-rojo. Existen sistemas sustentables de unas partes del mundo que pueden implantarse con éxito en otros.  Oluwafèmi Kochoni, lleva diez años en tal “encomiable actividad”, pero nada de lo que leo sobre él me aclara su formación académica y de campo.

Si queremos desterrar el hambre en el mundo y garantizar la soberanía alimentaria, todas estas iniciativas no dejan de ser más que cantos de sirena, cargados de buenas intenciones o no. ¡A saber! En nuestras categorías “Etnoedafología y Conocimiento Campesino” y “‘Fertilidad de Suelos y Nutrición Vegetal” podréis encontrar abundante información sobre agricultura ecológica y conocimiento campesino. Francamente, este tipo de noticias, tras leer tanto fiasco, me dejan indiferente.

Os dejo pues con la noticia.

Juan José Ibáñez

Continúa…….

Oluwafèmi Kochoni tiene diez años de experiencia en el sector de desarrollo comunitario con enfoque en la agricultura orgánica. Actualmente soy el Director de Operaciones de «Les Jardins de l’Espoir», una empresa social que aboga por un Benin más verde y que se enfoca principalmente en lograr un cambio de comportamiento con respecto a las prácticas y métodos agrícolas. Les Jardins de l’Espoir se ocupa principalmente de sentar las bases para una transición holística basada en la comunidad de desechos químicos / plásticos contaminados / mal administrados a una agricultura de base 100% orgánica en Benin, Costa de Marfil y Senegal. Tengo una licenciatura en Humanidades de la Universidad de Abomey-Calavi, República de Benin, con especialización en estudios africanos y de la diáspora. Estoy comprometido con una África autosuficiente donde cada africano tenga acceso a alimentos de calidad asequible, agua limpia y medio ambiente a través de prácticas agrícolas y de vida sostenible.

El campo de entrenamiento agrícola en el Oeste de África forma a los emprendedores verdes

Por Delphine Bousquet; Tori-Bossito, Benin (AFP) 9 de junio de 2019

Machetes en la mano y con un sombrero de paja contra el sol, los participantes de un «campo de entrenamiento» en las tierras de cultivo de la nación de Benin, en África occidental, cosechan maíz, caupí y arroz.

«Cortar en la base», dice Oluwafemi Kochoni, un maestro de agricultura orgánica, quien dirige el taller agrícola para preparar a los jóvenes para un futuro que trabaje la tierra de manera sostenible.

«Luego, deje las plantas en su lugar, las enterraremos, se descompondrán y fertilizarán el suelo«.

Es un consejo para principiantes, pero el programa en Tori-Bossito, a las afueras de la capital económica de Benin, Cotonú, tiene como objetivo enseñar formas básicas y tradicionales de agricultura a aquellos que han olvidado o nunca han conocido una vida en la tierra.

En Benin, un país pobre al lado del gigante petrolero Nigeria, alrededor del 80 por ciento de sus 11 millones de personas dependen de la agricultura, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La FAO advierte que la mayoría son agricultores de subsistencia que se dedican a cultivar cultivos vivos en pequeñas parcelas donde la falta de infraestructura, las inundaciones que pueden acabar con las cosechas y las reservas de semillas son desafíos clave.

Pero los «campamentos de arranque«, cuyo nombre proviene del entrenamiento intensivo del ejército estadounidense, se llevan a cabo cerca de los suburbios de la ciudad y están dirigidos a un mercado diferente…..

Son parte de un movimiento más amplio para alentar la autosuficiencia en el continente, que posee cerca de dos tercios de las tierras cultivables no cultivadas del mundo, pero gasta $ 64.5 mil millones al año en la importación de alimentos, según el Banco Africano de Desarrollo.

Por 27,000 francos CFA ($ 45, alrededor de 40 euros) a la semana, los agro-campistas aprenden técnicas agrícolas, siguen cursos de mercadeo y pueden establecer contactos con agroempresarios exitosos.

– ‘Empresarios ecológicamente conscientes’ –

Al igual que en la agricultura tradicional, el estilo de vida del campo de entrenamiento es comunal en el terreno de tres hectáreas (siete acres) que una familia pone a su disposición durante la semana a cambio de cestos de verduras.

En el borde de los campos, se cultiva un seto fronterizo de plantas y pastos de moringa para ayudar a estabilizar el suelo.

También hay una piscifactoría en un estanque, y otra área para cultivar hongos.

Detrás del esquema se encuentra Gardens of Hope, una organización que promueve formas sostenibles de cultivo.

«El consejo que generalmente reciben los agricultores se basa en el uso de productos químicos«, dijo la participante Rachidi Idrissou, estudiante de agronomía en Benin.

«Pensamos en rendimientos rápidos, y no en producción sostenible para preservar nuestra tierra«.

Benin es un país juvenil; Casi dos tercios de la población tiene menos de 25 años.

Los organizadores del campamento quieren mostrar a los jóvenes que luchan en las ciudades aglomeradas en busca de un trabajo que trabajar en la tierra puede ofrecer un medio de vida alternativo y exitoso.

Originarios de África y Europa, los 25 participantes en este tercer campo de entrenamiento agrícola son en su mayoría hombres y de ocho nacionalidades diferentes, pero comparten una visión de una forma ecológica y sostenible de cultivar.

Duermen en tiendas de campaña y se mantienen ocupados desde el amanecer hasta mucho después del anochecer.

«Creemos que para resolver el problema del empleo en nuestros países, los jóvenes deben crear sus negocios con conciencia de la ecología del clima«, dijo el coordinador Tanguy Gnikobou.

– ‘Una filosofía’ –

De acuerdo con los organizadores, de las 85 personas que participaron en los dos últimos campamentos de entrenamiento, 10 ya lanzaron nuevas actividades agrícolas, granjas o empresas.

Las redes sociales significan que los participantes y los organizadores pueden mantenerse en contacto para recibir apoyo a medida que desarrollan sus granjas y pequeñas empresas.

Los participantes cultivan de la manera que los agricultores hacían antes del movimiento masivo de personas a las ciudades.

«Inicialmente, era una alternativa a la agricultura convencional, para volver a los métodos ancestrales con el respeto del medio ambiente«, dijo Kochoni.

«Entonces se convirtió en una forma de vida, y una filosofía«.

Se planean más campamentos en el futuro, lo antes posible, que se ubiquen en el norte de Benin, luego en Chad y Costa de Marfil.

Cheikh Amadou Bass, de 36 años, funcionario de Nouakchott, capital de la nación desértica de Mauritania, posee una gran parcela de tierra del tamaño de cinco campos de fútbol en su pueblo natal.

Bass sueña con mostrar a sus jóvenes compatriotas que, en lugar de cruzar el mar en busca de una nueva vida en el extranjero, hay oportunidades en la tierra.

«Con la naturaleza, se tiene todo a nuestro alcance«, dijo Bass, entusiasmado con la idea de que el estiércol significa que no se necesitan fertilizantes químicos.

«He hecho un gran descubrimiento», agregó.

W.African farm ‘bootcamp’ gets green entrepreneurs into shape
By Delphine Bousquet; Tori-Bossito , Bnin (AFP) June 9, 2019

Machetes in hand and wearing a straw hat against the sun, the participants of an «agro-bootcamp» in the farmlands of the West African nation of Benin harvest maize, cowpeas and rice.

«Cut at the base,» says Oluwafemi Kochoni, an organic farming teacher, who runs the agricultural workshop to prepare young people for a future sustainably working the land.

«Then leave the plants in place, we will bury them — they will decompose and fertilise the soil.»

It’s beginner’s advice but the programme in Tori-Bossito, just outside Benin’s economic capital Cotonou, aims to teach basic, traditional ways of agriculture to those who have forgotten or never known a life on the land.

In Benin, a poor country next to oil giant Nigeria, some 80 percent of its 11 million people depend on agriculture, according to the UN’s Food and Agriculture Organization (FAO).

Most are subsistence farmers eking out a living growing crops on small plots where a lack of infrastructure and flooding that can wipe out harvests and seed stocks are key challenges, the FAO warns.

But the «agro-bootcamps» — the name is borrowed from the intensive training of the US army — take place close to the suburbs of the city and are aimed at a different market.

They are part of a wider movement to encourage self-sufficiency on the continent, which has some two-thirds of the world’s remaining uncultivated arable land — but spends $64.5 billion a year importing food, according to the African Development Bank.

For 27,000 CFA francs ($45, about 40 euros) a week, agro-bootcampers learn agricultural techniques, follow marketing courses and can network with successful agro-entrepreneurs.

– ‘Ecologically-aware businesspeople’ –

Like in traditional farming, the agro-bootcamp way of life is communal on the three-hectare (seven-acre) plot of land put at its disposal for the week by a family in exchange for baskets of vegetables.

On the edge of the fields, a border hedge of moringa plants and grasses are grown to help stabilise the soil.

There is also a fish farm in a pond, and another area to grow mushrooms.

Behind the scheme is the Gardens of Hope, an organisation promoting sustainable ways of farming.

«The advice usually received by farmers is based on the use of chemicals,» said participant Rachidi Idrissou, an agronomy student in Benin.

«We think of quick yields — and not sustainable production to preserve our land.»

Benin is a youthful country; nearly two-thirds of the population is aged under 25.

Camp organisers want to show young people struggling in the crowded cities looking for a job that working the land can offer an alternative and successful livelihood.

Originating from Africa and Europe, the 25 participants in this third agro-bootcamp are mostly men and of eight different nationalities but share a vision of an ecological and sustainable way of farming.

They sleep in tents and are kept busy from dawn until long after dusk.

«Our belief is that to solve the employment problem in our countries, young people must create their businesses with awareness of ecology of the climate,» said coordinator Tanguy Gnikobou.

– ‘A philosophy’ –

Of the 85 people who have taken part in the last two bootcamps, 10 have already launched new agricultural activities, farms or enterprises, according to organisers.

Social networks mean that participants and organisers can stay in touch for support as they develop their farms and small businesses.

Participants farm in ways farmers did before the massive movement of people to the cities.

«Initially, it was an alternative to conventional farming, to return to ancestral methods with the respect of the environment,» said Kochoni.

«Then it became a way of life, and a philosophy.»

More camps are planned for later in the year in north Benin, then in Chad and Ivory Coast.

Cheikh Amadou Bass, 36, a civil servant in Nouakchott, capital of the desert nation of Mauritania, owns a large plot of land the size of five football pitches in his home village.

Bass dreams of showing his young compatriots that rather than crossing the sea in search of a new life abroad, there are opportunities on the land.

«With nature, you have everything at your fingertips,» Bass said, enthusing about how manure means chemical fertilisers are not needed.

«I have made a great discovery,» he added.

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