Del entusiasmo al escepticismo. La visión de Manuel Marín en el 25 aniversario de la adhesión española a la UE

Juan Manuel Fernández Fernández-Cuesta

Grupo de Investigación en Historia de las Relaciones Internacionales (GHistRI)

El ex secretario de Estado para Europa y vicepresidente de la Comisión Europea, Manuel Marín, hoy profesor de la Universidad de Alcalá y presidente de la Fundación Iberdrola, vino a la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense (UCM) el pasado 26 de mayo para mostrar su visión de Europa ante el 25 aniversario de la firma del Acta de adhesión de España a las Comunidades Europeas, en cuya larga negociación desempeñó un papel muy destacado. Marín advirtió de que no se iba a referir a la situación política actual ni a aspectos relativos a la presidencia española semestral de la Unión Europea. Dijo que, apartado de la política tras sus casi cuatro años en la presidencia de las Cortes, ahora sigue los consejos de Marco Aurelio y prefiere adoptar una posición distante de las cuestiones puntuales. Sin embargo, claro que habló de esos y otros asuntos, contestando a las preguntas de los asistentes al acto. Marín empleó más la insinuación que la frase directa, pero su mensaje llegó con nitidez a cuantos le escuchaban, convocados por el Centro Virtual del Conocimiento de Europa (CVCE) de Luxemburgo, que se presentaba en Madrid, y el Grupo de Historia de las Relaciones Internacionales (GHistRi), que dirige el catedrático Juan Carlos Pereira en la UCM.

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Manuel Marín empezó destacando que la adhesión a la CEE, firmada en el Palacio Real el 12 de junio de 1985, ha sido “la operación más rentable de la política española en los últimos siglos”. Al entrar en las instituciones europeas “resolvimos el problema de nuestro anclaje internacional y definimos nuestra política exterior”, si bien hubo que esperar hasta el “dramático” referéndum de la OTAN (marzo de 1986) para cerrar el círculo que marcaba nuestra posición en el mundo contemporáneo.

Sin querer establecer comparaciones con la actualidad, subrayó que la primera decisión que adoptaron las Cortes democráticas, tras las elecciones del 15 de junio de 1977, fue la de autorizar y respaldar al Gobierno español en su solicitud de apertura de las negociaciones con Bruselas. Y que, además, aquel respaldo se aprobó por unanimidad, lo que no ocurrió en los otros países aspirantes.

A partir de entonces -dijo Manuel Marín-, España vivió con entusiasmo europeísta sus diez primeros años en la UE. “La adhesión produjo un profundo sentimiento colectivo de autoestima, tan inusual entre los españoles”. “Gracias a la buena aplicación de los Fondos Estructurales y de Cohesión, que consiguió Felipe González negociando con los alemanes, el país se ha transformó en pocos años”. Se ha modernizado o –en sus palabras- “ha pasado del atraso a ser un país Nokia”.

Sin embargo, Europa cambió de rumbo en la segunda mitad de los noventa. Una nueva generación accedía a los gobiernos europeos y el británico Tony Blair proyectaba en las instituciones comunitarias el impulso de su tercera vía. Se dijo entonces que la UE se estaba distanciando de los ciudadanos y había que insuflar nuevos alientos. En su opinión, “sustituimos los proyectos por la emoción, como si fueran incompatibles… y así nos ha ido”. “Se arrinconó el modelo comunitario que nos había permitido afrontar y resolver las crisis a las que se enfrentaban los países miembros, sometidos a un proceso permanente de ampliación”.

La Estrategia de Lisboa (marzo de 2000), basada en la nueva filosofía, “ha sido un fracaso” y el nuevo Tratado ha acabado con los restos del método comunitario y ha establecido la llamada cooperación abierta, cuyo resultado, hasta ahora, es “la inacción”.

Marín transmitió finalmente una opinión escéptica sobre el momento que atraviesan España y Europa, en un tiempo de crisis no sólo económica. “En España vivimos un proceso de italianización que está deteriorando nuestras instituciones” y Europa debe de reforzar los pilares de su propio edificio institucional. “Lo que salva a la Democracia son sus reglas”, concluyó.

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2 comentarios

  1. Una excelente conferencia, sí. Buena parte de los alumnos que estuvimos presentes la encontramos muy interesante y útil, especialmente en tanto se podían hacer preguntas sobre la cantidad de asuntos que Manuel Marín tocó.
    A seguir así!
    Un saludo.

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