SIEMPRE KEYNES

Juan Manuel Fernández Fernández-Cuesta

Grupo de Investigación de Historia de las Relaciones Internacionales

“¿Cuál será la situación económica de nuestro nietos?”. Se lo preguntó John Maynard Keynes la tarde del 10 de junio de 1930, en la conferencia que pronunció en la Residencia de Estudiantes de Madrid. El interrogante acompaña a todas las generaciones y volvió a formularse en la tercera y última jornada del ciclo de conferencias que esa institución y la Fundación Ramón Areces han organizado, entre el 4 y el 13 de octubre, para conmemorar el paso del pensador británico por la Residencia, hace 81 años.

Lord John M. Keynes (1883-1946)

El ciclo se abrió con la intervención de Robert Skidelsky, autor de los tres volúmenes de la más completa biografía de Keynes. En la segunda jornada el protagonista fue Donald E. Moggridge, que resumió las ideas que Keynes expuso en Madrid. En aquella disertación –que la prensa madrileña de la época calificó de “amena”- el economista británico quiso vencer el pesimismo general que entonces se extendía por el mundo, sumido en una gran crisis económica, para reafirmarse en la creencia de que la economía volvería a crecer y que el desarrollo vencería a la escasez, pues el trabajo y la tecnología permitirían una vida mejor para las futuras generaciones.

El ciclo se cerró con una mesa redonda formada por el historiador Santos Juliá, la filóloga María Lozano y el historiador económico Pablo Martín-Aceña, que dirigió las jornadas.

Juliá recordó el Madrid intelectual de 1930. Dijo que entonces, como ahora, el fantasma de la recesión recorría las economías occidentales y en España la “orgía de la construcción” de los años veinte –lo que en nuestros días se ha llamado burbuja inmobiliaria– se había acabado drásticamente. Entonces la gran población emigrante llegada a Madrid perdía sus trabajos y pronto saldría a la calle para expresar su protesta, siguiendo el llamamiento de los grupos políticos más extremistas. Caía la dictadura y los jóvenes intelectuales, desde Alberti a Ledesma Ramos, que todavía compartían tertulias y publicaban en las mismas revistas literarias, se aprestaban a militar en bandos ideológicos enfrentados, antesala de la guerra civil.

Lozano se refirió al ambiente del grupo intelectual de Bloomsbury, elitista, alejado de los problemas cotidianos, al que Keynes se adscribió con Bertrand Russell, Virginia Woolf, Wittgenstein y otros artistas y pensadores procedentes de Cambridge. Luego, Keynes –“un economista preocupado por la acción”, dijo- optó por otros caminos, cuando la Primera Guerra Mundial le hizo enfrentarse a las preocupaciones reales de su tiempo.

Algunos miembros del Círculo de Bloomsbury: de izquierda a derecha Lady Ottoline Morrell, Maria Nys (posteriormente esposa de Aldous Huxley), Lytton Strachey, Duncan Grant y Vanessa Bell

Martín-Aceña se preguntó “qué conferencia daría hoy Keynes, si volviera a estar en esta misma sala, en la que ya habló hace tantos años”. No podemos saberlo –afirmó-, pero me atrevo a pensar que nos diría de nuevo que, primero, hay que recuperar la economía y, después, hacer las reformas; que debemos esforzarnos por repensar el comportamiento humano y que nuestros nietos, apoyándose en los avances de la ciencia, tendrán, posiblemente, un futuro mejor que el nuestro.

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Programa de mano del Ciclo de Conferencias «Keynes también estuvo aquí… en la Residencia de Estudiantes»

La Residencia de Estudiantes

 

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Un comentario

  1. ¿Que que habría dicho hoy Keynes? El Keynes de la Teoría General habría propuesto una política fiscal expansiva, y dejar el tipo de interés a cero. Pero solo por poner en su contexto; esa receta la dio Keynes para economías muy deprimidas. Ni la gravedad y magnitud de la crisis actual son comparables con la caída del PIB y del empleo de los primeros años 30, ni tampoco estamos ya bajo regímenes monetarios como el patrón oro, lo que da mucho mas margen de actuación a la política monetaria.
    Por cierto, España no sufrió ni de lejos la recesión vivida por los países mas desarrollados en los años 30. El tener una economía aun muy dependiente de la agricultura, fuertemente protegida y con un tipo de cambio flexible nos aisló, por una vez por suerte, de la gran contracción internacional.
    Pero lo mas normal es que el genial economista británico, con libros previos tan magníficos, como el Treatise on Money o el Tract on monetary reform, hubiera cambiado sus recomendaciones en el contexto actual. Nunca lo sabremos claro.
    Muy buen comentario sobre las jornadas!

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