Clasificando los Suelos Desde la Edafosfera a los Edafotaxa: La Categorización

Ya hemos hablado suficiente de suelos para que entendáis que la edafosfera es al mundo de los suelos lo que la biosfera a la biología, la hidrosfera a los hidrólogos, la atmósfera (…) a, etc., etc. O si no, ¿que es la blogosfera respecto a los blogs? Básicamente, este vocablo nos informa que hay sobre la superficie terrestre un manto (objeto o cuerpo natural con sus propias leyes de organización) que recubre una buena parte de su extensión. Al hablar del concepto de suelos y las representaciones del sistema edáfico, mostramos indirectamente que, con independencia de su definición, una vez aceptada, la mente humana necesita realizar ciertas operaciones mentales para “manipular” conceptualmente el objeto de estudio. Tal proceso recibe el nombre de Categorización. ¿Qué significa este concepto? ¿Es necesario? ¿Qué implicaciones tiene? Veámoslo.

La edafosfera es, en sí misma, el mundo de los suelos desde una perspectiva “global”, implicando su dimensión espacial y distribución ubicua por todo el globo. Pero al contrario que en el caso de los organismos vivos (aunque habría que discutir este hecho también), y al igual que en el de los ecosistemas o biocenosis, a veces se pueden detectar transiciones abruptas (los individuos en la acepción popular del térmico), y en otras ocasiones más o menos graduales o continuas. Ahora bien ¿transiciones entre qué? Al abrir cortes (calicatas) de suelo distintos observamos “entidades diferentes”: ¡no son iguales! Por tanto, para caracterizar la edafosfera, debemos reconocer y explicar en un lenguaje determinado las similitudes y diferencias entre tales entidades. El problema de discernir entre las entidades que varían en continuo y que, adicionalmente, son “contiguas”, ofrece más dificultades que hacerlo con las discretas (como los individuos biológicos, en “apariencia”). Empero a la mente humana le resulta más procesar la información digital que la analógica.

 

Ante el antónimo continuo/discreto, son muchos los expertos que apelan al uso de la lógica difusa y su derivación algebraica, la teoría de los conjuntos difusos, a la hora de abordar la clasificación de los recursos y estructuras que varían en continuo, dejando las particiones duras o boleabas para los que lo hacen discretamente. La lógica científica de esta  argumentación es incontestable. Nada que objetar. Ahora bien topamos con diversos problemas, siendo el principal nuestra tendencia digital a procesar la información.

 

Para explicar mejor mi argumentación, es ilustrativo pensar en el aprendizaje de los “infantes”.  Cuando una criatura aprende percibir el mundo a su alrededor y a comunicarse con un incipiente lenguaje, suele dirigir su dedo hacia un objeto y persona, describiéndolo con  una balbuceante y contundente palabra: mama, papa, silla, mesa, etc. ¿Cómo podría hacerlo mediante una lógica difusa? Se imaginan a sus padres diciendo ¡no exactamente!: Mira “Miguelito” este objeto tiene 80% de silla, 10% de mesa, 5% de taburete y 5% de arma arrojadiza (esto es lógica difusa). Con toda seguridad el niño sufriría graves trastornos psicológicos en su aprendizaje. Posiblemente alcanzaría su edad adulta con serias taras mentales.

 

La mente humana necesita “cosificar” (“reify in anglosajón). En otras palabras categorizar. ¿Que es entonces la categorización o la operación de categorizar? ¿Se pueden hacer clasificaciones sin categorizar? ¿Podemos comunicarnos unos con otros sin categorizar? Iremos viendo que la respuesta es: ¡Rotundamente No!.

 

Anticipemos que cualquier clasificación se sustenta en un proceso de categorización previo. Una clasificación puede entenderse como un ordenamiento lógico de las categorías en que fraccionamos el mundo, apelando a una lógica determinada. Si no se entiende tal inevitable proceso cognitivo (y muchos científicos contemporáneos parece que no lo captan), tampoco podrá racionalizarse como se elabora una clasificación o taxonomía, así como la imperiosa necesidad de elaborar tales constructos mentales.

 

 

Juan José Ibáñez

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5 comentarios

  1. Estimada Marilyn, puedes encontrar información el las páginas electrónicas de la FAO.

  2. PIDO LOS TIPOS DE SUELOS Y ME SALEN CON OTRA COSA NO ES POSIBLE

  3. que risa lo de imaginarse un niño definiendo asi una silla, y mas aun el porcentaje de arma que se puede arrojar; buno a ver si entendi, agrupamos las cosas que se parecen en un solo termino por si no nos intereza profundizarlo o solo si queremos hacer referenia a ese conjunto de cosas y no a una en particular ¿bien? luego cuando lo necesitemos diremos que la silla es madera, es butaco es arrma es escalera y demas cosas ¿cierto? luego la edafosfera habla del el suelo en todos sus tipos y clases ¿ok?

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