Hace unas semanas el boletín de noticias mi+d se hizo eco de la siguiente noticia aparecida en un conocido rotativo español: «El final de las especies«. Tras leerlo no pude más que espetar una enorme carcajada. Eso si, muchos colegas, una vez más, se han tomado tal asunto en serio. Pero hagamos un poco de historia: Escribía Darwin en 1956, según Carl Zimmer en su artículo ¿Qué es una Especie? (Carl Zimmer: What is a Species?: Scientific American: 2008): “A Charles Darwin, por su parte, le hacían gracia este tipo de discusiones. «Es realmente risible el ver qué ideas tan distintas prevalecen en las mentes de los naturalistas, cuando usan la palabra “especies” (…)  «Todo esto pasa, creo yo, por tratar de definir lo indefinible. (…) Veo el término “especie” como algo que se otorga arbitrariamente, por razones de conveniencia, a un conjunto de individuos que se parecen mucho entre sí«. Pero como apunta Zimmer de nuevo: “Ernst Mayr, un ornitólogo alemán, declaró audazmente que las especies no eran etiquetas de conveniencia, sino entidades reales (…) En 1942 definió la especie como un conjunto de poblaciones que pueden reproducirse entre sí y que son incapaces de aparearse con éxito con otras poblaciones (…) Y así, el concepto biológico de especies, como se denomina ahora, se convirtió en norma en los libros de texto. Pues bien, en mi modesta opinión, la comunidad científica erró de pleno, como en otras muchas ocasiones, armando una controversia estúpida. Más aun, la soberbia del Homo sapiens ha vuelto a hacer de las suyas, debido a que las evidencias actuales parecen constatar que el ser humano, neandertales y los recientemente descubiertos denisovanos, deberíamos ser una sola especie, de acuerdo a los criterios de Ernst Mayr. Y tal descubrimiento parece haber herido su amor propio. De aquí la notoriedad que ha alcanzado la noticia. ¿Cómo se ha mantenido como científicamente válido un concepto de especie que no da cuenta de la mayor parte de la diversidad del árbol de la vida?. Simplemente, la racionalidad científica es una cosa, y la de la comunidad de investigadores otra bien distinta. La irrazonable, racionalidad de la ciencia. De una vez y para siempre, el ciudadano debería saber que no existe un concepto de especie que de cuenta de toda la biodiversidad de la vida, por lo que se han llegado a proponer más de 20.  Se trata de otro falso tópico impregnante.

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Especies. Fuente: Perra Muerte ¿¿?? 

¿Qué es una especie?. Simplemente una abstracción, un constructo mental. Y como alegaría Wagensberg, todo modelo es una compresión de algo más complejo, y como tal, soslaya parte de la esencia que desearía abarcar. Empero como la maravillosa variedad de la vida es enormemente compleja, resulta que no damos con una definición de especie que de cuenta de ella. Así entre los muchos conceptos propuestos, se encuentran el biológico aunque hay muchos más.     

 Particularmente me gusta la definición que ofreció Rolf Sattler en su libro, Biophylosophy: Analytic and Holistic Perspectives (ver algo de su pensamiento pinchando aquí), conforme a este botánico y filósofo, las especies serían picos conspicuos en el ondulante continuo (patterned continuum), consustancial a la vida.

 Por una vez, y sin que sirva de precedentes, coincido en algo con Darwin (¡vivir para ver!) La definición que ofreció Ernst Mayr, y que terminó por instalarse como una verdad incuestionable para muchos, es una de las peores entre todas las propuestas, por cuanto solo da cuenta de los organismos más complejos y con muchas dificultades. No solo es inaplicable, a todos los organismos con reproducción asexual y a buna parte del reino vegetal, sino que también falla como una escopeta de feria a la hora de precisar muchas ¿especies? de vertebrados. Y como vuelve a señalar Zimmer, los toca genes no han hecho más que abundar en la confusión con sus hilarantes códigos de barra genéticosNo se debe confundir variabilidad genética con diversidad, ya  que no se encuentran correlacionadas inequívocamente. Existen taxones con mucha variabilidad cuyos híbridos resultan ser fértiles, y viceversa Ya expliqué mi posición en el post titulado: Los Conceptos Científicos y sus Limitaciones: Vivir en la Incertidumbre”. Empero tal incertidumbre es insoslayable, por mal que les pese alguno, y más aun ante la maravillosa complejidad de la vida. Por esta razón, una cierta promiscuidad es saludable, incluso en ciencia, como ya os mostré en la entrega titulada: “El Concepto de Especie, Tipo de Suelo y la Filosofía de la Ciencia (El Realismo Promiscuo)”. ¿A que me refiero?. Simplemente que para dar cuenta de la biodiversidad debemos admitir que resulta imprescindible la cohabitación de varios conceptos simultáneamente. Es necesario reconocer las limitaciones de la ciencia actual, así como que los ciudadanos tengan conciencia de ella. La indagación científica no es una religión, por mucho que algunos “sacerdotes de la ciencia” así lo crean. No se trata de un dilema excepcional. Este tipo de problemas acosan a la mayor parte de los conceptos científicos, como también mostramos en el post:  “El Discurso Científico, los Conceptos Contrarios y la Perspectiva de Jean-Marc Lévy-Leblond”. De ahí que con ironía nos preguntáramos más de una vez: ¿Cuantos Tipos de Suelos y especies Hay en el Mundo?; ¿Cuantas Clases de Ecosistemas Hay en el Mundo?. ¡A saber!. Todo depende del concepto que escojamos, y como este siempre padecerá de arbitrariedades y carencias……

 Llevo tiempo enfrascado en hacer entender a los referees de ciertas revistas, así como a mi “amigo”  ¿¿?? “Alex McBratney” que no se puede rechazar un artículo de edafodiversidad alegando que los edafotaxa son categorizaciones subjetivas, mientras que las especies objetos reales. Pero como la ignorancia de algunos, resulta ser tan enorme como su arrogancia, y ni la una ni la otra tiene límites (…). Por ese motivo me adentré en el universo de las taxonomías, por lo que todo este asunto se me antoja irrisorio.

 ¿Y que hacen pues los taxónomos, es decir los que se dedican a descubrir y ordenar el inventario de la vida?.  ¿Qué ocurre en el seno de las taxonomías?. Pues digamos que según la escuela que sigan y el grupo taxonómico en el que trabajen aplicarán uno de los conceptos propuestos o harán uso de varios simultáneamente. Recordemos que cada taxa atesora problemas idiosincrásicos, surgiendo más de una alternativa a la hora de resolverlos. En consecuencia, las taxonomías son en cierto modo pastiches, que ordenen sus objetos de estudio partiendo de concepciones entrecruzadas. No puede ser de otra forma, al menos hoy por hoy.     

 Pero analicemos algunas de las “perlas” vertidas en las nota de prensa, tanto por los periodistas como por los investigadores entrevistados.  Seguidamente os muestro la nota de prensa y a renglón seguido un extracto resumido de lo que nos dice la Wikipedia española.  

 “todo el mundo atraviesan una crisis de identidad sin precedentes. La culpa la tiene el ADN fósil”

 Esta es del periodista atormentado por la impactante noticia. Al parecer, el pobre hombre, desconocía el neandertal que todos llevamos dentro. Sinceramente pensaba que padecíamos una crisis financiara, que no de identidad, pero (……)

 «La definición de lo que es una especie no está clara y es más una cuestión filosófica que científica»(…)

 Pues sí “majete”, sí, por eso los taxónomos son filósofos, mientras que los conservacionistas que intentar cuantificar cuantas especies hay en el planeta, “purititos” científicos.

 «Se trata de un debate académico del que no aprenderemos nada» (…)

 Obviamente usted no pero a lo mejor los demás sí. Tu a tus cosas, que lo demás te importa un bledo.

 “El debate llega hasta la filosofía (…), los humanos somos los únicos a los que nos gusta pensar en categorías limpias y separadas, por eso intentamos definir algo que no se puede definir” (…)

 Anonadado. ¿A quien se lo has preguntado? ¿Has contactado ya con algún extraterrestre procedente de una civilización mucho más avanzada que la nuestra? ¿Te lo ha advertido tu gato? La categorización es consustancial al pensamiento humano, y sin ella no atesoraríamos ni lenguaje. Los neurologos afirman que sin lenguaje tampoco una consciencia como la que atesoramos. Así que (…) Anda criatura echa un vistazo a esto, a ver si se te aclaran las ideas:

 Categorización, Clasificación y Partición: El Caso de las Taxonomías de Suelos

 Clasificando los Suelos Desde la Edafosfera a los Edafotaxa: La Categorización

 Pensamiento Analógico y Pensamiento Digital: Acerca de lo Continuo y lo Discreto

 ¿Porqué las Clasificaciones de Suelos Suelen Ser Jerárquicas?

 Sobre lo Continuo y lo Contiguo: (¿Cuántos Lagos hay en el Mundo?) y la Naturaleza de los Suelos

 “nadie ha logrado acuñar una definición que plazca a todos y una especie sigue siendo un concepto tan difundido como subjetivo. «La gente piensa que los científicos tenemos clarísimo lo que es una especie, pero no es así (…)”

 Al parecer, resulta ser una cuestión de gustos, por lo que la objetividad no cuenta para nada. Racionalismo científico puro y duro el suyo ¿verdad?

 Si ya es difícil nombrar una especie viva, hacerlo con una extinta a gusto de todos es casi imposible (…)

 Pues mire usted, los códigos de nomenclatura biológica sí atesoran propuestas interesantes. ¿Las has leído ¿No verdad?

 «No creo que sea posible llegar a un acuerdo», asegura Hofreiter, quien prefiere quedarse con el término actual aunque sea tan vago. «Deberíamos seguir usando el concepto de especie aunque no sirva para cada caso»,

 Vamos que “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y en caso de duda nos quedamos con el peor de los conceptos propuestos ¿Verdad?. No hay nadie mejor que una lumbrera científica.

 Pues así no va colegas…….

 Juan José Ibáñez

 

El final de las especies

Los elefantes de África y los humanos de todo el mundo atraviesan una crisis de identidad sin precedentes. La culpa la tiene el ADN fósil que, tras pasar decenas de miles de años enterrado, regresa ahora de su tumba para enfrentar a ambos animales a su verdadera naturaleza.

 FUENTE | Público; 11/01/2011

 El resumen podría ser este. Por primera vez desde que el sueco Carlos Linneo acuñó el término Homo sapiens en 1758, el ADN de fósiles humanos ha demostrado en 2010 que esa especie se cruzó con sus parientes cercanos, los neandertales. También intercambiaron fluidos y genes con los denisovanos, una especie humana cuya existencia se ignoraba hasta el año pasado y cuyos fósiles han sido hallados en una cueva de Siberia. Los autores del estudio mantienen que nacieron hijos fértiles de cada uno de los encuentros. Eso significaría que, según una de las definiciones de especie más extendida, neandertales, sapiens y denisovanos son de la misma especie.

En el caso de los elefantes africanos, las pruebas indican justo lo contrario. Tras analizar ADN de elefantes africanos actuales así como el del mamut lanudo extinguido hace miles de años, un equipo de investigadores de EE.UU. concluía hace un mes que el elefante africano no es una sola especie, sino al menos dos. Una está compuesta por los enormes ejemplares de la sabana y otra por sus parientes más pequeños que habitan zonas boscosas. A pesar de seguir compartiendo continente, sus linajes se separaron hace más de 2,5 millones de años, una fecha similar a la que marcó la divergencia entre los elefantes asiáticos y los mamuts lanudos.

«Dado que los elefantes asiáticos y los mamuts lanudos pertenecen no sólo a especies, sino también a géneros diferentes, creemos que hay que clasificar los elefantes de sabana y bosque al menos como especies distintas para ser consistentes«, explica a Público David Reich, experto en genética de la Universidad de Harvard y coautor del estudio que demostró el cruce entre los denisovanos y los sapiens, así como el que ahora separa a los proboscidios de África.

Sus estudios también cuestionan el concepto mismo de especie, que atraviesa una crisis de identidad mucho más profunda y antigua que la de humanos y elefantes. «La definición de lo que es una especie no está clara y es más una cuestión filosófica que científica«, confiesa Reich.

Desde que Linneo creó la taxonomía que otorga un nombre en latín para especificar el género y la especie de cada ser vivo (Homo sapiens, Homo neanderthalensis…) los científicos no se han puesto de acuerdo en cuándo un organismo puede ser considerado una especie con todas las letras. El propio Charles Darwin reconoció la dificultad de definir el concepto de forma que satisficiese a todos los naturalistas en su obra cumbre, El origen de las especies. En su segundo gran libro, El origen del hombre, Darwin llamaba al consenso entre los que pensaban que la humanidad pertenecía a una especie, y los poligenistas, quienes aseguraban que los diferentes pueblos pertenecían a especies distintas. «Es una tarea desesperada intentar definir este asunto con fundamento hasta que alguna definición de especie sea aceptada de forma general», escribía el padre de la teoría de la evolución en 1871.

Más de un siglo después, nadie ha logrado acuñar una definición que plazca a todos y una especie sigue siendo un concepto tan difundido como subjetivo. «La gente piensa que los científicos tenemos clarísimo lo que es una especie, pero no es así, pues es un asunto muy complejo», reconoce Carles Lalueza-Fox, genetista de la Universidad Pompeu Fabra y coautor del estudio que desveló el genoma neandertal y sus cruces con los sapiens.

A la hora de nombrar especies nuevas, los científicos se han basado en la forma que tiene cada organismo, en la porción de terreno que ocupan, en su diferencia genética, en su parentesco respecto a un ancestro común, y así hasta sumar los 26 criterios diferentes que existen actualmente. Además hay que tener en cuenta que la vida está en constante evolución y que la aparición de especies es un proceso al que es difícil poner un principio y un final bien definidos.

DISCUSIÓN FILOSÓFICA

El debate llega hasta la filosofía, pues muchos autores reconocen que sólo existe un concepto de especie para designar la realidad natural y que las definiciones del hombre son solo concepciones propias de la forma en que su cerebro intenta simplificar un mundo complejo. «Los humanos somos los únicos a los que nos gusta pensar en categorías limpias y separadas, por eso intentamos definir algo que no se puede definir«, asegura Michi Hofreiter, experto en ADN fósil de la Universidad de York (Reino Unido) y coautor del estudio sobre los elefantes africanos, publicado en PLoS Biology.

«Se trata de un debate académico del que no aprenderemos nada«, apunta Johannes Krause, miembro del equipo del Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck (Alemania) que ayudó a extraer y secuenciar el ADN fósil de neandertales y denisovanos, un nuevo linaje al que han dejado sin nombre científico adrede. «No encontrarás la palabra especie en nuestro estudio, no queremos hacer ninguna declaración de principios«, añade Krause.

Entre todas las definiciones de especies que existen, tal vez la más exitosa fue la del biólogo Ernst Mayr. Se trata del concepto biológico de especie que se define como el grupo de seres vivos que puede procrear solo entre sí y tener hijos fértiles. «Para la mayoría de los animales, la definición de especie biológica de Mayr es un buen comienzo«, opina Hofreiter. Pero, según esa propuesta, los chacales y los lobos serían la misma especie, y también los osos polares y los pardos, ya que ambas especies han tenido crías fértiles viviendo en libertad, como han demostrado estudios recientes. El nuevo clavo en el ataúd de esa teoría lo pone el ADN antiguo. ¿Eran los neandertales, los sapiens y los denisovanos la misma especie? «Sin ninguna duda», asegura Hofreiter.

ESPECIES EXTINTAS

Si ya es difícil nombrar una especie viva, hacerlo con una extinta a gusto de todos es casi imposible. Por eso durante décadas, casi cada vez que se encontraba un fósil aparentemente humano, se nombraba una nueva especie y se iniciaba una pelea científica a puñetazos. El hombre de Flores es un ejemplo de lo tenues que son los límites entre especies cuando se retrocede en el tiempo. Su denominación actual es Homo floresiensis, pero, dependiendo de a quién se pregunte, también es en realidad un Homo sapiens, un Homo erectus o incluso un australopiteco, resalta Krause. «Todo el que trabaja con especies extinguidas trabaja con una simple aproximación al concepto«, advierte María Martinón-Torres, científica del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y experta en las características morfológicas de la dentadura de neandertales y sus posibles ancestros, el hombre de Atapuerca.

A falta de datos sobre el ADN, los paleoantropólogos se han tenido que limitar a criterios morfológicos de los fósiles para diferenciar especies, que pueden fallar en muchos casos, pero que, para Martinón-Torres, siguen demostrando que neandertales y sapiens son especies distintas. Para la experta, es hora de que expertos de la rama genética y la morfológica se reúnan, discutan e intenten buscar un acuerdo sobre cómo definir una especie. «Si los datos no coinciden, al menos podremos estudiar por qué no lo hacen«, opina.

La rama genética discrepa. «No creo que sea posible llegar a un acuerdo», asegura Hofreiter, quien prefiere quedarse con el término actual aunque sea tan vago. «Deberíamos seguir usando el concepto de especie aunque no sirva para cada caso«, señala. «La gente sigue haciendo música aunque ninguna canción guste a todo el mundo», concluye.

Autor:   Nuño Domínguez

 Especie según Wikipedia Un breve Extracto

(para los más vagos)

 1 Determinación de los límites; 2 Historia del concepto de especie; 3 Conceptos de especie; 4 Otras definiciones de especie; 5 Nomenclatura; 6 Número estimado de especies conocidas; 7 Véase también; 8 Referencias; 9 Bibliografía

 Una especie se define a menudo como grupo de organismos capaces de entrecruzar y de producir descendencia fértil

 Una definición apropiada de la palabra «especie» y métodos de confianza para identificar una especie particular es esencial para indicar y probar teorías biológicas y para la biodiversidad que mide. Tradicionalmente (…)

 La determinación de los límites de una especie es puramente subjetiva y, por tanto, expuesta a las modalidades de la interpretación personal. (…)

 En la antigüedad las especies eran definidas como individuos similares que diferían de los individuos pertenecientes a otras especies por discontinuidades morfológicas, es decir, las especies tenían esencias inmutables, pertenecientes, según la filosofía aristotélica-platónica, al mundo de las Ideas (…)

 El nominalismo tuvo sus raíces en el siglo XIV con Guillermo de Ockham. Esta doctrina señalaba que no existía ninguna entidad entre el término y los individuos a los que éste se refería, es decir, sólo existían los individuos. Según esta doctrina, las especies son fruto de nuestra razón y el concepto de especie se utiliza solo con el fin de agruparlos por su parecido y darles un nombre. En pocas palabras, el nominalismo no reconoce a las especies como entidades reales. Linneo y John Ray, por su parte, afianzaron la idea del carácter discreto y de la posesión de atributos objetivos de las especies, que permitían su delimitación, es decir, el realismo de las especies.

 Especie biológica (de Dobzhansky, 1935[3] y Mayr, 1942[4] ). Según este concepto, especie es un grupo (o población) natural de individuos que pueden cruzarse entre sí, pero que están aislados reproductivamente de otros grupos afines. Éste es el concepto más ampliamente aceptado y de mayor consenso, al menos entre los zoólogos. El asumir una especie como biológica, implica evolutivamente asumir que es una población reproductivamente aislada, por lo que constituye un linaje evolutivo separado y que es reforzado por una serie de barreras que pueden ser de carácter geográfico o biológico. La especie biológica es libre de seguir su propio curso en respuesta a los procesos genéticos e influencias ambientales que causan los cambios evolutivos. La connotación del concepto lo hace inaplicable a organismos fósiles. (…)

 Este concepto tiene limitaciones respecto a organismos que se reproducen asexualmente (por apomixia: tipo de partenogénesis) algunas especies de rotíferos (organismos microscópicos), moluscos, artrópodos, vertebrados (algunos peces y lagartijas del género Cnemidophorus y Aspidoscelis Reeder 2002) y algunas plantas vasculares. Existen también muchos casos de hibridación en los que se produce descendencia fértil y que permanecen como unidades genéticas y evolutivas independientes. Este caso se da fundamentalmente en plantas vasculares en las que la hibridación es común. Para darnos una idea que pasaría si el concepto de especie biológica fuese aplicado a estos casos, debemos indicar que cada individuo debería ser considerado como especie biológica separada.(…)

 Especie evolutiva (de Wiley, 1978).[5] Es un linaje (una secuencia ancestrodescendiente) de poblaciones u organismos que mantienen su identidad de otros linajes y que poseen sus propias tendencias históricas y evolutivas. Este concepto difiere del anterior en que el aislamiento genético actual más que el potencial, es el criterio para el reconocimiento de la misma. Y considera que ante la existencia de barreras geográficas o biológicas, el flujo genético entre las mismas será tan bajo que una divergencia genética (cladogénesis) se producirá. El concepto de especie evolutiva toma en cuenta que la evolución cladogenética puede ser reticulada. Esto significa que aquellas poblaciones que inicialmente se separaron y que comenzaron a divergir genéticamente, vuelven a juntarse truncando de esta manera el aislamiento y produciendo especies híbridas de las que emerge una nueva población que puede ser reconocida como unidad independiente. A la concepción evolutiva se le han opuesto también diversas objeciones. (…)

 Especie morfológica.[7] Según este concepto, cada especie es distinguible de sus afines por su morfología. El concepto morfológico de especie ha recibido numerosas críticas.[8] En primer lugar, la definición morfológica no tiene en cuenta propiedades comportamentales y ecológicas. En segundo lugar, los caracteres morfológicos no siempre permiten reconocer a una especie: por un lado (..)

 Especie filogenética (de Cracraft, 1989).[9] Este concepto reconoce como especie a cualquier grupo de organismos en el cual todos los organismos comparten un único carácter derivado o apomórfico (no presente en sus ancestros o afines). Si este concepto fuera utilizado rigurosamente, poblaciones locales aunque ubicadas cercanamente entre sí serían consideradas especies diferentes debido a que cada población puede tener variantes genético-moleculares únicas

 Especie ecológica (de Van Valen, 1976).[10] Según este concepto, especie es un linaje (o un conjunto de linajes cercanamente relacionados) que ocupa una zona adaptativa mínimamente diferente en su distribución de aquellas pertenecientes a otros linajes, y que además se desarrolla independientemente de todos los linajes establecidos fuera de su área biogeográfica de distribución (…)

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3 comentarios

  1. […] Por Frodo on Jan 30th, 2011 | Sin Comentario Hace unas semanas el boletín de noticias mi+d se hizo eco de la siguiente noticia aparecida en un conocido rotativo español: “El final de las especies“. Tras leerlo no pude más que espetar una enorme carcajada. Eso si, muchos colegas, una vez más, se han tomado tal asunto en serio. Pero hagamos un poco de historia: Escribía Darwin en 1956, según Carl Zimmer en su artículo ¿Qué es una Especie? (Carl Zimmer: What is a Species?: Scientific American: 2008): “A Charles Darwin, por su parte, le hacían gracia este tipo de discusiones. “Es realmente risible el ver qué ideas tan distintas prevalecen en las mentes de los naturalistas, cuando usan la palabra “especies” (…)  “Todo esto pasa, creo yo, por tratar de definir lo indefinible. (…) Veo el término “especie” como algo que se otorga arbitrariamente, por razones de conveniencia, a un conjunto de individuos que se parecen … [Seguir leyendo…] blogs madri+d Master Site Feed […]

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