En nuestros dos últimos post, hemos venido narrando la maravillosa aventura de la cultura Zapoteca (precedente de la Azteca) en su conquista por dominar el sistema suelo-planta-agua en condiciones fisiográficas difíciles, mediante la creación de suelos artificiales y un uso muy racional del riego. En base a las descripciones realizadas por Caran y Nelly (Investigación y Ciencia, Diciembre de 2006), y con las claves de la WRB 2006 en las manos, intentaremos aproximarnos a la clasificación de los suelos que “crearon”. Se trata pues de un “experimento mental”, por cuanto estos autores no eran edafólogos y los detalles que revelaron no son lo suficientemente precisos, empero aportan información interesante. Se trata de un post para la discusión entre los expertos interesados en clasificación de suelos. Vamos a ver que podemos decir.

 

 

 

Terrazas de Ciudad Perdida, en la Sierra Nevada de Santa Marta

Colombia

Ni he practicado a clasificar los suelos con la WRB, ni soy un experto edafólogo de campo (hace años trabajaba en ello, pero finalmente me decanté por otro tipo de estudios más teóricos y “baratitos”). El diálogo constante con otros compañeros, frente a perfiles de suelos reales, es una práctica de aprendizaje inmejorable. Lamentablemente, no dispongo de tal “background”, por lo que albergo reservas a cerca de mis inferencias. Por lo tanto, no intento pontificar, si no utilizar pistas con vistas a proporcionar un diagnóstico, que por supuesto será cuestionable. Del mismo modo, pido perdón por la latinización, posiblemente incorrecta en algunos casos de mi traducción al castellano de la versión inglesa de esta clasificación. A la hora de redactar este post aun no ha salido a la luz la castellana. En primer lugar, una lectura atenta de los post mencionados (y mejor aun del artículo original) nos suministra la siguiente información:

 

·         Suelos artificiales, cuyos materiales minerales fueron transportados de una forma muy selectiva y eficiente, desde otras áreas.

·         Si bien se trata de suelos de cultivo, no fueron arados ni remozados, por cuanto al margen del desconocimiento de los aperos (y materiales) necesarios, la datación de los artefactos de cerámica indica que la edad de estos aumenta en profundidad. Por tanto habamos de agricultura sin labranza.

·         Tal hecho podría dar lugar a un proceso de horizonación o de diferenciación de horizontes con el transcurso del tiempo.

·         Las huertas fueron regadas en los periodos más secos, por lo que cabría hablar de un edafoclima údico, es decir, sin déficits estacionales de humedad.

·         Estamos frente a suelos en terrazas, hecho contemplado por la WRB (prefijo “Escalic”)

·         La adición continuada de materiales orgánicos induce a pensar en el carácter cumúlico de su horizonte superficial. Tal hecho es ratificado por la datación de los artefactos humanos encontrados en su matriz.

·         De no haberse incorporado dichas cerámicas, o de haberlo sido en cantidades moderadas, podría decirse que nos encontramos frente al grupo de los Antrosuelos, sin discusión. Su naturaleza antrópica es indudable.

·         El riego con agua carbonata excluye “presuntamente” que se trate de suelos con una baja saturación en nutrientes, y si de un pH superior a 7. No se puede descartar en absoluto la presencia de carbonatos secundarios y quizás un horizonte cálcico o petrocálcico en profundidad.

·         La descripción de Charan y Nelly, nos informa de suelos bien drenados, sin encharcamientos y, posiblemente carentes de rasgos hidromórficos y/o con estancamientos superficiales, aunque tal posibilidad no debe excluirse.

·         Si el porcentaje de artefactos superara el 20% de su volumen, nos encontraríamos ineludiblemente ante la presencia de Tecnosuelos Posiblemente la cantidad de tales restos pudiera ser muy variable, por lo que no puede excluirse la presencia de estos y los Antrosuelos.  

 

 

 

Terrazas Incas del Macchu Pichu

 

Esta es la información de que disponemos y por tanto la daremos por buena. Así pues, lo más probable es, que de acuerdo a la WRB 2006, hablemos de Antrosoles o Tecnosoles. Respecto a las claves de la FAO precedentes (1976 y 1988), ya la WRB de 1998 incorpora como una de las novedades más significativas, su atención a los horizontes antropedogenéticos. No he observado muchas diferencias en este sentido con la nueva versión, con la excepción de la creación del horizonte ántrico, por lo que incorporo como apéndice la descripción que se hizo de ellos en la versión de 1998, lo cual nos servirá para no tener que examinar tal información en formato papel. Sin embargo, debido tanto a una reorganización del sistema en un taxón principal con dos prefijos y dos sufijos, como a la redefinición de las características de ciertos horizontes, es posible que las denominaciones finales no sean las mismas.

 

 

 

Terrazas cerca de Caccllaray, Cuzco (Perú) de Carlita y Leo

 

Del mismo modo, con independencia de mi acierto o desacierto, el post podría servir para testar la capacidad “especulativa” del alumnado, pero también sus conocimientos sobre clasificación. Por su parte, una de las mayores novedades de la WRB de 2006 consistió en la creación del grupo de los Tecnosuelos, a causa de la creciente expansión del sellado, vertederos y otras actividades humanas distintas de las agropecuarias tradicionales.

 

La WRB de 2006 permite estos calificadores, en forma de sufijos y prefijos, para estos dos grupos de suelos de referencia.

 

 

 

 

Calificadores sufijo y prefijo permitidos

por la WRB de 2006.

 

Resulta muy improbable reconocer si el horizonte superficial es ántrico, por cuanto los rasgos de evidencias de actividad humana se basan en varios criterios químicos y morfológicos que no fueron obviamente descrito por los arqueólogos mentados con anterioridad.

 

Si su carácter cumúlico fue consecuencia de la adición exclusiva o mayoritaria de materia orgánica (o compost) y artefactos, no cabría descartar la existencia de un horizonte térrico, empero los autores del trabajo nos informan de enmiendas esencialmente orgánicas y cerámica. Sí quedaría excluido el horizonte plágido, ya que difícilmente se trataría de materiales edáficos ácidos. Tampoco encajaría la presencia de un horizonte antrácuico, debido tanto a los esfuerzos por mantener un buen drenaje con sus técnicas de aterrazamiento, como por la falta de una labranza profunda. Del mismo modo, por no hacer uso de aperos de labranza que remozara los horizontes superficiales, no debiera existir suela de laboreo o piso de arado. No estamos pues hablando precisamente de las maravillosas terrazas destinadas al arroz en el sureste asiático. Podría tratarse de un horizonte irrágrico, pero dada la práctica descrita por Caran y Nelly, no parece muy probable, ya que las aguas necesitarían ser ricas en sedimentos, circunstancia dudosa por cuanto si se recuerda que el líquido pasaba directamente del manantial a ser canalizado por los canales hasta su lugar de destino. Finalmente, existen grandes posibilidades de que se tratara de un horizonte hórtico, habida cuenta de que el perfil edáfico debía crecer por la acumulación de restos orgánicos domésticos (al margen de artefactos).  De ser así, obligaría a clasificarlo al  mismo nivel que las “terras pretas” de las culturas indígenas del amazonía, empero el riego está presente, como también las terrazas, es decir obedecen al calificador “escálico” (“scalic”): ¿”Antrosol hórtico” en cualquier caso?”. También parece no ser régico, ya que no debería albergar horizontes enterrados, aunque no hay datos como para saberlo con precisión. En consecuencia, de no darse problemas de hidromorfía como es de suponer por la descripción, me inclino por inferir que se trata de un Antrosol hórtico- escálico con rasgos tecnogenéticos (abundantes artefactos en su interior), en los que al parecer la WRB 2006 no admite tal rasgo como sufijo. Omito aquí los posibles sufijos, tanto por no extenderme en demasía, como por no especular ad nausean  si es que no lo he hecho ya con creces. La otra posibilidad más plausible sería clasificarlo como un Antrosol térrico-escálico. Finalmente, digamos al respecto que a los edafotaxa con horizontes hórticos se los conoce coloquialmente en suahili, como “suelos de cocina” ¿domésticos? (kitchen soils).    

 

 

 

El corte del dique Purrón, erosionado por el arroyo Lencho Diego, en el valle de Tehuacan en Puebla, México.  Esta estructura, inmensa, de 800m de longitud, fue construida en varias etapas, por los agricultores, durante el período que va de 750 a.C. a 300 d.C. (Yapa, 2000) (YA CITADO EN NUESTROS DOS POST ANTERIORES)

 

Si todos o algunos suelos albergaran más de un 20% de artefactos en volumen, como ya hemos dicho, nos encontraríamos ante Tecnosuelos. Debo reconocer que como nuevo grupo de referencia, con el que no he trabajado, me encuentro aún más perdido. Sin embargo, de no existir problemas de hidromorfía, me inclinaría por pensar que caería dentro del dominio de los calificadores prefijo “garbic” y “leptic”, por cuanto los susodichos autores norteamericanos hablan de fuertes acumulaciones de residuos orgánicos. Del mismo modo deduzco  que los perfiles de las terrazas debían tener  un espesor menor de un metro (por el esfuerzo que hubiera supuesto generar solum de mucho espesor), vistas las condiciones en que fueron transportados los materiales “parentales” a hombros de los indígenas. En caso, de darse rasgos de hidromorfía, habrá que considerar los calificadores estágnicos y gleycos. Sin embargo, como en el caso de los Antrosuelos, me inclino por la primera opción, es decir, posiblemente se tratara de Tecnosuelos gárbico-lépticos.

 

Comentarios a la Nueva clasificación de la WRB

Obviamente, cuando e creó el grupo de referencia de los Tecnosuelos, no se consideró la posibilidad de incluir los suelos artificiales prehistóricos, como los que los Zapotecas construyeron. Se pensó tan solo en culturas modernas, lo cual puede ser un error, si con el tiempo se detectan más casos como el aquí narrado (de hecho los he encontrado en Perú, en la Web, por supuesto). Los cualificadotes no son apropiados para un tipo de suelos como este. Del mismo modo, debido a la costumbre de pensar en los cultivos bajo el yugo del arado, “tengo la impresión” que resulta difícil encajar en algunos horizontes de diagnóstico ciertos suelos orgánicos no labrados, pero sí cultivados e irrigados. Quizás el nuevo horizonte ántrico pudiera dar cuenta al menos de ellos. Tras este ejercicio o experimento mental, tengo la sensación de que cabría designar una nueva figura taxonómica, para los suelos de los zapatecas: artificiales, irrigados, no encharcados y en terrazas, es decir, a medio camino entre los Antrosuelos, y los tecnosuelos. 

 

Pues nada, quien quiera jugar de verdad, o simplemente vapulear a este impresentable administrador, ya ha encontrado un filón de oro. Eso sí, solo se admiten críticas educadas ¿vale? Es la primera vez que intento hacer algo así: edafología especulativa. Si hubiera practicado un poco más (…)

 

Tras leer el borrador de este post, Régulo León Arteta, nos proporciona la siguiente información adicional:

 

También existe una versión diferente de agricultura hidráulica prehispánica maya en el valle de Edzna del Estado de Campeche. Fue descubierto gracias las fotografías de satélite. ¿Sabías que los mayas hicieron terrazas para el control de la erosión estimados en 10,400 Km2 en la sierra de Chiapas?. Como sabemos los trabajos de conservación se hacen cuando se tienen ya los problemas. ¿Estarían relacionadas con el colapso de su civilización agravado por una sequía monumental, según Gill (2001) y Cecil (2004)?.

 

Juan José Ibáñez

 

 

 

Antiguo Canal de Riego en el Ecuador

(aun operativo hoy en día)

 

Horizontes antropedogénicos en la WRB de 1998

 

 

HORIZONTES ANTROPEDOGÉNICOS (Estraído de la WRB de 19998)

Descripción general. Los horizontes antropedogénicos (del Gr. anthropos, humano, y pedogénesis) comprenden una variedad de horizontes superficiales y subsuperficiales que son el resultado del cultivo prolongado y continuado. Las características y propiedades de estos horizontes dependen mucho de las prácticas de manejo del suelo utilizadas (ver Tabla 1). Los horizontes antropedogénicos difieren de los materiales de suelo antropogénicos, que son materiales minerales u orgánicos no consolidados que resultan en gran parte de rellenos de tierras, desechos de minería, rellenos urbanos, vertederos de basura, dragados, etc., producidos por actividades humanas. Estos materiales, sin embargo, no han estado sujetos a períodos de tiempo suficientemente largos como para recibir la marca de procesos pedogenéticos. Los horizontes antropedogénicos que se distinguen son los horizontes térrico, irrágrico, plágico, hórtico, antrácuico e hidrárgico. Ocurren en áreas pequeñas en muchas partes del mundo, de manera notable en las antiguas tierras arables de Europa occidental, en antiguas planicies regadas del Cercano Oriente y China, en los antiguos paisajes aterrazados en la región Mediterránea y la península Arábica, y en sitios aislados en Norte- y Sudamérica asociados con ocupación indígena continua y prolongada, así como en las áreas donde se ha cultivado arroz inundado por largo tiempo.

 

 

Criterios de diagnóstico.

Un horizonte térrico (del L. terra, tierra) se desarrolla a través de la adición de abonos terrosos, compost o barro por un lago período de tiempo. Tiene una diferenciación textural desuniforme con la profundidad. Su color se relaciona con el material de origen o el sustrato subyacente. La saturación con bases (por NH4OAc 1 M) es de más del 50 por ciento.

 

Un horizonte irrágrico (del L. irrigare, regar, y agricolare, cultivar) es una capa superficial de color claro (value y croma Munsell, húmedo, es más de 3), uniformemente estructurada, desarrollada a través del riego continuo y prolongado con aguas ricas en sedimentos. Arcilla y carbonatos tienen distribución homogénea y tiene mayor contenido de arcilla, particularmente arcilla fina, que el suelo original subyacente. Entre las fracciones arena media, fina y muy fina las diferencial relativas no son mayores del 20 por ciento. Tiene un contenido promedio ponderado de carbono orgánico de más de 0.5 por ciento, disminuyendo con la profundidad pero siendo por lo menos 0.3 por ciento en el límite inferior del horizonte irrágrico.

 

Un horizonte plágico (del holandés plag, tierra vegetal (‘sod’)) tiene una textura uniforme, generalmente arenosa o arenosa franca. El contenido promedio ponderado de carbono orgánico es más del 0.6 por ciento. La saturación con bases (por NH4OAc 1 M) es menor del 50 por ciento mientras que el contenido de P2O5 extractable en ácido cítrico al 1 por ciento es alto, por lo menos más del 0.025 por ciento dentro de los 20 cm desde la superficie, pero frecuentemente más del 1 por ciento.

 

Un horizonte hórtico (del L. hortus, huerta) resulta de la labranza profunda, fertilización intensiva y/o aplicación continua y prolongada de desechos humanos y animales y otros residuos orgánicos. Es un horizonte de color oscuro con value y croma Munsell (húmedo) de 3 o menos. Tiene un contenido promedio ponderado de carbono orgánico de 1 por ciento o más, y el contenido de P2O5 extractable en NaHCO38 0.5 M es más de 100 mg kg-1 de tierra fina en los 25 cm superiores (Gong et al., 1997). La saturación con bases (por NH4OAc 1 M) es 50 por ciento o más.

 

Un horizonte antrácuico (del Gr. anthropos, humano, y L. aqua, agua) comprende una capa enlodada (‘puddled’) y un piso de arado. Característicamente, el piso de arado tiene estructura laminar. Es compactado y tiene tasa de infiltración muy baja. Muestra moteados herrumbre pardo amarillentos, pardos o pardo rojizos a lo largo de grietas y canales de raíces. La densidad aparente del piso de arado es de por lo menos 20 por ciento (relativo) mayor que la de la capa enlodada, mientras que su porosidad es 10 a 30 por ciento (relativo) inferior que la porosidad de la capa enlodada. La porosidad no capilar es 2 a 5 por ciento (alrededor de 60 por ciento (relativo) de la porosidad no capilar de la capa enlodada asociada).

 

Un horizonte hidrárgico (del Gr. hydros, agua, y L. agricolare, cultivar) es un horizonte subsuperficial asociado con la labranza inundada, con una o más de las siguientes características:

 

?? capas de acumulación de hierro-manganeso o revestimientos iluviales de Fe y Mn; o

?? el hierro extractable en ditionito-citrato es 2 veces o más, o el manganeso extractable en ditionito-citrato es 4 veces o más, el del horizonte(s) superficial; o

?? concentraciones redox; o

?? empobrecimientos redox con un value ??4 y croma ??2 en macroporos asociados con labranza inundada; y

?? espesor de más de 10 cm.

 

Identificación en el campo.

Los horizontes térrico, irrágrico y plágico todos muestran evidencias de elevación de la superficie, lo que puede inferirse tanto de la observación en el campo como de los registros históricos. Los horizontes están completamente mezclados y generalmente contienen artefactos tales como fragmentos de alfarería, restos o desechos culturales, los que frecuentemente son muy pequeños (menos de 1 cm de diámetro) y muy desgastados. Los horizontes térrico y plágico se construyen gradualmente hacia arriba a partir de adiciones terrosas (abonos, tierra vegetal o materiales terrosos mezclados con estiércol de corral, basura, barro, arenas de playa, etc.) y pueden contener piedras clasificadas y distribuidas al azar, mientras que el horizonte irrágrico se construye gradualmente hacia arriba a partir de depósitos de riego.

 

Son pocas las características de suelo que diferencian al horizonte térrico del plágico. El horizonte térrico generalmente muestra una alta actividad biológica, tiene reacción del suelo neutra a ligeramente alcalina (el pH (H2O) normalmente es más de 7.0), y puede contener calcáreo libre. El color está fuertemente relacionado con el material de origen o el sustrato subyacente. Pueden observarse suelos enterrados en la base del horizonte, aunque el contacto puede estar disimulado por mezcla. El horizonte plágico tiene color pardusco o negruzco, relacionado con el material de origen y su reacción del suelo es ligeramente a fuertemente ácida. Muestra evidencias de operaciones agrícolas tales como marcas de palas así como antiguas capas de laboreo. Los horizontes plágicos generalmente están por encima de suelos enterrados aunque las capas superficiales originales pueden estar mezcladas. El límite inferior generalmente es claro. El horizonte irrágrico muestra evidencias de actividad biológica considerable y tiene más del 25 por ciento en volumen de canales de lombrices rellenados. El límite inferior es claro y puede haber depósitos de irrigación por debajo.

 

El horizonte hórtico también está completamente mezclado y no se preserva estratificación si la hubo originalmente. Los artefactos y restos culturales son comunes, pero generalmente muy desgastados. Las cuevas de lombrices rellenadas ocupan más del 25 por ciento del volumen. Puede haber marcas de labranzas o evidencias del mezclado del suelo. Pueden preservarse suelos enterrados pero generalmente están incorporados en el horizonte.

 

El horizonte antrácuico comprende la capa enlodada (‘puddled’) y el piso de arado de un suelo bajo cultivo inundado continuo y prolongado. La capa enlodada tiene colores asociados con reducción, acompañados por moteados de bajo hue y cutanes de Fe-Mn sobre caras de agregados y paredes de poros. Es muy dispersable, presenta ordenamiento de agregados y tiene poros vesiculares.

 

El horizonte hidrárgico tiene o bien rasgos de reducción en poros tales como revestimientos o halos con un hue de 2.5Y o más amarillo y un croma (húmedo) de 2 o menos, o segregaciones de hierro y/o manganeso en la matriz como resultado del ambiente oxidante. Generalmente muestra cutanes grises de arcilla y limo fino y cutanes de arcilla, limo y humus sobre caras de agregados.

 

 

 

 

Terrazas de los habitantes megalíticos del Perú

 

Muy Interesante leer este post sobre las Terrazas de los pueblos indígenas del Perú. Como podréis leer en el enlace adjunto a la foto, poseen mucho parentesco con las Zapotecas y dan razones adicionales para su construcción.  Y más concretamente comentan:

 

“Después de que el muro de contención fuera construido, se preparaba la fundación del campo futuro por medio de las piedras gruesas cubiertas con arcilla. El interior se rellenaba con material acarreado y seleccionado (grava, suelo y materia orgánica) dándole una pendiente mínima, suficiente para hacer correr el agua. El cultivo en terrazas permitió utilizar racionalmente las laderas, reducir el riesgo de heladas, obtener una mayor exposición solar, controlar las correntadas de agua, mantener un buen drenaje e incrementar la infiltración. Tales eran los logros de esta agricultura, al lado de la cual la actual resulta insignificante. Las paredes escarpadas de los valles rocosos que resultarían completamente sin valor a nuestros ingenieros fueron transformadas en tierras fértiles y eran los hogares de poblaciones que gozaban de un gran bienestar. Los ingenieros del Antiguo Perú no contaban con hierro, acero, reforzó el concreto, y las unidades de energía modernas no existían. El pillaje del suelo del bosque estaba más allá de su alcance. Estos campos colgantes tuvieron que ser irrigados. El agua fue conducida a ellos a través de distancias inmensas del excedente por medio de acueductos. Prescott indica que aquél que atravesó el distrito de Condesuyu medía entre cuatrocientas y quinientos millas. La descripción de Conway, publicada en 1894, de las terrazas de Hunza en la frontera del noroeste de la India, que disponía de una fuente de agua perenne — el torrente del glaciar de Ultor – coincide casi totalmente con lo que él encontró en 1901 en los Andes bolivianos. Este erudito y montañista distinguido consideraba que la población indígena de Hunza vivía en una etapa de la civilización que no se compara a la de los peruanos bajo gobierno del inca”.

 

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12 comentarios

  1. este es un tema demaciado bueno nos habla y nos enseña cosas que enm la vida no me he podido imajinar

  2. M GUSTARIA Q PROFUNDISARAN MAS ACERCA DE LOS PORCENTAJES DE SATURACION CON BASES DE LOS SUELOS SEGUN TODOS CRITERIOS DE LA EDAFOLOGIA

  3. Hola Ana,

    Muchas gracias por tus elegios a este y otro post.

    Esperamos no defraudarte en los futuros.

    Cordiales Saludos

    Juanjo Ibáñez

  4. alguien sabe algo o tiene alguna página que hable sobre el pensamiento filosófico de las culturas mesoamericanas ??

    help mee pleaseee

  5. La verdad su tema sobre la cultura mesoamericana se me hiso de gran utilidad para el trabajo de historia que mi profesor nos puso ojala y su tama sea uno de los mas leidos por todo Mexico por uqe de verda es nuestra cultura de hai venimos nosotros y toda nuestra familia espero que mi comentario sea de su agrado

  6. Ivonne Claro que es de mi agrado.

    Hay que estar orgulloso de lo que uno es; de nuestros oígenes. Y además tenéis muchos motivos para ello.

    Un afectuoso saludo

    Juanjo Ibáñez

  7. […] como ya comentamos en algunos post precedentes, ciertos suelos artificiales elaborados por las culturas precolombinas latinoamericanas pueden ser considerad…, mientras que otros palmariamente sintéticos en la actualidad no. En cualquier caso, la noticia […]

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