La Seguridad Alimentaria por los Suelos: Guerra Biológica, Agro-Farma-Industria, Bacterias Multiresistentes, y Enfermedades nocosomiales

Siempre han existido mecanismos que, de alguna u otra forma, regulan el tamaño de las poblaciones humanas. Dos de ellas son los conflictos bélicos y las epidemias. Sin embargo, el cerebro oculto de la globalización ha debido pensar que las guerras no eran lo suficientemente buenas para los negocios a escala mundial, por lo que parece haber decidido buscar “un nuevo modelo de negocio”. Y con tal motivo se han aliado dos de los más procelosos tipos de multinacionales, a saber: la farmaindustria y la agroindustria. Ya sabemos como se las gastan. El éxito estaba garantizado. Hoy disponen de varias miríadas de laboratorios para generar muerte y desolación esparcidas por todo el mundo. Hablamos de las granjas industriales. De ahí que algunos sospechan que tales enclaves pudieran ser la fuente de las enfermedades nosocomiales o intraospitalarias.   Trabajar en estas granjas industriales resulta, hoy en día, ser más peligroso que hacerlo en una mina china, o de hace cien años en occidente. Uno podría pensar que se están cumpliendo las profecías de  George Orwell, es decir que los animales nos devuelven el trato vejatorio que les ofrecemos, y han montado su “Rebelión de la Granja”. Sin embargo, personalmente, mantengo otra Tesis. Ambos tipos de multinacionales extraerán pingües beneficios de la nueva estrategia. Mientras la agroindutria obtiene oro de la mierda, la farmaindustria lo convierte en platino (vacunas, antivirales, etc.), al beneficiarse lanzandoles hordas de microbios en andanadas, que generaraán epidemias y/o pandemias. Juanjo ya empieza otra vez con sus paranoias ¿verdad? Pues va a ser que no. Se trata de una noticia publicada por Rotativo el Mundo, que lanza el tema como si fuera el advenimiento del iphone: “Llegan las ‘superbacterias de granja’ ¡Pues que bien! Sin embargo, resulta ser un negocio mucho más suculento que el abierto por Apple., por cuanto va a contar con la mayor parte de los habitantes del planeta, no solo de los que tienen “la pasta”. Todo apunta a que el virus de la Gripe N1H1 pudiera ser tan solo un aperitivo. Ya hablamos este tema en un post anterior, así como sus implicaciones medioambientales. Sin embargo, conforme avanza el tiempo, nuestro futuro se vuelve más sombrío, en vista que los antibióticos recorren la sangre de Gaia y se encuentran por doquier en bajas concentraciones (incluso en el agua potable), como comentaba Fleming (en la primera noticia) y han demostrado científicos en la segunda nota de prensa que hoy os proporcionamos.

 

 

 

Nuestro mundo es ya un estercolero.

Fuente: Environmental health perspectives

 

También hemos visto como hasta los lodos de depuradora se encuentran contaminados biológicamente por estas bacterias superresistentes.  Se nos acusa a los ciudadanos de ser los responsables por su uso o abuso incontrolado. No lo dudo. Ahora bien, si entre el 50% y el 80% de estos biocidas son consumidos por el ganado……. Más aun, no todos los ciudadanos hacen mal uso de los antibióticos, mientras que los científicos de prestigiosos centros de investigación (ver abajo en la noticia), nos informan que no se puede decir lo mismo de los responsables de las granjas, es decir de los verdaderos cerdos, gorrinos o cochinos. Se trata de un tema gravísimo, yo diría que tanto o más que el de la crisis económica que nos azota. La salud es lo primero ¿No? Por tanto, urge que el ciudadano se levante en armas y clame: ¡basta ya!.

 

Las granjas industriales debieran cumplir unos requisitos sanitarios muy severos. Los gobiernos, con mayor o menor fortuna, interés o dejadez, insisten en que así suele ser. Habrá que pensar que se trata de otra gran mentira, por cuanto los datos no proceden de granjas de países emergentes y del tercer mundo, sino también los de las propias potencias industriales. Empero, cuando “se pasan” excesivamente de unos límites, ya de por sí poco respetados”, se “deslocalizan hacia Estados, cuyos gobiernos son más permisivos. Y al hacerlo, el problema no termina, sino que de hecho se agrava. Luego tales bacterias, mediante un dramático efecto boomerang, se irradiarán a otros países, incluidos de los que proceden las multinacionales.

 

 

 

Las prácticas agroindustriales. Fuente: Food democracy

 

Uno se teme lo peor, si tales hechos se dan en los Estados más poderosos, ¿Qué ocurrirá en los otros mentados? No lo quiero ni pensar. Eso sí, la bobalización es más equitativa, ya que aquí no se salva nadie. Mientras cientos de millones de personas enferman y mueren debido a la falta de alimentos, otros vamos a comenzar a caer por este siniestro enlace entre farmaindustria y agroindustria.

 

Ya os hablé de mi propuesta de un nuevo tipo de suelos (que de hecho se consideró incluir en la WRB de 2006-7, si bien la iniciativa no fructificó) Se trataba de los suelos explosivos o antro-bélicos, es decir los que ocultan minas antipersonales. Sin embargo, comienza a resultar urgente añadir otro al grupo tipo de cualificador, ya sea al grupo de referencia de los antrosuelos o al de los tecnosuelos, al que no se me ocurre poner nombre . Y lo peor es que las investigaciones a cerca del impacto de tanto biocida sobre las comunidades microbianas en los suelos y su respuesta (incluido la génesis y transmisión de otras nuevas bacterias multiresistentes) también se encuentran por los suelos.           

 

Otro problema añadido por la globalización es que muy a menudo no sabemos fehacientemente la “verdadera fuente” de los alimentos que consumimos, ya que mienten como bellacos. Así que…………

  

Juan José Ibáñez

 

Llegan las ‘superbacterias de granja’

El uso de antibióticos en animales empieza a crear resistencias a los fármacos Actualizado miércoles 24/06/2009 12:32 (CET); PABLO PARDO

 

WASHINGTON.- Cuando en 1945 recibió el Premio Nobel, el descubridor de la penicilina, Alexander Fleming, declaró en su discurso de aceptación del galardón en la Academia de Ciencias Sueca: «No es difícil crear microbios resistentes a la penicilina en el laboratorio. Basta con exponerlos a concentraciones [del antibiótico] que no sean lo suficientemente grandes como para matarlos«.

 

Más de seis décadas después, la industria agroalimentaria parece haber logrado, de forma involuntaria, ese objetivo. Los animales que comemos son cebados con antibióticos, porque así engordan más deprisa. Es una práctica tan común que, en Estados Unidos, entre el 50% y el 80% de todos los fármacos antimicrobianos (es decir, que matan microbios) se destinan a la alimentación del ganado. El resultado no es sólo más comida y más barata en las carnicerías, sino también una proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos.

 

El uso de los antibióticos se suma a las pésimas condiciones higiénicas de las granjas industriales. Como explica con una claridad poco científica Ellen Sibergeld, de la Universidad Johns Hopkins, en esas instalaciones «los animales son criados sobre su propia mierda. Caminan sobre un suelo de arena cubierto por sus propias heces. Es lo más antihigiénico que pueda imaginarse«.

 

Eso convierte a muchas granjas en verdaderos tubos de ensayo de bacterias resistentes a los antibióticos. Un estudio realizado en 2003 y 2004 por el profesor Kellogg Schwab, también de Johns Hopkins, descubrió que el 98% de las bacterias que se encuentran en el aire de las granjas de cerdos resisten a dos o más antibióticos.

 

Salto a los humanos

Ahora, esos microorganismos pueden estar empezando a saltar a los seres humanos. De hecho, los científicos están empezando a reevaluar sus opiniones sobre las llamadas infecciones intrahospitalarias y a pensar que, al menos algunas de ellas, son fruto de estas ‘superbacterias de granja’. Ejemplos no faltan. Silbergeld ha descubierto una granja en el Estado de Maryland, junto a Washington, en la que el 63% de los trabajadores estaban infectados con la bacteria ‘Campylobacter jejuni’, que no provoca trastornos en las aves de corral pero que produce diarrea y problemas gastrointestinales en los seres humanos.

 

Más preocupante es el caso de la ‘Escherichia coli’ (E. coli), una bacteria presente en el intestino, pero algunas de cuyas cepas pueden provocar enfermedades muy graves. Otro estudio coordinado por Silbergeld ha descubierto que el 50% de las personas que trabajan en granjas de pollos tienen tipos de ‘E.coli’ resistentes a la gentamicina, el antibiótico más comúnmente utilizado contra las infecciones causadas por ese microorganismo. Es una cifra espectacular, porque lo normal es que apenas el 3% de la población tenga ‘E. coli’ capaz de resistir la gentamicina.

 

Pero, según algunos de estos estudios, el problema con las ‘superbacterias de granja’ es mucho más serio, ya que puede ser uno de los orígenes de proliferación de la ‘Staphylococcus Aureus’ Resistente a la Meticilina (SARM).

 

El problema de la SARM

La SARM apareció en el Reino Unido en 1961 y, desde entonces, no ha dejado de propagarse por todo el mundo, hasta el punto de que en EEUU causa la muerte cada año de 20.000 personas, es decir, más que el Sida. Es una bacteria resistente a los antibióticos, que afecta a personas con el sistema inmunológico débil o con heridas. Una serie de estudios en Holanda, Canadá y Estados Unidos han descubierto que entre el 25% y el 100% de los cerdos de granjas tienen SARM. Y que las posibilidades de que un trabajador de una granja de cerdos tenga ese microorganismo son 6,6 veces mayores que las de una persona que trabaja en otra actividad.

 

La industria agroalimentaria estadounidense rechaza que haya una relación entre la alimentaciónn del ganado y la resistencia de las bacterias a los antibióticos y ha recordado que el uso de desinfectantes está extendido en EEUU, lo que puede explicar la aparición de cepas de microbios resistentes a los medicamentos. Es un argumento que Silbergeld rechaza. En el último número de la revista de la Universidad Johns Hopkins, la investigadora declara: «Estamos hablando de utilizar antibióticos como si fueran tinte para el pelo. Hemos desarrollado la práctica de permitir la adición de prácticamente cualquier antibiótico imaginable como alimento para el ganado, sin ningún uso terapéutico, en condiciones que favorecen de forma total la aparición de cepas resistentes. Nuestra seguridad alimentaria está por los suelos».

 

 

Antibiotics Antimicrobials And Antifungals In Waterways

by Staff Writers

Montreal, Canada (SPX) Jun 11, 2009

 

Rivers, creeks, lakes, estuaries, basins, sea waters and wells have been reported to be contaminated by several of these compounds,» says Dr. Sauve, adding that a previous review by the scientific team also demonstrated that pharmaceuticals could promote microbial resistance when released in the environment

 


Antibiotics, antimicrobials and antifungals are seeping into the waterways of North America, Europe and East Asia, according to an investigation published in the peer-reviewed journal Environmental Health Perspectives (EHP). Authored by Universite de Montreal and Environment Canada researchers, the review found that consumption of anti-infectives for human and agriculture use contributes to their release into the environment and even into drinking water.

 

«Anti-infectives are constantly discharged, at trace levels, in natural waters near urban centres and agricultural areas,» says senior author Sebastien Sauve, a Universite de Montreal professor of environmental analytical chemistry. «Their potential contribution to the spread of anti-infective resistance in bacteria and other effects on aquatic biota is a cause for concern

 

The research team compiled published data for three classes of antibiotics (macrolides, quinolones and sulfonamides) and the compound trimethoprim present in the urban wastewaters of East Asia, Europe and North America. The scientists found higher concentrations of these pharmaceuticals in raw wastewater compared to treated wastewater.

 

«Rivers, creeks, lakes, estuaries, basins, sea waters and wells have been reported to be contaminated by several of these compounds,» says Dr. Sauve, adding that a previous review by the scientific team also demonstrated that pharmaceuticals could promote microbial resistance when released in the environment. This latest review warns the increased farm usage of anti-infectives desinfectantes) may augment their levels in future agricultural wastewater. The investigation also predicts that vital urban water conservation strategies could produce harmful side-effects – specifically less wastewater resulting in lower dilution and higher concentrations of anti-infectives in wastewater.

 

«Anti-infectives might have a greater impact in developing countries, where sewage infrastructure can be lacking, over-the-counter drugs more widely available and industrial emissions less strict,» adds first author Pedro A. Segura, a Universite de Montreal PhD student.

 

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