¿Influye la fertilidad del suelo en la edad y crecimiento de las plantas? En principio cabría decir que, si atendemos a los cultivos (o a la mayor parte de ellos), la respuesta debería ser afirmativa, añadiendo que su salud también se encuentra afectada por la acidez del suelo, especialmente, si el aluminio abunda en el complejo de cambio, por cuanto a demás es tóxico. Ahora bien, con la vegetación natural, adaptada a tales condiciones, tal afirmación debe quedar inmediatamente bajo sospecha si es en ausencia de perturbación humana. Ya sabemos que al olor de la fama y el dinero que rodea a todas las investigaciones sobre cambio climático, demasiados advenedizos se atreven a aseverar, sin conocimiento de causa, todo tipo de disparates. Estoy hasta las “narices” de leer basura en revistas de “alto impacto”. Buena parte de los bosques de las llanuras amazónicas son extremadamente pobres en nutrientes (Ferralsoles y Acrisoles, según la FAO), de ahí que su reconversión agropecuaria acarree no pocos problemas, al margen de muchos fracasos. Sin embargo, las comunidades vegetales de los ecosistemas naturales, allí asentadas, se encuentran adaptadas a tales condiciones del medio edáfico. Por algo están. Si se incrementa la fertilidad del suelo, lo más lógico es que diversas de las especies vegetales presentes desaparezcan, para ser reemplazadas por otras. Tal hecho se ha demostrado hasta la saciedad. De ahí que lo noticia de la que vamos informar hoy, se nos antoje un tanto sorprendente.

Bosque amazónico, Fuente amazonian-scientificfronline

Bosque Amazónico. Fuente: Impact Lab

Y una recomendación: Cuando en un artículo o nota de prensa como este (ver noticia extendida en el blog Neofronteras), que las hay a miles, los ecólogos o “pseudoecólogos” protesten que tal o cual proceso no ha sido tenido en cuenta por los modelos climáticos de circulación general o regional (como este es el caso), al 95% de posibilidades, debéis inferir que los autores no tienen “ni idea” acerca de los contenidos de tales modelos (son muy pocas las variables que se pueden incluir), lo cual ya nos alerta de la ignorancia que atesoran sobre el cambio climático. Os lo explicaré en otro post.

De hecho, ya vimos en un post anterior, incluido en la Categoría de “Etnoedafología y Conocimiento Campesino” (ver y pinchar a la derecha de vuestro monitor), que bajo las ruinas mayas, construidas en base a material yesoso, la vegetación natural es muy diferente de la que prospera a su alrededor, incluso cientos de años después de su abandono. Por tanto, y a falta de pruebas contundentes, debemos atesorar un sano escepticismo ante esta noticia, por mucho que apareciera hace pocos años en la famosa revista PNAS. Pero vayamos a su contenido, del que da cuenta el blog La Selva de Doramas

bosque-amazonico. Fuente: Blog rainforest-impact-lab

Bosque Amazónico. Fuente: ScientificFronLine.

 

Los árboles del Amazonas son mucho más viejos de lo pensado. Algunos tienen hasta 750 y 1.000 años de edad

Los resultados de esta investigación han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences. Susan Trumbore, de la Universidad de Irving e integrante del equipo investigador, asegura que “se sabía poco sobre la edad de los árboles tropicales, porque los anillos anuales de crecimiento no son fácilmente identificables. Nadie pensaba que estos árboles tropicales pudieran ser tan viejos o que crecieran tan lentamente”.

Como consecuencia de esta edad, estos árboles de lento crecimiento de la selva amazónica, que contienen en torno a un tercio de todo el carbono que se encuentra en vegetación terrestre, tienen menos capacidad de absorber el carbono atmosférico que lo previsto en anteriores estudios. El resultado es que los modelos de capacidad de absorción de dióxido de carbono formulados hasta ahora podrían estar sobreestimando la capacidad de estas selvas.

Según estos científicos, el motivo por el que la mayoría de los árboles de la cuenca del Amazonas crece tan despacio es la pobreza en nutrientes del suelo y la oscuridad bajo la sombra de los altos árboles.

Los índices de crecimiento de los árboles de la Amazonia central están entre los más lentos del mundo, en contra de la opinión general de que las selvas tropicales son muy dinámicas. Por tanto, el impacto de la tala sería muy superior a lo que se pensaba, ya que puede llevar siglos a estos bosques recuperar su tamaño. Por ejemplo, tres árboles de nueces de Brasil del estudio oscilaban entre 680 y 1.000 años.

Podría matizarse esta última noticia en los aspectos más técnicos, pero dejémoslo estar. Aquí podréis encontrar material para todos los gustos: Acidez de los suelos, edad y crecimiento de loa árboles tropicales

En este otro sitio Web se nos recuerda que:

El parámetro de la acidez de los suelos adquiere gran importancia en los suelos tropicales y especialmente en la zona amazónica latinoamericana, donde los suelos ácidos ocupan más del 80% de su territorio. La acidez incide directamente en la fertilidad de los suelos, ocasionando un mayor o menor grado de solubilidad de los elementos nutrientes para las plantas y afectando de este modo la producción agrícola. Además, la acidez incide en otros fenómenos fisicoquímicos, como la capacidad de intercambio catiónico, la «adsorción» de elementos (que es un proceso por el cual los átomos, iones o moléculas son atrapadas o retenidas en la superficie de un material, en contraposición a la absorción, que es un fenómeno de volumen), y la presencia de aluminio en forma tóxica para las plantas.

En el blog Neofronteras podéis encontrar una nota de prensa más extensa y detallada. Pero sigamos.

El problema estriba en la proliferación, por no hablar de polución, generada por la ingente cantidad de artículos científicos relacionados sobre el cambio climático y secuestro de carbono, por cuanto sus resultados resultan ser más que contradictorios, tanto respecto a la dinámica de los ecosistemas amazónicos, como al secuestro de carbono por su vegetación y suelos. Tan solo hace falta analizar la literatura de revistas como Science, Nature o el propio PNAS, en donde se dice de todo, pero raramente coinciden en sus conclusiones.

Cierto es que los árboles viejos, como los animales y personas, crecen más lentamente que los jóvenes. Nadie lo duda. Ahora bien, tal hecho no implica que el ecosistema no absorban menos, tanta o más cantidad de CO2 en forma de biomasa y necromasa. Sobre tal asunto se viene discutiendo ad nauseam. Y aquí, más que ciencia, parecen existir “paladares para todos los gustos”. Parece que a muchos colegas “los árboles no les dejan ver el bosque”.

Debido a que el clima varía cada vez menos, a lo largo del año, según nos acercamos al ecuador, la dendrocronología (estudio del crecimiento de los árboles, según el número y área de los anillos concéntricos de sus troncos) deja de tener la misma utilidad que en otros ambientes. Lo que los investigadores que publican este artículo  “parecen haber descubierto” es que muchos son muy longevos y crecen lentamente, (y de ahí infieren que a su biomasa le ocurre lo mismo). Luego nos informan acerca de que la sombra de la densa canopia forestal impide que llegue a algunos de ellos que no alcanzan la primera línea (que recibe la radiación solar directamente) de altura, esa decir que son árboles más bajitos que los que alcanzan tal frontera, que se desarrollen con menos vigor y prontitud. Si esto es así, y hablamos de un bosque poco o nada alterado, tampoco resulta convincente la argumentación de la noticia a falta de más datos. La razón estriba en que suele tratarse de especies adaptadas a tal umbría, por lo que posiblemente desaparecieran de talar los árboles más altos.

Ya hemos explicado hasta la saciedad que existen especies de crecimiento rápido y lento. Reiteramos que generalizar a toda la selva ecuatorial unos pocos datos, resulta insensato, más que atrevido. Hablamos de un universo muy vasto, que se nos antoja tanto más homogéneo cuanto menos apreciemos su enorme complejidad intrínseca. En consecuencia, no me creo nada de nada de lo dicho, excepto que nos queda mucho por aprender. Debe quedar patente que hablo de la noticia, que no de lo que realmente se diga en el artículo original. Por cierto, dos de la autora mentada aparecen en el PNAS en abierto y podéis bajároslo libremente pinchando tanto aquí como aquí.

Juan José Ibáñez

Compartir:

4 comentarios

  1. Me parece muy bien que se preocupen por la naturaleza, aunque apenas estoy terminando el bachillerato me preocupa que haya demasiada tala de árboles en los diferentes países del mundo.

    Un abrazo.

  2. es interesante pero son diferentes condiciones de preservar la naturaleza, a nadie le gusta que talen los arboles. pero hay que buscar mecanismos que cambien el valor de las cosas. vivo en la selva peruana y mientras el valor que hay debajo del arbol sea mayor que el del mismo arbol abra tala y contaminacion. me refiero a la mineria ilegal. que esta acabando con mi selva y aca parece que a nadie le importa.

  3. Siempre me ha sorprendido la afirmación que los suelos amazónicos son pobres… pobres para quienes?? sólo observen cuanta vida y cuanta dinámica en especies sostiene esa «pobreza» de suelos…

Deja un comentario