Ya comentamos en nuestro post el «concepto de geodiversidad» que, “quien mucho abarca poco aprieta”. En otras palabras, que si se desean cuantificar, analizar, comparar y preservar al mismo tiempo numerosos recursos geológicos, caemos en una trampa mortal, por cuanto cualquier estudio devendrá en la caja de Pandora. Cuando la UNESCO acogió la iniciativa de preservar la geodiversidad, entendía como tal la diversidad geológica. Ahora bien, existían demasiados intereses en juego como para que otros colectivos no quisieran sacar tajada de este tema. Y así fue. Cuando el neologismo geodiversidad si impuso al de diversidad geológica, entraros otros “GEOS” en juego, ¿Cuáles? Ni más ni menos que los geógrafos, ya que el vocablo les abrió las puertas. Y si éramos poco parió la abuela. Como corolario el caos paso a ser un asunto demencial. Jamás debieran haberse confundido geodiversidad con la diversidad de todos los elementos que componen la superficie terrestre. Demasiados recursos naturales que inventariar, clasificar, analizar, cuantificar y preservar, al menos simultáneamente. Y cuando algunos “expertos” comenzaron a empecinarse en elaborar índices compuestos que tuvieran en cuenta todos los elementos de la geografía, la hecatombe estaba garantizada.

 Volcán Chillán (Chile) y sus bosques de Nothofagus

Ascendiendo al Volcán Chillán (Chile). Bosques de Nothogafus (hayas del Sur) en las laderas. Foto: Juan José Ibáñez

Ningún ecólogo alegará argumento alguno en contra que un espacio geográfico (físico) muy heterogéneo “en todos los sentidos” albergará una mayor biodiversidad de especies y ecosistemas que otro homogéneo. Se trata de hecho de perogrullo.  Ahora bien, intentar cuantificarlo debidamente ya es un asunto completamente distinto. Diversidad de aguas, diversidad topográfica, diversidad climática y un sin fin más de diversidades. Y todo al mismo cajón. Fastuoso. Pero continuemos.

Adelantemos, una vez más, que no se trata de un ataque al colectivo de los geógrafos, ni mucho menos. Empero entraron como un elefante en una cacharrería. No albergo duda de que estos profesionales tienen tanto que aportar como cualquier otro. Sin embargo, las reglas del juego deberían enfatizar que colaborando con los expertos de otros ámbitos implicados en el estudio y preservación de la geodiversidad, tal como debiera entenderse y no haciendo de su capa un sayo. La diversidad geográfica no resulta sinónimo de geodiversidad, se mire por donde se mire.

Al igual que en el post previo aludido, seguiremos haciendo uso del  artículo de   L. Carcavilla, J.J. Durán y J. López-Martínez titulado: Geodiversidad: concepto y relación con el patrimonio geológico.  Y veamos como se desplegó este embrollo. No se porqué razón, en la materia que analizamos hoy, los australianos volvieron a liarla. Espero que me perdonen, ya que jamás he tenido nada contra ellos, sino más bien todo lo contrario. Así Carcavilla y colaboradores nos informan de que:

Según el Australian Heritage Commission (2002) el término diversidad geológica es menos útil que el de geodiversidad porque el adjetivo “geológica” es a menudo interpretado simplemente como los rasgos del sustrato, excluyendo las formas del relieve. Dicho de otra manera, opinan que la utilización del prefijo geodiversidad es más recomendable que el de diversidad geológica porque este último es menos probable que se asimile exclusivamente a aspectos del sustrato.

Pues bien, no veo por ningún lado el problema de “interpretación” al que alude la mentada comisión.  Lo mismo podrían haber alegado los ecólogos cuando se aprobó el Convenio Sobre la Biodiversidad Biológica, por cuanto de incluir todos los aspectos del mundo biológico (…), el lío hubiera estado garantizado. Sin embargo jamás se produjo tal confusión. Pero como el “diablo se esconde en los detalles”, lo dicho, éramos pocos y parió la abuela. Y como acertadamente nos narran Carcavilla y secuacesJ

Existen también otras definiciones que no asimilan el término geodiversidad a diversidad geológica, sino a diversidad geográfica. Según Rojas (2005) geodiversidad es la diversidad del espacio geográfico y afirma que viene definida “por la diversidad que proviene de la propia naturaleza (medio físicogeográfico) y la que procede de los procesos sociales, como la producción, poblamiento y circulación (el hombre y sus actividades)”.

Por su parte, Kozlowski (2004) afirma que geodiversidad es “la variedad natural de la superficie terrestre, referida a aspectos geológicos y geomorfológicos, suelos, aguas superficiales, así como otros sistemas creados como resultado de procesos naturales (exógenos y endógenos) y la actividad humana”. Además, según este autor, la geodiversidad se refiere a un conjunto de esferas interrelacionadas: atmósfera, litosfera, morfoesfera, pedosfera, hidrosfera y biosfera.

Para Serrano y Ruiz-Flaño (2007), la equivalencia del término geodiversidad a diversidad geológica acarrea numerosos problemas conceptuales así como enfoques restrictivos. Se muestran partidarios de definiciones que incluyan todos los componentes del medio físico. Para estos autores la geodiversidad es “la variabilidad de la naturaleza abiótica, incluidos los elementos litológicos, tectónicos, geomorfológicos, edáficos, hidrológicos, topográficos y los procesos físicos sobre la superficie terrestre y los mares y océanos, junto a sistemas generados por procesos naturales, endógenos y exógenos y antrópicos, que comprende la diversidad de partículas, elementos y lugares”.

¿Nos vamos entendiendo? Parece ser ,que para algunos geógrafos la diversidad es por esencia su materia de estudio, que no la de los geólogos. Y ya no hablamos tan solo de  geografía física, sino también de la humana. ¡Esto es jauja! debieron de pensar, generando que el concepto de geodiversidad pueda entenderse como “la madre de todas las diversidades”. De hecho existe, por ejemplo, un libro de Geografía en lengua española que se titula: Geodiversidad: Introducción a la Geografía”. `¡Sin comentarios!. Entiendo que de todo el mundo defienda sus puntos de vista. Están en su derecho. Ahora bien, otra cosa bien distinta es aprovecharse de las iniciativas agenas, sumergiéndonos en la ceremonia de la confusión.  Si desean analizar en su globalidad le diversidad del medio físico, reitero que están en su derecho. Allá ellos. Ahora bien, no resulta de recibo estropear el negocio a los colegas que genuinamente tendrían derecho a explotarlo.

Sin embargo, los australianos no son (“once again”) de la misma opinión. Así, por ejemplo, en la carta de la Herencia Natural de Australia, una al parecer de las más populares a la hora de definir la Geodiversidad, se menta que:

the natural range (diversity) of geological, geomorphological and soil features, assemblages, systems and processes. Geodiversity includes evidence of the past life, ecosystems and environments in the history of the earth as well as a range of atmospheric, hydrological and biological processes currently acting on rocks, landforms and soils” (Australian Natural Heritage Charter, 2002).

Al margen del tema ya aludido, una vez más soslayan variedad por rasgos, incluyen los ecosistemas (que concierne a los estudios de biodiversidad) y nos intentan meter con calzador los procesos, junto a los objetos, aspecto francamente demencial sobre el que ya incidimos en el post anterior, por lo que no nos repetiremos.

Terminaremos ahora con otros párrafos del estudio de Carcavillas y colaboradores, en las que sutil y diplomáticamente se lamentan de la situación generada. Tan solo tres observaciones previas, en las que no puedo coincidir, en modo alguno,  con los geólogos españoles interesados en el tema. (i). Su menosprecio, en la práctica, por la cuantificación de la edafodiversidad, de la que hubieran aprendido mucho, por cuanto su estudio (y no me refieren tan solo a los de mi propia cosecha) precede al de la propia geodiversidad; (ii) el frecuente énfasis en los rasgos en lugar de los objetos o entidades: “No es lo mismo la diversidad de los suelos, entendidos como edafotaxa, que la variabilidad de las propiedades del suelo ya que incluso, por el contrario-intuitivo que parezca, pueden llegar a estar inversamente correlacionadas” (Saldaña et al. 2007) y (iii) un cierto gremialismo que no impide a los no-geólogos, participar y abundar en ciertos temas que, como en el caso de la edafología, a penas se imparte en las Facultades de Geología, pero sí en otras. Tal hecho viene a colación por la siguiente razón. Hace años, pregunté a un geólogo como participar en PATRGEO. Pero como tal iniciativa se encuentra vinculada a la Sociedad Geológica de España y al IGME, al menos en su momento quedaba excluido, o eso me dijeron. En nuestro próximo post, y para terminar (de momento), hablaremos sobre los índices que algunos “geodispersos” han propuesto para dar cuenta de toda, “toditita toda”, la geodiversidad. Pues bien según Carcavillas y colaboradores:

Nieto (2001) hace hincapié en el número y variedad de estructuras y materiales, incluyendo el que “sobre ellos puede asentarse la actividad antrópica”, lo cual supone que pueden mostrar cierto grado de modificación y de pérdida de naturalidad. Este aspecto es importante sobre todo de cara a la protección, pero no se refiere a que la acción del hombre sea un factor a considerar en la geodiversidad, tal y como propone Rojas (2005), que considera que, por ejemplo, un barrio residencial o una explotación agrícola deban ser considerados e incluidos en la geodiversidad.

En nuestra opinión asimilar la geodiversidad a la diversidad geográfica o fuera del ámbito abiótico de la naturaleza plantea más problemas conceptuales y prácticos que su equivalencia al término de diversidad geológica. Consideramos que se puede entender por geodiversidad la diversidad geológica de un territorio, entendida como la variedad de rasgos geológicos presentes en un lugar, identificados tras considerar su frecuencia, distribución y cómo éstos ilustran la evolución geológica del mismo (Carcavilla et al., 2007). Por lo tanto, estará compuesta por una serie de entidades físicas finitas que serán rasgos geológicos concretos (afloramientos, formas del terreno, elementos unitarios, agrupaciones de ellos, etc.) que tendrán unos límites concretos y que serán resultado de la acción de ciertos procesos geológicos. El estudio de la geodiversidad se centrará en analizar qué elementos geológicos están presentes en esa región. Además, no sólo se estudiarán de manera independiente, sino que también se analizará su distribución y la relación entre ellos. De este modo la geodiversidad puede ser medida y valorada en un territorio y ser comparada con la de otras áreas diferentes.

Continuará (……)

Juan José Ibáñez

Algunos ejemplos representativos del tipo de estudios que criticamos aquí:

Santunci,V. L., 2005. Historical Perspectives on Biodiversity and Geodiversity, Geodiversity & Geoconservation 22, p.29-34.

Petrisor, A. I., Sâsrbu, C.N., 2010. Dynamics of geodiversity and eco-diversity in territorial systems. Journal of Urban and Regional Analysis, 2,  61-70.

Jačková, K., Dušan Romportl, D., 2008.The relationship between geodiversity and habitat richness in Šumava National Park and Křivoklátsko PLA (Czech Republic): a quantitative analysis approach.

Serrano Cañadas, E. y Ruiz Flaño, P.:Geodiversidad: concepto y relación con el patrimonio geológico

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3 comentarios

  1. […] Ya comentamos en nuestro post el “concepto de geodiversidad“ que, “quien mucho abarca poco aprieta”. En otras palabras, que si se desean cuantificar, analizar, comparar y preservar al mismo tiempo numerosos recursos geológicos, caemos en una trampa mortal, por cuanto cualquier estudio devendrá en la caja de Pandora. Cuando la UNESCO acogió la iniciativa de preservar la geodiversidad, entendía como tal la diversidad geológica. Ahora bien, existían demasiados intereses en juego como para que otros colectivos no quisieran sacar tajada de este tema. Y así fue. Cuando el neologismo geodiversidad si impuso al de diversidad geológica, entraros otros “GEOS” en juego, ¿Cuáles? Ni más ni menos que los geógrafos, ya que el vocablo les abrió las puertas. Y si éramos poco parió la abuela. Como corolario el caos paso a ser un asunto demencial. Jamás debieran haberse confundido geodiversidad con la diversidad de todos los elementos que componen la superficie … [Seguir leyendo…] Compromiso social por la ciencia Master Site Feed Posts […]

  2. Buenos días, quisiera hacer un comentario a su post que, aunque pretenda negarlo, constituye un ataque a los geógrafos como colectivo.
    En primer lugar afirma, al hablar de los términos geodiversidad y diversidad geológica, referidos por la Australian Heritage Comission que: «no veo por ningún lado el problema de “interpretación” al que alude la mentada comisión». El problema es que en Australia, la geodiversidad se ha acuñado como concepto desde la Geomorfología que, como en Reino Unido, Francia, Suiza o España (bueno en España los geógrafos lo vemos así), se ve como una rama apartada tanto de de la Geología como de la Geografía, o más bien, convergente entre ambas. Es por ello que el uso de la palabra diversidad geológica margina los profesionales que se acerquen a la geodiversidad desde su formación de geógrafos=>geomorfólogos.
    En este sentido la frase «para algunos geógrafos la diversidad es por esencia su materia de estudio, que no la de los geólogos» contrasta con lo que viene ocurriendo, y para muestra un botón: “el estudio de la geodiversidad se limita a analizar aspectos estrictamente geológicos, y es un atributo exclusivamente geológico” (Carcavilla et al., 2007). Yo NUNCA me atrevería a definir ningún ámbito de trabajo como exclusivo de los geógrafos, toda vez que en mi formación como investigador he interactuado con profesionales de muchas otras materias, como supongo Vd. habrá hecho.
    En su comentario a los conceptos de geodiversidad veo la misma animadversión. Su crítica a las definiciones no va más allá de: esto es bueno porque sí y aquello es malo porque sí.
    En mi opinión, desde el punto de vista conceptual, cualquiera de esas definiciones puede ser igual de buena que las demás, y me gustaría que las comentase más allá de frases despectivas del tipo “Esto es jauja”, “Sin comentarios” o “la madre de todas las diversidades”. ¿Por qué la variedad de climas o paisajes no puede ser geodiversidad y sí la variedad de fósiles? Los geógrafos nos acercamos al territorio desde una postura holística que nos hace tener en cuenta todos los factores citados en esas definiciones.
    Sin embargo he de reconocer dos aspectos. 1. Es imposible desde el punto de vista práctico tener todos los elementos del medio abiótico, biótico y antrópico en cuenta para estimar la geodiversidad de un territorio. 2. El concepto de geodiversidad más comúnmente aceptado, una vez surgido el libro de Gray es el de diversidad de elementos geológicos, geomorfológicos y edáficos.
    En este sentido los índices desarrollados por Serrano y Ruiz-Flaño (a partir del que trabajo) y el de Kozlowski, aplicado de manera aproximada por Zulowski (2008) me parece que ofrecen resultados que, más allá de que los conceptos sean más o menos discutibles, son útiles como aplicación a la geoconservación, y están, en particular el primero de ellos, muy en la línea de lo propuesto por Carcavilla et al. (2008).
    Espero con interés su opinión sobre dichos índices, dado que posee un reconocido prestigio en cálculo de geodiversidad (edafodiversidad).

  3. Estimado Ramón,

    Yo no tengo animadversión a nadie ni excluyo a los geógrafos de nada. Ahora bien, los conceptos deben operacionalizarse con vistas a obtener cuantificaciones pragmáticas de la diversidad abiótica de un territorio. Y tales índices no lo pueden ofrecer. Más aun reitero que sin inventarios y clasificaciones universales los resultados obtenidos en distintos lugares no son comparables. Y sí la línea de investigación se mete en un callejón sin salida.

    Resulta lamentable que ni los expertos en geodiversidad geológica, ni geográfica, estudiaran las razones del porque en biodiversidad, ecología y biología de la conservación no se utilizan, cuando son líneas de investigación activa durante decenios. ¡Cuantos problemas se hubieran soslayado!.

    En cualquier caso, me permito la posibilidad de utilizar su comentario para analizarlo en un nuevo post con más detenimiento.

    Saludos cordiales

    Juan José Ibáñez

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