La cartografía del permafrost (ver también Criosoles) siempre ha resultado difícil, tanto intrínseca (problemas de campo) como extrínsecamente (ocupan bastas extensiones en regiones inhóspitas y a manudompoco accesibles). La noticia que ofrecemos hoy, y publicada por la Red CORDIS (UE) nos informa que el Satélite ESA MOS logra estimar la profundidad del permafrost hasta 50 cm. de profundidad, así como sus fluctuaciones y tendencias anuales e interanuales. Aunque tal instrumentación satelital tiene como principal misión analizar la humedad del suelo, puede ser utilizada con vistas a cartografiar y monitorizar la profundidad y el ciclo hielo deshielo de los Criosoles (WRB 2006-2007). Se obtienen pues unas imágenes que podrían ayudar en gran medida  a la cartografía de este tipo de suelos y en general del permafrost, al margen de informarnos indirectamente sobre la ciclicidad fuente/sumidero de carbono (CO2 y metano). Como podréis observar,  desde ciertos puntos de vista, los paisajes de Crisoles también pueden considerarse como un  latido del corazón de Gaia-Gea a elevadas latitudes, hecho que también mostramos, por ejemplo, en el caso de los Vertisoles en otros ambientes más cálidos.

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Monitorización del permafrost con el tiempo Fuente Tiempo.Com Meteored

Vengo siguiendo desde hace tiempo,  las noticias que dan cuanta sobre los progresos del a ESA SMOS desde que fue lanzado al espacio, por cuanto uno de sus objetivos consiste en estimar la humedad del suelo. Ahora bien, como no soy experto en imaginería satelital soslayo a vaticinar a cerca de sus potenciales en el ámbito de la edafología. Esta es la primera noticia que se me antoja relevante para la comunidad de edafólogos, por debido a que aporta información de valor taxonómico sobre áreas remotas y/o inaccesibles que albergan suelos helados. Ya hemos publicado numerosos post sobre el permafrost, así como analizado someramente la taxonomía de los Criosoles. Cabe ahora dejaros un poco de trabajo para que colaboréis vosotros. ¿Coinciden, “aproximadamente”, los límites hasta los que se puede estimar la capa helada y sus fluctuaciones con los criterios de diagnostico de la WRB y/o USDA-Soil Taxonomy.? ¿Habría que intentar mejorar las predicciones en profundidad (si es posible) con tal metodología, o llevar a cabo ciertos reajustes de los constructos taxonómicos aludidos, con vistas a poder monitorizar adecuadamente la extensión actual y cambios futuros de estos edafotaxa?.

Se trata de un caso palmario, que de hecho no abundan, en los que una nueva tecnología, permite mejorar e incluso retar a si deben producirse cambios menores en las clasificaciones de suelos con vistas a ajustarlas a los datos que nos ofrecen nuevos instrumentos.  En cualquier caso, ha llevado a cabo una validación, por el momento, lo cual no significa que deban adoptarse decisiones definitivas hasta que los edafólogos lleven a cabo sus calibraciones en diferentes partes del mundo.

No cabe duda de que cuando ESA SMOS monitorice la humedad del suelo durante una serie más larga de años, cabría pensar en la estimación y monitorización del régimen  la humedad suelo mediante este tipo de instrumentos. Se trata de una variable de diagnóstico clave en la USDA Soil Taxonomy. Sin embargo, desconozco hasta que profundidad, hoy o dentro de algún tiempo, puede tal aparataje medir el contenido de agua en el suelo. Quizás para entonces tal variable no alcance el valor de diagnóstico, o los nuevos instrumentos e indagaciones pongan en duda los datos proporcionados actualmente por este satélite, hecho bastante frecuente en aplicaciones tecnológicas en muchos ámbitos del conocimiento.

En cualquier caso, tengo la impresión de que se trata de una buena noticia, si se corrobora la bondad de tal nota de prensa, ya que (….)

Juan José Ibáñez     

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Monitorización de SMOS Fuente: ESA

Noticia también reproducida por El País.com

SMOS mide el avance del invierno con sus registros del suelo helado

El satélite de la ESA SMOS está diseñado para observar la humedad del suelo y la salinidad del océano. Pero esta innovadora misión está proporcionando además información sobre los ciclos de metano y carbono de la Tierra, gracias a sus mapas del suelo a medida que éste se congela y se derrite.

FUENTE | Agencia Europea del Espacio (ESA)

El lanzamiento de la misión SMOS (siglas en inglés de Humedad del Suelo y Salinidad del Océano) en noviembre de 2009 introdujo en la observación de la Tierra una nueva técnica de teledetección.

SMOS capta el ‘brillo de la temperatura’, es decir: las imágenes que obtiene se corresponden con la radiación de microondas que emite la superficie terrestre, que pueden relacionarse con la humedad del suelo y la salinidad del océano.

Los cambios en estas dos variables son consecuencia del intercambio continuo de agua entre los océanos, la atmósfera y la tierra: el ciclo del agua de la Tierra.

SMOS proporciona información esencial para entender este ciclo del agua, así como la meteorología y el sistema climático. Un grupo de científicos del Instituto Meteorológico Finlandés han desarrollado ahora, además, un método que usa estos datos para detectar y mapear suelo helado.

De la información de SMOS se puede inferir no sólo la extensión del suelo helado, sino también la profundidad del hielo.

En la animación mostrada arriba se comparan datos del 26 de noviembre de 2010 al 26 de noviembre de 2011. El año pasado grandes extensiones del norte de Finlandia quedaron cubiertas por una capa de hielo de 30 centímetros de profundidad. Este año, sin embargo, el otoño ha sido mucho más suave, y hacia el 26 de noviembre sólo se había congelado una extensión pequeña.

Como muestra este mapa, este año se pueden monitorizar muy de cerca los cambios a medida que avanza el invierno.

La imagen de la izquierda muestra el estado del suelo el 26 de noviembre, y la de debajo muestra la diferencia respecto a cuatro días después.

A medida que se congela el suelo va almacenando cantidades cada vez mayores de carbono y metano, que de nuevo son liberadas a la atmósfera con el deshielo de la primavera. ¿Como la pulsación cardiaca de nuevo YO)

Hay gran preocupación por la posibilidad del deshielo permanente del permafrost debido al aumento global de las temperaturas, lo que liberaría a la atmósfera enormes cantidades de carbono y metano –y aumentaría así la concentración atmosférica de estos gases de efecto invernadero-.

El estado del suelo siempre ha tenido especial importancia en las latitudes del Norte”, dice Kimmo Rautiainen, del Instituto Meteorológico Finlandés (FMI).

Detectar suelo helado desde el espacio, y la profundidad de la capa helada, ha sido un viejo problema científico sin resolver.

“Pero ahora tenemos la seguridad de que las nuevas observaciones que proporciona la misión SMOS nos ayudarán a comprender los procesos que ocurren en las regiones frías”.

Usando los datos de SMOS los científicos han desarrollado un método para inferir la profundidad de la capa helada.

Durante el proceso de congelación, el brillo de la temperatura aumenta hasta que el suelo se hiela a una profundidad de 50 cm. Las lecturas permanecen entonces estables a lo largo del invierno, incluso bajo una gruesa capa de nieve. En primavera, con el deshielo, el brillo de la temperatura disminuye de nuevo.

Los datos de SMOS han sido validados por observaciones con el radiómetro basado en Tierra en el Centro de Investigación del Ártico, del FMI, en Sodankylä, al norte de Finlandia.

Mediante un estudio llevado a cabo en el marco de la Support to Science Element de la ESA, los métodos para detectar suelo helado se refinarán más.

Se espera que puedan generarse datos similares para aplicaciones como modelos numéricos para predicción de clima e hidrología.

Prohibida la reproducción de los contenidos de esta noticia sin la autorización de Agencia Europea del Espacio (ESA)

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