Bacterias del Suelo, Antibióticos y Tuberculosis Multiresistentes

Desde que el suelo ofreció el primer antibiótico a la humanidad, sus microrganismos han salvado decenas, o quizás cientos de millones de vidas humanas, gracias a que tales compuestos son producidos por una multitud de sus pequeños bichitos. Por otro lado, Tuberculosis multiresistente a los antibióticos resulta ser uno de los problemas de salud pública que más preocupa en epidemiología. Resulta obvio que cuando un tipo o cepa de este el germen infeccioso no logra ser erradicado por lo antibióticos actualmente disponibles en el marcado, la propagación de la enfermedad es enormemente difícil de erradicar, pudiendo propagarse con facilidad. Sin embargo, el suelo, ese medio que metaboliza prácticamente todo, atesora un repertorio gigantesco de sustancias antibióticas que aun permanece por ser explorado, en gran medida. De aquí que en nuestra bitácora insistamos una y otra vez en la imperiosa necesidad de estudiar la biología del suelo y la bioprospección de las formas de vida que alberga. Eso si, su mala gestión y el desprecio del establishment científico por las ciencias del suelo, frena que progresemos más rápidamente en la obtención de nuevos medicamentos, que no solo los mentados antibióticos. Más aun, la falta de políticas sobre los recursos edáficos se revuelve contra los intereses de la sociedad humana. Por ejemplo tal carencia es parcialmente responsable de otro enorme problema de salud pública como resultan ser las enfermedades intrahospitalarias o nosocomiales.  Todo parece apuntar que los microrganismos que los generas también proceden del medio edáfico. Pues bien, la buena nueva  que os ofrecemos hoy nos anuncia que otro bichito del suelo parece proporcionarnos un nuevo antibiótico que “puede lograr” atacar al que ha dado lugar a la  tuberculosis multiresistente, abriendo una puerta a la esperanza de cientos de miles de personas infectadas, o susceptibles de serlo. El producto descubierto se denomina piridomicina, siendo producido por el actinomiceto o actinobacteria denominado Dactylosporangium fulvum. Un gramo de suelo puede poseer una ingente cantidad de actinobacterias. Estos microrganismos intervienen justamente en la descomposición de la materia orgánica y el reciclado de los nutrientes. Sin embargo, como podemos observar, también nos otorga generosamente un nuevo medicamento, intensamente buscado durante los últimos años por los expertos de las ciencias biomédicas. Espero y deseo que realmente sea eficaz. La noticia resulta ser lo suficientemente clara como para no abundar más en el tema. Tan solo recordar que para encontrar algo hay que saber buscarlo. Si en el futuro se destinan los suficientes recursos como para progresar en esa terra ignota que resulta ser la biología y ecología del suelo sabremos mejor donde, como y que microrganismos y hábitats edáficos deben ser explorados con prioridad. Ahora bien, la política científica tiene razones que la razón no entiende.

Juan José Ibáñez

actinobacteria-permafrost-siberiano

Una actinobacteria en el permafrost siberiano. Fuente:  pijamasurf

Una bacteria fabrica el último aliado contra tuberculosis resistentes

La guerra contra la tuberculosis resistente, cada vez más extendida en zonas de África, Asia, Europa y Latinoamérica, cuenta con un nuevo aliado: la piridomicina. Este antibiótico natural, obtenido de una bacteria y conocido desde hace décadas, se ha mostrado eficaz -de momento en una etapa de investigación básica- contra cepas que se han hecho fuertes frente a uno de los principales fármacos que se emplean contra el bacilo, la isoniacida.

FUENTE | El País Digital 18/09/2012

«La naturaleza y la evolución han dotado a algunas bacterias de potentes mecanismos de defensa para atacar a seres vivos de su entorno; analizar las sustancias naturales generadas por estos microorganismos es un recurso muy útil para encontrar posibles nuevos medicamentos para combatir las enfermedades infecciosas«, explica Stewart Cole, profesor de la Escuela Politécnica Federal de Lausana.

Este investigador ha centrado su atención en la Dactylosporangium fulvum, una bacteria cuyo hábitat natural es la tierra. En concreto, en un antibiótico obtenido de las secreciones del microorganismo, la piridomicina. La sustancia que produce es un «asesino muy selectivo de la Mycobacterium tuberculosis y también es activa contra cepas que han desarrollado resistencias a medicamentos de primera línea como la isoniacida», explica Cole en un artículo publicado en la revista Molecular Medicine de la Organización (EMBO, en sus siglas en inglés). Por ello, sostiene que su uso podría llegar a convertirse en una alternativa terapéutica a los tratamientos actuales.

Los investigadores dirigidos por Cole identificaron la proteína InhA como la principal diana a la que se dirige la isoniacida en el patógeno causante de la tuberculosis. En las cepas resistentes, las mutaciones en el gen impiden su capacidad de acción. Sin embargo, en el caso de la piridomicina, este antibiótico es capaz de esquivar las mutaciones causantes de las resistencias, por lo que logra inhibir el gen y atacar el bacilo de Koch.

«Cualquier avance relacionado con los antibióticos es bienvenido y si tiene que ver con tuberculosis y problemas de resistencia, aún más«, apunta a este diario Rafael Cantón, vocal de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. «Hacen falta nuevos fármacos para hacer frente a multirresistencias», añade Enrique Ortega, jefe de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital General de Valencia, «aunque habrá que esperar a los ensayos clínicos para analizar la eficacia real del fármaco».

Autor: Jaime Prats

Actinobacterias según Wikipedia

Las Actinobacterias o actinomicetos son un grupo de bacterias Gram positivas. La mayoría de ellas se encuentran en la tierra, e incluyen algunas de las más típicas formas de vida terrestre, jugando un importante rol en la descomposición de materia orgánica, tales como la celulosa y quitina. Estas bacterias renuevan las reservas de nutrientes en la tierra y son fundamentales en la formación de humus. Otras Actinobacterias habitan en las plantas y animales, incluyendo algunos patógenos, tales como las Mycobacterium.

 Algunas actinobacterias forman filamentos ramificados que se asemejan en cierta forma a los micelios de los no relacionados fungi, entre los cuales fueron clasificados originalmente con el antiguo nombre de Actinomycetes. La mayoría son aerobias, pero algunas, tales como Actinomyces israelii, pueden crecer bajo condiciones anaerobias. Al contrario que Firmicutes, el otro grupo principal de bacterias Gram positivas, tienen GC alto y las especies de algunos Actinomycetes producen esporas externas.

 Muchas actinobacteriasitis destacan por su capacidad para producir compuestos que tienen características útiles en farmacología. En 1940 Selman Waksman descubrió en el suelo las bacterias que producen actinomicina, un descubrimiento que le valió el premio Nobel. Se han descubierto desde entonces centenares de antibióticos naturales en estos microorganismos terrestres, especialmente en el género Streptomyces (…).

Compartir:

Deja un comentario