¿Pueden ayudar a remediar los suelos salinos y sódicos las aguas residuales?. En la nota de prensa que ofrecemos hoy, publicada por el noticiero ARS, así lo defienden los investigadores que llevaron a cabo una monitorización a lo largo de 12 años. Como ya os he comentado en otras ocasiones, el riego con aguas residuales está acarreando serios problemas de contaminación (incluida la biológica) y a la postre de salud pública en diversos lugares del mundo. Eso sí, también debe tenerse en cuenta, aspecto no contemplado en el texto proporcionado por el boletín de noticias ARS en español castellano, que no todas las aguas residuales o residuos sólidos urbanos padecen la misma concentración de contaminantes, incluidos patógenos. Pero vayamos por partes. Hace muchos años, una joven becaria que regresaba de EE.UU. me comentaba que allí la salinización de los suelos se intentaba solucionar (exportar las sales del perfil edáfico) echando en los lugares afectados ingentes cantidades de agua, acarreada por enormes  camiones cisternas. ¡Así cualquiera! Sin embargo se trata de una solución que tan solo puede ser llevada aplicada en enclaves concretos. No puede considerarse pues una panacea de nada. Otro colega, me mentó en una ocasión que tras analizar lodos (que no aguas) urbanos detectó como el compost producido por los procedentes de Málaga resultaba ser de mejor calidad que el elaborado con los lodos de Madrid. Es decir la tasa de contaminantes químicos y biológicos debería depender de la densidad de población, si procede de zonas industriales, grandes urbes o pequeñas poblaciones locales alejadas de territorios de alto riesgo, como los arriba mentados. Francamente desconozco la calidad de las aguas del Valle de San Joaquín y más concretamente de las utilizadas en el experimento. Otra cuestión diferente, pero de suma importancia, son los sistemas de gestión agropecuaria, por cuanto determinan la exposición al agua residual de los granjeros, que productos se cosechan y a quienes van dirigidos.  Ojalá fuera posible desalinizar los suelos con aguas residuales, empero otras investigaciones no dan lugar a ser tan optimistas, por cuanto el remedio puede ser peor que la enfermedad. Eso sí, los resultados de la investigación de la que nos hacemos eco hoy, da lugar a que pensemos que, efectivamente, en “algunas ocasiones” puede ser una estrategia adecuada. Empero ruego que no se universalice su uso sin los estudios previos pertinentes, no sea que  (….) Las soluciones a los  temas de degradación ambiental son siempre dependientes de su ubicación geográfica. ¡Tenerlo muy en cuenta!. Os dejo pues con la mentada nota de prensa. No obstante cabe mentar dos aspectos subliminales del estudio. En primer lugar, no “parece” haberse analizado la posible contaminación del forraje mediante el conocido proceso de bioacumulación. Finalmente, nótese que los líquidos residuales padecían de elevados niveles de  selenio, sal, y cantidades pequeñas de arsénico, boro y molibdeno. Pues bien al final de la noticia el “plumillas escribe que tras eliminar el riego: “los niveles de sales, boro, molibdeno y selenio y la acidez del suelo aumentaron en todas las partes del perfil (…). La salinidad del suelo casi alcanzó a su nivel previo, y la acidez y el nivel del selenio sobrepasaron los niveles previos. Dentro de aproximadamente dos años después de parar el riego, el suelo casi regresó a su pobre calidad del pasado”. A falta de más información uno debe sospechar que aunque los contaminantes descendían en el perfil edáfico fuera del alcance de las raíces superficiales, la evaporación (ascensión por capilaridad) podía retornarlos a la superficie tras la interrupción del riego, dejando a granjeros o ciudadanos con dos problemas en lugar de uno. Habría pues que analizar todos estos “detallitos” antes de echar las campanas al vuelo.

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Desalinización del suelo con tanques de agua. Fuente: ODNR Division of OIL & GAS RESOURCES

Juan José Ibáñez

Las aguas residuales del riego pueden ayudar reavivar los suelos dañados

Por Ann Perry
4 de abril de 2013

Estudios por científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) han demostrado que se pueden usar las aguas residuales del riego para reavivar los suelos salinos y sódicos en el Valle de San Joaquín en el estado de California. Los suelos contaminados no están productivos.

Científico del suelo Dennis Corwin, quien trabaja en el Laboratorio Estadounidense de Salinidad mantenido por el ARS en Riverside, California, y sus colegas realizaron su investigación en un campo privado de 80 acres donde había suelos salinos y sódicos que tenían el drenaje extremadamente pobre.

ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés), y esta investigación apoya la prioridad del USDA de responder al cambio climático.

Los investigadores instalaron alcantarillas para mover las aguas residuales subterráneas y luego regaron con esas aguas, que típicamente contienen niveles muy altos de selenio, sal, y cantidades pequeñas de arsénico, boro y molibdeno.

Los científicos tomaron muestras del suelo en incrementos de un pie de profundidad cinco veces durante el estudio de 12 años. Después de comenzar el riego, los científicos pudieron establecer un cultivo de forraje en el campo dos años después del principio del estudio.

Los investigadores descubrieron que las aguas residuales del riego lixiviaron la sal y los oligoelementos más allá de la zona de las raíces, y esto llevó a una disminución total en los niveles de las sales, el boro y el molibdeno por la zona de las raíces. Esta lixiviación llevó a un mejoramiento rápido y significativo en la calidad del suelo.

Del 1999 al 2004, la salinidad del suelo disminuyó por el 21 por ciento, el boro disminuyó por el 32 por ciento, y el molibdeno disminuyó por el 67 por ciento en los cuatro pies más altos en el perfil del suelo. Estas diminuciones se nivelaron por el 2009.

Pero en los últimos dos años del estudio, la sequía gravemente redujo la reserva disponible de aguas residuales en el Valle de San Joaquín. Como resultado de esta falta, los investigadores no regaron el sitio en esos dos años, y la sola fuente de agua para el campo fue la precipitación.

Durante ese período, los niveles de sales, boro, molibdeno y selenio y la acidez del suelo aumentaron en todas partes del perfil del suelo. La salinidad del suelo casi alcanzó a su nivel previo, y la acidez y el nivel del selenio sobrepasaron los niveles previos. Dentro de aproximadamente dos años después de parar el riego, el suelo casi regresó a su pobre calidad del pasado.

Corwin publicó sus resultados en el 2012 en ‘Journal of Environmental Monitoring‘ (Revista del Monitoreo Ambiental).

Lea más sobre esta investigación en la revista ‘Agricultural Research’ de abril del 2013. Servicio Noticiero, Oficina de Información, Servicio de Investigación Agrícola Noticias@ars.usda.gov | www.ars.usda.gov/

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