¿Gaia y/o Medea? (Sobre La Vida en las Profundidades de la Tierra)
¿Gaia o Medea?: Fuente: Melange
En este planeta azul, los hombres han detectado vida allá donde la han estudiado. Ya lo comentamos en algunos post anteriores, por lo que la noticia que os ofrecemos hoy, al final del post, no aporta mucho en este sentido. Sin embargo, tal hecho no deja de sorprenderme. Si realmente pudiéramos ser entes inteligentes incorpóreos y procedentes de otros mundos, nos daríamos cuenta que en un planeta rocoso la aparición de la vida, podría interpretarse como el surgimiento de unos objetos que lo trastocan todo, corroyendo los materiales abióticos (litosfera), cambiando la composición de sus fluidos (hidrosfera y atmósfera), y penetrando en sus entrañas o profundidades hasta poder incluso alterar su tectónica de placas, en caso de existir, como ocurre en la Tierra. Desde tal perspectiva, la vida se propaga como un cáncer corrosivo. Sin embargo todo depende del cristal con que se mire.
La Hipótesis Gaia o Gea defiende que la biosfera resulta ser un sistema único, en el que la vida mantiene y fomenta las dinámicas biogeosféricas que la ayudan a sobrevivir, mediante procesos que inducen a que este planeta azul sea habitable para vida. Gaia y Gea se encuentran en varios aspectos relacionados con Pachamama, la “Madre Tierra” de las culturas precolombinas, entre otras muchas. Sin embargo, en contraposición a esta visión bondadosa de la biosfera se enfrenta la denominada Hipótesis de Medea. Si la primera, como mínimo, observa la botella medio llena, la segunda apunta a percibirla como medio vacía. Describamos brevemente pues que propone la conjetura de Medea, ya que tanto esta como Gaia, no alcanzan el estatus de hipótesis, si nos atenemos a los cánones de la filosofía de la ciencia. Si el nombre que se asocia con la hipótesis Gaia es el de James Lovelock, el que se vincula con la hipótesis Medea es el de Peter Ward, profesor en la Universidad de Washington.
En el blog Ciencia, Tecnología, poder y Cambio climático puede leerse: “Peter Ward, profesor en la Universidad de Washington, Ward presentó en el año 2009 el libro The Medea Hypothesis: Is Life on Earth Ultimately Self-Destructive? , la conjetura que actualmente se conoce como Hipótesis de Medea defendiendo que la vida en la Tierra se encuentra en un frágil balance en el que los seres vivos que la habitan tienden más bien a estropear las cosas que ha mantener ese equilibro. El simbolismo de Medea representa la otra cara de Gaia. Mientras que Gaia es la buena madre Tierra, Medea en la mitología griega se vuelve contra sus propios hijos”.
Resulta llamativo, que mientras que sobre Gaia existe una exagerada información en Internet de habla hispana, demos la espalda a Medea, hasta el punto de que no existe ni un capitulo al respecto en la Wikipedia hispanoparlante. Obviamente la versión anglosajona de esta enciclopedia libre si la atesora. ¡Materia de Reflexión!
Sin embargo, Gaia parece hasta evolucionar y expandirse con vistas a defenderse de las catástrofes apocalípticas. Se han encontrado microorganismos hasta los confines de la exploración humana en nuestro Planeta. Y así, en lugar de pregúntanos que espacios ha logrado invadir la vida basada en el carbono, sería más apropiado pensar y explotar hasta donde alcanza la vida en su corrosión y transformación de la litosfera. Se ha detectado vida en todos los sondeos que personalmente he leído, ya fueran sobre la litosfera terrestre o sedimentos profundos de los fondos abisales. Sin embargo, en la mayor parte de ella detectan tan solo bacterias y arqueas. No obstante, últimamente, también se han logradoencontrar organismos pluricelulares como os mostramos en nuestro post La Vida en las Profundidades de la Tierra: Organismos llovidos del Suelo. Y así, por ejemplo, si un meteorito arrasara completamente la biosfera hasta unos pocos kilómetros de profundidad, la evolución biológica podría continuar a una mayor velocidad de lo pensado, ya que probablemente no habría que partir de los procariotas, sino que los eucariotas, y más aun de bichitos pluricelulares que también estarían presentes. Y tan hecho podría alegarse que avala la hipótesis Gaia. No obstante la cuestión dista mucho de encontrarse resulta por la ciencia, permaneciendo en el limbo de las especulaciones. Y allí todo vale.
En el blog Ciencia, Tecnología, poder y Cambio climático se comenta al hablar de la hipótesis Gaia: “(…) “Pero esta forma de ver las cosas, ha sido cuestionada desde una posición que comparte lo fundamental, que la Tierra funciona como un sistema, pero que disiente en que este sistema tienda a un equilibrio que conserve la vida. Más bien tiende a lo contrario, a expulsarla. Esta hipótesis ha tomado el nombre de Medea, evocando la malignidad de la diosa de la mitología griega de este nombre (…) El simbolismo de Medea representa la otra cara de Gaia. Mientras que Gaia es la buena madre Tierra, Medea en la mitología griega se vuelve contra sus propios hijos (…) En el relato de Ward, la historia de la Tierra durante cuatro mil millones de años es una sucesión de extinciones en masa. La vida tiene tendencias biocidas. Algo que no sólo vale para la Tierra, sino que es común a todo el Universo. En estas extinciones pasadas, los microorganismos han tenido un especial protagonismo. ¿Qué tiene que ver con esto el cambio climático? Ward, piensa que el deshielo, el aumento del nivel del mar y la ausencia de circulación entre los océanos por el calentamiento global provocarán, si no se actúa, una grave falta de oxígeno. Esta anoxia marítima llevaría a un aumento de población microbiana productora de sulfuro de hidrógeno (H2S). 200 moléculas de H2S entre un millón de moléculas de aire bastan para que un humano muera.”.
Del mismo modo en el Libro de Notas: se ermina un post sobre este tema con la siguiente reflexión: “Curiosamente, con independencia de que la hipótesis que tomemos como correcta sea la de Gaia o la de Medea el futuro de la vida en la Tierra está en manos de la Humanidad. Si Gaia es capaz de autoregularse, tendiendo al equilibrio estable nosotros estamos rompiéndolo, por lo que tan sólo en nuestras manos está restituirlo. Si Medea nos lleva irremediablemente al desastre también está en nuestras manos tratar de introducir mecanismos reguladores que lo impidan, empezando por controlar las nefastas consecuencias de nuestra actividad sobre el medio”.
Empero como en el cuento infantil del pastor y el lobo, el ser humano y la ciencia moderna braman ferozmente en contra de los desastres ambientales causados por nuestra propia especie, pero a la postre no hace nada. Y así transcurre el tiempo, hasta que un día, cuando tengamos delante las fauces amenazantes de la destricción, ya no tengamos tiempo de reaccionar. ¡Demasiado tarde!.
¿Gaia o Medea? Posiblemente defender una ante otra sea cuestión de gustos, que no de evidencias científicas. Ahora bien, ensalzar Gaia ante Medea, carece de sentido, por cuanto mientras descubrimos el valor real de los microbios, el mayor éxito de la vida orgánica, nos percatamos que sin ellos no podrían sobrevivir los seres más complejos. Es licito reflexionar si en realidad el ser humano es el más inconscientemente-consciente de todos los seres vivos, debido a que nos afanamos en llevar la contraria a los primeros. de los que evolutivamente procedemos, destrozándolo todo para nuestro exclusivo y exacerbado beneficio. Y de nuevo otra vez, como en el cuento infantil de la cigarra y hormiga, podríamos pensar los humanos actuamos como dicta Medea y los microrganismos obedecen a Gaia. Vamos que la vida es un cuenta y los cuentos, cuentos son. Eso si, en esta batalla, de seguir así, no debe albergarse la menor duda de que siempre ganará el universo de lo canijo, ya que el grandote, por mucho que alardee de todo lo que carece (inteligencia y sentido común, por ejemplo), no puede sobrevivir sin esos pequeños bichitos.
Juan José Ibáñez
El subsuelo profundo terrestre es más habitable de lo creído
Unos científicos han cartografiado la ubicación de aguas que se han encontrado atrapadas a kilómetros bajo la superficie de la Tierra, en fracturas de rocas en Canadá, Sudáfrica y Escandinavia.
FUENTE | Noticias de la Ciencia 29/01/2015
Estas aguas antiguas tienen una química similar a la existente cerca de fumarolas hidrotermales del fondo del mar, a cuyo alrededor prospera la vida, lo que sugiere que esas aguas en fracturas de rocas pueden también sustentar a microbios viviendo aislados de la superficie. Los ecosistemas microbianos pueden ser sostenidos por ciertas interacciones entre agua y roca que liberan gas hidrógeno y que se conocen en el subsuelo terrestre y en el entorno de las citadas fumarolas hidrotermales. Ese hidrógeno es una fuente de energía para tales comunidades microbianas.
El equipo internacional de la geoquímica Barbara Sherwood Lollar, de la Universidad de Toronto en Canadá, también ha determinado cómo se combinan dos reacciones químicas para producir cantidades sustanciales de hidrógeno, duplicando las estimaciones de producción global desde estos procesos. Esto supone un salto enorme en el volumen habitable conocido de la corteza terrestre.
Uno de los procesos, conocido como descomposición radiolítica del agua, hace que esta sufra una descomposición que libera hidrógeno cuando es expuesta a radiación. El otro proceso es una reacción química llamada serpentinización, una alteración mineral que es habitual en rocas antiguas de un tipo muy abundante.
Los resultados de la nueva investigación publicada en Nature van a tener repercusiones importantes para la búsqueda de vida microbiana en el subsuelo profundo. Cuantificar las cifras del hidrógeno global disponible para procesos biológicos es vital para determinar la cantidad de biomasa de la Tierra que se halla en el subsuelo, dado que muchos ecosistemas profundos contienen organismos quimiolitótrofos, descritos coloquialmente como microbios que comen piedra, los cuales consumen hidrógeno. En las minas de oro profundas de Sudáfrica, así como en las fumarolas hidrotermales del fondo marino donde hay fisuras que liberan aguas calentadas geotérmicamente, los fluidos ricos en hidrógeno sustentan comunidades microbianas complejas que se nutren de las sustancias disueltas en dichos fluidos. El nuevo estudio ha identificado una red global de lugares profundos con aguas ricas en hidrógeno que serán exploradas en busca de vida durante los próximos años.
Además, dado que en Marte abundan las rocas de miles de millones de años de antigüedad con una potencial producción de hidrógeno, como las citadas rocas antiguas de la Tierra, este hallazgo tiene repercusiones para la astrobiología. «Si las rocas antiguas de la Tierra están produciendo tanto hidrógeno, podría ser que procesos similares estén teniendo lugar en Marte», aventura Sherwood Lollar.
Hola Juanjo!
Quizá no sea una u otra, sino una eterna lucha entre las dos, solo que ninguna creyó nunca que apareciera el hombre para aliarse a Medea y entonces a la pobre Gaia se le van acabando las armas! Con un enemigo tan efectivo…no hay Pachamama que aguante!
Saludos!
Rosa.