castores-pozas

Fuente: imágenes Google

Realmente existen noticias científicas que me dejan desconcertado, por cuanto al leerlas y compararlas con otras que versan sobre el mismo tema no se llega a ninguna conclusión, sino a la marabunta. Y para mí, personalmente el tema de los castores y sus pozas me dejan estupefacto. Quizás como decía, más o menos, el Premio Nobel Ilya Prigogine: “cuando se le hacen preguntas correctas a la naturaleza esta siempre nos ofrece la respuesta adecuada”.  Es decir, es muy frecuente que nos planteemos mal los problemas, no hagamos las pesquisas adecuadas y como resultado, ¡fiasco! Y este es el caso de los castores y las represitas que construyen en los sistemas fluviales que los albergan. El error, en mi opinión, es preguntarse si son “buenas o malas”, “si nos benefician a los humanos o no”.  Las “Ripisilvas”, o “bosques en galería” son los ecosistemas que bordean los cursos de los ríos y atesoran humedales de diversa índole y origen. Uno de ellos son las pequeñas represas que crean los castores. Hace ya varios años, que redacté un post sobre la polémica creada en torno a ellos: “Castores Inundaciones, Humedales y Suelos Hídricos” Y en aquella ocasión me hacía eco de otras dos notas de prensa precedentes, que pueden dar lugar a vuestras sonrisas: (i) Castores, aliados contra las inundaciones en Gran Bretaña y (ii) Matan a todos los castores de un río, acusados de provocar inundaciones. La ecología y comportamiento de los castores evolucionan de forma natural, creando nichos ecológicos de los que disfrutan otros seres vivos. Estos elementos son parte de la Biogeomorfología Fluvial”, cuando existen, incrementado la diversidad de especies, hábitat y tipos suelos de características singulares como los  “humedales” y “suelos hídricos”.

Debo retroceder hacia un post que redacté hace unos 15 años (El Sistema Cardiovascular de Gaia: La Manifestación de un Planeta Enfermo”) para recordaros que la inmensa mayoría de tal entramado se encuentra enfermo, cuando no destruido.  Por esta razón, años después redactamos otro que llevaba por título “Adiós Humedales Adiós (… y suelos hídricos)”. A la pavorosa contaminación que padecen actualmente hay que añadir, los embalses, canales, explotación de aguas subterráneas, y una urbanización desenfrenada que alcanza en ciertos lares hasta la orillita del río. Cuando todo se encuentra ya arruinado se busca culpabilizar a la naturaleza, por cuanto nos recuerda que, de uno u otro modo, los únicos responsables somos nosotros.  Si emiten más o menos nitrógeno a la atmósfera, o si se contaminan con nuestras aguas sucias, los sufren ellos más que nosotros.   Deseamos que la naturaleza sea humanamente correcta, en lugar de actuar nosotros para salvarla o remediarla cuando sus enfermedades son las causadas por nuestra civilización. Más aun, en función de nuestras alteraciones del paisaje estas pozas pueden actuar segun nuestras expectativas, beneficiosamente o ser un obstáculo. En su contexto natural los castores y sus embalses hí están y punto.

Los autores del estudio que os mostramos hoy se planteaban su papel como emisores o fuentes de nitrógeno contaminante. Empero, antes de mostrar sus pesquisas también nos recuerdan queEl nitrógeno se utiliza en fertilizantes sintéticos y se encuentra naturalmente en el estiércol, por lo que el pastoreo y la agricultura han agregado contaminación por nitrógeno a los ríos en el oeste de los Estados Unidos, causando eutrofización río abajo”. ¿Y qué culpa tienen los castores?

Así pues, corramos un “estúpido velo” y centrémonos en lo que, de ser cierto, se me antoja ciencia buena y a low cost. Los autores analizaron químicamente la concentración de nitrógeno de suelos y aguas en varios tipos de pozas y sus microhábitats internos (casi siempre existen hábitats compuestos de hábitats más pequeños, y así sucesivamente, a modo de una estructura fractal), para seguidamente hacer un mapa de las unidades analizadas según una sencilla metodología que abajo os exponen.  Y al hacerlo comprobaron que existía una correlación entre ciertas formas, tamaños, y geometrías y la dinámica del nitrógeno. Por lo tanto, llegan a la conclusión que no sería necesario llevar análisis químicos onerosos y muestreos más complejos, bastando con conocer la composición extensión y profundidad de cada poza, y bla, bla, bla. Abajo se os muestra información valiosa desde el punto de vista de los suelos hídricos. No obstante, lo que hacen en realidad estos investigadores es demostrar que haciendo uso de la biogeomorfología y la ecogeomorfología se pueden inventariar y monitorizar con menos costos y esfuerzo. Con independencia del nitrógeno, cabría progresar analizando otros nutrientes, su papel en ¡los ciclos biogeoquímicos!, etc.  

Debe tenerse en cuenta que el estudio es local, y como corolario, en principio, la validez de los resultados que estos investigadores obtienen también. Sin embargo, corroborar la metodologíamicrogeomorfologicaen otros lares y con otros propósitos si se me antoja ciencia interesante.  Reitero que no os fijéis demasiado en los resultados y retrotraeros al principio de este post sobre el papel de los castores en el caso de inundaciones. Os dejo pues con la noticia “cartográfica, y no lo del secuestro y emisiones, lo cual dependerá del lugar geográfico, tipo y estado del cauce, así como otros factores de la misma guisa.

 Juan Jose Ibañez Martí

Continua………

Los estanques de castores con sedimentos más profundos almacenan más nitrógeno, revela un mapeo simple 

por Staff Writers
Durham NH (SPX) 24 de abril de 2023
Los investigadores midieron el tamaño, la forma y la profundidad y analizaron la química del suelo y el agua de un sistema de estanques de castores en las montañas del río Bear al norte de Salt Lake City.

Los estanques de castores contienen nitrógeno, un nutriente esencial que puede convertirse en un contaminante cuando hay demasiado presente. Los administradores de tierras necesitan saber si los estanques de castores están almacenando o liberando nitrógeno, pero las pruebas químicas pueden ser costosas. Un nuevo estudio muestra cómo el simple mapeo de la profundidad y el sedimento de un estanque de castores puede decirles a los gerentes si es una fuente de nitrógeno o un sumidero.

El estudio fue publicado en el Journal of Geophysical Research: Biogeosciences, que publica investigaciones sobre las interacciones entre los procesos biológicos, geológicos y químicos en los ecosistemas de la Tierra.

El nitrógeno se utiliza en fertilizantes sintéticos y se encuentra naturalmente en el estiércol, por lo que el pastoreo y la agricultura han agregado contaminación por nitrógeno a los ríos en el oeste de los Estados Unidos, causando eutrofización río abajo. Estudios previos han encontrado que el nitrógeno puede ser más alto o más bajo aguas abajo de los estanques de castores. Pero pocos estudios han examinado de cerca lo que sucede con el nitrógeno dentro de un estanque de castores, dejando abierta la cuestión de si los estanques de castores tienden a ser buenos o malos para la contaminación por nitrógeno y si los castores deben ser reintroducidos en el ecosistema.

«Depende del río, pero para sitios como el que estudiamos, reintroducir castores podría ser una decisión sabia«, dijo Desneiges Murray, un biogeoquímico que dirigió el estudio mientras estaba en la Universidad Estatal de Utah. (Ahora está en la Universidad de New Hampshire). «Estos ecosistemas evolucionaron con castores en primer lugar. Por lo tanto, los efectos combinados de menos erosión, mejor resistencia a los incendios forestales, más almacenamiento de agua durante las sequías y ahora el beneficio del almacenamiento de nitrógeno a largo plazo, hay muchas razones por las que los humanos deberían facilitar la recolonización de castores en sus hábitats naturales«.

Durante los años 1600 a 1800, entre 25 y 160 millones de castores fueron cazados hasta casi la extinción en los Estados Unidos contiguos. A finales del decenio de 1980, se habían recuperado entre 6 y 12 millones de castores; Hoy en día, los esfuerzos para reintroducir castores se están llevando a cabo en todo Estados Unidos, con éxito y popularidad variables.

El nuevo estudio mapea zonas dentro de un sistema de estanques de castores, llamado complejo, ubicado en las montañas Bear River al norte de Salt Lake City. Murray y sus coautores definieron cinco zonas basadas en el flujo de agua, la profundidad del estanque y el grosor del sedimento y el tamaño del grano. Recopilaron datos sobre cuánto nitrógeno y oxígeno había en el agua en diferentes zonas, recolectaron muestras de sedimentos de estanques y tomaron largos núcleos de sedimentos para analizar los cambios de nutrientes a lo largo del tiempo. Luego lo mapearon todo, prestando especial atención a la relación entre la profundidad del sedimento y la profundidad del agua.

«Este nuevo enfoque de observar las unidades geomórficas dentro de un complejo de castores será útil para comprender por qué los castores redujeron el nitrógeno, los metales pesados o el drenaje ácido de minas«, dijo Emily Fairfax, hidróloga y autodenominada «castores-óloga, si eso fuera una cosa» en la Universidad Estatal de California-Islas del Canal. Fairfax no participó en el estudio.

La mayoría del nitrógeno entra en los estanques de castores como nitrógeno disuelto y particulado. Una vez en los sedimentos del estanque, el nitrógeno puede pasar por transformaciones químicas en otras formas, como amonio, gas nitrógeno inerte o gas reactivo de dióxido de nitrógeno, que pueden degradar el ozono en la atmósfera.

Los investigadores encontraron que el estanque de castores almacenaba hasta el 15% del nitrógeno que entraba, principalmente en los sedimentos de la zona de remanso. La zona de remanso tiene sedimentos ricos en materia orgánica más gruesos y las bajas concentraciones de oxígeno necesarias para que el nitrógeno se convierta en gas nitrógeno inerte, que se puede almacenar. Otras zonas, con menos sedimentos o más oxígeno, no pudieron almacenar tanto nitrógeno. Es la primera correlación de este tipo entre la geomorfología a pequeña escala de un estanque de castores y el nitrógeno, y abre la puerta a nuevas formas de evaluar los nutrientes en los estanques de castores.

Una gran conclusión para Murray es que el mapeo de las zonas de los estanques de castores es una herramienta poderosa por sí sola: los administradores de tierras podrían omitir los análisis químicos si solo buscan una estimación del ciclo del nitrógeno. Los estanques con sedimentos más gruesos ricos en materia orgánica y agua poco profunda y baja en oxígeno tienen más probabilidades de almacenar nitrógeno; Los estanques de movimiento más rápido con más oxígeno y menos sedimentos tienen más probabilidades de liberar nitrógeno.

«Los experimentos que realizamos son difíciles, lentos y costosos», lo que hace que el mapeo sea una alternativa más simple y barata, dijo Murray. «Esta estrecha relación que encontramos entre la forma de un estanque de castores y su química es realmente convincente, y esas son mediciones básicas que cualquier persona con experiencia científica podría realizar».

La nueva investigación es un estudio de caso de un sitio específico, pero Fairfax cree que el enfoque de mapeo será útil dondequiera que se encuentren castores.

«Han identificado las zonas importantes para la desnitrificación y el procesamiento de nutrientes, y eso tiene mucho potencial porque los castores no construyen exactamente las mismas presas«, dijo Fairfax. También destacó la importancia de los estudios locales.

«Las políticas no cambiarán a menos que los tomadores de decisiones vean datos locales», dijo Fairfax. «No he visto muchos estudios sobre el impacto de los castores en las cargas de nutrientes en Occidente, por lo que este es un estudio de caso realmente valioso para agregar a la literatura».

Informe de investigación: La geomorfología del estanque de castores influye en la retención de nitrógeno y la desnitrificación

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