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Fuente: Colaje imágenes Google

La abundancia de los microrganismos del suelo, y entre ellos las algas, es un tema que acerrea casi insuperables quebraderos de cabeza desde hace tiempo en biología del suelo. El principal problema estriba en su dificultad de crecimiento in vitro, la falta de conocimientos taxonómicos y los enormes retos que entraña su cuantificación y monitorización espacio-temporal. En vista de ello, se han publicado numerosos artículos basados en estimaciones con pocas muestras o síntesis de los resultados de los estudios precedentes utilizando predicciones numéricas. En principio, nada que objetar. Ahora bien, las predicciones no son “realidades” sino posibles escenarios futuros si se cumplen las premisas de partida. Obviamente, cuantos más llamativos sean los resultados, más fácil resultará publicarlos. La nota de prensa que os mostramos hoy ofrece unos números sorprendentes. Personalmente, me resultan difíciles de creer. Por ejemplo, en la nota de prensa se declara que; Estos organismos captan el 30% de las emisiones anuales humanas de CO2. ¿Solo por parte de las algas del suelo ¿? Empero al traducir el resumen del articulo original observamos que “lo que corresponde al 6% de la producción primaria neta de vegetación terrestre”. Un vezmás me resulta muy difícil de digerir, por cuanto si bien abundan en suelos ácidos y con adecuadas disponibilidades hídricas, medran en abundancia, etc., tal cifra se me antoja desorbitada. No critico a los autores, sino a la propagación de errores y  a las premisas de muchos métodos de simulación numérica. Se trata de un ejemplo entre un plétora de ellos, en cualquier disciplina y más aún en todo lo relacionado con las emisiones, fuentes y reservorios de gases de invernadero. Por citar tan solo un caso llamativo y “en teoría” más fácil de cuantificar, comento seguidamente un recuerdo acerca de la producción primaria de los líquenes en un bosque de coníferas bajo clima mediterráneo de montaña que leí hace bastantes años. Según aquellos autores, la producción primaria liquénica superaba a la de la propia foresta ¿?.

Leo y leo noticias sobre la cuantía del secuestro de carbono, debida a diversas formas de vida y estructuras abióticas, como lo son los suelos y regolitos. Deberíamos hacer estudios de investigación de las instantáneas (en un lapso breve de años) que ofrecen diversas publicaciones para todos los entes estudiados y sumarlas. Puedo aseguraros que el secuestro de carbono, según la prensa científica, en lo concerniente a los diferentes agentes potenciales supera, no el 100% del secuestro mundial de carbono, sino muchísimo más. Es decir que no deberíamos tener problemas de exceso de emisiones. No obstante, todos sabemos que no es así, ya que ha sido archi-comprobado que las cantidades de CO2 en la atmósfera siguen incrementándose sin cesar. Hasta el momento, comparando sus poblaciones con las de otros microbios del suelo, su cantidad ha sido  considerada bastante escasa, o muy escasa. Sin embargo, poco más puedo añadir. La noticia ahí está. El problema puede estribar en que no se intenten corroborar los datos por otros equipos, dado que cuanto más exageradas son las cifras en la bibliografía, tanto mejor para que otros colegas después, las utilicen con vistas a realzar la importancia en sus indagaciones sobre las algas del suelo. El contenido en microbios que puede albergar una cucharita de suelos, se repite sin cesar, empero raramente resulta ser criticado, cuando el número de ellos puede variar enormemente según el tipo de suelos, sus manejos,  ambientes, climas, etc., al margen de fluctuar conspicuamente según la estación del año, la frecuencia de sequías, etc. se trata de lo que en esta bitácora denominamos falsos tópicos Impregnantes. Por lo tanto, os aconsejo que entendáis el dato con suma cautela.  Os dejo pues con la noticia, que me ha dejado desconcertado más que asombrado.

Juan José Ibáñez

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Las algas del suelo contribuyen a combatir el cambio climático

Un estudio de científicos europeos, con participación del CSIC, revela que estos organismos captan el 30% de las emisiones anuales humanas de CO2

Hace dos décadas aproximadamente, el biólogo marino estadounidense Paul Falkowski comprobó que las algas marinas captaban tanto carbono anualmente como todas las plantas terrestres reunidas. En este proceso, las algas, calificadas de bosque escondido, aprovechan la abundante luz solar que incide sobre el mar para activar su fotosíntesis.

A raíz de este descubrimiento, la pregunta que se plantearon los científicos es si también existe un bosque escondido en tierra firme. Todo apunta a que sí, que no todo es oscuridad en el suelo. Tal y como se ha acreditado, la luz permite la vida de un promedio de 5 millones de algas microscópicas, bacterias y eucariotas fotosintetizadores por gramo de suelo a nivel global. No obstante, hasta el momento, la presencia de estos organismos había sido calificada de discreta y el papel que juegan en la biodiversidad era considerado meramente anecdótico.

Una investigación llevada a cabo por científicos europeos entre los que figura Enrique Lara, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Real Jardín Botánico (RJB) de Madrid, demuestra ahora que las algas del suelo tienen una especial relevancia para los ecosistemas terrestres. Tal y como hacen las plantas, estos microorganismos captan el CO2 atmosférico y contribuyen así al almacenamiento del carbono en el suelo, actuando de esta manera contra el calentamiento global.

Los autores de este estudio, que acaba de publicarse en la revista The New Phytologist, han recopilado datos de productividad y han cuantificado la masa de carbono captada anualmente por las algas microscópicas a nivel planetario a través de modelizaciones basadas en aprendizaje automático (machine learning).

Captan hasta 3,6 gigatoneladas de carbono al año

“Estos datos nos han permitido estimar que las algas del suelo captan hasta 3,6 gigatoneladas de carbono por año, lo que representa aproximadamente un 30% de las emisiones anuales humanas de CO2 a nivel global”, asegura el investigador Enrique Lara. Asimismo, este descubrimiento permite desmontar algunos apriorismos en ecología microbiana, según los cuales la fotosíntesis microbiana era relevante únicamente en ambientes acuáticos.

Enrique Lara considera que “estos resultados revelan la importancia de preservar los ecosistemas terrestres como una tarea urgente a la hora de reducir el CO2 atmosférico para salvaguardar el clima. También abren la puerta a manipular la producción de microalgas del suelo con el objetivo de incrementar la captación de carbono atmosférico”, concluye.

Referencia científica: 

Jassey VEJ, Walcker R, Kardol P, Geisen S, Heger T, Lamentowicz M, Hamard S, Lara E. Contribution of soil algae to the global carbon cycle.  The New phytologist. DOI : 10.1111/nph.17950.

Resumen traducido del trabajo Original

Los procariotas y microeucariotas fotoautotróficos del suelo, conocidos como algas del suelo, son, junto con los microorganismos heterótrofos, una parte constitutiva del microbioma en los suelos superficiales. Al igual que las plantas, fijan el carbono atmosférico (C) a través de la fotosíntesis para su propio crecimiento, pero su contribución al ciclo biogeoquímico global y regional del C sigue siendo cuantitativamente difícil de alcanzar.

Aquí, compilamos un extenso conjunto de datos sobre algas del suelo para generar una mejor comprensión de su distribución en los biomas y predecir su productividad a escala global mediante el modelado de aprendizaje automático.

Encontramos que, en promedio, (5.5 ± 3.4) × 106 algas habitan cada gramo de suelo superficial. La abundancia de algas en el suelo alcanzó su punto máximo especialmente en suelos ácidos, húmedos y con vegetación. Estimamos que, a nivel mundial, las algas del suelo absorben alrededor de 3,6 Pg C por año, lo que corresponde a c. 6% de la producción primaria neta de vegetación terrestre.

Demostramos que el C fijado por las algas del suelo es crucial para el ciclo global del C y debe integrarse en los esfuerzos terrestres para mitigar las emisiones de C.

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