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Laurisilvas canarias; Fuente: Colaje Imágenes google

Aunque en este momento no parezca posible el pasado está ahí……..

Sorprendente, para muchos, será el contenido que os mostramos en la Nota de prensa que os mostramos hoy, así como el resumen del trabajo original que dio pie a la misma. Todo el material, traducido al español-castellano lo encontraréis al final de esta entradilla, abajo.  Como ya os comenté hace muchos años, la idea de que con el calentamiento climático global sufriríamos una mayor aridez a largo plazo, se me antojaba, como mínimo dudosa, o cuestionable (ver por ejemplo nuestro post “Cambio Climático: Hacía una Península Más Cálida o Más Fría: La Teoría del Recalentón”). Personalmente, no dispongo de una bola de cristal con vistas a adivinar el futuro, y desde luego no deseo vaticinar nada, como otros colegas. No me gustaban las premisas de los modelos de circulación general por lo que, aunque comencé a trabajar en foros de política científica sobre estos temas, pronto me retiré, en lugar de incluirme en el IPCC (tenía invitación). La cuestión que merodeaba en mi cabeza era básica. El Sistema Climático es complejo o no lineal, por lo que resulta ser muy sensible a las condiciones iniciales y los vaivenes del entorno (incluyendo bajo este vocablo todo tipo de eventualidades, como por ejemplo, o actividad sísmica o eruptiva muy prolongada, caída de asteroides de grandes dimensiones, etc.).  Adelanté que los cambios podrán ser bruscos, cualitativos, pudiendo dar lugar a una reorganización de los grandes tipos climáticos a nivel planetario. No me presté a alcanzar mayor prestigio, al rehusar investigar en posibles escenarios futuros, y como corolario las en adaptaciones y respuestas que la sociedad pudiera llevar a cabo con vistas a frenar este desastre ecológico del calentamiento gradual.  Obviamente, el vocablo abrupto  debe entenderse en el contexto de los cambios geológicos, que no humanos. También la transición de un estado a otro requiere un cierto tiempo, que los científicos aún no sabemos precisar. ¿Pero cuál sería el siguiente? ¿Se podría predecir? Francamente lo desconozco, aunque ya en la última década del siglo XX, ponía el ejemplo de la Península Ibérica, antes de que llegaran las glaciaciones y como resultado acumularse gran cantidad de agua en forma de hielo en los polos, glaciares montañosos, etc.  Mi alegato era sucintamente el siguiente.

Durante el Plioceno, que precedió a las glaciaciones Pliocenas, el clima resultaba ser más cálido y húmedo que el actual. De este modo existen muchas evidencias paleoclimáticas y paleobotánicas que sugieren como grandes extensiones de Europa, incluida España, atesoraban bosques subtropicales  o submediterráneos de Laurisilva. Este tipo de vegetación tan solo se mantiene  actualmente en lo que algunos botánicos han denominado Reino de Vegetación Macarrónico, dada su singularidad, y que actualmente tan solo disfrutan las Islas Canarias, Madeira y Azores, etc. ¿Cómo era el clima?, entre 2,5 y 3ºC superior a la actual. ¿Por qué se creen ustedes que estos archipiélagos son denominados islas afortunadas? (ver nuestros post: Vegetación y Suelos de la Región Biogeográfica Macarronésica). Allí medra la singular Laurisilva, dominada por los laureles, como su nombre indica. Sobre la Laurisilva, el capítulo de Wikipedia comienza así: “La laurisilva (en latín: laurus+silva ‘bosque de laurel’), también llamada selva templada o bosque laurifolio, es un tipo de bosque nuboso subtropical o selva alta, propio de lugares húmedos, cálidos y con leves heladas o sin ellas, con grandes árboles, bejucos y lianas cuyas hojas se parecen a las del laurel, de lo cual toma el nombre. La laurisilva se da en regiones de clima templado húmedo y cálido”.

Es decir, que yo personalmente que, a día de hoy vivo en Madrid,  habitaba en un cuasi-paradisiaco, en lugar de un mediterráneo semiárido. Pues bien el estudio que os mostramos hoy, con sus modelos y modelitos, viene a corroborar, que se trata posibilidad muy seria. En otras palabras bajo un futuro calentamiento climático, bien podría ser que en lugar de sufrir aridez y sequía, disfrutáramos finalmante e agua y tiempo suave, pocas heladas y menos eventos catastróficos.  Os ruego que leías la nota de prensa por cuanto extiende condiciones de mayor cantidad de lluvia a otras muchas regiones del globo, como ya enuncia su título: “El retiro de la capa de hielo y la expansión del bosque convirtieron las antiguas tierras secas subtropicales en oasis”. Escribo este post justamente tras arreciar primero Una «excepcional» nube de polvo sahariano deja calima, aire cálido y lluvias de barro en la Península y Baleares, es decir un aparente escenario que nos conduciría a los grandes azotes de sequías y eventos extremos.  Seguidamente padecemos de una sequía debastadora. De ser así, y debido a los aludidos y breves (en términos geológicos) periodos de transición de fase de un sistema de circulación a otro, la pregunta sería: ¿Cuánto durará?. Hoy por hoy no tenemos ni idea.  Por cierto, en las superficies geomorfológicas antiguas de finales del Mioceno y Plioceno, muchas regiones del mediterráneo europeo, albergan suelos con rasgos tropicales, plínticos, nitosoles, lateritas endurecidas por el hierro, etc. ¿Por qué será?.

Os dejo pues con esta novedosa noticia, que al menos propone una tesis tan plausible original. ¿Me entendéis porque reusé investigar los escenarios del cambio climático?.

Juan José Ibáñez

Continúa………

El retiro de la capa de hielo y la expansión del bosque convirtieron las antiguas tierras secas subtropicales en oasis
por Staff Writers; Storrs CT (SPX) Mar 15, 2022
A medida que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre continúan aumentando más allá de los límites de lo que nuestra especie ha experimentado, los investigadores están buscando un misterio en el pasado para responder preguntas sobre lo que puede venir. Este trabajo, publicado en Nature Communications por un equipo internacional de científicos, forma parte de un proyecto llamado 2nd Pliocene Model Intercomparison Project, o PlioMIP2.

El equipo se centró en el clima del Plioceno, hace más de 3 millones de años, la última vez que la Tierra ha visto concentraciones de más de 400 PPM de CO2 en la atmósfera, similares a las concentraciones actuales. El Plioceno suscita una pregunta de larga data, dice el investigador del Departamento de Geociencias de UConn y autor principal Ran Feng: a pesar de la similitud con el presente, ¿por qué las áreas secas como el Sahel en África y el norte de China eran mucho más húmedas y verdes en el Plioceno de lo que son hoy?

El Plioceno fue más cálido que las condiciones actuales en 2 a 3 ° C, y todo lo que sabemos sobre la física del sistema climático sugiere que el Plioceno debería haber sido más seco en los subtrópicos, dice el coautor Tripti Bhattacharya, profesor de la familia Thonis de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente en la Universidad de Syracuse. «Nuestro artículo fue motivado por el deseo de comprender esta aparente discrepancia y ver si hay procesos que pueden explicar los subtrópicos del Plioceno más húmedos«, dice Bhattacharya. La respuesta, encontraron los investigadores, es más compleja que simplemente mirar el CO2.

La evidencia del registro geológico, que incluye una amplia variedad de indicadores sedimentarios y paleobotánicos del clima pasado, muestra que el Sahel y las regiones subtropicales de Eurasia alguna vez fueron el hogar de paisajes más exuberantes con hidroclimas drásticamente diferentes. Junto con los datos proxy, el equipo utilizó un conjunto de las últimas simulaciones de modelos de última generación para identificar los factores responsables de los cambios de lluvia subtropical en el Plioceno.

Estudios previos sugieren que la única explicación para la discrepancia del Plioceno fue que debe haber algún mecanismo no contabilizado en los modelos para explicar el Plioceno. Sin embargo, para su sorpresa, los investigadores encontraron que los modelos de la generación actual funcionan bien para simular condiciones húmedas en los continentes subtropicales del Plioceno.

«Descubrimos que el hidroclima en las áreas secas como el Sahel y el este de Asia subtropical se vuelve mucho más húmedo cuando prescribimos cambios en la vegetación y la capa de hielo en las simulaciones del Plioceno«, dice Feng.

Feng explica que este trabajo está proporcionando una nueva perspectiva al estudiar las respuestas del ciclo hidrológico a los cambios de CO2: los cambios a largo plazo en las condiciones terrestres, como el rango cambiante de los biomas y las capas de hielo, son importantes.

«El enverdecimiento continental y el retroceso de la capa de hielo tienen profundos impactos en la temperatura de la superficie al reducir el albedo de la superficie, la capacidad de la superficie de la Tierra para reflejar la luz solar de regreso al espacio, y un profundo efecto en el ciclo hidrológico al permitir una mayor evaporación y alterar las rutas de transporte de humedad. A largo plazo, hay un cambio mucho mayor en el ciclo hidrológico, en comparación con lo que estamos anticipando hoy«, dice Feng. «Actualmente, pocos de estos cambios se consideran al predecir las condiciones climáticas para los próximos 10 años, o los próximos 50 años».

Esto es motivo de preocupación, dice Feng, porque los cambios en el ciclo hidrológico del sistema de la Tierra significarán que los lugares que ya reciben cantidades excesivas de lluvia de verano, como el sudeste asiático, el norte de la India y el oeste de África, verán aún más lluvias de verano a medida que aumente el enverdecimiento continental y las capas de hielo continúen retrocediendo.

Además, este trabajo redefine la forma en que vemos el clima del Plioceno, dice Bhattacharya. «La otra buena conclusión es que el Plioceno realmente no desafía nuestra comprensión fundamental de la física del clima. Nuestro estudio sugiere que no necesitamos mecanismos físicos exóticos para explicar el Plioceno. Más bien, podemos explicar los patrones regionales de cambio en la aridez incluyendo retroalimentaciones del sistema terrestre en los modelos y considerando la relación entre la sensibilidad del sistema terrestre y los cambios en las precipitaciones. En última instancia, esto aumenta nuestra confianza en que los modelos hacen un buen trabajo al simular el pasado y se puede confiar en que proporcionarán proyecciones confiables del clima futuro».

Feng dice que al pensar en la salud a largo plazo de nuestro planeta, debemos considerar a todo el planeta como un sistema, y mirar estas respuestas a largo plazo y sus impactos de amplio alcance.

«Para nosotros como especie, necesitamos tener planes a largo plazo, más allá de las próximas décadas. Al mirar hacia atrás a los climas pasados y aprender cómo era el mundo, podemos prepararnos mejor para el futuro de nuestra sociedad».

Informe de investigación: «Sensibilidad hidroclimática terrestre pasada controlada por retroalimentaciones del sistema terrestre»

Resumen trabajo Original

A pesar de las condiciones tectónicas y los niveles atmosféricos de CO2 (pCO2) similares a los actuales, las reconstrucciones geológicas del Plioceno medio (3,3-3,0 Ma) documentan altos niveles lacustres en el Sahel y condiciones mésicas en la Eurasia subtropical, lo que sugiere reorganizaciones drásticas de las regiones subtropicales. hidroclima terrestre durante este intervalo. Aquí, utilizando una compilación de datos indirectos y simulaciones de paleoclima de múltiples modelos, mostramos que el estado hidroclimático del Plioceno medio no está impulsado por el forzamiento radiativo directo del CO2, sino por la pérdida de las capas de hielo de latitudes altas del norte y el enverdecimiento continental. Estos cambios en la capa de hielo y la vegetación son retroalimentaciones a largo plazo del sistema terrestre a niveles elevados de pCO2. Además, las condiciones de humedad en el Sahel y la Eurasia subtropical durante el Plioceno medio son producto de una mayor humedad troposférica y una respuesta de onda estacionaria al patrón de calentamiento de la superficie, que varía fuertemente con los cambios en la cubierta terrestre. Estos hallazgos resaltan el potencial de respuestas hidroclimáticas terrestres amplificadas en escalas de tiempo prolongadas a un forzamiento sostenido de CO2.

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