Paludicultura o Agricultura Húmeda
Fuente: FAO y Colaje Imágenes Google
Según una de las tres noticias que os reproducimos abajo: La paludicultura (del lat. palus = pantano, ciénaga) es el uso agrícola y forestal de los páramos elevados y bajos rehumedecidos mientras se mantiene y se construye el cuerpo de turba. ¿??? Afortunadamente, según un blog (ver enlace abajo), que atesora una mayor información y profundidad, albergando también un glosario sobre el tema, se trataría del “cultivo de la biomasa en turberas húmedas y rehumidificadas, sin degradarlas”. Este al menos lo deja claro, ya que incluye “húmedas”, cuestión más que debatible y a veces imprudente, como analizaremos seguidamente. Sin embargo, la última definición se me antoja más clara y precisa (con reparos), por cuanto el término paramo es muy ambiguo, y numerosos humedales no tienen porqué atesorar turberas o histosoles . En cualquier caso, todos los contenidos nos llevan de vuelta a las turberas, cuyos suelos son los Histosoles, es decir prácticamente todo el material consiste en materia orgánica con diferentes grados de descomposición.
Ya os hemos explicado que tradicionalmente, las culturas campesinas hicieron uso de ellas, con diversos propósitos, como el aislamiento térmico de las casas, combustible para los hogares, e incluso la fabricación de ciertos «Wiskis». Siempre han tenido algún uso, ya que abrían oportunidades a la obtención de algún recurso para las comunidades locales. Hora bien, hablamos de comunidades pequeñas que extraían cantidades, que debemos suponer serían de modo sostenible, ya que parecen haber persistido.
Lamentablemente, con el tiempo, el crecimiento de la demanda de alimentos, la agroenergética, y la enorme depredación por multinacionales y gobiernos sin cerebro ni escrúpulos, han sido paulatinamente drenadas, a menudo sin contemplaciones, hasta el punto que terminaron por arder anaeróbicamente frustrando su futuro y contaminando el medio ambiente, como el ejemplo que ya editamos hace muchos años, y que debería considerarse un gravísimo delito ecológico (Desastres Ecológicos Causados por la Agroenergética y Biocombustibles de Primera Generación: El Gran Incendio de los Histosoles de Indonesia, pero ver también Turberas del Congo y Cambio Climático). Y ahora se pretende que realmente son una alternativa a la agricultura y la silvicultura convencionales en turberas. Del mismo modo, según muchos agrónomos, la paludicultura contribuiría a mitigar el cambio climático de dos formas: (i) reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la rehumidificación del suelo drenado de las turberas y (ii) ayudando a sustituir los recursos fósiles con alternativas de biomasa renovable. Todo suponiendo que se disponga del agua necesaria para tal rehumedecimiento.
Obviamente las turberas naturales deben preservarse intactas, so pena que mermemos más aun los escasos humedales que nos quedan en el planeta. El uso y manejo de la paludicultura depende de demasiados factores localmente dependientes como para ofrecer recetas universalmente milagrosas. El proceso con vistas a generar una paludicultura sustentable debe partir de un previo asesoramiento técnico concienzudo, basado en conocimientos ecológicos.
Pero existe un riesgo importante. Si ustedes leen los contenidos por el orden en los que he colocado, observarán que las primeras casi animan al negocio como si fuera un “chollo”, mientras que la última acota los límites de lo que permisible en aras de la sustentabilidad. Si se benefician de incentivos económicos, pueden dar lugar a que muchas empresas y agricultores a que se beneficien de un “lavado verde”, que en nada ayuda a los fines perseguidos, como se ha denunciado hasta la saciedad, ya que pueden aplicarse la paludicultura en localidades en las que aún era posible restaurarlas ecológicamente con fines de preservación e incluso intactas, como se muestra en los posts que escribí sobre Malasia y el Congo. Del mismo modo, que se menta la posibilidad del uso de plantas exóticas, lo que podría dar lugar a contaminaciones/invasiones ecológicas, que pongan en riesgo la biodiversidad y servicios ecosistémicos de las turberas colindantes no naturales.
Debo suponer que la paludicultura fue promocionada durante la moda de la agroenergética, que tantos problemas ha generado. En fin, ¡ya veremos!. En las gráficas de la FAO que he utilizado en el colaje de la entradilla, aparecen bien claras las indicaciones de esta institución que, de hecho, no recomendó tradicionalmente la agricultura sobre turberas. Eso sí, a nivel de pequeñas comunidades locales, siempre es posible hacerla hueco, en mi opinión, si es para autoconsumo. Pero el tema me parece espinoso y los antecedentes no predicen nada bueno “a nivel general”.
Podéis leer pues sobre su uso y beneficios desde diferentes perspectivas, “comerciales”.
Juan José Ibáñez
Continúa……….
Post previos publicados sobre el tema.
Histosoles (WRB 1998): Las Turberas
Histosoles Uso y Manejo (Turberas) (WRB 1998)
Adiós Humedales Adiós (… y suelos hídricos)
Turberas del Congo y Cambio Climático (El problema de la carencia de los inventarios de suelos)
Turberas Tropicales: archivos de Paleoclimas del Pasado
Suelos Pobres: Ladrillos Negros y Ladrillos Rojos (Materiales para el Hombre)
Agroenergética: Deterioro de los Suelos y Degradación del Medio Ambiente (Biocombustibles)
Biocombustibles: Un Atentado Contra el Medio Ambiente
PALUDICULTURA – AGRICULTURA CON VISTA A LOS PANTANOS
Los pantanos son verdaderos protectores del clima: sólo el tres por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta por pantanos y, sin embargo, almacenan el doble de carbono que todos los bosques del mundo juntos. Esto los convierte en uno de los ecosistemas más importantes que deben ser preservados en la lucha contra el calentamiento global. No obstante, las turberas están bajo una presión de uso cada vez mayor, y la agricultura representa más del 80% de la demanda.
En los últimos decenios, muchas zonas pantanosas han sido drenadas, en su mayoría para generar energía o para hacer sitio a las tierras agrícolas, con consecuencias devastadoras para el clima. La paludicultura es una posible palanca para recuperar los páramos con sus funciones de servicio ecológico de enorme importancia y, al mismo tiempo, abrir perspectivas para la gestión sostenible.
Botas de siete leguas en la lucha contra el cambio climático
En todo el mundo, alrededor del 15 por ciento de los páramos originalmente existentes han sido drenados hasta la fecha, principalmente para uso agrícola y forestal. En Europa, la cifra está justo por debajo del 60 por ciento. Esto representa el cinco por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre, más que el tráfico aéreo en su conjunto. De un páramo drenado del tamaño de un campo de fútbol, se escapa tanto CO2 como el que emite un coche familiar después de un viaje de 145.000 km.
¿Por qué son tan altas las emisiones?
Los pantanos son enormes depósitos de carbono. Una gran cantidad de ella está ligada a la turba. Mientras esté completamente bajo el agua, el carbono se conserva y se fija permanentemente. Sin embargo, en los páramos drenados, el suelo de turba se seca y es mineralizado por microorganismos, especialmente después de la fertilización. Durante este proceso, el CO2 se escapa a la atmósfera, la llamada combustión fría. En Alemania, el 99 por ciento de las emisiones de CO2 son el resultado de la desgasificación en las antiguas zonas de pantanos. Esto corresponde al 38 por ciento del total de las emisiones agrícolas.
Los objetivos climáticos son difícilmente alcanzables sin los pantanales rehumedecidos
Para contrarrestar el rápido cambio del clima mundial, que también está dificultando las condiciones climáticas extremas para la agricultura, los páramos utilizados en la agricultura deben actuar una vez más como sumideros de CO2. Pero, ¿qué pasará con las granjas que actualmente se cultivan en estas zonas? Necesitan una alternativa. A fin de suministrar alimentos a una población mundial en aumento y al mismo tiempo cumplir los objetivos climáticos políticamente establecidos, las zonas de páramo deben seguir siendo cultivadas. Una gestión que tiene en cuenta tanto los intereses de la economía y la sociedad como los aspectos ecológicos.
Paludicultura – armonía entre la protección de las turberas y la agricultura
El grupo de investigación Ecología y Paleoecología de los Páramos de la Universidad de Greifswald lleva años investigando con éxito esta área entre la agricultura y la protección del medio ambiente. Los científicos están convencidos de que han encontrado una síntesis que cumple con los requisitos de todas las partes: La cultura palúdica tiene lo necesario para conciliar la protección de las ciénagas, la protección del clima y la agricultura.
Muchas granjas podrían incluso beneficiarse de una conversión a la paludicultura. Después de 30 o 40 años de uso intensivo, los antiguos suelos de los páramos son pantanosos de todos modos. Esto significa que el cuerpo de turba restante se ha endurecido y apenas absorbe agua. A medida que los nutrientes son lavados y la capacidad de rendimiento disminuye, estas áreas se pierden para la agricultura convencional del futuro.
¿Qué es exactamente la paludicultura?
La paludicultura (del lat. palus = pantano, ciénaga) es el uso agrícola y forestal de los páramos elevados y bajos rehumedecidos mientras se mantiene y se construye el cuerpo de turba. Las ventajas son múltiples: la preservación del cuerpo de la turba tiene un efecto protector sobre el clima al ligar el carbono. Las aguas superficiales y subterráneas también están protegidas por la turba porque retiene nutrientes como el nitrógeno. Como lugares extremos para la flora y la fauna, los páramos se caracterizan por una enorme diversidad de especies y, por lo tanto, promueven la protección de las especies. El uso económico de los páramos también permite la extracción de recursos renovables producidos de manera sostenible.
En el futuro, las materias primas de los cultivos palúdicos no sólo podrían sustituir a los combustibles fósiles.
En Europa Central hay unas 200 especies de plantas que podrían utilizarse con fines energéticos o materiales en los paisajes de los páramos, de las cuales entre 15 y 20 son particularmente prometedoras desde el punto de vista económico. Los cultivos adecuados incluyen cañas, juncos, alisos negros y varios tipos de juncos.
Como fuentes de energía, estas plantas de pantano emiten significativamente menos carbono que los combustibles fósiles y también vuelven a crecer rápidamente. En términos de material, son adecuados para su uso como material de construcción y aislamiento, por ejemplo, y se han utilizado tradicionalmente para la construcción de tejados, entre otras cosas. En la horticultura, los musgos de turba esfagnacea son una posible alternativa a la turba rubia en los medios de cultivo y en los suelos para macetas. Lo mismo se aplica a los juncos, que también son adecuados como sustitutos de la turba.
Algunas plantas como el drosera, que sólo crecen en los páramos, son importantes materias primas para la industria farmacéutica y cosmética y, por lo tanto, podrían volver a cultivarse a nivel regional. En el caso del drosera y la totora, la demanda ha superado la masa vegetal disponible durante años.
¿Cómo puedo convertir mi negocio a la paludicultura?
La eficiencia de la paludicultura ha demostrado su eficacia en la práctica más allá de las fases de los proyectos modelo individuales. Al examinar la cartera de oportunidades de financiación, se abren muchas perspectivas: La oferta va desde ofertas de financiación agrícola hasta programas de protección del clima y fondos comunes de financiación en el ámbito de la conservación de la naturaleza y las especies. Varias instituciones de investigación, organizaciones sin fines de lucro y las autoridades pertinentes también ofrecen a las partes interesadas asesoramiento y apoyo.
En general, la rehumectación de los paisajes de fango una vez drenados debe convertirse en una de las principales preocupaciones de una política climática sostenible. El CO2 pertenece permanentemente al suelo, preferiblemente en forma de humus, bosque y páramo. La paludicultura como economía de seguimiento después de la humectación es una forma que beneficia permanentemente a las empresas, al clima y, por tanto, a toda la humanidad.
Usted puede leer más sobre los viejos y nuevos métodos de agricultura sostenible en nuestro blog
Definición:
Cultivo de biomasa en turberas húmedas y rehumidificadas, sin degradarlas.
Ejemplo / Aplicación:
Ofrece una alternativa a la agricultura y la silvicultura convencionales en turberas. Puede contribuir a mitigar el cambio climático de dos formas: reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la rehumidificación del suelo drenado de las turberas; y sustituyendo los recursos fósiles con alternativas de biomasa renovable
Una gran barrera para la agricultura húmeda es un mercado viable para los productos: ¡esto demuestra cómo el junco cultivado en turba rehumedecida se puede utilizar en el sector de la moda!
Los humedales, una oportunidad para la agroganadería sostenible
Publicado por: efeverde31 de enero, 2022Madrid
La gestión activa de la vegetación, la promoción de la paludicultura y la mejora del hábitat de la avifauna son acciones con las que agricultores y ganaderos pueden preservar los servicios ecosistémicos de los humedales, según un informe publicado este lunes por la Fundación Global Nature con motivo del Día Mundial de los
Los humedales afrontan su Día Mundial en declive
En concreto, el informe señala que “entre el 60 y el 70 % de los humedales en España han desaparecido en el último siglo”, un ritmo de destrucción “tres veces más rápido que el de los bosques”.
La Fundación Global Nature describe a los humedales como biomas que desempeñan un papel “vital” en la producción de alimentos, porque proporcionan “agua, pastos, forraje y algunos de los suelos más fértiles”, y actúan como “barreras protectoras” frente a eventos climáticos extremos, como las lluvias torrenciales.
El texto, que reúne propuestas extraídas de proyectos europeos como LIFE Paludicola y LIFE Wetlands4Climate, incluye un amplio catálogo de prácticas agrarias para incentivar que agricultores y ganaderos adquieran un nivel mayor de compromiso con la naturaleza a la vez que obtienen una mejora de sus rentas.
Prácticas agrarias sostenibles
Entre las medidas propuestas figuran “la gestión activa de la vegetación, la promoción de la paludicultura -el uso agrícola y forestal de los bajos rehumedecidos- o la implementación de acciones que mejoren el hábitat de las aves”, iniciativas que pueden vincularse al pago por servicios ambientales a agricultores y ganaderos.
A lo largo de 2022, las comunidades autónomas diseñarán las medidas a incluir en los planes de desarrollo rural de la Política Agrícola Común (PAC) post 2020, que establece que un 40 % de su presupuesto debe destinarse a objetivos ambientales y climáticos.
La responsable técnica de Global Nature, Vanessa Sánchez, ha señalado que “el sector primario tiene la oportunidad de revertir la situación actual con nuevos modelos de uso y conservación de los humedales y su entorno”.
Los esfuerzos coordinados del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), del Ministerio de Agricultura y Pesca (Mapa) y de las comunidades autónomas en el ámbito de la conservación de humedales son un marco “idóneo” para contribuir al cumplimiento de objetivos agrarios europeos para España, señalan desde la Fundación Global Nature.
El informe ya se ha puesto a disposición de las comunidades autónomas, así como del Mapa y del Miteco. EFEverde
PALUDICULTURA – AGRICULTURA CON VISTA A LOS PANTANOS
LA AGRICULTURA Y LA SILVICULTURA EN PANTANOS Y PANTANOS ELEVADOS REHUMEDECIDAS
Los pantanos son verdaderos protectores del clima: sólo el tres por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta por pantanos y, sin embargo, almacenan el doble de carbono que todos los bosques del mundo juntos. Esto los convierte en uno de los ecosistemas más importantes que deben ser preservados en la lucha contra el calentamiento global. No obstante, las turberas están bajo una presión de uso cada vez mayor, y la agricultura representa más del 80% de la demanda.
En los últimos decenios, muchas zonas pantanosas han sido drenadas, en su mayoría para generar energía o para hacer sitio a las tierras agrícolas, con consecuencias devastadoras para el clima. La paludicultura es una posible palanca para recuperar los páramos con sus funciones de servicio ecológico de enorme importancia y, al mismo tiempo, abrir perspectivas para la gestión sostenible.
Botas de siete leguas en la lucha contra el cambio climático
En todo el mundo, alrededor del 15 por ciento de los páramos originalmente existentes han sido drenados hasta la fecha, principalmente para uso agrícola y forestal. En Europa, la cifra está justo por debajo del 60 por ciento. Esto representa el cinco por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre, más que el tráfico aéreo en su conjunto. De un páramo drenado del tamaño de un campo de fútbol, se escapa tanto CO2 como el que emite un coche familiar después de un viaje de 145.000 km.
¿Por qué son tan altas las emisiones?
Los pantanos son enormes depósitos de carbono. Una gran cantidad de ella está ligada a la turba. Mientras esté completamente bajo el agua, el carbono se conserva y se fija permanentemente. Sin embargo, en los páramos drenados, el suelo de turba se seca y es mineralizado por microorganismos, especialmente después de la fertilización. Durante este proceso, el CO2 se escapa a la atmósfera, la llamada combustión fría. En Alemania, el 99 por ciento de las emisiones de CO2 son el resultado de la desgasificación en las antiguas zonas de pantanos. Esto corresponde al 38 por ciento del total de las emisiones agrícolas.
Los objetivos climáticos son difícilmente alcanzables sin los pantanales rehumedecidos
Para contrarrestar el rápido cambio del clima mundial, que también está dificultando las condiciones climáticas extremas para la agricultura, los páramos utilizados en la agricultura deben actuar una vez más como sumideros de CO2. Pero, ¿qué pasará con las granjas que actualmente se cultivan en estas zonas? Necesitan una alternativa. A fin de suministrar alimentos a una población mundial en aumento y al mismo tiempo cumplir los objetivos climáticos políticamente establecidos, las zonas de páramo deben seguir siendo cultivadas. Una gestión que tiene en cuenta tanto los intereses de la economía y la sociedad como los aspectos ecológicos.
Paludicultura – armonía entre la protección de las turberas y la agricultura
El grupo de investigación Ecología y Paleoecología de los Páramos de la Universidad de Greifswald lleva años investigando con éxito esta área entre la agricultura y la protección del medio ambiente. Los científicos están convencidos de que han encontrado una síntesis que cumple con los requisitos de todas las partes: La cultura palúdica tiene lo necesario para conciliar la protección de las ciénagas, la protección del clima y la agricultura.
Muchas granjas podrían incluso beneficiarse de una conversión a la paludicultura. Después de 30 o 40 años de uso intensivo, los antiguos suelos de los páramos son pantanosos de todos modos. Esto significa que el cuerpo de turba restante se ha endurecido y apenas absorbe agua. A medida que los nutrientes son lavados y la capacidad de rendimiento disminuye, estas áreas se pierden para la agricultura convencional del futuro.
¿Qué es exactamente la paludicultura?
La paludicultura (del lat. palus = pantano, ciénaga) es el uso agrícola y forestal de los páramos elevados y bajos rehumedecidos mientras se mantiene y se construye el cuerpo de turba. Las ventajas son múltiples: la preservación del cuerpo de la turba tiene un efecto protector sobre el clima al ligar el carbono. Las aguas superficiales y subterráneas también están protegidas por la turba porque retiene nutrientes como el nitrógeno. Como lugares extremos para la flora y la fauna, los páramos se caracterizan por una enorme diversidad de especies y, por lo tanto, promueven la protección de las especies. El uso económico de los páramos también permite la extracción de recursos renovables producidos de manera sostenible.
En el futuro, las materias primas de los cultivos palúdicos no sólo podrían sustituir a los combustibles fósiles.
En Europa Central hay unas 200 especies de plantas que podrían utilizarse con fines energéticos o materiales en los paisajes de los páramos, de las cuales entre 15 y 20 son particularmente prometedoras desde el punto de vista económico. Los cultivos adecuados incluyen cañas, juncos, alisos negros y varios tipos de juncos.
Como fuentes de energía, estas plantas de pantano emiten significativamente menos carbono que los combustibles fósiles y también vuelven a crecer rápidamente. En términos de material, son adecuados para su uso como material de construcción y aislamiento, por ejemplo, y se han utilizado tradicionalmente para la construcción de tejados, entre otras cosas. En la horticultura, los musgos de turba esfagnacea son una posible alternativa a la turba rubia en los medios de cultivo y en los suelos para macetas. Lo mismo se aplica a los juncos, que también son adecuados como sustitutos de la turba.
Algunas plantas como la drosera, que sólo crecen en los páramos, son importantes materias primas para la industria farmacéutica y cosmética y, por lo tanto, podrían volver a cultivarse a nivel regional. En el caso del drosera y la totora, la demanda ha superado la masa vegetal disponible durante años.
¿Cómo puedo convertir mi negocio a la paludicultura?
La eficiencia de la paludicultura ha demostrado su eficacia en la práctica más allá de las fases de los proyectos modelo individuales. Al examinar la cartera de oportunidades de financiación, se abren muchas perspectivas: La oferta va desde ofertas de financiación agrícola hasta programas de protección del clima y fondos comunes de financiación en el ámbito de la conservación de la naturaleza y las especies. Varias instituciones de investigación, organizaciones sin fines de lucro y las autoridades pertinentes también ofrecen a las partes interesadas asesoramiento y apoyo.
En general, la rehumectación de los paisajes de fango una vez drenados debe convertirse en una de las principales preocupaciones de una política climática sostenible. El CO2 pertenece permanentemente al suelo, preferiblemente en forma de humus, bosque y páramo. La paludicultura como economía de seguimiento después de la humectación es una forma que beneficia permanentemente a las empresas, al clima y, por tanto, a toda la humanidad.
Usted puede leer más sobre los viejos y nuevos métodos de agricultura sostenible en nuestro blog.
Las turberas y el cambio climático – FAO
Paludicultura Wikipedia
La paludicultura es la agricultura húmeda y la silvicultura en turberas. [1] La paludicultura combina la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de las turberas drenadas a través de la rehumectación con el uso continuo de la tierra y la producción de biomasa en condiciones húmedas. [2] «Paludi» proviene del latín «palus» que significa «pantano, pantano» y «paludicultura» como concepto fue desarrollado en la Universidad de Greifswald. [3] La paludicultura es una alternativa sostenible a la agricultura basada en el drenaje, destinada a mantener el almacenamiento de carbono en las turberas. Esto diferencia la paludicultura de la agricultura como los arrozales, que implican drenar y, por lo tanto, degradar los humedales. [4] (…)
Argumentos para cultivar en turberas restauradas
El cultivo sostenible de productos de turberas puede incentivar la rehumectación de las turberas drenadas, manteniendo al mismo tiempo un uso similar de la tierra en áreas agrícolas previamente drenadas[13].
Las materias primas se pueden cultivar en turberas sin competir con la producción de alimentos por la tierra en otras áreas. [14]
El cultivo de cultivos extrae fosfato de la tierra, que es importante en los humedales; También ayuda a extraer otros nutrientes del agua, por lo que es adecuado para fines posteriores al tratamiento del agua[15]
En muchos países tropicales, el cultivo de cultivos nativos semisilvestres en bosques pantanosos de turba es un medio de vida tradicional que puede ser sostenible. [4]
Los cañaverales restaurados pueden obstruir la escorrentía de nitrógeno y fósforo de la agricultura más arriba en el sistema fluvial y, por lo tanto, proteger las aguas más bajas. [16]
Las áreas de paludicultura pueden actuar como corredores de hábitat y zonas de amortiguamiento ecológico entre la agricultura tradicional y las turberas intactas[3] (….)
Debates en torno a la sostenibilidad de la paludicultura[
La aplicación del término «paludicultura» se debate, ya que depende de si las diferentes prácticas agrícolas de turberas se consideran sostenibles. En términos de emisiones de gases de efecto invernadero, la sostenibilidad de una práctica de paludicultura depende del gas de efecto invernadero medido, la especie de planta y el nivel freático de la turbera. [4] «Paludicultura» se ha utilizado para referirse al cultivo de cultivos nativos y no nativos en turberas intactas o rehumedecidas. En la Política Agrícola Común de la UE, se define como el uso productivo de la tierra de turberas húmedas y rehumedecidas que preserva el suelo de turba y, por lo tanto, minimiza las emisiones y el hundimiento deCO2. [17] Una revisión reciente de la paludicultura de turberas tropicales[4] de la Universidad Nacional de Singapur evaluó las vías de gestión húmedas y rehumedecidas en términos de emisiones de gases de efecto invernadero y secuestro de carbono y concluyó que la paludicultura comercial solo es adecuada para turberas rehumedecidas, donde es carbono negativo o neutral, a diferencia de las turberas intactas, donde aumenta las emisiones. [4] Después de décadas de rehumedecer, todavía puede contribuir al calentamiento global en mayor medida que las turberas intactas. [18] Las excepciones en las que la paludicultura en turberas intactas puede ser sostenible son algunas tradiciones de cultivar cultivos nativos semisilvestres en bosques pantanosos de turba intactos, o recolectar productos de turberas sin cultivo activo. La revisión también sugiere que, para ser sostenible, la paludicultura solo debe utilizar vegetación nativa para restaurar turberas mientras produce biomasa, a diferencia de cualquier planta de humedal que tenga la posibilidad de sobrevivir. Esto se debe a que el uso de especies no nativas puede crear condiciones negativas de turberas para otras plantas nativas, y las plantas no nativas tienden a tener un menor rendimiento y vida útil en turberas sin drenar o rehumedecidas que cuando se cultivan en sus hábitats nativos o humedales drenados. [4]
Paludicultura y servicios ecosistémicos
Las evaluaciones de la sostenibilidad de la paludicultura deben tener en cuenta los servicios de los ecosistemas además del secuestro de carbono y cómo la paludicultura puede integrarse con las prácticas agrícolas tradicionales. [4] Las turberas pueden proporcionar una serie de otros servicios ecosistémicos, por ejemplo, la conservación de la biodiversidad y la regulación del agua. Por lo tanto, es importante proteger estas áreas y restaurar las áreas degradadas. Conservar, restaurar y mejorar la gestión de las turberas es una forma rentable y relativamente fácil de mantener los servicios ecosistémicos. Sin embargo, estos servicios ecosistémicos no tienen un precio en un mercado y no producen ganancias económicas para las comunidades locales. El drenaje y el cultivo, el pastoreo, así como la minería de turba, por otro lado, dan a las comunidades locales beneficios económicos a corto plazo. Por lo tanto, se ha argumentado que la conservación y la restauración, que tiene un valor significativo y común, deben ser subsidiadas por el estado o el mundo en general. [7]
La paludicultura no se centra en la conservación de la naturaleza sino en la producción, pero la paludicultura y la conservación pueden complementarse de varias maneras. 1) La paludicultura puede ser el punto de partida y una etapa intermedia en el proceso de restauración de una turbera drenada. 2) La paludicultura puede reducir el costo del proyecto de conservación, por ejemplo, disminuyendo los costos de eliminación de biomasa y los costos de establecimiento. 3) Las áreas con práctica de paludicultura pueden proporcionar zonas de amortiguamiento alrededor de las áreas de turba conservadas. 4) Las áreas con paludicultura entre áreas de conservación pueden proporcionar corredores que faciliten la migración de especies. 5) La paludicultura puede aumentar la aceptación por parte de la parte interesada afectada de volver a humedecer una turbera una vez drenada. El apoyo de las comunidades locales en el proyecto de rehumectación es a menudo crucial. [3]
El efecto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero de la paludicultura es complejo. Por un lado, un nivel freático más alto reducirá la descomposición aeróbica de la turba y, por lo tanto, las emisiones de dióxido de carbono. Pero, por otro lado, el aumento de la capa freática subterránea puede aumentar la descomposición anaeróbica de la materia orgánica o la metanogénesis y, por lo tanto, aumentar la emisión de metano (CH4), un gas de efecto invernadero de corta duración, pero más potente que el CO2. Las emisiones procedentes de las turberas rehumedecidas con paludicultura también se verán afectadas por el uso de la tierra en términos de tipo de uso (agricultura, silvicultura, pastoreo, etc.), pero también en términos de especies utilizadas e intensidad. El uso tradicional de turberas a menudo tiene menos impacto en el medio ambiente que el uso industrial, pero no tiene por qué ser sostenible a largo plazo y si se usa a mayor escala. [4]