Fraude-cientifico-2025

Fuente: Colaje imágenes Google

Los líderes tecnológicos deben «devolver» a la sociedad para apoyar el bien común

El verano de 2006, durante unas vacaciones leí el libro “Anatomía del fraude científico, escrito por otro amante de la indagación científica llamado  «Horace Freeland” que me dejó impresionado, decidiendo abrir una categoría sobre este espinoso tema. Algunos colegas se molestaban de que atizara tanto a la comunidad de indagadores. Pero quien ama una actividad no debe esconder la cabeza, como los avestruces, sino defender su integridad. Desde entonces, he redactado numerosos posts sobre el tema, de los que abajo os dejo los primeros posts, y la categoría correspondiente, por cuanto no es materia de exponerlos uno a uno. Horacio ya nos advertía que, incluso en los anales de los grandes descubrimientos de la ciencia, a lo largo de la historia, se habían detectado “inmortales” nombres que también habían pecado. Horacio, por aquel entonces pensaba que la aparición de las revistasen acaso abierto como Plos One abrirían una vía para erradicar toda la mala praxis científica que comenzaba a crecer. Como veréis abajo, la revista mentada también peca y mucho. Empero son casi todas las que yo conozco, de un modo u otro, también lo hacen.

A lo largo de mi carrera científica vi y sufrí de todo, encontrándome implicado en acusaciones contra algún que otro edafólogo y su cartel que, pasarán a los anales de la ciencia por la enorme influencia que han llegado a tener en el mundo de las ciencias del suelo. Y nadie le ha acusado a él, que yo sepa, cuando no pudo defenderse de mis ataques y eso que el debate se realizó mediante una lista de e-correos que fue leído por cientos de colegas. ¡El silencio de los corderos! Tengo todo el contenido guardado y me entran ganas de subirlo a mi Researchgate para que todos conozcan lo acaecido y las trampas de este individuo, editor de una de las revistas más afamadas en los anales de la edafología.

Empero, las dos extensas notas de prensa que os mostramos hoy son una palmaria evidencia de esa epidemia ha crecido hasta limites intolerables. Ya sabía que debía leer la prensa científica con cuidado y recelo, empero ahora pienso ¿Que es verdad y que es fraude y/o mala praxis en los artículos que leo a diario?  Da igual que se trate de revistas de prestigio o de aquellas que suelen ser conocidas como depredadoras. Actualmente, ya jubilado y con la intención de no publicar ni un solo “paper” más, desde 2023, recibo multitud de invitaciones de revistas de campanillas. A fin de cuentas, quien en acceso abierto pública debe pagar, y en los “Journals» de más categoría las cifras ascienden a decenas de miles de euros por paper. Y por ello, muchos tramposos publican con coautorías de decenas de profesionales. No me cabe duda de que, salvo algunos casos y en algunas especialidades, así se publica mucho más y a precios competitivos. La tecnociencia ha coinvertido la honestidad científica en una carga difícil de soportar, por cierto si eres joven, y honesto jamás llegarías a conseguir un puesto de trabajo, salvo contadas excepciones.

Y el problema se complica con la aparición exclusiva de los ingenios de inteligencia artificial a disposición de todos, como ya se comenta en alguno de los documentos que o expongo abajo. Empero aquí no termina este drama. En  este articulo” Exclusivo: los artículos más citados del siglo XXI” y en otro que no logro encontrar también se denuncia que los papers que comentan o utilizan la IA son bajados de sus depositorios tres veces más que los demás. La tecnociencia lo ha podrido todo.

Y mientras tanto el presidente del País que hasta hace por tiempo alardeaba de abanderar el desarrollo de la ciencia, también  ha emprendido una frenética carrera por destruirla o manipularla conforme  sus catetos intereses.

¡Pobre ciencia!, entre todos la matamos y ella sola se murió gracias a la maldita tecnociencia, que la ha convertido en un simple modelo de negocio.  

Juan José Ibáñez

Continúa…….

El fraude científico organizado está creciendo a un ritmo alarmante, según un estudio

por la Universidad Northwestern; editado por Sadie Harley, reseñado por Robert Egan

Desde investigaciones inventadas hasta autorías y citas pagadas, el fraude científico organizado va en aumento, según un nuevo estudio de la Universidad Northwestern.

Al combinar el análisis de datos a gran escala de la literatura científica con estudios de casos, los investigadores llevaron a cabo una investigación profunda sobre el fraude científico. Aunque las preocupaciones en torno a la mala conducta científica generalmente se centran en individuos solitarios, el estudio de Northwestern descubrió sofisticadas redes globales de individuos y entidades, que trabajan sistemáticamente juntos para socavar la integridad de las publicaciones académicas.

El problema está tan extendido que la publicación de ciencia fraudulenta está superando la tasa de crecimiento de las publicaciones científicas legítimas. Los autores argumentan que estos hallazgos deberían servir como una llamada de atención a la comunidad científica, que debe actuar antes de que el público pierda la confianza en el proceso científico.

El estudio, «Las entidades que permiten el fraude científico a gran escala son grandes, resistentes y están creciendo rápidamente«, se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences.

«La ciencia debe vigilarse mejor a sí misma para preservar su integridad», dijo Luís A. N. Amaral, autor principal del estudio.

«Si no creamos conciencia sobre este problema, el comportamiento cada vez peor se normalizará. En algún momento, será demasiado tarde y la literatura científica quedará completamente envenenada. A algunas personas les preocupa que hablar de este tema sea atacar a la ciencia. Pero creo firmemente que estamos defendiendo la ciencia de los malos actores. Tenemos que ser conscientes de la gravedad de este problema y tomar medidas para abordarlo».

Experto en sistemas sociales complejos, Amaral es profesor Erastus Otis Haven y profesor de ciencias de la ingeniería y matemáticas aplicadas en la Escuela de Ingeniería McCormick de Northwestern. Reese Richardson, becaria postdoctoral en el laboratorio de Amaral, es la primera autora del artículo.

Análisis exhaustivo

Cuando las personas piensan en el fraude científico, es posible que recuerden informes de noticias sobre artículos retractados, datos falsificados o plagio. Estos informes suelen centrarse en las acciones aisladas de un individuo, que toma atajos para salir adelante en una industria cada vez más competitiva. Pero Amaral y su equipo descubrieron una extensa red clandestina que operaba dentro de las sombras y fuera de la conciencia del público.

«Estas redes son esencialmente organizaciones criminales, que actúan juntas para falsificar el proceso de la ciencia«, dijo Amaral. «Millones de dólares están involucrados en estos procesos».

Para realizar el estudio, los investigadores analizaron extensos conjuntos de datos de publicaciones retractadas, registros editoriales y casos de duplicación de imágenes.

La mayoría de los datos provinieron de los principales agregadores de literatura científica, incluidos Web of Science (WoS), Scopus de Elsevier, PubMed/MEDLINE de la Biblioteca Nacional de Medicina y OpenAlex, que incluye datos de Microsoft Academic Graph, Crossref, ORCID, Unpaywall y otros repositorios institucionales.

Richardson y sus colegas también recopilaron listas de revistas desindexadas, que son revistas académicas que han sido eliminadas de las bases de datos por no cumplir con ciertos estándares éticos o de calidad.

Los investigadores también incluyeron datos sobre artículos retractados de Retraction Watch, comentarios de artículos de PubPeer y metadatos, como nombres de editores, fechas de envío y fechas de aceptación, de artículos publicados en revistas específicas.

Comprar una reputación

Después de analizar los datos, el equipo descubrió esfuerzos coordinados que involucraban a «fábricas de papel«, corredores y revistas infiltradas. Funcionando de manera muy similar a las fábricas, las fábricas de papel producen grandes cantidades de manuscritos, que luego venden a académicos que desean publicar rápidamente nuevos trabajos.

Estos manuscritos son en su mayoría de baja calidad, con datos fabricados, imágenes manipuladas o incluso robadas, contenido plagiado y, a veces, afirmaciones sin sentido o físicamente imposibles.

«Cada vez más científicos están atrapados en las fábricas de papel», dijo Amaral. «No solo pueden comprar artículos, sino que también pueden comprar citas. Entonces, pueden parecer científicos de buena reputación cuando apenas han realizado su propia investigación«.

«Las fábricas de papel operan con una variedad de modelos diferentes«, agregó Richardson.

«Entonces, apenas hemos podido arañar la superficie de cómo operan. Pero venden básicamente cualquier cosa que pueda usarse para lavar una reputación. A menudo venden espacios de autoría por cientos o incluso miles de dólares. Una persona puede pagar más dinero por el puesto de primer autor o menos dinero por un puesto de cuarto autor. Las personas también pueden pagar para que los artículos que han escrito sean aceptados automáticamente en una revista a través de un proceso de revisión por pares falso«.

Para identificar más artículos procedentes de fábricas de papel, el grupo Amaral lanzó un proyecto paralelo que escanea automáticamente los artículos publicados en ciencia e ingeniería de materiales. El equipo buscó específicamente autores que identificaron erróneamente los instrumentos que usaron en su investigación. Un artículo con esos resultados fue aceptado por la revista PLOS ONE.

Intermediarios, secuestro y colusión

Amaral, Richardson y sus colaboradores descubrieron que las redes fraudulentas utilizan varias estrategias clave:

  1. Grupos de investigadores se confabulan para publicar artículos en múltiples revistas. Cuando se descubren sus actividades, los documentos se retractan posteriormente;
  2. Los corredores sirven como intermediarios para permitir la publicación masiva de artículos fraudulentos en revistas comprometidas;
  3. Las actividades fraudulentas se concentran en subcampos específicos y vulnerables;
  4. Las entidades organizadas evaden las medidas de control de calidad, como la desindexación de revistas.

«Los corredores conectan a todas las diferentes personas detrás de escena«, dijo Amaral. «Necesitas encontrar a alguien que escriba el artículo. Necesitas encontrar personas dispuestas a pagar para ser los autores. Necesitas encontrar una revista donde puedas publicarlo todo. Y necesitas editores en esa revista que acepten ese artículo«.

A veces, estas organizaciones recorren revistas establecidas por completo, buscando en su lugar revistas desaparecidas para secuestrarlas. Cuando una revista legítima deja de publicar, por ejemplo, los malos actores pueden apoderarse de su nombre o sitio web. Estos actores asumen subrepticiamente la identidad de la revista, dando credibilidad a sus publicaciones fraudulentas, a pesar de que la publicación real haya desaparecido.

«Esto le sucedió a la revista HIV Nursing«, dijo Richardson. «Anteriormente era la revista de una organización profesional de enfermería en el Reino Unido, luego dejó de publicarse y su dominio en línea caducó. Una organización compró el nombre de dominio y comenzó a publicar miles de artículos sobre temas completamente ajenos a la enfermería, todos indexados en Scopus».

Luchando por la ciencia

Para combatir esta creciente amenaza a la publicación científica legítima, Amaral y Richardson enfatizan la necesidad de un enfoque múltiple. Este enfoque incluye un mayor escrutinio de los procesos editoriales, mejores métodos para detectar investigaciones fabricadas, una mayor comprensión de las redes que facilitan esta mala conducta y una reestructuración radical del sistema de incentivos en la ciencia.

Amaral y Richardson también subrayan la importancia de abordar estos problemas antes de que la inteligencia artificial (IA) se infiltre en la literatura científica más de lo que ya lo ha hecho.

«Si no estamos preparados para lidiar con el fraude que ya está ocurriendo, entonces ciertamente no estamos preparados para lidiar con lo que la IA generativa puede hacer a la literatura científica«, dijo Richardson.

«No tenemos ni idea de lo que va a terminar en la literatura, lo que se va a considerar como un hecho científico y lo que se va a utilizar para entrenar futuros modelos de IA, que luego se utilizarán para escribir más artículos«.

«Este estudio es probablemente el proyecto más deprimente en el que he estado involucrado en toda mi vida«, dijo Amaral. «Desde que era niño, me entusiasmaba la ciencia. Es angustioso ver a otros participar en el fraude y engañar a otros. Pero si crees que la ciencia es útil e importante para la humanidad, entonces tienes que luchar por ella».

Más información: Las entidades que permiten el fraude científico a escala son grandes, resistentes y están creciendo rápidamente, Actas de la Academia Nacional de Ciencias (2025). DOI: 10.1073/pnas.2420092122

Información de la revista: Actas de la Academia Nacional de Ciencias  PLoS ONE 

Exclusivo: editores propensos a la retracción identificados en la megarevista PLoS ONE

Un estudio dice que un pequeño grupo de editores manejó muchos manuscritos problemáticos, y una investigación de Nature descubre quiénes son. •        04 agosto 2025. Por Miryam Naddaf et al.

En 2022, PLoS ONE se retractó de más de 100 artículos después de que un editor notara un aumento inusual en las presentaciones. Un estudio independiente ha analizado ahora más a fondo el historial de retractaciones de la revista. Crédito: Getty

Casi un tercio de todos los artículos retractados en PLoS ONE se remontan a solo 45 investigadores que se desempeñaron como editores en la revista, según un análisis de sus registros de publicación.

El estudio1, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) el 4 de agosto, encontró que 45 editores manejaron solo el 1,3% de todos los artículos publicados por PLoS ONE entre 2006 y 2023, pero que los artículos que aceptaron representaron más del 30% de las 702 retractaciones que la revista emitió a principios de 2024. Veinticinco de estos editores también escribieron artículos en PLoS ONE que luego fueron retractados.

Los autores de PNAS no revelaron los nombres de ninguno de los 45 editores. Pero, mediante el análisis independiente de los datos disponibles públicamente de PLoS ONE y la base de datos Retraction Watch, el equipo de noticias de Nature ha identificado a cinco de los editores que manejaron el mayor número de artículos que posteriormente fueron retractados por la revista. En conjunto, esos editores aceptaron alrededor del 15% de los artículos retractados de PLoS ONE hasta el 14 de julio.

«Las huellas que deja el fraude sistemático en la literatura son tan masivas que no hay forma de que sean solo un par de malos autores», dice la coautora del estudio de PNAS, Reese Richardson, metacientífica de la Universidad Northwestern en Evanston, Illinois. «Hay una complicidad dentro de los editores designados por la revista que permite que esto suceda«.

«PLOS ha sido consciente durante mucho tiempo del problema abordado en este artículo», dice Renee Hoch, jefa de ética de publicación de la editorial. «En cada caso, eliminamos rápidamente a las personas de interés de los consejos editoriales de PLOS y tomamos las medidas necesarias sobre los artículos afectados». Añade que «los problemas tratados en este artículo no son específicos de PLoS One y han estado afectando a revistas y editores de toda la industria«.

Cassidy Sugimoto, investigadora de políticas científicas del Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta, califica los hallazgos de «desalentadores«. Pero, dice, muestran «que tenemos las herramientas y los mecanismos para identificar la mala conducta a escala y comenzar a desarraigar algunos de los malos comportamientos que están ocurriendo en la ciencia». Sugimoto agrega que el estudio no puede determinar si todos los editores marcados actuaron deliberadamente para pasar el trabajo problemático a través de la revisión por pares, o si fueron «negligentes en sus deberes«. Los artículos pueden ser retractados por sus autores o editores por innumerables razones, incluidos errores honestos, disputas de autoría o problemas que surgen de mala conducta en la investigación.

Editores con altas tasas de retractación

PLoS ONE es publicado por la Public Library of Science (PLOS) de acceso abierto en San Francisco, California. La revista cuenta con miles de editores académicos voluntarios, que manejan las presentaciones y supervisan la revisión por pares, con el apoyo de 22 editores del personal.

En el estudio de PNAS, los investigadores examinaron 276.956 artículos publicados en PLoS ONE desde su lanzamiento en 2006 hasta finales de 2023, y siguieron a 134.983 autores y 18.329 editores de manejo. Identificaron a 22 editores que aceptaron desproporcionadamente artículos que luego se retractaron, y otros 33 que aceptaron artículos que habían sido marcados en PubPeer, un sitio para la revisión por pares posterior a la publicación, con más frecuencia de lo que se esperaría por casualidad. Además, el análisis identificó a 21 autores que parecían dirigir sus envíos hacia el grupo de 22 editores marcados por altas tasas de retractación.

El estudio revela cómo las personas pueden formar redes coordinadas y trabajar bajo el disfraz del deber editorial para impulsar grandes cantidades de investigación problemática en la literatura científica, en algunos casos con vínculos con fábricas de papel, empresas que producen artículos falsos y venden espacios de autoría.

Hoch niega que PLoS ONE permita sistemáticamente a los autores elegir a quién se le asigna el manejo de su envío. «La asignación de editores en PLoS One se realiza a través de un algoritmo que hace coincidir las presentaciones con editores con la experiencia adecuada, o en una minoría de casos, el personal de PLOS investiga y asigna editores manualmente. Las solicitudes de los autores para editores específicos no se cumplen ni se consideran en la mayoría de los casos, y cuando se consideran, se examinan cuidadosamente para detectar posibles intereses contrapuestos».

Conflictos de intereses

En 2022, PLoS ONE se retractó de más de 100 artículos después de que un editor notara un aumento inusual en las presentaciones, muchas de ellas en investigación agrícola, de un autor. La investigación de la revista encontró que algunos editores académicos habían manejado manuscritos de los mismos autores repetidamente, habían sido coautores de artículos con ellos y habían manipulado la revisión por pares.

En su análisis de los registros de publicación de PLoS ONE, Richardson y sus colegas identificaron a 19 investigadores, con sede en 4 países, que se desempeñaron como editores académicos entre 2020 y 2023, y manejaron repetidamente las presentaciones de los demás. Más de la mitad de los artículos que aceptaron se retractaron más tarde, con avisos casi idénticos que citaban preocupaciones sobre la autoría, la revisión por pares y los intereses contrapuestos.

El análisis de Nature identificó a 3 de esos 19 editores. Shahid Farooq, biólogo de plantas de la Universidad de Harran en Şanlıurfa, Turquía, encabezó la lista de editores de PLoS ONE ordenados por la cantidad de artículos retractados que manejaron. Entre 2019 y 2023, Farooq fue responsable de editar 79 artículos, 52 de los cuales fueron posteriormente retractados. Todos los avisos de retractación indicaban que los artículos fueron «identificados como uno de una serie de envíos» para los cuales la revista tenía preocupaciones sobre la autoría, los intereses contrapuestos y la revisión por pares. Farooq también fue coautor de siete artículos en PLoS ONE que luego se retractaron con avisos de retractación idénticos.

Farooq le dijo a Nature en una declaración por correo electrónico que confiaba en los informes de los revisores para tomar sus decisiones editoriales y que los editores tenían herramientas limitadas para detectar conflictos de intereses. En un comunicado de prensa de 2022, Hoch de PLOS dijo que las «verificaciones internas de intereses contrapuestos» no estaban «equipadas para identificar historiales de copublicación» en ese momento. PLOS introdujo nuevas políticas en 2023 para tratar de evitar la manipulación del proceso de publicación. Más recientemente, las revistas han comenzado a utilizar herramientas automatizadas para analizar patrones de coautoría y señalar posibles problemas de las fábricas de papel.

Farooq dice que PLoS ONE lo destituyó del consejo editorial en 2022 y que posteriormente renunció a sus puestos editoriales en otras revistas, incluidas Frontiers in Agronomy y BMC Plant Biology. «Mi experiencia de edición ha cambiado a no editar ningún artículo para ningún editor, ya que los editores se vuelven inocentes una vez que se plantean problemas en los artículos publicados», agregó.

Otro editor señalado en el análisis de Nature es Zhihan Lv (también conocido como Zhihan Lyu), un investigador en realidad virtual, que ocupó el segundo lugar en la lista de editores que manejaron un gran número de artículos retractados de PLoS ONE. Entre 2017 y 2021, Lv editó 54 artículos, y 43 de ellos se han retractado, incluidos 31 este año. Todos los avisos citaron preocupaciones sobre la integridad de la revisión por pares y la posible manipulación del proceso de publicación.

Lv también fue editor de más de 400 artículos en revistas publicadas por Hindawi, una subsidiaria de la editorial Wiley, con sede en Nueva Jersey, que ahora ha cesado su actividad. Muchos de estos documentos han sido retractados. En 2024, la revista Neural Computing and Applications, publicada por Springer Nature, con sede en Londres, se retractó de 24 de los 26 artículos de un número especial de 2018 en el que Lv fue editor invitado en jefe (el equipo de noticias de Nature es editorialmente independiente de su editor). Las retractaciones, que incluían un artículo de investigación en coautoría con Lv, se referían a un manejo editorial y una revisión por pares comprometidos, citas irrelevantes, manipulaciones de imágenesfrases torturadas y contenido fuera del alcance de la revista y su número especial.

Lv le dijo a Nature que no sabía en ese momento que había un conflicto de intereses al enviar un artículo a un número especial del que él era el editor principal.

En 2022, PLoS ONE eliminó a Lv de su consejo editorial y se retractó de tres artículos en coautoría en años posteriores. «Figuré como coautor en estos tres artículos sin mi consentimiento. No tengo conocimiento de los detalles de estos artículos», dijo Lv a Nature. «Recuerdo haber informado a la revista de esto cuando me contactaron antes de retractarse de los artículos», agregó.

Pero en 2023, PLOS alertó a la Universidad de Uppsala en Suecia, donde Lv trabajó desde 2021 hasta su renuncia en septiembre de 2024, citando preocupaciones sobre su participación en actividades de fábricas de papel. La investigación de la universidad concluyó que había «motivos para sospechar mala conducta en la investigación» en uno de sus documentos de PLoS ONE, y remitió un asunto separado, que involucraba una revisión ética que dijo que Lv había fabricado, a la policía sueca. Desde entonces, Lv se ha mudado a la Universidad de Xidian en Xi’an, China.

Problemas de autoría

Haibin Lv, geólogo marino de la Oficina del Mar del Norte en el Ministerio de Recursos Naturales de China en Qingdao, ocupó el tercer lugar en la lista de editores de Nature. Entre 2021 y 2022, Haibin Lv editó 28 artículos para PLoS ONE. Todos menos uno de los 28 artículos han sido retractados, y la revista señaló que eran parte de una serie de presentaciones para las que tenía preocupaciones sobre la integridad de la revisión por pares, las similitudes entre los artículos y la posible manipulación del proceso de publicación. PLoS ONE emitió una expresión de preocupación por el artículo restante en junio, citando problemas con la revisión por pares y las citas. Nature también identificó 113 artículos publicados en el Journal of Sensors de Hindawi entre 2021 y 2023 que editó Haibin Lv, 88 de los cuales se han retractado.

Dos de los artículos retractados en PLoS ONE que editó Haibin Lv fueron coescritos por Zhihan Lv, quien le dijo a Nature que figuraba como autor sin su consentimiento. «Zhihan Lv y yo somos colaboradores en múltiples proyectos de investigación. Mi manejo de los dos artículos de PLoS ONE de los que fue coautor no fue diferente al manejo de artículos de extraños», dijo Haibin Lv a Nature.

Nature también identificó diez artículos de los que Haibin Lv y Zhihan Lv fueron coautores y publicaron entre 2022 y 2024, seis de los cuales aparecieron en conferencias organizadas por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), una asociación profesional y editorial con sede en la ciudad de Nueva York. Ninguno ha sido retractado. El IEEE se negó a comentar sobre el asunto.

Zhihan Lv y Haibin Lv le dijeron a Nature que no son hermanos. Zhihan dijo que no eran parientes consanguíneos, y Haibin describió su relación como «privada».

El cuarto en la lista de Nature es Adnan Noor Shah, agrónomo de la Universidad de Ingeniería y Tecnología de la Información Khwaja Fareed en Rahim Yar Khan, Pakistán, que manejó 24 artículos publicados en PLoS ONE entre agosto de 2021 y mayo de 2022. Dieciocho de esos artículos han sido retractados, y los avisos de retractación de 17 de ellos decían que eran parte de una serie de presentaciones para las cuales la revista tenía preocupaciones sobre la autoría, los intereses contrapuestos y la revisión por pares. Shah también fue coautor de cinco artículos de los que PLoS ONE se retractó más tarde, citando preocupaciones similares, así como problemas con las citas de referencias y la superposición con otras publicaciones.

El análisis de Nature descubrió que, en 2022, Shah fue coautor de dos artículos en dos revistas, incluida Frontiers in Plant Science. Sus coautores en estos artículos incluyeron a tres investigadores que aparecieron como autores en otros cuatro artículos que Shah editó para Frontiers in Plant Science. El editor de la revista, Frontiers (con sede en Lausana, Suiza), le dijo a Nature que está investigando 20 publicaciones en las revistas que Shah editó. Shah no respondió a los correos electrónicos de Nature.

La investigación de Nature también identificó al investigador del cáncer Aamir Ahmad como el editor más prolífico de PLoS ONE. Ahmad es el editor en jefe de Non-coding RNA Research, una revista de acceso abierto publicada por KeAi, con sede en Pekín. También ha sido editor de cáncer en Springer Nature’s Scientific Reports desde 2017.

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