La Biodiversidad Amazónica y su Idiosincrática Policrisis (ahora los superalimentos)
Fuente: Colaje imágenes Google
Tremendas las arremetidas que sufre la biodiversidad del Amazona. El post de hoy versará acerca de una noticia que debo calificar como de las más estúpidas que he leído hasta el momento: “Locura de las bayas de Acai: ¿bendición o amenaza para el Amazonas?”.
La que posiblemente sea la joya de la corona de la biodiversidad terrestre emergida, recibe agresiones por todos los lados, una verdadera policrisis, reflejo de la humana. Parece como si la humanidad quisiera arrasarla sí o sí. Que ahora sea la moda de los superalimentos la que vuelve a poner en jaque parte de ella, no muestra más que la estulticia de los humanos. Las bayas de Acai, que crecen en unas palmeras que bordean ciertos ríos, han sido un elemento culinario tradicional de los campesinos que allí moran. Empero un buen día, unos investigadores dijeron haber detectado que, “posiblemente”, que esos frutos contienen sustancias que los convierten en superalimentos, comenzando a exportarse a todo el mundo, iniciándose así un nuevo ataque, ya que se necesitaba mucha más materia prima que la que se cosechaba tradicionalmente, expandiéndola y/o intensificándola hasta transformarla a menudo en monocultivos.
Las noticias que os expongo abajo nos narran “exactamente” lo que en estos momentos está ocurriendo. Debo suponer, por el modo y contenidos del material que os expongo abajo, que la obtención tradicional era mediante lo que en este blog denominamos reservas extractivas. Su gestión consiste en aclarar ligeramente el bosque, con vistas a plantar y expandir en su interior los árboles y otros vegetales de mayor interés para los aborígenes de forma sostenible. Su consumo era limitado y este tipo de agroecosistemas no resulta ser una agresión, ya que ha ocurrido milenariamente. Otra cuestión bien distinta es que en Internet se la considera como un “sistema moderno”. “Falso”. Pero hablamos de la ley de la oferta y la demanda en un mundo hiper-capitalista. Al lanzarse al mercado mundial como un superalimento, aspecto que muchos otros científicos ponen en duda, la demanda creció desorbitadamente. Los moradores del Amazonas en estos ecosistemas, que viven en medio del caos y la pobreza, vieron una oportunidad con vistas a aumentar considerablemente sus ingresos. Infiero que comenzaron a sembrar en estas “reservas extractivas” eliminando más y más especies. Luego llegaron los monocultivos y su ley de biodiversidad “cero». Desconozco si en los monocultivos comenzaron a meter la mano las empresas de calado y/o multinacionales, que no me extrañaría. Se ha llegado al punto de que se habla de “‘Acai-ificación’ de la Amazonía (traducido literalmente del suajili). Y así las maravillosas reservas extractivas primero se empobrecieron en biodiversidad y ahora van desapareciendo en los espacios geográficos afectados. Como veréis viven en suelos inundables, por lo que hablamos de edafotaxa hidromorfos (Gleysoles), o de ribera (Fluvisoles). Pero no dispongo de más datos.
Las modas de superalimentos pueden causar estragos. Y peor aun, los que cuidan su salud y dicen amar el medio ambiente, suelen consumir estos superalimentos porque así se han vertido en un par de estudios no corroborados. Esto bastó para que el comercio mundial montara otro Burbuja-agronegocio que, dicho sea de paso, no era necesario de ningún modo. Bien estaría que estos amantes de la salud personal y medioambiental, dejaran de jugar con su propia estupidez, creyéndose todo lo que señalan las etiquetas, pero sin cerciorarse de los cambalaches que ocultan la cruda realidad.
Puede entenderse ¡que, en ese megadiverso ecosistema amazónico sin ley, sumido en la pobreza, los actuales campesinos deseen lógicamente prosperar. Empero una cuestión es mejorar la calidad de vida y otra la agricultura de rapiña. Ahora bien, que nadie ponga coto a tanto desmán en el Amazonía debiera ser motivo de estudio, aunque Bolsonaro, lo propició con su “ahí tenéis las amazonas: vamos a aprovechar sus recursos por las buenas y por las malas”.
Os dejo material para que lo leáis y os llevéis las manos a la cabeza. Los datos son escandalosos. Así llegará un día en que clamemos “Entre todos la matamos y ella sola se murió” y a la postre se promulgue “Día mundial en recuerdo del Amazonas extinguida”. ¡Así somos, sí nos va!.
Juan José Ibáñez
Continúa…….
“Las Reservas Extractivas: Una Promesa ecológica al borde del desastre por la economía globalizada ”
Wilson, E.O. 1994. La diversidad de la vida. Drakontos/Crítica. Barcelona.431 p. Reservas extractivas
Locura de las bayas de Acai: ¿bendición o amenaza para el Amazonas?
Por Eugenia LOGIURATTO; Abaetetuba, Brasil (AFP) Aug 26, 2023
Trabajando en el calor sofocante de la Amazonía brasileña, José Diogo escala un árbol y cosecha un grupo de bayas negras: acai, el «superalimento» de moda que remodela la selva tropical más grande del mundo, para bien y para mal.
Diogo, de 41 años, que vive en una comunidad pobre y remota fundada por esclavos escapados, está a un mundo de distancia de los exclusivos pasillos de los supermercados de Nueva York o Tokio, donde las bayas como estas se venden en sorbetes, batidos, jugos, polvos y píldoras, popularizados por personas como Gwyneth Paltrow y Meghan Markle.
Pero tiene una visión de primera fila de los cambios que la locura del acai está trayendo a la Amazonía brasileña.
Desde que el acai saltó a la fama internacional en la década de 2000, promocionado por sus ricas propiedades nutricionales y antioxidantes, ha desatado un auge económico para los agricultores tradicionales en la región amazónica, y ha sido elogiado como una forma de llevar el «desarrollo verde» a la selva tropical sin destruirla.
Pero los expertos dicen que también está amenazando la biodiversidad del Amazonas, ya que los campos de un solo cultivo de palmas de acai se vuelven cada vez más comunes.
Diogo, que vive en la aldea de Igarape Sao Joao, en el estado norteño de Pará, se está construyendo una casa de ladrillo gracias al dinero que ha ganado con acai.
«Las cosas mejoran mucho para nosotros cada temporada de cosecha«, dice, raspando las bayas pequeñas en una canasta grande.
Puede llenar 25 de esas canastas en un buen día, trayendo a casa entre 300 y 625 reales ($ 60 a $ 128), dice.
Las bayas se llevan en barco a Belem, la capital del estado, donde los trabajadores sudorosos llevan enormes cargas de ellas al mercado para venderlas lo más rápido posible, antes de que la frágil fruta se deteriore.
– ‘Acai-ificación’ de la Amazonía –
Consumido durante mucho tiempo por los grupos indígenas, el acai es un pilar culinario en el noreste de Brasil, se come con harina de mandioca o se usa para acompañar pescado y otros platos.
Su pulpa de color púrpura oscuro se disparó a la popularidad en todo Brasil en las últimas dos décadas, a menudo bebida como jugo o convertida en un sorbete endulzado y servida con fruta y granola.
A partir de ahí, el acai pasó a ganar fanáticos en todo el mundo, desde los Estados Unidos hasta Europa, Australia y Japón, donde puede vender desde alrededor de $ 5 por tazón hasta más de $ 20 por un paquete de 100 gramos de polvo de acai orgánico.
Las exportaciones brasileñas de acai y sus derivados aumentaron de 60 kilogramos en 1999 a más de 15.000 toneladas en 2021.
Para, la fuente del 90 por ciento del acai de Brasil, produjo casi 1,4 millones de toneladas en 2021, por un valor de más de $ 1 mil millones para la economía del estado.
Pero los estudios muestran que la expansión de las palmas de acai en el Amazonas está causando una pérdida de biodiversidad en algunas regiones al reemplazar otras especies.
«Deje la naturaleza a su suerte, y obtendrá 50 o tal vez 100 plantas de acai por hectárea«, dice el biólogo Madson Freitas del instituto de investigación Museu Goeldi en Belem.
«Cuando superas los 200, pierdes el 60 por ciento de la diversidad de otras especies nativas«.
Ha publicado un estudio sobre el fenómeno, que él llama «acai-ificación».
La pérdida de otras especies de plantas a su vez tiene un efecto negativo en el acai, que se vuelve menos productivo debido a la pérdida de polinizadores como abejas, hormigas y avispas, dice.
Los períodos secos más largos en el Amazonas, que pueden verse exacerbados por el cambio climático, también están perjudicando al acai, que tiende a crecer en tierras que se inundan durante la temporada de lluvias.
– «Servicio medioambiental» –
Freitas, como Diogo, proviene de un «quilombo», comunidades fundadas por esclavos fugitivos en Brasil en los siglos 17 y 18.
Él dice que se necesitan leyes de conservación y vigilancia policiales más fuertes para combatir la agricultura de un solo cultivo, así como incentivos para que los agricultores preserven la selva tropical.
Salomao Santos, un líder local en Igarape Sao Joao, admite que el dominio del acai podría convertirse en un problema.
«Aquellos de nosotros que vivimos en el Amazonas sabemos que no podemos vivir de una sola especie«, dice.
Recuerda los auges y caídas de las materias primas del pasado, como la caña de azúcar y el caucho.
Quiere una compensación para los residentes de quilombo y otros que preservan el Amazonas, cuyos cientos de miles de millones de árboles que absorben carbono son un recurso vital contra el cambio climático.
«Brindamos un gran servicio ambiental al mundo», dice.
Euterpe oleracea
La palmera de azaí, huasaí, palma murrapo, naidí, o (en portugués) açaí (Euterpe oleracea) es una palmera nativa del norte de Sudamérica, apreciada por las propiedades nutritivas de su fruto. También se conoce con el nombre de palma manaca.
Su consumo data de tiempos precolombinos y es un alimento muy importante en la dieta amazónica. El cultivo intensivo del azaí se ha extendido dentro del territorio brasileño, durante los años 1980 y 1990.
Hábitat:Crece en bosques húmedos de las tierras bajas, en zonas inundables cerca de las riberas de los ríos. Es propia del Andén Pacífico, donde se conoce como palma murrapo o naidí y forma extensas asociaciones en las vegas inundables de los ríos, a menos de 100 m de altitud.
En Estados Unidos y por extensión en Canadá y Europa, se ha comenzado a comercializar como suplemento alimenticio en forma de barritas energéticas, zumo, caramelos o la fruta entera. Las empresas que comercializan estos productos dicen que proporciona mucha fibra, un nivel energético más alto y mejora la vida sexual, digestión, salud cutánea, salud cardíaca, sueño e incluso disminuye los niveles de colesterol. Además, les atribuyen propiedades adelgazantes.
El azaí: otro superalimento de moda que pone en peligro la vida en el Amazonas
El ‘boom’ de los cultivos de la palmera ‘Euterpe oleracea’ en Brasil perjudican la diversidad biológica
Joaquim Elcacho; 22/03/2022 12:10
El grave impacto ambiental que produce la mala gestión en algunos cultivos y la producción masiva de aceite de palma se ha convertido en ejemplo clásico en las denuncias por daños ambientales de las últimas décadas.
Algo similar ocurre con el aguacate, la quinoa o el coco -por poner algunos ejemplos-, en casos en que la agricultura explota los recursos naturales de forma irracional e insostenible.
La moda de los superalimentos (alimentos que aparentemente proporcionan beneficios excepcionales a la salud humana, término común en el marketing alimentario) incrementa los cultivos con potencial impacto ambiental negativo.
El peligro no se encuentra por lo general en la palma, el aguacate o la quinoa sino en los métodos de cultivo, producción y comercialización; por deforestación, ocupación de tierras, explotación laboral, consumo excesivo de agua, fertilizantes y pesticidas…
Estudio en la Amazonia
Uno de los casos más recientes y hasta ahora menos estudiados de cultivos tradicionales que debido a la moda de los superalimentos se están convirtiendo en una amenaza para el medio ambiente es el del azaí. Este fruto de la palmera de azaí (Euterpe oleracea), conocido también como huasaí, palma murrapo, naidí o (en portugués) açai, se está convirtiendo en un fenómeno de escala mundial alentado por la mercadotécnia que utiliza de forma interesada algunos estudios científicos que indican propiedades beneficiosas para la salud.
Está por demostrar que el azaí sea un superalimento, lo que sí está comprobado es que el rápido crecimiento de cultivos de esta palmera en la región costera del Amazonas (Brasil) está provocando daños importantes en los ecosistemas y reduciendo la diversidad biológica.
Uno de los primeros estudios sobre este nuevo impacto ambiental ha sido elaborado por científicos de Brasil, Perú, México y Estonia.
Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Biological Conservation (septiembre de 2021) con un título suficientemente demostrativo: «La intensificación del manejo de la palma de azaí empobrece en gran medida los ensamblajes de árboles en el bosque del estuario del Amazonas«.
Después de estudiar 47 parcelas en el bosque del estuario del Amazonas, el equipo encabezado por Madson Freitas, del depratamento de Botánica de la Universidad Federal de Pernambuco (Brasil) llega a cuatro conclusiones principales:
- La intensificación del cultivo de azaí para mejorar el rendimiento de esta modalidad agrícola representa una reorganización completa del bosque de la zona de estuario estudiada.
- 2. Los paisajes dominados por masas forestales de alta intensidad de palmera de azaí están muy empobrecidos en términos de sotobosque, dosel y especies de árboles emergentes.
- 3. Las regulaciones legales actuales en Brasil [principal productor mundial] sobre la intensificación del azaí no protegen la integridad y la biodiversidad del bosque.
- 4. El azaí representa una oportunidad económica importante para algunas poblaciones locales, pero también es una amenaza real para el bosque del estuario del Amazonas.
Más producción, más problemas
El estado brasileño de Pará es el mayor consumidor nacional y también el mayor exportador mundial de azaí. Para atender a la creciente demanda la extensión de estos cultivos ha pasado -en Pará- de 77.000 a 188.000 hectáreas en los últimos 10 años. La Federación de Industrias del Estado de Pará (FIEPA) ha indicado que hace una década se vendían al exterior algo más de 40 toneladas de azaí mientras que el año pasado se alcanzaron las a 5.937 toneladas, según informaciones recogidas por Mongabay.
La investigación publicada en Biological Conservation señala que con la tala de árboles nativos en los bosques de ribera para expandir el cultivo de azaí se produce una rápida reducción en el número de especies y funciones en este ecosistema amazónico, caracterizado por bosques que crecen en las márgenes de ríos fangosos.
“Notamos la ausencia de especies típicas de árboles de llanura de inundación en ambientes con monocultivos, principalmente plantas de sombra, que ayudan en el ciclo de nutrientes y albergan especies de fauna como aves e insectos”, ha explicado Madsdon Freitas.
“Los productores de azaí están ignorando la importancia de la biodiversidad local. Están desaparecieron otras plantas y esto compromete la funcionalidad del bosque en su conjunto. En algunas zonas se tiene prácticamente un monocultivo de azaí, cuando lo normal sería tener hasta 70 especies diferentes de árboles y palmeras por hectárea”, ha explicado a Mongabay Ima Vieira, investigadora del Museo Emilio Goeldi de Pará, doctora en Ecología y especialista en estudios de resiliencia de la Selva Amazónica a la deforestación.
El azaí siempre ha formado parte de la dieta humana en la cuenca baja del Amazonas. Este fruto redondo, de color púrpura, crece en racimos de la palmera Euterpe oleracea, es recogido y consumido por los habitantes de la región como parte de su cultura y alimentación tradicional.
A mediados de la década de 1990 se puso de moda el consumo de esta fruta gimnasios de Río de Janeiro y São Paulo. La fama de sus beneficios nutricionales –como el hecho de tener gran cantidad de antioxidantes, fibra y alto valor energético– conquistó rápidamente a los consumidores de la región sudeste de Brasil y poco a poco llegó a los mercados internacionales.
“Antes del boom del azaí, siempre hubo producción doméstica para satisfacer la demanda local. Hasta entonces, este símbolo de la tradición alimentaria amazónica tenía poco impacto en el medio ambiente y la diversidad biológica, pero cuando llegó la fama y aumentó la demanda, la situación empezó a cambiar”, enfatiza la investigadora Ima Vieira.
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