Antonio Bello Pérez

Profesor de Investigación en Ciencias Agrarias.

Dpto. Agroecología.

Centro de Ciencias Medio Ambientales

(CCMA), Madrid.

 

Nota del administrador de la Bitácora: Como en los últimos post precedentes, seguimos mostrando la perspectiva de una visión de la agricultura basada en la agroecología, es decir en el respeto a la naturaleza, conocimiento campesino y salud ciudadana. Ante las graves crisis económica, alimentaria y ambiental, son muchos los organismos internacionales que demandan un cambio de paradigma en las ciencias agrarias. Empero los guardianes de la globalización, inmediatamente, lo hacen equiparable a un nuevo modelo de negocio basado en los mismos principios que nos han conducido al desastre actual. En esta bitácora, hemos venido mostrando que, las bases conceptuales y metodológicas con vistas a alcanzar tales cambios ya fueron solidamente fundadas en las últimas décadas por investigadores que piensan más en los seres humanos que en los emolumentos y subvenciones de las multinacionales de la agroindustria. Sin embargo, la ciencia que da soporte al capitalismo ha intentado encubrir el brillante y honesto modo de proceder de estudiosos de la talla de  de Efraín Herández Xolocotzi, Masanobu Fukuoka, Pedro Montserrat Recoder y Antonio Bello Pérez, entre otros muchos. Hoy, como discípulo suyo, os muestro otro artículo de opinión de este último investigador. El nos mostrará que los cimientos para el cambio ya están entre nosotros. Más que dejar que, “los de siempre”, nos conduzcan nuevamente a otro desastre, debemos exigir que el cambio se fundamente en los que ya advirtieron hace tiempo las serias consecuencias del capitalismo globalizante. Sus tesis han sido corroboradas por los hechos, mientras que los cantos de sirena de los que se creen valedores del sistema imperante, y que intentaron silenciar a los defensores de la agroecología, ya sabéis sobradamente a donde nos han guiado (por muchos papers que acumulen en revistas de prestigio: “quien hace la ley hace la trampa”). Pasemos pues al post de Antonio Bello cuyo título es el que encabeza el post. Este ha sido reproducido, con permiso del autor, de la revista Agropalca (Nº. 2, pp. 21), de la que es miembro de su consejo editorial. El artículo original lo podéis obtener pinchando sobre el nombre de la revista enlazada, cuya lectura os recomendamos vívidamente, a los interesados en estos temas. No os acostumbréis, pronto retornaremos a los post escritos por este impresentable administrador (Juan José Ibáñez).

Paisaje de Las Islas Canarias desde Lanzarote. Fuente: Rincones del Atántico

Islas Canarias. Un paraíso de agriculturas campesinas sustentables, Fuentes: Rincones del Atlántico

La Agroecología Como Elemento Armonizador en el Mundo Agrario

Se considera desde la Ecología a los sistemas agrarios como ecosistemas armonizados por el ser humano (Monserrat 1961), de modo diferente Raquel Carson (1962) señala el gran impacto ambiental de la agricultura convencional. La Agricultura y la Ganadería tienen como objetivos fundamentales obtener alimentos de calidad, que sean competitivos en el mercado, y a un precio justo, tanto para agricultores y ganaderos como para los ciudadanos, además no conviene olvidar que una producción estable de calidad sólo se puede alcanzar dentro de una organización social que respete los recursos naturales y el medio ambiente. Por ello, es necesario un compromiso social, que fundamentado en la soberanía alimentaria, entendida como “el derecho de cada ciudadano a elegir lo que quieren o no quieren comer”, desarrolle un modelo alimentario responsable y solidario, que se pregunte cómo se producen los alimentos, y por sus implicaciones tanto sociales como ambientales.

Ante la crisis económica en la que nos encontramos, los políticos responsables deben recordar que es fundamental dinamizar el conocimiento si se quiere dinamizar la economía. En el campo agrario se propone un cambio de modelo fundamentado en la Agroecología que, como ciencia que estudia la ecología de los sistemas agrarios, nos permite conocer los elementos y procesos claves que rigen el funcionamiento de los agrosistemas, para poder basar su gestión en el manejo de la “Diversidad” como elemento de armonía y no de confrontación.

Puesto que la Investigación en Ciencias Agrarias ha estado dirigida principalmente a la obtención de cultivos transgénicos (Castañera 2008), olvidándose de que los sistemas agrarios son sistemas complejos, que sólo pueden ser gestionados con ideas y creatividad, no siendo sólo cuestión de genes y de enzimas (Bello y col. 2008).

 Las Gerias Agricultura sustentable de Lanzarote. Fuente Gevic

Gerías en Lanzarote y sus suelos Islas Canarias. Fuente: Gevic

Es urgente poner en valor el gran potencial de la “cultura agraria Ibérica y Mediterránea” que ha sabido armonizar agricultura y ganadería en nuestros sistemas

agrarios, como las dehesas castellanas, extremeñas y andaluzas; los sistemas agrarios y ganaderos de montaña de Asturias, Cantabria, País Vasco y el Pirineo; el manejo de los factores ambientales en nuestra agricultura extensiva y, en el caso concreto del Valle del Ebro y Canarias, la gestión de las relaciones de verticalidad entre el valle y la montaña; incluyendo además la gran diversidad de sistemas agrarios tradicionales de alto valor ecológico, como son los sistemas “enarenados” de Almería, las “sorribas” y los “jables” de Canarias o los viñedos desde los de “A Ribeira Sacra” en Lugo hasta los de Lanzarote y la isla de El Hierro. Pero sobre todo hay que resaltar nuestro mestizaje con las culturas agrarias de los pueblos de América y del Norte de África, puesto que es fundamental para poder gestionar la biodiversidad funcional de los cultivos de frutales y hortalizas, o la trasformación de nuestros ambientes áridos en vergeles. No conviene olvidar la gran diversidad de los mercados locales, como modelo de venta directa de los productos agrarios.

Es necesaria la creación de Centros Internacionales de Referencia en Agroecología, donde a través de Programas de Investigación Participativa, se armonice el conocimiento científico con “El Saber” de agricultores y ganaderos, para que con los empresarios agrarios podamos responder a las demandas de los ciudadanos de una producción agraria de calidad, a un precio justo, que nos permita dinamizar al mismo tiempo la economía. Hay que resaltar la necesidad de poner en valor el gran potencial de nuestros Técnicos e Investigadores que cada año nos sorprenden con la calidad de sus comunicaciones y publicaciones, que están recogidas en las reuniones y congresos de nuestras Sociedades Científicas, junto al gran número de cursos sobre Agroecología y Agricultura Ecológica, que organizan Universidades, Centros de Investigación y Organismos Autonómicos, así como organizaciones agrarias, ambientalistas y de consumidores.

Ante los problemas actuales del mundo rural es necesaria voluntad política que permita una mayor participación de los ciudadanos para cambiar de modelo, puesto que éstos no se van a resolver con milagros biotecnológicos y la utilización de organismos transgénicos, sino que más bien se pueden producir nuevos problemas de contaminación biológica, que serán mucho más graves que los causados con la contaminación química por una gestión incorrecta de los cultivos, puesto que la contaminación biológica, a diferencia de la química, es capaz de autoreproducirse, siendo la principal razón por la que se exigen unos niveles de contaminación cero, sin olvidar la pérdida de autonomía por parte del agricultor en relación al control de sus semillas.

Pero sobre todo, es necesario un compromiso a nivel social, porque los problemas del “campo” no son sólo problemas de los agricultores y ganaderos sino responsabilidad de todos los ciudadanos. Todo ello es fundamental para que a través de la Unión tratemos, no de expulsar a los “fariseos” de la agricultura “sostenible” con transgénicos del “templo sagrado” de la Agronomía, sino que por el contrario demostremos que la Agroecología es la única vía para lograr un mundo rural vivo y en armonía.

Referencias.

Bello A., López Pérez J.A., Díez-Rojo M.A., López-Cepero J., García Álvarez A. 2008. Principios ecológicos en la gestión de los agrosistemas. Arbor, Ciencia, Pensamiento y Cultura 729, 19-29;

Carson R. 1962. The silent spring. Houghton Mifflin, New York, 400pp;

Castañera P. 2008. Cultivos biotecnológicos: una década de maíz transgénicos resistentes a plagas en España. 20 años de Conquistas Tecnológicas. Phytoma España 199, 16-21;

Monserrat P. 1961. Las bases de la praticultura moderna. Caja de Pensiones de Cataluña. Boletín Agropecuario 99-14.

Antonio Bello Pérez

Profesor de Investigación en Ciencias Agrarias.

Dpto. Agroecología. Centro de Ciencias Medio Ambientales

(CCMA), Madrid.

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5 comentarios

  1. Enhorabuena estoy muy de acuerdo con su articulo.
    Lo que yo creo que pasa es que no llega el trabajo de el
    investigador al trabajador de la tierra o agricultor.

  2. Estimado Emilio, puede haber muchas alternativas, pero debemos aceptar que hemos sido incapaces de conocerlas y practicarlas. Sin embargo este Blog es una de ellas y algunos con azadón en ristre podemos hacer algo mas ¿No crees? Porque los que estan siendo beneficiados con el stato quo, van a hacer hasta lo imposible porque las cosas sigan igual ¿O no? ¿Podemos decirte bienvenido?

  3. Muchas gracias,Régulo por tus respuestas a mis comentarios,
    soy practicante de la agricultura de conservación,en viñedos
    principalmente.Os animo a seguir con vuestra labor de divulgación para dar a conocer estas alternativas, en zonas como estas que estan muy necesitadas de las mismas.
    Quizas, no podemos hacer otra cosa que mirar al suelo,porque hacia arriba estan los politicos con la globalización y los especuladores, con los precios.
    Gracias por la bienbenida, pues tengo mucho que aprender.

  4. solo despues de que de que el ultimo arbol sea cortado. solo despues de que el ultimo rio se envenenado. solo despues de que el ultimo pez sea apresado.solo entonces sabras que el dinero no se puede comer (profecia india).

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