¿Cual es mayor riesgo que nos acecha desde le espacio? ¿Existen prioridades a evaluar por parte de la comunidad científica y sus gestores? A los ciudadanos contemporáneos les gustan las noticias y especulaciones sobre posibles catástrofes, de ahí el éxito de los filmes que versan sobre “presuntos” cataclismos que destrozarían nuestra civilización, o el conjunto de la biosfera. En consecuencia, la prensa suministra un alimento continuo a nuestras mentes calenturientas. Del mismo modo, haciendo uso de tal suculento manjar, ciertas instituciones científicas realizan un marketing desmesurado  si  las mismas. Ahora bien, hablamos de especulaciones, si bien unas se encuentran más sólidamente fundadas que otras, con los conocimientos científicos actuales. Ya os hable de esta última estrategia en los post titulados: “La NASA y Sus Noticias (¿Histeria y/o Necesidad?): Guerras Mediáticas” y Con la Cabeza en las Estrellas y los Pies en el Suelo. Sin embargo, la lógica dicta una priorización de tales presuntos “catastrofos”, en función de sus respectivas probabilidades de hacerse realidad.  No es lo mismo hablar del impacto de un gran meteorito o cometa que de una enorme tormenta solar. Si nos atenemos a los conocimientos disponibles por la ciencia, estos últimos son mucho más probables (“probabilísticamente posibles)” que los primeros. En estos análisis, la magnitud-frecuencia de los mentados eventos catastróficos resulta ser de gran importancia (como en el caso de los grandes seísmos, enormes erupciones volcánicas, etc.). Ya hablamos sobre el asunto, por ejemplo, al tratar de “La Erupción del Volcán Eyjafjallajokull, su Seguimiento y Posibles Consecuencias: Los Años sin Verano” o en el post “El Dilema Nuclear: Sinrazones y más Sinrazones de un Debate Desquiciado ante el Miedo Ciudadano” (es decir sobre el desastre de Fukushima). Lo más preocupante deviene de que entre los rotativos de prensa y los gabinetes de prensa de las instituciones, el ciudadano termina desconcertado. ¿Cuáles son las catástrofes naturales más probables que pueden afectar a la humanidad en un futuro inmediato?. Si nos referimos a las que provinieran del espacio exterior resulta que una gran tormenta solar debiera ser considerada como uno de los riesgos más severos y próximos que pudieran afectar a nuestro futuro. Hablamos del denominado «Evento Carrington«.

Auroras Boreales: Fuente Nordlicht über Kvaløya

Auroras Boreales Fuente Hinrich Bäsemann

Soy de la opinión que el peor enemigo de la humanidad es el propio hombre. También os he comentado que muchos desastres naturales debieran ser considerados en realidad como una mixtura de lo natural y lo humano. Y este es el caso también del denominado El «Evento Carrington«, una clase de Tormenta Solar de gran envergadura que, de acuerdo a los conocimientos actuales, puede afectarnos en cualquier momento, como ya ocurrió en 1859. No hablamos aquí de una posibilidad que en primera instancia arrasara con gran parte de la humanidad. Sin embargo, tanto sus efectos sobre ciertas infraestructuras tecnológicas, como sus ulteriores repercusiones sobre la ciudadanía y economía, podrían causar muy serios daños a la sociedad tecnológica en la que vivimos.

Y de pronto, todos las infraestructuras dependientes de la electricidad de colapsan, con implicaciones inimaginables en primera instancia. Hablamos de un caos a corto plazo pero también (…). Según el sitio Web Quantum. Com.do:

¿En donde radica el peligro? En la «interrupción» de los equipos electrónicos dependientes de los sistemas satelitales que, irónicamente, resultan muy vulnerables a los enormes chorros de plasma procedentes del Sol, capaz de freír en segundos toda nuestra red eléctrica (de la que la tecnología depende). Lamentablemente muchos aspectos cruciales de nuestra existencia dependen de que no falle el suministro de energía eléctrica, afectando entonces los sistemas básicos que garantizan nuestras vidas, como suministro de agua, tratamiento de aguas residuales, transporte de alimentos y mercancías, mercados financieros, red de telecomunicaciones, etc. Es el precio que debemos pagar por nuestra dependencia tecnológica. ¿Estás preparado?

Ya se han sufrido caos de enorme magnitud por apagones que tan solo han afectado a una o pocas urbes. Pero en este caso hablamos de un impacto sobre todas las infraestructuras globales de la naturaleza anteriormente aludida. Pues bien, la NASA se desgañita advirtiéndonos de tal amenaza. No obstante, como también lo hace sobre la basura espacial (dañina, aunque ni mucho menos tan devastadora como el  «Evento Carrington«), así como de los más improbables impactos de terroríficos de cometas y meteoritos, el primero “parece pasar bastante desapercibido”. En cualquier caso, ya hemos visto los problemas generados en nuestra cultura tecnológica por un las cenizas de una pequeña erupción volcánica, imagínense que ocurriría un cortacircuito de todo lo dependiente de la electricidad. Vivimos en una sociedad tecnológica sofisticada pero excesivamente vulnerable.

De acuerdo a muchos expertos, el «Evento Carrington«, es una amenaza que puede convertirse en realidad a corto o medio plazo. Lamentablemente, la ciencia no cuenta con series temporales lo suficientemente largas como para poder predecir con una determinada precisión si ocurrirá al año que viene, dentro de un decenio o en el plazo de un siglo. Todo apunta a que nuestros políticos y gestores científicos debieran sentirse muy preocupados y actuar en consecuencia. Obviamente no hablamos de un devastador Armageddon, cuyos posibles impactos en el Planeta Tierra, con toda seguridad, no podrían ser solventados con nuestro arsenal tecnológico actual  (aunque sí quizás en futuros decenios). Empero se trata de una catástrofe bastante improbable a corto y medio plazo. Sin embargo, reitero que, por lo que sabemos, «Evento Carrington«, siendo menos calamitoso está ahí presente. A la NASA comienza a pasarle factura su estrategia. Hablamos de la fábula infantil de Pedro y el Lobo.

Juan José Ibáñez

Preparándose para la próxima gran tormenta solar‏ (Fuente NASA)

 

Preparándose para la próxima gran tormenta solar

Junio 22, 2011: En septiembre de 1859, durante la víspera de un ciclo solar que resultaría ser de intensidad inferior al promedio, el Sol desató una de las tormentas solares más poderosas de los últimos siglos. La erupción solar subyacente fue tan inusual que los investigadores aún no están seguros sobre cómo clasificarla. El estallido bombardeó la Tierra con los protones más energéticos de la última mitad del milenio, indujo corrientes eléctricas que incendiaron oficinas de telégrafos y desencadenó auroras boreales sobre Cuba y Hawái.

Esta semana, las autoridades se reunieron en el Club Nacional de Prensa, en Washington DC, para hacerse una simple pregunta: ¿Y si esto ocurre de nuevo?

«En la actualidad, una tormenta como esa podría darnos una buena sacudida», dice Lika Guhathakurta, quien trabaja en física solar en la base de operaciones de la NASA. «La sociedad moderna depende de sistemas de alta tecnología como las redes eléctricas inteligentes, el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por su sigla en idioma inglés), y las comunicaciones satelitales. Todos estos sistemas son vulnerables a las tormentas solares«.

Lika Guhathakurta y más de cien personas se reunirán en el Foro Empresarial sobre el Tiempo en el Espacio (Space Weather Enterprise Forum o SWEF, en idioma inglés). El propósito del SWEF es crear conciencia respecto de las condiciones climáticas en el espacio y de sus efectos sobre la sociedad; el SWEF busca concienciar en especial a las autoridades encargadas de decretar planes de acción y a los cuerpos de emergencia. Quienes asisten al foro provienen de diversas organizaciones, como el Congreso de Estados Unidos, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por su sigla en idioma inglés), compañías de energía eléctrica, las Naciones Unidas, la NASA y la Administración Nacional Océanica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en idioma inglés), entre otras.

A mediados del año 2011, el Sol se encuentra una vez más en la víspera de un ciclo solar de intensidad inferior a la usual, al menos eso es lo que afirman los pronosticadores. El «Evento Carrington», que tuvo lugar en 1859 y que recibe dicho nombre en honor del astrónomo Richard Carrington, quien presenció la erupción solar que lo causó, nos recuerda que pueden ocurrir tormentas muy fuertes incluso cuando el Sol está pasando por un ciclo nominalmente débil.

En 1859, las consecuencias más graves fueron un día o dos sin mensajes telegráficos y muchos perplejos observadores del cielo en islas tropicales. Pero en el año 2011, la situación sería mucho más grave. La avalancha de apagones, propagada a través de los continentes por las líneas de energía eléctrica de larga distancia, podría durar semanas o incluso meses, el tiempo que necesitan los ingenieros para reparar los transformadores dañados. Los barcos y los aviones ya no podrían confiar en sus aparatos GPS para la navegación. Las redes bancarias y financieras podrían dejar de funcionar, trastornando de este modo al comercio de una manera que es exclusiva de la Era de la Información. Según un informe del año 2008, publicado por la Academia Nacional de Ciencias, una poderosa tormenta solar, como las que ocurren una vez al siglo, podría tener el mismo impacto económico que 20 huracanes Katrina.

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Grandes Tormentas Solares. Fuente: Quantum. Com.do

Mientras las autoridades se reúnen para conocer más sobre esta amenaza, los investigadores de la NASA, quienes se encuentran a algunos kilómetros de distancia, ya están haciendo algo al respecto:

«Ya es posible rastrear el progreso de las tormentas solares en 3 dimensiones, conforme se acercan a la Tierra», dice Michael Hesse, quien es director del Laboratorio del Tiempo en el Espacio, en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales, y quien dará una conferencia en el foro. «Esto hace posible desplegar alertas accionables por el tiempo en el espacio, las cuales podrían proteger las redes de energía eléctrica y otros dispositivos de alta tecnología durante los períodos de actividad solar extrema».

Los analistas del Laboratorio del Tiempo en el Espacio, en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales, han creado este modelo tridimensional que predice la trayectoria de una eyección de masa coronal (CME, por su sigla en idioma inglés), la cual se dirigía hacia la Tierra el 21 de junio. Haga clic aquí para ver cómo la CME pasa alrededor de nuestro planeta.

Ellos logran hacer esto utilizando los datos recolectados por la flota de naves espaciales que la NASA tiene en órbita alrededor del Sol. Los analistas del laboratorio proporcionan la información a un grupo de supercomputadoras que se encarga de procesarla. Unas cuantas horas después de una erupción de gran magnitud, las computadoras producen una película tridimensional que muestra hacia dónde se dirige la tormenta y qué planetas y naves espaciales serán golpeadas; además dicha película predice cuándo ocurrirá cada impacto. Este tipo de predicción de las condiciones del tiempo interplanetario no tiene precedentes en la corta historia de los pronósticos del tiempo en el espacio.

«Este es un momento muy emocionante para trabajar como pronosticador del tiempo en el espacio», dice Antti Pulkkinen, quien es investigador del Laboratorio del Tiempo en el Espacio. «La aparición de modelos de las condiciones climáticas espaciales basados en la física seria nos está brindando la capacidad de predecir si ocurrirá un evento mayor».

Algunos de los modelos realizados por computadora son tan sofisticados que pueden incluso predecir las corrientes eléctricas que fluyen en el suelo de la Tierra cuando nos golpea una tormenta solar. Estas corrientes son las más dañinas para los transformadores eléctricos. El proyecto experimental denominado «Escudo Solar«, el cual está dirigido por Pulkkinen, tiene como objetivo ubicar los transformadores que poseen la mayor probabilidad de fallar durante una tormenta.

«Desconectar un transformador específico durante unas pocas horas puede prevenir semanas de apagones regionales», dice Pulkkinen. (…)

La misión educativa del SWEF es clave para impulsar la preparación ante las tormentas solares. Como Lika Guhathakurta y su colega Dan Bake, de la Universidad de Colorado, se preguntaron en una nota editorial de The New York Times, con fecha 17 de junio: «¿De qué sirven las alertas relacionadas con las condiciones del tiempo en el espacio si las personas no las entienden ni saben cómo reaccionar ante ellas?» Mediante la difusión, el SWEF hará mucho bien.

Para obtener más información sobre la reunión, incluyendo un programa completo de los oradores, consulte la página oficial del SWEF 2011 (en idioma inglés).

Autor: Dr. Tony Phillips

Funcionaria Responsable de NASA: Ruth Netting

Editor de Producción: Dr. Tony Phillips

Traducción al Español: Juan C. Toledo

Editora en Español: Angela Atadía de Borghetti

Formato: Juan C. Toledo

Más información

Notas al pie: El ciclo solar de 1859 (Ciclo Solar 10) fue un ciclo solar típico para el siglo XIX: es decir, débil. Los ciclos solares del siglo XIX fueron de una intensidad considerablemente inferior a los intensos ciclos solares de la Era Espacial. El ciclo solar actual, o sea, el Ciclo Solar 24, es una excepción, pues se espera que la cantidad de manchas solares sea similar a la del Ciclo Solar 10.

¿Cómo está el tiempo en el Sol? —nota editorial de The New York Times (en idioma inglés)

Sistema Integrado de Análisis de las Condiciones del Tiempo en el Espacio —del Laboratorio del Tiempo en el Espacio, en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales (en idioma inglés)

En la página Web Taringa se nos informa de que:

En 1859 una tormenta gran solar quemó cables telegráficos en toda Europa y los Estados Unidos. El Dr. Stuart Clark escribió un libro, The Sun Kings, refiriéndose a lo ocurrido. En el explica que la «Llamarada Carrington«, como fue llamada,» ahogó dos tercios de los cielos de la Tierra en una aurora de color rojo sangre la noche siguiente, y paralizó la navegación y comunicación global, tal y como era en ese entonces. «Las brújulas se tornaron inútiles y la red telegráfica cayó dejando solo el fantasma de la electricidad en los cables» .

El Dr. Clark dijo que «No hay absolutamente ninguna razón para creer que nos dirigimos hacia el Armagedón solar en el año 2013, pero que sin embargo, deberíamos esperar que tarde o temprano haya otro evento Carrington y eso es lo que estos científicos [en la NASA] están tratando de prevenir. La legislación de los EE.UU. acaba de aprobar el Congreso para ayudar a endurecer la red contra las erupciones solares «. Por lo tanto – es algo real, y que debería preocuparnos. Pero debemos saber también que pueden tomarse medidas preventivas. Los satélites pueden enviarse «fuera de línea» durante las erupciones grandes, las redes eléctricas y redes de comunicación se pueden proteger contra la radiación electromagnética y así sucesivamente.

Como dice el Dr. Bamford: «Los eventos extremos como el Evento Carrington del año 1859 tienen una probabilidad de 1 cada 100 años, aproximadamente la misma probabilidad que tiene una tormenta del nivel de Katrina de azotar Nueva Orleans – y Nueva Orleans debería construir defensas para resistir una magnitud extrema-pero poco probable. 100 años no es tanto tiempo».

«Pero esto no es el fin del mundo. Podría llegar a ser, tal vez, tan estremecedor como una nube de cenizas, pero no tan prolongado, estoy seguro». «Las nubes de cenizas nos han dejado ejemplos de como tomar precauciones, como el sistema de copia de seguridad de GPS llamado eLoran, o los campos de fuerza activos «mini-magnetosfera», para protección de astronautas y los satélites que han diseñado». Por supuesto, si se toman esas precauciones, y tras realizarse el trabajo el temido daño no se produce, entonces todo el mundo va a llorar diciendo que fue un gran alboroto por nada, como siempre lo hace. Así que los científicos no pueden ganar, es la verdad. Pero así son las cosas.

By Isaac_skate

Blog Neo-Ciencia (14 d Junio de 2010)

ABC refiere que «La Tierra y el espacio están a punto de entrar en contacto de una forma que es nueva en la historia de la Humanidad». Expertos de la NASA han vuelto a advertir del peligro que puede suponer para la Tierra la explosión de una única y gran tormenta espacial, generada a más de 150 millones de kilómetros de distancia, sobre la superficie del Sol. Una actividad solar en extremo intensa -en los próximos años se esperan niveles cada vez mayores- causaría un desastre sin precedentes. Nuestros sistemas energéticos y de comunicaciones quedarían gravemente dañados por el alcance del plasma solar y nuestro cómodo sistema de vida occidental, que descansa más que nunca sobre la tecnología, se vendría abajo como un castillo de naipes. No es la primera vez que la NASA realiza esta advertencia. Hace dos años, hizo público un estudio en el que incluso predecía millones de muertos en 2012 si el Sol descargaba su «tormenta perfecta».

Investigadores, legisladores y políticos norteamericanos se han reunido estos días en Washington para perfeccionar el enfoque en la protección de infraestructuras críticas. El objetivo final es mejorar la capacidad del ser humano para prepararse, mitigar y responder a fenómenos meteorológicos del espacio potencialmente devastadores. «Creo que estamos en una nueva era en la que el clima espacial puede ser tan influyente en nuestra vida cotidiana como el clima terrestre común», afirma Richard Fisher, jefe de la División Heliofísica de la NASA.

Tormentas Solares

Tormenta solar de 1859

 

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Un comentario

  1. […] ¿Cual es mayor riesgo que nos acecha desde le espacio? ¿Existen prioridades a evaluar por parte de la comunidad científica y sus gestores? A los ciudadanos contemporáneos les gustan las noticias y especulaciones sobre posibles catástrofes, de ahí el éxito de los filmes que versan sobre “presuntos” cataclismos que destrozarían nuestra civilización, o el conjunto de la biosfera. En consecuencia, la prensa suministra un alimento continuo a nuestras mentes calenturientas. Del mismo modo, haciendo uso de tal suculento manjar, ciertas instituciones científicas realizan un marketing desmesurado  si  las mismas. Ahora bien, hablamos de especulaciones, si bien unas se encuentran más sólidamente fundadas que otras, con los conocimientos científicos actuales. Ya os hable de esta última estrategia en los post titulados: “La NASA y Sus Noticias (¿Histeria y/o Necesidad?): Guerras Mediáticas” y Con la Cabeza en las Estrellas y los Pies en el Suelo. Sin embargo, la lógica dicta … [Seguir leyendo…] Compromiso social por la ciencia Master Site Feed Posts […]

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