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Megafauna Australiana antes de la llegada del hombre. Fuente: The Dragon’s Tales

Aquí en la Tierra: Argumentos sobre la esperanzaes un libro que ya os he recomendado en otros post (1,2). Como os comenté, existen dos aspectos que me gustan sobre la narración que hace Tim Flannery acerca de la historia de la Tierra. La primera estriba en que abunda acerca del papel de los suelos mientras que en otros libros de la misma guisa  lo soslayan por completo. La segunda reside en su insistencia sobre la fuerza motora de la cooperación en la evolución de la vida, en lugar de reiterar en consabido y feroz discurso neodarvinista: “el pez grande se come el chico”. En su capítulo 9 (Nuevos Mundos) narra brevemente la invasión humana del continente australiano, decenas de miles de años antes de que lo hicieran los Europeos, mostrado las evidencias arqueológicas que justifican la tesis que os mostramos en nuestro post sobre la extinción de la megafauna terrestre  y la inconsistencia de que, de aceptarse el Antropoceno, este comenzara en tiempos históricos, por cuanto fue el ser humano paleolítico el que produjo la gran extinción de los grandes mamíferos. Para desgracia de los que hablan ahora de defaunación,  el hombre moderno, tan solo ha conducido a la desaparición de una parte de la megafauna que resistió aquella enorme masacre global.  Si “el ser humano actual verdaderamente desencadena la sexta extinción masiva del planeta”, desde luego esta no ataña a estos animales mayores de sesenta kilos, por lo que el origen del  Antropoceno y su compañera, la aludida extinción debe seguir debatiéndose en base a evidencias científicas y no bajo el escabroso  deseo de hacernos creer que las sociedades modernas son tan poderosas como para cambiar la faz del Planeta Tierra, al contrario que nuestros ancestros. No es necesario recurrir a la tecnología contemporánea con vistas a demostrar que el hombre ha resultado ser un arma de destrucción masiva en la Biosfera desde hace mucho tiempo.  Ya nuestros antepasados paleolíticos, al eliminar la Megafauna cambiaron la faz de los continentes y de la propia edafosfera, ya que sin aquellos gigantones los ecosistemas debieron volver auto-organizarse dando lugar a paisajes muy diferentes y ensamblajes de especies radicalmente distintas. Tim narra varios ejemplos siendo uno de ellos el caso del continente australiano, en donde él habita. Escasos miles de años después de abandonar su tierra natal africana, parte de los humanos portadores de la variación en un determinado gen, iniciaron un éxodo que alcanzó gran parte del globo, aunque aún faltan muchas piezas del puzle como para ser contundentes en las afirmaciones que hacemos. Según nos narra Tim, por aquella época el continente australiano debía asemejarse, en muchos sentidos a las sabanas africanas.

En este post mostraremos lo acaecido antes y después de la llegada de los primeros humanos, que transformaron por completo los paisajes australianos primigenios y sus suelos, como analizaremos en otro post que seguirá a este.  Según Amaya Gorostiza y Antonio González-Martín: (….)

Según Amaya Gorostiza y Antonio González-Martín: (….) Las poblaciones humanas más antiguas son subsaharianas y se caracterizan por la presencia de variantes mitocondriales del macrohaplogrupo L. La dispersión desde el continente africano hacia Eurasia se produjo hace unos 80 000 años a través del estrecho de Omán y siguió la ruta del sudeste asiático hasta colonizar Australia y Nueva Guinea en migraciones independientes. El hombre llegó a Asia central a través de los grandes ríos hace unos 50 000 años, a esta teoría se la conoce como modelo centrípeto de expansión. El poblamiento de Europa occidental se llevó a cabo por dos procesos migratorios independientes; el primero hace unos 45 000 se caracteriza por la presencia del haplogrupo U5, y el segundo, hace unos 31 000 años, presenta las variantes mitocondriales HV. La última región continental en ser colonizada fue América y se realizó por grupos humanos procedentes de Asia hace unos 18 000 años. Por último, las islas del pacífico se poblaron hace unos 8 000 años por poblaciones procedentes del sudeste asiático y a través de Taiwán.

Nos resulta enigmático como aquellos humanos primitivos pudieran alcanzar Australia, según algunas conjeturas incluso antes que a Europa Occidental, pobremente desdeBorneo hasta Célebes, o desde Bali hasta Lombok de isla en isla, sin saber en cada avance que iban a encontrar o si serían tragados por los océanos. Empero posiblemente al ir encontrando islas y/o archipiélagos repletos de grandes animales consumibles y fáciles de cazar, por cuanto evolucionaron ajenos a la agresividad de los simios bípedos, no desconfiaban de estos cazadores. Y así, los nuevos invasores debían hartarse de comida con suma facilidad. Es obvio pensar que ya en las playas quedaron asombrados ante la abundancia del marisco y peces que no huían ante aquellos simios bípedos, sino que nadaban plácidamente entre sus piernas. En diversos relatos europeos delsiglo de las luces, es decir del XVIII, se encuentran narraciones al respecto. Aquellos cazadores-recolectores paleolíticos fueron desembarcando atolón tras atolón por primera vez. Según nos narra Tim Flannery tales exploradores victorianos “hablaban de tiburones que mordían sus remos mientras bogaban hacia la costa, de aves mansas que se quedaban sentadas en sus nidos hasta que los hombres las recogían como fruta madura, y de una abundancia tal de tortugas, peces y marisco como para indigestar a toda la tripulación durante meses”. Por lo tanto, los humos ancestrales que salieron de África toparon, como mínimo,  con el mismo panorama en su peregrinaje a lo desconocido, diezmando hasta la extinción sus megafaunas, fundamentalmente conformada enormes de aves (casi siempre sin alas) así como de reptiles gigantes en su adaptación a la vida insular. Posiblemente pensaron a que aquella concatenación de banquetes recompensaban el riesgo de sus intrépidas las travesías hacia terra incognita, empro su actitud resultó ser ecológicamente devastadora, que la arqueología constata quecon su llegada  súbitamente desaparecieron los animales de gran tamaño. Aquí uno recuerda a Atila, aquél bárbaro al que la leyenda atribuye que por donde pisaba su caballo ya no crecía la hierba. Por tanto el viaje de aquellos exploradores paleolíticos se antoja a la antigua estrategia bélica de esquilmar los nuevos territorios y seguir adelante. Primero extingue y luego (…) ya que muy pocas de aquellos desdichadas criaturas atesoraban defensas adecuadas contra ellos. Un jardín del Edén para saciar a aquellos aventureros pero depredadores navegantes. Obviamente debieron realizar algunas travesías temibles, siendo la principal la que separa los archipiélagos asiáticos del continente australiano, hablamos de hace aproximadamente 48.000 y 42.000 años, cuando los neandertales aun vagabundeaban por una Europa glaciar.   ¿Cómo era por aquel entonces Australia?. Se encontraba repleta de grandes marsupiales y algunas aves. Cuando llegaron a sus costas los exploradores del siglo XVIII tan solo permanecían vivos algunos vestigios de los ensamblajes perehumanos. Y así de acuerdo a Wikipedia:

Después del Mioceno la fauna original asiática pudo también establecerse en Australia. La línea de Wallace, línea hipotética que separa las regiones zoogeográficas de Asia y Australasia, se adapta a la frontera de la placa tectónica euroasiática con la indoaustraliana. Esta frontera continental impidió la formación de corredores zoológicos que favorecieran una migración asiática, a excepción de laavifauna. Debido a la emergencia de la corriente circumpolar en el Oligoceno medio, hace aproximadamente 15 millones de años, el clima australiano comenzó a sufrir una marcada crisis dearidez, lo que permitió la diversificación de los taxa especializados, a la vez que los humedales tropicales y zonas estacionalmente húmedas permitieron el desarrollo de especies adaptadas a este tipo de medio. (…)

Australia posee una amplia historia fósil de mamíferos marsupiales (ya era un continente por lo que aquí entran en juego estos taxa), así como también una gran variedad de mamíferos vivíparos extintos. A este respecto Wikipedia nos informa de que: El registro fósil muestra que los monotremas han estado presentes desde el Cretácico temprano (145–99 millones de años),[2] y que los mamíferos marsupiales y placentados datan del Eoceno (56–34 millones de años),[3] cuando los mamíferos modernos aparecieron por vez primera en dicho registro. Aunque estos marsupiales y placentados coexistieron en Australia en el Eoceno, sólo los marsupiales han sobrevivido hasta el presente. No obstante, los mamíferos placentados reaparecieron en Australia en el Mioceno, cuando Australia se acercó a Indonesia, y los murciélagos y roedores iniciaron su aparición en el registro fósil. Los marsupiales evolucionaron hasta ocuparnichos ecológicosen muchos casos similares a los de los placentados de Eurasia y Norteamérica, mediante un fenómeno de convergencia adaptativa.

Cuando hace decenas de miles de años aquellos Homo sapiens pisaron las costas australianas:

(….) en esa época hubo un período de cambio ecológico masivo que se cree fue resultado de acciones humanas. Los primeros australianos eran los ancestros de los aborígenes australianos(…). La mayor parte (…) eran cazadores-recolectores con una compleja tradición oral y valores espirituales basados en la adoración de la tierra y en la creencia del tiempo de sueño. (…)

Comentaba Tim que por lo que hoy sabemos, ningún mamífero del resto del mundo con la salvedad de las ratas que debieron llegar allí sobre balsas de vegetación a la deriva, había logrado pisar las Costas de Australasia. Sin embargo ya hemos visto en ete sentido su narración para ser un tanto imprecisa. Tan solo en los últimos años, los estudios arqueológicos han sacado a relucir los primeros detalles de un continente que al perecer se encontraba repleto de una enorme diversidad  de mamíferos marsupiales entre los que Tim destaca aves y reptiles gigantes, marsupiales semejantes a las especies placentarias del tipo: rinoceronte, hipopótamo, perezoso gigante, leopardo y antílopes. Todos generaron una magafauna ensamblada que también incluía  aves  gigantes semejantes al emú, enormes varanos, tortugas con cuernos, serpientes gigantescas, así como alguna de las escasas especies que han logrado sobrevivir a la embestida humana hasta nuestros días, es decir canguros y koalas.

Según nos narra Tim, por aquella época el continente australiano debía asemejarse, en muchos sentidos a las sabanas africanas.

Continuará……..

Juan José Ibáñez

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3 comentarios

  1. Hola Juan Jose. Como siempre muy interesante post.
    Aqui en Colombia es difícil encontrar libros de Flannery pero el tema de la cooperación en la evolución de la vida recordar el libro de Lynn Margulis; Planeta Simbiótico.
    Saludos desde la Amazonía colombiana

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