La ciencia española no necesita tijeras

«Si creen que la investigación y la educación son caras, prueben con la ignorancia y la mediocridad»

Estaspalabras de Joan Guinovart, presidente de la Confederación deSociedades Científicas de España, que recogía el mes pasado El País, resumenperfectamente la encrucijada en que se encuentra actualmente la ciencia en nuestro país. En unos momentos en que la crisis económica debía servir de estímulo para realizar el tan cacareado cambio a un modelo productivo basado en el conocimiento, los anuncios de recortes en el presupuesto público en I+D han llenado de preocupación a la comunidad científica y académica. Tras una legislatura en que se incrementó notablemente el gasto en I+D, aunque sin alcanzar ni de lejos el nivel de inversión de los países punteros, ahora parece que la ciencia era uno de esos lujos que uno se permite solamente en tiempos de vacas gordas. Malos tiempos para la ciencia, malos tiempos para todo el país.


Los recortes en I+D no ayudarán al país a salir antes de la crisis económica, sino todo lo contrario. Si la crisis está afectando más a España que a otras economías de la OCDE, y si nos costará más salir de ella que la mayoría de países desarrollados, es precisamente por haber apostado por un mal llamado «modelo de desarrollo» basado en el ladrillo, los servicios y el turismo. Es el momento de cambiar de modelo. En un mundo globalizado, la mejor opción para España -que no cuenta ni con grandes recursos naturales ni con mano de obra barata- es apostar por el desarrollo basado en la innovación y el conocimiento si no quiere hipotecar el futuro y el bienestar de las próximas generaciones. La ciencia es cara, se dice. Bien, los recortes barajados hace solamente unas semanas en el Plan Nacional de I+D, que es la gasolina del sistema, equivalían a 6 veces el precio del fichaje de Cristino Ronaldo. ¿Caro? Todo es cuestión de dónde pongamos las prioridades.

La ciencia española no necesita unos recortes que ponen en peligro la continuidad de investigaciones, equipos científicos, carreras investigadoras, transferencias tecnológicas al sector productivo, proyectos en curso, y un largo etcétera de efectos colaterales. La ciencia en España -e incluyo aquí a las Humanidades y las Ciencias Sociales- necesita primar la excelencia, la competitividad, la creatividad y la innovación en el conocimiento, y todo ello requiere, además de un marco de normas y reglas y una «cultura científica» asumida por la sociedad, inversión, tanto privada como estatal. De otro modo, nuestra «marca país» seguirá siendo la de un solar de «fiesta y siesta» y carecerán de credibilidad las pretensiones de situar a España entre los países más desarrollados e influyentes dentro de la sociedad internacional.

[Esta anotación forma parte de la iniciativa «La ciencia española no necesita tijeras» promovida por el blog cultural La Aldea Irreductible]

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