Para TIME este ha sido el año de la gran protesta global

Juan Manuel Fernández Fernández-Cuesta

Grupo de Investigación en Historia de las Relaciones Internacionales (GHistRI)


La “persona del año” para la revista Time no es un hombre ni una mujer, ni siquiera un selecto grupo bien definido al que se reconozca una labor conjunta. La persona más representativa de 2011 no tiene identidad conocida ni rostro que la distinga. Puede ser de origen tunecino, chino, estadounidense o español. Es el “manifestante” que, a lo largo del año, ha tomado las calles pacificamente para gritar su indignación contra la clase dirigente. Su protesta ha sido entendida y secundada por todo tipo de gente, que ha acampado en cualquier lugar, en medio de la miseria o de la opulencia, bajo dictaduras o en democracias.

El semanario más prestigioso del mundo explica en su último número las causas de este movimiento de protesta que ha ido saltando de un continente a otro. En un dossier de 14 páginas rinde homenaje al joven tunecino Mannoubia Bouazzi que, el 17 de diciembre de 2010, se inmoló junto a su humilde carro de verduras en una pequeña localidad al sur de Trípoli. Fue el primero  y su caso hizo saltar los resortes de la dictadura en su país. Sin saberlo, estaba encendiendo la mecha que se extendería, primero, por el mundo árabe y, después, por Europa, Asia, Estados Unidos… En el reportaje se explican las características de este movimiento, sus diferencias con otros anteriores y sus propuestas más innovadoras. (En: http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,2101745_2102132,00.html).

En los últimos años, las “personas del año” para la revista fueron: en 2008, Barak Obama, que se estrenaba como presidente de Estados Unidos; en 2009, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en plena crisis financiera; y en 2010, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg.

Time no pretende ser un manual de Historia contemporánea, pero resulta interesante asomarse a su tradicional designación de final de año para hacerse una idea del camino seguido por el mundo en este “siglo americano”, como definió a la centuria pasada el fundador de la revista, Henry Luce.

Luce y su compañero de Yale, Briton Hadden, publicaron el primer número de Time el 3 de marzo de 1923. Querían artículos cortos y claros, que no pasaran de las 400 palabras y resumieran los grandes temas para un lector sin tiempo que perder. Las crónicas no llevaban la firma del autor, porque se entendía que todas habrían de ser fruto de un trabajo colectivo. En 1927 se inventaron la sección del “Hombre del año” que en esa primera ocasión recayó en el aviador Charles Lindberg, que acababa de sobrevolar el Atlántico. Al año siguiente la distinción fue para otro héroe americano, Walter Chrysler, uno de los genios de la industria automóvilística de Detroit.

La tradición ha continuado. Fueron “hombres del año” Hitler (1938), Stalin (1939 y 1942), Churchill, Gandhi… y la norteamericana Willis Simpson (la primera mujer, que obligó a cambiar el nombre de la distinción, en 1936). También todos los presidentes de Estados Unidos: algunos dos veces, como Truman, Nixon, Reagan o Clinton, pero otro hasta tres veces, Franklin D. Roosevelt, tantas como sus mandatos en la Casa Blanca (1932, 1934 y 1941).

Las portadas de la revista pretendieron ser durante la guerra fría un estandarte de la potencia americana. Así lo quería Luce, que siempre entendió que su semanario debía actuar como brazo periodístico del departamento de Estado, una consideración que le ha costado mucho quitarse de encima a sus directivos más recientes.

No puede extrañarnos que su elección del personaje más destacado del año responda al siguiente perfil: hombre, estadounidense, político, militar o empresario. Muy pocas mujeres, pocos europeos (en los últimos años, Putin, Juan Pablo II, Gorbachov, Walesa…), aún menos asiáticos (no está Mao, pero sí Den Xiao Ping) y casi ningún representante del mundo de la cultura, ni siquiera Picasso.

En las últimas décadas se ha distinguido a colectivos: la clase media (1969) o la mujer americana (1975). También se han destacado problemas globales, como el deterioro medioambiental (1988) o la lucha contra el Sida (1996). Y más recientemente, la revista parece que se ha rendido ante los avances de la sociedad de la información, destacando la implantación del ordenador personal (1982) o la universalización de la red (2006).

Desde luego, Time no nos entrega cada año un capítulo de la Historia del mundo actual pero nos brinda una visión americana de nuestro tiempo. Aunque en 2011 parece que haya abierto un poco más su punto de mira.


 

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